Capítulo 3 —Una chica muy dañada
Narrador — recuerdos:
Luego de esa fatídica mañana de domingo Oriana no volvería a ser la misma
—¿Porque no puedes volver a casa?
Le había preguntado en una de las tantas tardes de sábado que pasaba con su padre
—Eso es imposible, ya te lo he dicho cariño, son cosas de adultos, cuando lo seas lo entenderás
—Yo quiero entenderlo ahora, papi
—No será posible. Tienes que crecer primero
Y así fueron pasando los días, las semanas, los meses y finalmente los años. Una tarde, al regresar a su casa del colegio, encontró a su madre conversando con un hombre, algo menor que ella, tal vez unos 8 o 10 años. Muy atractivo, con unos penetrantes ojos, de alta estatura y complexión atlética.
— Oriana, mi vida… —su madre jamás la trataba con tanto cariño, a menos que se trajera algo entre manos —ven acércate, quiero presentarte a un buen amigo mío —y señalando al extraño dijo —él es Ivan Anderson
—¿Que tal Oriana? Un placer al fin conocerte, tu madre me ha hablado mucho de ti
—Lamento no poder decir lo mismo, pues para ser un muy buen amigo de mamá, ella nunca lo mencionó
—Ese es un detalle menor Oriana —interrumpió su madre —la cuestión es que Ivan se mudará con nosotras, el recién ha llegado de otra ciudad y necesita un lugar donde quedarse
—Para eso existen los edificios que se llaman hoteles
—No seas descortés con nuestro invitado, esos no son los modales que te hemos enseñado con tu padre
—Que irónico que te acuerdes justo ahora de papá cuando estás por meter un hombre en la casa
—Esas no son maneras de hablarte a tu madre jovencita, entiendo que te moleste que me quede aquí, pero eso no te da derecho a faltarle el respeto —miro a Oriana y aflojó su rostro —además ni me conoces, capas que hasta te caigo bien cuando lo hagas
—Eso lo dudo mucho — se dio media vuelta y se marchó a su dormitorio
—Oriana… —grito Isabel
—Déjala Isa, ya se le pasará. Está entrando en la adolescencia, todos fuimos rebeldes en esa etapa
Habían ya pasado varios días de ese encuentro, Oriana se mantenía lo más distante posible, trataba de pasarse en el colegio o en casa de alguna amiga y hasta evitaba la hora de comer para no tener que compartir mesa con ellos. Hasta que un día, Iván decidió tomar la iniciativa, aprovechando que Isabel había salido, para pedirle a Oriana que bajara que quería hablar con ella, ante el pedido específico, ella no pudo negarse y bajó. Ivan esperaba sentado en la sala, con la mirada perdida en el horizonte, mientras se preparaba mentalmente para la conversación que iba a tener con Oriana. La joven se acercó tímidamente, llena de desconfianza y curiosidad
—¿Querías hablar conmigo, Iván? —preguntó mirándolo con cautela y sentándose en el sofá que estaba frente a él
—Sí —suspiró profundamente antes de continuar —Quiero hablar contigo sobre nuestra situación, Oriana. Sé que las cosas han cambiado mucho desde que llegué a vivir aquí, entiendo que debes tener muchas preguntas y sentimientos encontrados
—No entiendo porque estás aquí —dijo frunciendo el ceño, con los brazos cruzados sobre el pecho —No eres mi padre, ni siquiera te conozco
—Lo sé —respondió asintiendo con comprensión —quiero que sepas que no estoy tratando de tomar el lugar de tu padre o de reemplazarlo de alguna manera. Entiendo que esta situación es difícil para ti, y quiero que sepas que estoy aquí para apoyarte, no para hacerte daño
—¿Por qué te vas a casar con mi madre? —preguntó mirándolo fijamente, tratando de leer sus verdaderas intenciones —¿Qué ganas con todo esto?
