El rostro de Armando palideció, por un momento dudó, y debatió en su interior si ceder o no ante la petición del hombre, lo miró una vez más y vio la expresión de firmeza en su rostro, ni un solo momento lo notó parpadear, allí supo que no mentía y que por su bien quizás lo mejor era atenderlo y sab
—¿De dónde sacaste la información? Esta la tenía yo guardado en… —Dino no lo dejó continuar. —Una caja fuerte en una casa ubicada en el sur de la ciudad, lo sé, me lo dijo la gente que tengo y esas que tienes en tus manos son solo copias, porque las originales las tengo yo en un lugar bien resguard
Dino suspiró aliviado por la respuesta de Julia y le dedicó una sonrisa mezcla de ternura y picardía—Entonces, ¿quieres que sigamos con esto? —preguntó él con una mirada retadora, tomándola de la mano.Julia no necesitó responder, sino que acercó sus labios de nuevo a los de Dino, esta vez sin ning
—¡Eso no es cierto mi amor! Yo jamás te abandonaría, porque te amo con todo mi corazón, tú eres lo más importante de mi vida y siempre lo serás, mi hermosa Adri. Papá se equivocó al decirte eso, pero no te preocupes, nunca más volverá a suceder. Te prometo que siempre estaré junto a ti y te cuidaré
—¿Te crees muy listo Armando? —preguntó Dino con rabia apenas contenida— ¡Tú te lo buscaste! Te dije que no iba a permitir que le hicieras dañó ni a Julia ni a la niña… si tú no cumpliste tu palabra, yo tampoco estoy obligado a cumplir la promesa que te hice —y sin más preámbulo envió un mensaje. L
Joaquín se separó un poco de ella y le susurró al oído:—Me alegra que no me hayas olvidado… porque lo que soy yo, no puedo dejar de pensar en ti día y noche, invades mis sentidos, no hay ningún momento en el día en que pueda alejarte de mi mente y ahora que te tengo aquí, a solas y en la oscuridad,
—¿Cómo así? —Quizás si le guste, pero creo que es un mujeriego, que tiene algo contigo y por eso le huye. —¿Tú crees? —interrogó ella esperanzada. —Dile a tu amigo que se dedique a cortejarla, a hacer cosas que lo ayuden a mejorar su oportunidad con ella, estoy seguro de que cuando Lea vea eso, n
Sin pérdida de tiempo, Joaquín continuó explorando el cuerpo de Cristal con sus manos, acariciando cada curva y haciendo que su piel se erizara de placer. Poco a poco, fue quitándole la ropa, deslizando sus manos por su piel desnuda y besándola con pasión. Cristal se entregó por completo a Joaquín,