Marina observó a su amiga y sus lágrimas empezaron a caer. Lloro por mucho tiempo hasta que se calmó. Dinora no entendía que paso, pero no era nada bueno. La abrazó hasta que se calmó. Al final Marina le contó todo lo que pasó. Dinora ahora ni siquiera estaba molesta con Daniel, solo triste por toda la situación. Su amiga había sido herida no imaginó que pasaría eso, de saberlo nunca la hubiera dejado hacer esa locura de irse con él del bar. Marina se limpió la cara. “No me importa, mañana será un día nuevo, yo voy a volver a buscarlo”. Dinora ya no estaba tan segura de lo que hacían, todo había fallado. “Marina… creo que deberías…” Marina la interrumpió. “Iré a buscarlo mañana, veras que lo convenceré ya sé dónde vive”. Dinora le advirtió. “Deberías descansar unos días, has estado de arriba abajo sin descanso, él bebe”. Marina aceptó, se sentía algo incomoda después de estar con Daniel, él no fue tan cariñoso como antes, su encuentro había sido solo sexo. Dinora ya no dijo más
Dinora no estaba muy segura pero después de meditarlo por un rato comprendió que era peligroso quedarse, el señor Estrada era capaz de tanto con tal de alejar a Marina de Daniel y si se enteraba que ella estaba embarazada serían más problemas. Marina estaría en peligro junto con él bebe. “Está bien, haré las maletas y verificaré los vuelos…” Marina la interrumpió. “Quiero irme después de su boda…” Dinora le advirtió. “Eso será muy doloroso para ti, no creo que sea buena idea”. Marina le explicó. “Necesito verlo por última vez y necesito ver con mis propios ojos que se terminó al verlo felizmente casado ¿Entiendes?”. Dinora asintió en silencio tristemente, no estaba segura de la decisión de Marina, pero como siempre la respetaría y estaría acompañándola. Dos semanas después, Marina y Dinora estaban de pie cerca de una gran iglesia, estaba lleno de gente, los medios grababan y tomaban fotografías de todos los invitados, ambas vieron como la pareja de novios salía de la iglesia tom
Marina trago grueso mirando fijamente a su amiga, lo que decía Dinora era verdad, pero no podía perder la esperanza de que él volviera. Dinora siguió persuadiendo a su amiga. “Además debes procurar ahora a David, ahora que sabes que es autista debes llevarlo a sus citas y buscar una escuela especial para él”. Marina giro para ver a su hijo, como siempre él estaba en silencio, de vez en cuando él la miraba de una forma indescriptible, sus ojos transmitían tanto, pero su rostro no cambiaba era muy frío y seco, tenía ya casi un año y él no hablaba, solo se escuchaba de vez en cuando decir -ma-, pero era todo, cuando le dieron el diagnóstico ella ya tenía sospechar de su condición, había trabajado con niños autistas mucho tiempo, solo necesitaba que el doctor lo afirmara y le diera los papeles necesarios para empezar terapias de habla. Marina suspiró. “Está bien, ayúdame a mudarme”. Ella creía que un cambio de ambiente sería bueno para David, era un lugar más apartado de la ciudad cerc
Tres años después… David ya casi cumplía cinco años, él pintaba en su lugar mientras observaba a su madre explicarles a otros alumnos del lugar las técnicas, él había aprendido mucho de su madre desde pequeño. El director del centro se acercó. “David, tu cuadro es increíble!”. David miró al hombre y solo asintió pero ni se inmuto por el halago, siguió pintando, era la misma imagen de siempre, pero ahora todo tenía color, cada detalle estaba preciso y tan real, Marina días antes había visto el cuadro ya no era tan doloroso como antes ver la imagen, en ella estaban el niño y el hombre de espaldas tomados de la mano mirándose entre sí, pero lo curioso es que el fondo era el taller mecánico de su padre, todo estaba igual, no podía entender como David conocía exactamente cada detalle, cada compartimento con sus respectivas herramientas, hasta los poster y papeles pegados en la pared. Era exactamente como se veía hace años y ella estaba sorprendida de como David lo conocía, si cuando el