—Mi relación con tu madre es complicada —respondió tomando una respiración profunda —Lo nuestro no es por amor, por eso digo que no pretendo reemplazar a tu padre, hay otros factores en juego que quizás no entiendas completamente en este momento —se enderezó en el sillón y la miró de una forma diferente, eso hizo que ella se estremeciera —quiero que tengas muy en claro que mi intención no es lastimarte o hacerte sentir incómoda. Estoy aquí para ser parte de ésta familia, para apoyarte y ayudarte si lo necesitas
—Yo no necesito tu ayuda
—Muy bien, lo acepto —sonrió y volvió a recostarse en el respaldo del sillón —pero de necesitarla, cuentas con ella
—No sé qué pensar, Iván —dijo al fin bajando la mirada, sus ojos llenos de dudas y confusión —todo esto es demasiado para mi
—Lo entiendo, Oriana —se puso de pie y se acercó a ella para colocarle la mano en el hombro, tratando de reconfortarla —pero quiero que sepas que estoy aquí para ti, si alguna vez necesitas hablar o si tienes alguna pregunta. No tienes que enfrentar todo sola
Pero Oriana lejos de sentir esa mano como reconfortante, sintió una electricidad que recorrió todo su ser, una sensación para ella desconocida, que la llenó de temor, así que se puso de pie como un resorte.
—Tengo que irme —pero Iván la tomó de un brazo
—Espera, no tienes que huir más, es mucha carga para ti, déjame alivianarla —otra vez la electricidad que pinchaba su piel como si se tratara de cientos de agujas clavándose al mismo tiempo
—Yo no sé qué te ha dicho mi madre, ni por qué te pidió que hablaras conmigo, pero no voy a ser tu amiga, no quiero ser tu amiga
—Tu madre no me ha pedido nada, mucho menos que hable contigo, ella vive en su mundo y yo en el mío, pero tú no tienes por qué vivir sola en el tuyo, tienes que confiar en alguien
—En eso tienes razón —y se zafó de su agarre —pero no serás tú la persona en la que deposite mi confianza —dio un par de pasos para alejarse, pero se volteó y lo miró desafiante —¿Qué sucedería si le dijera a mi madre que su novio trató de propasarse conmigo, cuando ella no estaba y que con la excusa de amigarse me trajo al salón y trató de seducirme?
—No creo que fueras capaz de hacer semejante cosa —para sorpresa de la joven, Iván no la miró con odio, sino con tristeza —me dolería mucho si lo hicieras, pues sabes que es mentira y me ocasionarías mucho daño, más tu siendo menor de edad
—En realidad no caería tan bajo para hacer una cosa de esas, solo era una pregunta
—Mejor así, aquí tienes mi respuesta —tragó grueso y su voz se suavizó —me pondrías en un gran aprieto y me decepcionarías mucho, pues, aunque no lo creas, yo tengo mucha fe en ti
—¿Fe? —y rió —ni que fueras sacerdote
Iván, aunque no perdió la calma en ningún momento, se sintió perturbado ante la ocurrencia de Oriana, no porque lo fuera hacer, sino porque tuviera esos pensamientos tan oscuros una chica tan joven. La tomó de un brazo con la intención de decirle muchas cosas, pero al encontrarse con los ojos tintineantes de Oriana, simplemente quedó sin palabras. Ella se sintió un poco intimidada ante la intensidad de su mirada. Estuvieron así unos instantes y la soltó. Mientras la veía abandonar el salón corriendo, pensó: “¿qué tanto mal le había ocasionado su madre para que ella estuviera tan llena de rencor?”
