Dante al principio no reaccionó, pero al sentir sus labios cálidos su corazón latió. La abrazó más a él besándola. Al terminar ella se recargo en su pecho ocultando su rostro sonrojado. Se sintió tranquila y en paz al escuchar los latidos del corazón de Dante. Dante la abrazo oliendo su delicioso perfume y sonrió feliz, al fin ella lo había aceptado de nuevo. Se alejo un poco de ella e incrédulo preguntó. "Eso significa… ¡Que me darás una oportunidad?”. Miranda lo miró advirtiéndole. “Solo una, no lo arruines”. Dante se río y la abrazó más. Emocionado la cargo y dio vueltas con ella. Miranda solo gritaba eufórica, la gente que paseaba por el jardín los miraba riendo. La señora Grace los espiaba desde uno de los ventanales, esta feliz porque al fin Miranda acepto a su hijo, pidió una copa a uno meseros que iba pasando y tomo todo de un trago tenia que festejar de alguna forma. Gloria comía animadamente, mientras David cuidaba de ella. Se levantó y caminó hacia la mesa de postr
Años después… Erick y Marina caminaban por la playa tomados de la mano mientras delante de ellos los gemelos caminaban por la playa junto a David y Gloria. Erick sonrió mirando a los cuatro niños. “Deberíamos tener más hijos”. Marina observó a Erick negándose. “¿Más hijos?, no lo creo”. Los gemelos eran muy traviesos a sus cinco años, siempre tenían un desastre en casa, Marina apenas podía con ellos, las niñeras habían cambiado varias veces porque eran muy demandantes. “Recuerdas que te dije que quería muchos hijos”. Erik le dijo. Marina asintió, pero le advirtió. “Claro que lo recuerdo, pero eso no va a pasar, creo que estamos bien así”. Erick la miró por un momento y sonrió, la convencería de alguna u otra forma, quería una familia grande. El se detuvo mirando alrededor y sonrió al recordar. “Aquí te conocí”. Marina extrañada lo miró. “¿Aquí? ¿Qué no fue en casa de mi padre?”- Erick negó riendo. “Acababa de llegar a la ciudad, no tenía un lugar a donde ir y camine hacia la
Ciudad Malvinas al norte de México, año 2017.La ciudad era hermosa y moderna, llena del bullicio de los coches y gente que vivía en el lugar. Pero también había lugares más tranquilos a las afueras cerca de la playa, era un lugar inmenso y de agua muy azul, las noches en este lugar eran mágicas.Al otro lado de la playa, había una pequeña colonia de casas, la gente más humilde vivía en esa parte de la ciudad, pero todos los que vivían ahí eran felices y se conocían entre sí, había algunos negocios, como una panadería, una tienda de abarrotes y hasta un pequeño restaurante donde la gente disfrutaba de sus tardes.Cerca de ahí vivía Marina, una chica de veinte años, era de tez clara, su cabello era castaño oscuro y largo, su figura era delgada, pero con cuerpo moldeado en las zonas que eran necesarias, su mirada siempre fue muy llamativa, tenía unos ojos azul profundo con algunas pequeñas líneas en tonos grises, se parecían mucho a las olas del mar, era por ello que sus padres le pusie
La mañana fue tranquila, Marina terminaba sus clases, recogió sus cosas para después despedirse de sus alumnos y compañeros, ella se iría directo al hospital.Al llegar tomó su turno y se sentó en una de las sillas del pasillo, observó a otras mujeres con sus vientres abultados y sonrió, minutos después el doctor la llamó para que entrara al consultorio.“Buenas tardes doctor”. Ella saludó al hombre mayor.El doctor sonrió amable. “Buenas tardes, me dice en su expediente que ha tenido malestares”.Ella afirmó. “Si. Náuseas y vómito, algunas comidas no las tolero, creo que estoy embarazada, pero quería confirmarlo”.El doctor la escuchó atento y le mando hacer las pruebas necesarias, mientras llegaban los resultados le hacía una serie de preguntas y le explicaba algunos detalles de sus exámenes, minutos después la enfermera entró entregando los exámenes.El doctor tomó los resultados y sonrió al leer. “Efectivamente Marina, tus sospechas son ciertas, estás embarazada”.Marina sonrió fe
