El beso duró más de lo que ninguno de los dos esperaba, pero cuando finalmente se separaron, estaban respirando de manera agitada, ambos supieron que aquel momento había cambiado todo. Ella lo observó, y el deseo se agitó en su interior de manera peligrosa, se volvió a acercar a él, y lo besó con s
Julia se incorporó y se sentó de pronto en la cama con preocupación, cuando escuchó la voz de su Adriana llamándola. —Mamá, ¿Qué te hiciste? —interrogó la niña al otro lado de la puerta. Julia se levantó de la cama, recogió la ropa con premura y se la dio a Dino haciendo seña para que se metiera e
Julia suspiró, sabiendo que era un deseo comprensible, pero también un riesgo muy grande. —Lo sé, Dino. Yo también quiero eso, pero debemos esperar un poco, ya has avanzado mucho con ella, no quiero dar ese paso hasta estar seguros —pronunció con preocupación. —Lo sé, sin embargo, no quiero seguir
—¿De verdad? —preguntó Adriana, buscando la verdad en los ojos de Dino. —Sí, de verdad. Cuando conocí a tu mamá, mi vida cambió por completo. Ella es una persona maravillosa y yo no puedo imaginar mi vida sin ella. Pero eso no significa que quiera alejarte o lastimarte. Al contrario, quiero ser par
Joaquín y Cristal, se estaban preparando para la boda, había logrado esos cuatro meses librarse del compromiso, porque Conrado estaba entretenido en resolver los problemas relacionados con Sergio, Graymond, y no había tenido tiempo de estar pendiente de que su ahora amigo cumpliera su palabra de cas
La ceremonia fue hermosa, con una decoración exquisita y un ambiente lleno de amor y alegría. La novia, Cristal, caminó hacia el altar con su padre, con el corazón latiendo rápido y emociones encontradas en su interior. Joaquín la miró con una sonrisa llena de amor y cariño. Se sentía afortunado de
El disparo resonó en el lugar, la gente corría despavorida de un lado a otro para resguardarse de los disparos, todos gritaban desesperados. Pero en el suelo yacía una mujer herida y enseguida apareció un hombre vestido con un uniforme camuflado de negro, con el rostro cubierto con un pasamontaña,
—No siento nada por ti, no me produces ningún sentimiento ni bueno ni malo —respondió ella con frialdad. Amador sintió una punzada en su corazón, pero trató de mantener la compostura. —No te creo —pronunció. Enseguida para darle fuerza a sus palabras, tomó a Lea por la nuca y la acercó a él, besó