Capítulo 4 — Una piedra en mi zapatoOriana:Cuando mi padre nos abandonó empecé a odiar a mi madre, y cuando creí que ya no podía aumentar ese sentimiento, metió un hombre en la casa. Pero no cualquier hombre, uno que era perfecto por donde se le mirara, parecía salido de una escultura de Miguel Ángel, era muy atractivo, cuerpo atlético, una altura un poco intimidante, al menos para mí, una sonrisa encantadora, donde dejaba ver sus perfectos y hermosos dientes blancos. Unos ojos color cielo que encajaban perfectamente con su penetrante mirada. Y sus manos, ¿qué decir de sus manos?, muy masculinas, pero con las uñas perfectamente cuidadas, ni una cutícula levantada, ni una uña escamada, grandes, muy grandes y venosas. Eran esas manos con las que una sueña que la acaricien. Obviamente la edad que yo tenía en ese entonces y por lo tanto el desorden hormonal que ello conlleva, eran los responsables de verlo de aquella manera. Pero yo no me podía dar ese lujo, no podía soñar con él, pues
Capítulo 5 — La fotoNarrador:Oriana pasó los siguientes días tratando de que su madre desconfiara de que Iván la engañaba. Había hecho que su padre le comprara un nuevo teléfono móvil y no le había dicho a Isabel, de esa manera le había empezado a enviar mensajes a Iván, tratando de seducirlo de manera anónima, para lograr que él cayera en la trampa y hacer que su madre lo descubriera. Fue así como el móvil de Iván sonó, interrumpiendo una importante reunión que estaba teniendo en una de sus empresas. Al ver que era un número desconocido, simplemente ignoró el mensaje y luego lo eliminó sin siquiera abrirlo. Eso frustró mucho a la joven, quien siguió insistiendo en los días venideros. Otra vez el móvil del joven timbró, pero esta vez estaba en la cocina de la casa, preparando algo de comer, mientras Oriana lo observaba del otro lado, sentada a la mesa, simulando hacer tarea.#Desconocido a IvánHola…Finalmente, dada tanta insistencia desde el mismo número, decidió abrir el mensaje,
Capítulo 6 — No me tientes…Narrador:Pasaron algunos días luego de ese intento frustrado de Oriana para hacerle caer en aquella trampa que, según ella, pondría a su madre tan enojada que terminaría echando a Iván de la casa y cancelando la boda. Pero eso no pasó y la joven se sentía en suma frustrada. Más aún cuando había empezado asentir alguna especie de atracción hacia él, ya que la ignoraba, al punto de que casi ni le hablaba, solo los buenos días y cuando se cruzaban, pues Iván procuraba casi no verla.—Señor Anderson, hay una jovencita que desea verlo —Le había dicho la secretaria en una oportunidad—¿Una jovencita? —preguntó sumamente intrigado—Sí, le dije que estaba ocupado, pero ella insiste en verloIván de inmediato sospechó que se trataba de Oriana, pero él no quería verla.—Pues dígale que no tengo tiempo, que le pida una cita a ustedCreyó que con eso había logrado que Oriana desistiera de la idea de verlo, pues pasaron unos minutos antes de que Esmeralda, la secretari
Capítulo 7 — Un rincón oscuroIván:Estaba en una reunión muy importante, discutiendo con el presidente de una gran empresa los términos para adquirirla y así poder expandirme por Latinoamérica, cuando mi móvil se iluminó advirtiéndome de un mensaje de What*sA*pp entrante. El número era desconocido, pero la foto de perfil llamó mi atención, de todas formas decidí ignorarlo y eliminarlo sin abrir. Pues pensé que se trataba de alguna broma de Richard, ya que estaba empecinado en que saliera con varias mujeres a la vez. De todas maneras, algo había en esa foto de perfil que alertó mis sentidos y me hizo sentir inquieto. Pero luego de un rato, deseche ese pensamiento de mi mente. Los días fueron pasando y el mensaje seguía llegando, normalmente bloqueaba esos números para que no me molestaran, pero ese no lo había bloqueado, no había sido capaz de hacerlo, algo me lo impedía. Esa noche había llegado a la casa y, como ya era costumbre, Isabel no se encontraba, tampoco es que me interesara,