“Gracias David”. Marina le sonrió a su hijo y acaricio su mejilla, todo fue visto por el doctor. Marina preguntó al doctor. “Usted… ¿No es el doctor de mi hijo?”. El hombre sonrió. “No. Soy nuevo aquí, mi nombre es Carlos Álvarez, si paso estas pruebas seré el nuevo doctor de David”. El hombre le mostró las hojas que estaba llenando, Marina observó, había infinidad de preguntas y era la letra de David, ella miró a su hijo que observaba al doctor con mucha seriedad. Le estaba poniendo un examen a su doctor. Marina se sonrojo apenada. “Lo siento doctor mi hijo es muy quisquilloso”. El doctor sonrió. “No se preocupe, es parte de mi trabajo, David se sentirá cómodo conmigo después de esto, él comprenderá que si estoy preparado como mi padre”. Al final el doctor Carlos le entregó las preguntas a David y se levantó. “Señora Varela quiere acompañarme mientras David verifica mis respuestas”. Ella observó a su hijo que estaba leyendo cada pregunta, estaba muy ocupado. “Si”. Salieron jun
Ella hizo una mueca, odiaba que Erick fuera así, desde que el volvió se convirtió en una persona fría y seria, pocas veces le demostraba cariño y no era nada detallista, el sexo entre ellos era poco y esto era un inconveniente si ella quería quedar embarazada desde hacía años. Erick la llevó a la mansión donde vivían juntos. Al entrar a la habitación ella se abalanzó a él besándolo. Erick la abrazo de la cintura y siguió su beso, pero no le causaba nada, solo lo hacía por complacerla pero lejos de eso quedaba un gran vacío en su corazón, sentía dolor al hacerlo, ya no la amaba, eso lo tenía bien claro, se había dado cuenta de esto desde que volvió del accidente, pero los planes de boda ya estaban a la vuelta de la esquina, todos sabían y él no podía hacerle eso a ella, además que el matrimonio entre ambas familias ayudaba a que los Estrada tuvieran mucho más poder. Tamara molesta se levantó de la cama y se vistió ella también notaba la indiferencia, él no lo hacía con pasión como a
El hombre encargado de la subasta se acercó a los dos hombres. “Señor, en media hora su pintura estará lista”. Erick sacó su tarjeta para pagar entregándola al encargado y firmó algunos papeles. Alonso miró a su amigo. “¿Ya estás mejor?”. Erick asintió. “Los dolores han sido más frecuentes”. Alonso entendió. Juntos esperaron la pintura, al llegar a la mansión Erick quitó la envoltura mientras Alonso se servía un trago mirando alrededor. “¿Dónde está tu esposa?”. Erick observaba la pintura. “No sé, creo que fue con sus padres o con amigas”. La verdad no le interesaba lo que hacía Tamara todo el tiempo. Erick observaba cada detalle, los trazos y el dibujo eran perfectos, Alonso se acercó y miró la pintura. “Oye, el hombre se parece a ti. Mira”. Erick observó al hombre, llevaba ropa casual y estaba sucia, por el fondo parecía que estaban en un taller, solo podías ver un poco del perfil del hombre y si los rasgos eran aparecidos, Erick sonrió, nunca se vestiría de esa manera. Alon
Al día siguiente leía un libro, se escuchaba algo de alboroto que lo molestaba. La puerta de la habitación se abrió y una enfermera entró, ella se quedó mirándolo de forma extraña. “¡Daniel!”. Escuchó que lo llamaba, él frunció el ceño, pero de un momento a otro la tenía encima abrazándolo. Al sentir el calor de la mujer la apartó. “¿Qué haces?”. Observo como la chica se quitó el cubrebocas y miro su rostro, sus ojos eran de un azul muy profundo. “Soy yo Marina”. Él negó. “No te conozco”. Marina se quedó por un momento perpleja. “¿Qué?”. Erick estaba cansado, no había podido dormir bien, tenía fuertes dolores de cabeza y ahora no podía leer a gusto. “Señorita, no la conozco y será mejor que respete a sus pacientes, no puede lanzarse así”. Ella le preguntó. “¿No me recuerdas?”. Erick la observó detenidamente y un fuerte dolor punzante en la cabeza apareció, era insoportable que lo hacía gemir. “Daniel ¿Qué pasa?”. El solo apretó más su cabeza al oír la voz de la mujer. “¡S