Capítulo 37 — Una caricia en mi oídoNarrador: Obviamente, Iván quería que comenzara a correr, cuanto antes, el plazo del año, por lo que hizo que Richard preparara y se pusiera de acuerdo con el abogado de Isabel, de forma inmediata, así que para media tarde del día siguiente, ya estaban en el buffet del abogado de Isabel, firmando la rescisión del contrato matrimonial, con las cláusulas que había pedido y sobre la espera de un año y de una pensión vitalicia por parte de Iván y otra por parte de Alberto Montalvo, además de la finca y el dinero en efectivo que recibiría el día que Iván quedara libre.—Bueno, Isabel, espero que hayas quedado satisfecha con este arreglo—La verdad, Iván, es que hubiera quedado satisfecha, si hubieras cumplido los 4 años que te faltan, pero Alberto no me ha dejado otra salida que aceptar esta recisión—Como sea, recibiste más de lo que te mereces, eso es seguro, ahora que te quede claro, como dice allí por escrito, que solo vamos a interactuar en públic
Capítulo 38 —El punto, como una sombra Oriana:Desde mi partida de Nueva York, había pasado un mes y medio, en ese tiempo hablé una vez con Iván, una video llamada por demás y motiva, algo que me dejó marcada y me dejó el alma llena de felicidad, pero mi ansiedad iba en aumento día a día y ese día me sentía en particular muy mal, al punto que no fui en la universidad y Sandra se quedó a cuidarme, pero a media tarde me llevó a rastras al médico, porque ya no daba más—Vamos Oriana, ya no puedes seguir así, tratando de curarte con tecitos, tenemos que ir a un médico, algo te pasaA regañadientes fui, y luego de esperar más de una hora, para que me atendieran, lo hicieron—¿Cuál es su problema señorita Montalvo? —me preguntó una enfermera al darme el ingreso—Me siento mal estoy, mareada, me falta el aire y casi no puedo respirar—¿Qué fue lo último que comió?—Ya ni lo recuerdo, porque no retengo nada en el estómago.—Bueno, ya vendrá a ver al médicoLuego de más de 45 minutos, al fina
Capítulo 39 —Despedida de soltero Oriana:Había sufrido mucho durante el embarazo, luego el parto y estuve a punto de morir varias veces, pero cuando pude tener a mi bebé, a la pequeña Elizabeth, en mis brazos por primera vez, me olvidé de todo lo sufrido, era como si no me hubiera pasado absolutamente nada, era hermosa perfecta y se parecía tanto Iván, tenía sus mismos ojos y torcía la boca de la misma manera cuando reía, lloré tanto últimamente, lo único que hacía era llorar, quería gritarle que habíamos tenido una hermosa ni*ña, pero no podía, tenía que seguir guardando el secreto hasta que él volviera, pero con el correr de los meses empecé a tener mis dudas si él me perdonaría haber ocultado semejante cosa, tenía miedo, mucho miedo hasta el punto de que llegó el día de nuestra cita en el castillo y dudé sí iría.—Me dijo Sandra de que estás dudando de ir a tu cita con Iván, más de un año hace que la estás esperando, tienes que contarle que tienen una hija, Oriana, nunca te va a
Capítulo 40 —ElizabethNarrador: La mañana había llegado o más bien el mediodía, luego de una noche de mucha pasión. Oriana se encontraba abrazada a Iván, con la cabeza recostada a su pecho y su cuerpo desnudo pegado al de él, piel con piel, lo sentía maravilloso. De pronto Iván empezó a sentir que su pecho se mojaba, le tomó el rostro a Oriana y pudo ver que lloraba.—¡Por Dios, Oriana! dime que lloras de felicidad—No lo sé, Iván, con exactitud, en este momento tengo un tumulto de sentimientos encontrados.—Pensé que solo te ocasionaría felicidad el que estemos juntos por fin después de todo lo que hemos pasado y seamos libre de estarlo—Es que lo estoy. El problema es que han pasado muchas cosas en este año, algunas que no sabes, que son importantes y no sé si serás capaz de perdonarme cuando las sepas—¿Acaso tuviste algún romance?, puedo entenderlo, un año es mucho tiempo. Yo no tuve ningún romance más que conmigo mismo después de que hablaba contigo, pero si tuviste lo entender