Capítulo 8 —Que me lleve el diabloOriana:Nunca había tenido tanto contacto físico con Iván como ese día y era algo que me gustaba y mucho, hasta que Sandra no me había preguntado si me gustaba, no me había puesto a pensar en ello, y sí, el asunto era que me engañaba cuando decía que era por mi madre, era por Iván, él estaba quitándome el sueño. Cuando salió del café, corrí hasta alcanzarlo en el estacionamiento. Se podría decir que me había confesado que yo también le gustaba. Me tenía abrazada, pegada a su cuerpo, sentir su calor, su musculosa figura y sus grandes manos recorriendo mi espalda, generaron en mí un sinfín de espasmos, tantos que creí correrme en sus brazos sin que él lo supiera. En ese momento solo podía pensar en que quería que me besara con desesperación, tal es así que le dije que quería besarlo, que solo iría a la boda si me lo permitía hacerlo esa noche. Me dijo que sí, ¡otra vez dejó mi pelvis punzando! Para ese entonces, mi respiración era entrecortada, casi un
Capítulo 9 — Segundo padreIván:Luego de ayudar a Oriana a bajar del coche, su padre se acercó hasta él y la abrazó con fuerza, nunca vi una demostración así por parte de Isabel.—Mi ni*ña, ¿te encuentras bien? —le dijo separándose de ella y tomándole el rostro con ambas manos—Sí, papá, estoy bien… —protestó ella un poco fastidiada ante tanto afecto—Me tenías preocupado, ¿seguro no te sucedió nada? —y la besó en la frente —te ves terrible, estás traspirando y desalineada, tú no eres así, por eso te pregunto—No, papá, estoy jodidamente genial, no podría estar mejor, he pasado la mejor tarde de mi vida y eso implica desarreglarme un poco —yo miré hacia abajo tratando de disimular mi sonrisa. Ella me miró de una manera cómplice —Muchas gracias, Iván por haberme recogido y traído a casa —se acercó a mí y me depositó un beso en la mejilla, quise mat*arla en ese instante, me estaba haciendo pasar un momento muy incómodo frente a su padre, ella lo sabía, por eso lo hizo, era una especie
Capítulo 10 — La promesa…Narrador:—¿Qué hiciste que cosa, Iván? —Le había preguntado su amigo Richard —¿Acaso te has vuelto loco? ¿Irte a meter justamente con la hija de la que será tu esposa y para males de colmo menor de edad?—A mí favor diré que ella me busca y que no tiene el aspecto precisamente de una menor—Eso no es excusa, tu sabes que lo es, pero lo peor es que es la hija de Isabel —estaba furioso —¿Tienes idea en el lío que nos metes?Richard había sido el que los presentara e hiciera los arreglos pertinentes para concretar el contrato matrimonial que los uniría—No me vengas con eso ahora, Richard, tú la conocías de antes y sabías que tenía una hija y no me dijiste nada—No creí que te importara, no era relevante, lo suyo solo sería en lo legal, después cada uno haría su vida—Y es lo que hacemos, solo que está Oriana en el medio y me está volviendo loco—Si fuera otra chica, te diría que te tiraras al agua sin miedo, pues está muy bien ella, pero es la hija de tu espo
Capítulo 11 — LondresOriana:Y allí me dejó, parada debajo del muelle, esperando que volviera, pero no lo hizo. Solté a llorar con todas mis fuerzas, estaba destruida, ese beso me había destruido. Hasta ese entonces creí que solo se trataba de un juego, el interés en algo prohibido, pero luego de ese encuentro tan íntimo para mí, descubrí que era algo más, ya no solo me gustaba, me había enamorado de Iván, un hombre inalcanzable para mí y ese día había quedado demostrado, yo podría gustarle, excitarlo, pero no más que eso, nunca se enamoraría de mí, lo dejó muy claro.—Oriana, que bueno que te encuentro —escuché decir a Sandra mientras me abrazaba—¿Cómo me encontraste?—Le pregunté a tu madre… —eso me sorprendió—¿Mi madre te dijo que estaba aquí?—No, ella me dijo que no sabía, que seguramente te hubieras ido, ya sabes cómo es ella —Hizo una pausa y yo seguía sin entender —Iván me apartó y me dijo que te buscara aquí—¿Iván?—Sí, él, es más, me pidió que viniera que estaba preocupa