Dinora y Marina se fueron a la cafetería del hospital, Marina estaba triste, todo había cambiado tanto en solo unos días, recordaba el último día que estuvo con Daniel en casa, ella tenía el deseo de darle la sorpresa de que va a ser papá, pero necesitaba estar segura, aunque antes no habían hablado mucho de tener bebes, Daniel siempre dijo que los tendrían cuando se casaran, pero ya habían pasado dos años desde que vivían juntos.
Dinora tomó la mano de su amiga. “Veremos cómo entrar ya lo veras”.
Marina asintió, sabía que su amiga era muy buena en eso de las misiones imposibles.
Tres días después, Marina seguía visitando a Daniel, pero las guaruras no lo dejaban entrar, siempre estaban de pie y solo cambiaban de turnos, pero nunca dejaban el lugar.
Dinora también había visto eso, Marina estaba muy triste y tenía miedo de que le pasara algo a ella y a su nuevo sobrino. Marcó un número que busco en la agenda. “Hola”.
Ella sonrió. “No te he visto en semanas…oye… necesito un favor”.
Más tarde, Marina y Dinora estaban escondidas en el cuarto de limpieza cerca de la habitación de Daniel.
Marina observó las ropas. “¿Nos meteremos en problemas?”.
Dinora negó. “Solo entras para que lo puedas ver”.
Marina se armó de valor y afirmó lo que dijo su amiga.
Dinora llegó frente a los guaruras, ella empezó a discutir con ellos. “Quiero ver a mi amigo ¿Por qué no puedo entrar? ¿Son dueños del hospital o qué?”.
Los dos hombres discutían con ella, Marina nerviosa salió del cuarto y tomó la tabla con hojas que Dinora le entregó, estaba vestida de enfermera, llevaba cubrebocas que ocultaba su rostro, caminó hacia la puerta y uno de los hombres la vio de reojo, pero al verla vestida de enfermera volvió a discutir con Dinora, Marina entró y suspiro al cerrar la puerta.
Ella caminó hacia la cama y vio como Daniel estaba sentado leyendo un libro en silencio.
Las lágrimas de Marina cayeron por su rostro. “¡Daniel!”.
Ella corrió hacia él abrazándolo. Estaba feliz de que el despertara, Daniel frunció el ceño y la alejó mirando a la chica. “¿Qué haces?”.
Marina se quitó el cubrebocas para que Daniel mirara su rostro. “Soy yo Marina”.
Daniel confundido y molesto observó a la chica. “No te conozco”.
Marina se quedó por un momento perpleja. “¿Qué?”.
Daniel le dijo de forma fría. “Señorita, no la conozco y será mejor que respete a sus pacientes, no puede lanzarse así”.
Marina contuvo su llanto. “¿No me recuerdas?”.
Daniel se tocó la cabeza y un fuerte dolor llegó. El empezó a gemir. Ella se alejó un poco dándole espacio. “Daniel ¿Qué pasa?”.
Daniel solo alcanzó a gritarle. “¡Sal de aquí!”. El apretaba su cabeza con mucho dolor.
Marina salió rápidamente, Dinora la vio y se acercó al ver su estado uno de los hombres entró notando el semblante de Daniel y el cómo se quejaba de dolor en la cabeza, rápidamente llamó al doctor.
El doctor le inyectó y salió después de atenderlo, miró a Marina y la llevó lejos de los hombres.
“Señorita ¿Por qué tiene un uniforme de enfermera?”.
Marina explicó. “Solo quería verlo”.
El doctor suspiró mirando a la chica. “Te meterás en muchos problemas si sigues así, el joven Estrada despertó hace dos días, pero perdió la memoria”.
Dinora y Marina se miraron perplejas y lo escuchaban atentas.
El doctor siguió. “El no recuerda su pasado contigo… el solo recuerda cuando vivía en USA con su familia”.
Dinora se burló “¿Cómo puede ser eso? ¿Cómo solo olvido a mi amiga?”.
El doctor les explicó. “Es difícil de explicar, el cerebro es un órgano que todavía no entendemos mucho, pero lo que te digo es cierto, al despertar dijo que lo último que recordaba es estar en USA trabajando en su oficina”.
Marina le preguntó. “¡Pero puedo decirle la verdad, déjeme decirle que soy su novia hace tres años, que hemos vivido juntos por dos años!”.
El doctor negó. “¿Viste su reacción al tratar de decirle? Yo también hice pruebas y le hice algunas preguntas sobre su vida contigo, pero al hacerlo tuvo un fuerte dolor de cabeza esto puede afectar gravemente su estado, no puedes decirle nada”.
El doctor miró a los hombres que ya hacían llamadas.
“Debes dejar este asunto, olívate de él”.
Dinora seguía incrédula. “Entonces… Eso es todo, que mi amiga se vaya y lo olvide”.
El doctor asintió y se alejó. “Debo irme, no quiero problemas con el señor Estrada, mi familia depende de mi trabajo”.
Dinora y Marina observaron al doctor alejarse. Marina estaba en silencio mientras Dinora la sacaba del hospital. No sabía que decirle a su amiga.