Capítulo 41 —El socio…Narrador:El día tan esperado por los amantes, había llegado y con ello un tumulto de sensaciones y emociones muy difíciles de controlar—Estate quieta, Oriana, o no van a poder arreglarte ese mechón rebelde que siempre te cae en la caraLe decía Sandra, mientras que la estilista trataba de ordenar el cabello de Oriana, que estaba por demás rebelde debido a los nervios—Es que no puedo dejar de temblar, Sandra, no tienes una idea de lo que pasa por dentro de mí.—No, amiga, por supuesto que no, son muchos años esperando, pero por fin lo lograste y soy muy feliz por ti.Iván también llevaba su procesión por dentro y los nervios lo estaban consumiendo.—No voy a meterte presión, pero hoy vas a ser el negocio más importante de tu vida y yo voy a ser tu socio, así que voy a vigilar muy bien esta empresa y más vale que hagas feliz a mi hija o vas a arrepentirte por el resto de tu vida.—¿En serio, Alberto, vas a hacerme esa advertencia?—¡Por fin me has tuteado!, aho
Capítulo 1 —Baile de máscarasOriana:—Vamos Oriana, no seas aguafiestas y ven, será divertido, me lo agradecerás mañanaMe había dicho mi amiga, tratando de convencerme que fuera con ella a una fiesta de antifaces en el Hotel Mirage—No, déjame Sandra, sabes que no me gustan las fiestas y menos de antifaces, eso de esconderse detrás de una máscara no es lo mío—¿No querías perder tu virginidad con el primero que te pidiera que te acostaras con él? —y sonrió, recordándome esa estupidez que dije un día pasada de copas —¿Qué mejor que con un enmascarado que no sepas quien es y, lo mejor, que no sepa quién eres? —continuó diciendo mientas se arqueaba de hombros.Por más que me pesara, si iba a cumplir mi palabra, esa era la mejor ocasión—No sé… —igual dudé—Anda, Oriana, hemos salvado todos los exámenes con las mejores notas, nos merecemos una fiesta y tú —se colgó de mis hombros —una aventura digna de contarle a tus nietos luego…Así que fuimos de compras y, unas horas después, estábam
Capítulo 2 — Revelaciones y despedidasNarrador — Recuerdos:El sol irrumpía en la habitación de Oriana, quien se desperezaba, feliz de comenzar un nuevo día. Era una niña feliz, su mayor preocupación era que el lápiz de color no se saliera del límite del dibujo. Debía ser una tranquila mañana de domingo, sin embargo la calma matutina fue irrumpida por el sonido estridente de los gritos de sus padres. Ya se había hecho habitual que discutieran, pero ese día parecía ser más serio que de costumbre.Alberto, el padre de Oriana había entrado a la cocina, donde se encontraba Isabel, su madre—Isabel, necesitamos hablar, ya no puedo seguir ignorando la verdad—¿Qué quieres decir, Alberto? —respondió ella mirando hacia arriba con una expresión de sorpresa y ansiedad —¿Qué es lo que ya no puedes ignorar?—No finjas que no sabes de que se trata —dijo con voz temblorosa, luchando por contener la ira que hervía dentro de él —No tengo ni idea de que se trata —tratando de mantener la compostura,
Capítulo 3 —Una chica muy dañadaNarrador — recuerdos:Luego de esa fatídica mañana de domingo Oriana no volvería a ser la misma—¿Porque no puedes volver a casa?Le había preguntado en una de las tantas tardes de sábado que pasaba con su padre—Eso es imposible, ya te lo he dicho cariño, son cosas de adultos, cuando lo seas lo entenderás—Yo quiero entenderlo ahora, papi—No será posible. Tienes que crecer primeroY así fueron pasando los días, las semanas, los meses y finalmente los años. Una tarde, al regresar a su casa del colegio, encontró a su madre conversando con un hombre, algo menor que ella, tal vez unos 8 o 10 años. Muy atractivo, con unos penetrantes ojos, de alta estatura y complexión atlética.— Oriana, mi vida… —su madre jamás la trataba con tanto cariño, a menos que se trajera algo entre manos —ven acércate, quiero presentarte a un buen amigo mío —y señalando al extraño dijo —él es Ivan Anderson—¿Que tal Oriana? Un placer al fin conocerte, tu madre me ha hablado much