Marina nerviosa y asustada jugaba con sus manos, de vez en cuando observaban la puerta del quirófano, pero no había señales de que el doctor saliera, tres horas después el doctor salió.Los tres se levantaron. “¿Cómo está?”. Marina angustia le preguntó al doctor.El doctor se quitó la mascarilla. “El daño en el cerebro fue severo, pero logramos retirar el coágulo, ahora es solo esperar a que él reaccione, debo advertirles que puede haber posibilidades de que no despierte en un tiempo o en un caso mas agresivo que quede vegetativo, esperaremos estas primeras 48 horas para saber si evoluciona, deben estar preparados”.Todo se quedó en silencio, Marina no podía creerlo, ¿Vegetativo?, no podía aceptarlo.Dinora agradeció al doctor al ver que Marina no reaccionaba y él se fue a seguir con su trabajo.Las horas pasaron y seguían en espera de que Daniel reaccionara, Marina no había probado bocado y Dinora estaba preocupada.Beto llegó con una botella de agua y un sándwich, entregándolo a Mar
Ella discutía con el hombre, cuando Dinora apareció por el pasillo y caminó rápido hacia el hombre que intimidaba a su amiga, la puso detrás de ella cubriéndola y como leona se puso a discutir con el hombre alto. “¡Oye amigo! Baja tu tono con mi amiga”.El hombre frunció el ceño al ver a la mujer, Dinora era una chica de veinte años alta de tez morena y ojos verdes claros, era muy bella su cabello era castaño, largo y rizado, vestía de forma juvenil, le gustaba usar collares, pulseras y aretes llamativos que la hacían ver muy joven.“Dile a tu amiga que se vaya y no moleste a mi jefe, deberían irse de aquí”. El hombre les advirtió a ambas.Dinora furiosa con el hombre altanero empezó a discutir. “¿No sabes cómo tratar a una dama? ¿Tu madre no te enseño? Este es un hospital público, no pueden tratar a mi amiga así, ella tiene derecho de estar aquí”.Dinora confundida observó la puerta y a los hombres dentro de la habitación, giro para ver a Marina. “¿Qué está pasando?”.Marina negó tri
Casi al terminar don José le preguntó a Daniel. “¿Cuántos años tienes?”.Daniel contestó. “Veinticuatro”.Don José sonrió, era muy joven y se notaban los deseos de aprender. ¿De dónde me dijiste que venías?Daniel miró al hombre mayor. “De USA”.“Tienes familia que dejaste allá?”.Daniel agacho su mirada a la caída y tomó un trozo para comer. “No”.Don José terminó el interrogatorio y al final le preguntó. “¿Cuándo puedes empezar?”.Daniel lo miró y le dijo. “Después de encontrar un lugar donde vivir, estaré puntual aquí”.Don José amablemente negó. “No tienes por qué buscar un lugar, aquí en la azotea tengo un cuarto libre, es solo darle limpieza y estará listo”.Daniel le dijo. “No quiero incomodarlos”.Don José miró a su hija y le explicó a Daniel. “Solo somos mi hija y yo, ella casi no está en casa, estudia y trabaja, no creo que para ella sea un problema”.Marina sonrió y le dijo confirmando la idea de su papá. “Puedes quedarte”.Al final Daniel asintió aceptando.Marina sonrió.
Dinora y Marina se fueron a la cafetería del hospital, Marina estaba triste, todo había cambiado tanto en solo unos días, recordaba el último día que estuvo con Daniel en casa, ella tenía el deseo de darle la sorpresa de que va a ser papá, pero necesitaba estar segura, aunque antes no habían hablado mucho de tener bebes, Daniel siempre dijo que los tendrían cuando se casaran, pero ya habían pasado dos años desde que vivían juntos.Dinora tomó la mano de su amiga. “Veremos cómo entrar ya lo veras”.Marina asintió, sabía que su amiga era muy buena en eso de las misiones imposibles.Tres días después, Marina seguía visitando a Daniel, pero las guaruras no lo dejaban entrar, siempre estaban de pie y solo cambiaban de turnos, pero nunca dejaban el lugar.Dinora también había visto eso, Marina estaba muy triste y tenía miedo de que le pasara algo a ella y a su nuevo sobrino. Marcó un número que busco en la agenda. “Hola”.Ella sonrió. “No te he visto en semanas…oye… necesito un favor”.Más