La llevó a la cafetería. Dinora observó a su amiga, estaba devastada. “Será mejor que te lleve a casa a descansar, mañana veremos qué hacer”.
Marina levantó su mirada. “Yo no voy a olvidarlo… quiero recuperarlo, lo amo, es el padre de mi bebe Dinora”.
Dinora hizo una mueca. “Necesitamos pensar con la cabeza fría, hacer un plan para que puedas acercarte”.
Marina asintió y juntas se fueron a la casa a descansar, Dinora se quedó esa noche con su amiga.
Al llegar Dinora le contó todo a Beto quien no podía creerlo, mientras Marina subió a su habitación, al abrir la puerta observó todo… la cama que compartía con Daniel, el armario medio abierto donde estaba la ropa de ambos, algunas fotos de ellos en la mesita de noche. Y sus lágrimas no pudieron contenerse.
-Recuerdo-
Habían pasado tres meses desde que Daniel trabaja en el taller, el compartía casi todo en casa con don José y Marina, al principio era torpe con los quehaceres de la casa, pero con el tiempo empezó a aprender las actividades de la casa, le gustaba ayudar a Marina, don José notaba constantemente las miradas que ellos se dirigían, sonreía feliz, aunque no conocía del todo a Daniel, se daba cuenta que era un hombre tranquilo y bueno su intuición lo hacia creer que seria un buen partido para su hija, esperaba que con el tiempo ellos se entendieran.
Una tarde Marina regresaba de su trabajo, al bajar del autobús se encontró de frente con su exnovio. Ella hizo una mueca y trato de pasar, por un lado.El chico la detuvo tomándola del brazo. “Marina”.Ella hizo una mueca al sentir su brazo apretado. “Déjame ir Rubén”.Él soltó un poco su agarre. “Hablemos Marina… Lo que paso fue solo una tontería”.Marina sonrió sarcástica y burlona. “El que te besaras con esa chica en la fiesta fue una tontería”.El trataba de explicarle. “Yo tenía algunas cervezas de más y estaba borracho”.Marina negó. “Y eso me lo vienes a decir después de seis meses, ¡ja! después de salir con la chica por toda la ciudad”.Rubén trató de hablar cariñosamente acercándose a ella. “Me di cuenta de mi error Marina, esa chica no es lo que yo creía”.Marina negó. “Tengo que ir a casa, mi papá me espera, será mejor que te vayas”.El volvió a detenerla tratando de convencerla.Desde donde estaban se podía ver el taller, Daniel y Beto miraban a los dos. “De nuevo ese tipo
Daniel negó sonriendo. “Era un gran hombre, se llamaba David, me entendía mejor que mi padre”.Marina atenta lo escuchaba, Daniel casi nunca hablaba de su familia. Era como un tabú, su rostro cambiaba cuando ella llego a preguntar algo, así que dejó de hacerlo para no incomodarlo.Daniel observaba una pareja con dos niños caminando.Daniel asintió. “Me gustaría tener hijos… podrían ser cuatro o cinco”.Marina abrió mucho sus ojos. “¿Cinco? ¿No crees que son muchos?”.Daniel negó. “Una familia grande esta bien, me los imagino a algunos corriendo a nuestro alrededor, tu y yo cargando a otros, sé que es difícil, pero sería genial tener cinco”.Marina algo indecisa lo escucho . Deseaba ser madre, pero no de tantos.Daniel preguntó. “¿Tú no quieres?”.Marina le explicó. “Si, pero cinco, se me hacen muchos, yo creo que solo máximo tres estaría bien”.Daniel sonrió besando su mejilla. “No importa cuantos, lo que quiero es que sea contigo…”Él suspiró. “Pero de eso falta mucho tiempo”.Ella
Una semana después… Marina hizo su maleta y bajó con ella para explicarle a Beto como llevar lo del taller, Dinora entró a la casa con su maleta también. Beto trató de comprender todo lo que Marina le decía, la abrazó y le deseo suerte saliendo de la casa a seguir trabajando. Dinora se acercó a Marina y le preguntó. “¿Estás segura de esto?”. Marina asintió. “Si él no me recuerda. Y no puedo decirle quien soy. Lo que me queda es enamorarlo de nuevo”. Dinora estaba feliz y abrumada por la gran determinación de Marina. “Amiga, estoy feliz de que luches por lo que quieres y estaré contigo en cada paso, pero recuerda que debes cuidarte, estás embarazada”. Marina afirmó. “Lo sé, tendré cuidado, además vas conmigo, con tu apoyo todo será mucho más fácil”. Dinora feliz hablo del viaje. “Claro no podía dejarte sola en esta aventura, además conoceré chicos guapos e iré a lugares que hace mucho no visitaba”. Marina le regalo una pequeña sonrisa, estaba decidida a recuperar a Daniel, era
