Las palabras de Conrado hicieron dudar al agente, quien asintió. —Si es como usted dice, en la delegación verificaremos su información. Mientras era trasladado en la patrulla como un vulgar delincuente, no podía dejar de maldecir a Salomé. ****** En la delegación, Salomé y su hija fueron llevad
Salomé respiró profundamente, tratando de mantener la calma mientras pensaba en una manera de evitar que Conrado hablara, porque cualquier cosa que saliera de su boca sería para ir en contra de ella, por eso con una habilidad asombrosa, una idea brilló en su mente y antes de que él pudiera hablar lo
—Me despido de usted señor, debo conversar seriamente con la señora Hill. —Tenga mucho cuidado, porque le puede emparejar la otra mejilla —dijo en forma de chiste y Conrado gruñó.Salió de allí dispuesto a alcanzar a la mujer, cuando salió sus dos hombres estaban en la puerta.—¿Dónde está?—¿Quién
Conrado cargó a Salomé en brazos mientras sostenía a su hija en la otra mano. —¡Maldición! —exclamó, y su expresión hizo saltar a la niña, quien volvió a llorar y se aferró a él con fuerza, aún asustada por lo sucedido. Conrado la abrazó y le susurró palabras tranquilizadoras. —Tranquila pequeña
—No, no tenemos ningún parentesco, solo son coincidencias —respondió sin ninguna expresión, sin embargo, sus palabras provocaron una inquietud en él.El médico aceptó la respuesta sin más preguntas y volvió a centrar su atención en Salomé, repitiéndole a Conrado los cuidados y la medicación necesari
—¡Conrado, por favor, cálmate! Yo no he ordenado ninguna prueba de ADN a tu hija. No sé de qué estás hablando —Ninibeth intentó mantener la compostura, sin dar su brazo a torcer, mientras Conrado se acercaba cada vez más, con los ojos llenos de ira.—¡No me vengas con mentiras! El médico me lo confi
—Si señor —respondió Cleo.Como Conrado vio la expresión de escepticismo en el rostro del ama de llaves aclaró.—No tengo por qué darle explicaciones, pero se la voy a dar para que sepa la importancia que representa el bienestar de Salomé, va a donar periódicamente sangre a Grecia y necesito que est
Salomé abrió lentamente los ojos, y se encontró en una habitación desconocida, no muy grande, con tonos azules, y una luz tenue iluminando el lugar. Intentó moverse, pero sintió un pinchazo en su brazo izquierdo, lo que la hizo volver a cerrar los ojos, le dolía el cuerpo, tenía la sensación de que