El hombre se levantó pidiendo a sus hombres que salieran haciéndoles una señal con la cabeza.Camino alrededor de la habitación mirando a la chica que estaba de pie en medio del lugar. Después de unos segundos habló. “Te dije que te alejaras”.Ella nunca bajó la mirada, no iba a dejar que la asustara. “Yo no puedo hacerlo”.El hombre sonrió. “¿Cuánto dinero quieres?”.Marina abrió muchos sus ojos. “Yo no quiero dinero… Yo amo a Daniel”.El señor Raúl repitió lo último que ella dijo. “Daniel…”Él sonrió. “Se todo lo que pasó entre ustedes hace tres años, mi hijo no estaba preparado para ser mi sucesor, se sentía presionado y decidió irse por un tiempo, yo se lo permití…”Ella escuchaba al hombre frente a ella.El señor Raúl regresó a su asiento. “Mi hijo ha vuelto y la vida que llevaba contigo se acabó, solo fuiste un pasatiempo para él”.Ella molesta negó. “Eso no es cierto, nos amamos, nosotros vamos a…” Ella estaba a punto de decirle sobre él bebe, pero el hombre golpeó el escritori
Tiempo después se despidió del chico y Dinora se acercó a Marina. “Mi amigo dice que está en el área VIP”. Marina y ella subieron al área VIP, había muchos hombres con trajes disfrutando con chicas, otros bebían y se relajaban conversando. A lo lejos vieron a Daniel junto con otros hombres tomando vino, ella se quedó cerca observando los movimientos de Daniel, unos minutos después él se levantó rumbo al baño, sus hombres iban a seguirlo, pero él negó pidiéndoles que se quedaran. Dinora y Marina se vieron y asintieron tácitamente, ambas caminaron hacia el baño siguiéndolo. Esperaron a que Daniel saliera, cuando al fin se asomó, Marina corrió hacia él y tropezando con él a propósito. Ella llevaba un vestido rojo muy corto y su cabello estaba suelto, su maquillaje era ligero y se veía hermosa. Daniel la tomó en sus brazos para que ella no cayera. “¿Está bien?”. Ella asintió torpemente. “Si, gracias”. Al recomponerse, Marina lo observó al rostro, como extrañaba esos ojos que la en
Marina observó a su amiga y sus lágrimas empezaron a caer. Lloro por mucho tiempo hasta que se calmó. Dinora no entendía que paso, pero no era nada bueno. La abrazó hasta que se calmó. Al final Marina le contó todo lo que pasó. Dinora ahora ni siquiera estaba molesta con Daniel, solo triste por toda la situación. Su amiga había sido herida no imaginó que pasaría eso, de saberlo nunca la hubiera dejado hacer esa locura de irse con él del bar. Marina se limpió la cara. “No me importa, mañana será un día nuevo, yo voy a volver a buscarlo”. Dinora ya no estaba tan segura de lo que hacían, todo había fallado. “Marina… creo que deberías…” Marina la interrumpió. “Iré a buscarlo mañana, veras que lo convenceré ya sé dónde vive”. Dinora le advirtió. “Deberías descansar unos días, has estado de arriba abajo sin descanso, él bebe”. Marina aceptó, se sentía algo incomoda después de estar con Daniel, él no fue tan cariñoso como antes, su encuentro había sido solo sexo. Dinora ya no dijo más
Dinora no estaba muy segura pero después de meditarlo por un rato comprendió que era peligroso quedarse, el señor Estrada era capaz de tanto con tal de alejar a Marina de Daniel y si se enteraba que ella estaba embarazada serían más problemas. Marina estaría en peligro junto con él bebe. “Está bien, haré las maletas y verificaré los vuelos…” Marina la interrumpió. “Quiero irme después de su boda…” Dinora le advirtió. “Eso será muy doloroso para ti, no creo que sea buena idea”. Marina le explicó. “Necesito verlo por última vez y necesito ver con mis propios ojos que se terminó al verlo felizmente casado ¿Entiendes?”. Dinora asintió en silencio tristemente, no estaba segura de la decisión de Marina, pero como siempre la respetaría y estaría acompañándola. Dos semanas después, Marina y Dinora estaban de pie cerca de una gran iglesia, estaba lleno de gente, los medios grababan y tomaban fotografías de todos los invitados, ambas vieron como la pareja de novios salía de la iglesia tom
Marina trago grueso mirando fijamente a su amiga, lo que decía Dinora era verdad, pero no podía perder la esperanza de que él volviera. Dinora siguió persuadiendo a su amiga. “Además debes procurar ahora a David, ahora que sabes que es autista debes llevarlo a sus citas y buscar una escuela especial para él”. Marina giro para ver a su hijo, como siempre él estaba en silencio, de vez en cuando él la miraba de una forma indescriptible, sus ojos transmitían tanto, pero su rostro no cambiaba era muy frío y seco, tenía ya casi un año y él no hablaba, solo se escuchaba de vez en cuando decir -ma-, pero era todo, cuando le dieron el diagnóstico ella ya tenía sospechar de su condición, había trabajado con niños autistas mucho tiempo, solo necesitaba que el doctor lo afirmara y le diera los papeles necesarios para empezar terapias de habla. Marina suspiró. “Está bien, ayúdame a mudarme”. Ella creía que un cambio de ambiente sería bueno para David, era un lugar más apartado de la ciudad cerc