Ciudad Malvinas al norte de México, año 2017.
La ciudad era hermosa y moderna, llena del bullicio de los coches y gente que vivía en el lugar. Pero también había lugares más tranquilos a las afueras cerca de la playa, era un lugar inmenso y de agua muy azul, las noches en este lugar eran mágicas.
Al otro lado de la playa, había una pequeña colonia de casas, la gente más humilde vivía en esa parte de la ciudad, pero todos los que vivían ahí eran felices y se conocían entre sí, había algunos negocios, como una panadería, una tienda de abarrotes y hasta un pequeño restaurante donde la gente disfrutaba de sus tardes.
Cerca de ahí vivía Marina, una chica de veinte años, era de tez clara, su cabello era castaño oscuro y largo, su figura era delgada, pero con cuerpo moldeado en las zonas que eran necesarias, su mirada siempre fue muy llamativa, tenía unos ojos azul profundo con algunas pequeñas líneas en tonos grises, se parecían mucho a las olas del mar, era por ello que sus padres le pusieron ese nombre, trabajaba en una escuela de artes en el centro de la ciudad, daba clases a pequeños niños que tenían discapacidad, problemas de aprendizaje y autismo.
Era temprano en la mañana, despertó encontrando unas grandes manos alrededor de su cintura, el hombre que la abrazaba estaba acurrucado a su espalda. Ella sonrió al sentir la calidez.
Giro para verlo y despertarlo. “Buenos días amor”.
El hombre abrió poco a poco los ojos y al verla sonrió besando rápidamente sus labios arrastrándola a sus brazos para tenerla mas pegada a él. “Buenos días”.
Daniel era su novio, se conocían desde hace tres años y vivían juntos ya dos años. Él era alto y esbelto, de tez aperlada, sus ojos eran cafés claros y cabello negro, lacio lo tenia algo largo y le gustaba llevarlo con algo de flequillo en la frente.
Ambos se levantaron de la cama y juntos se lavaron para empezar el día.
Ella había terminado de bañarse y se cepillaba los dientes, mientras Daniel se duchaba, Marina miró de reojo el cuerpo de su novio mordiéndose el labio se podía ver desde la puerta semitransparente que separaba la ducha del sanitario, ella recordaba la noche anterior que hicieron el amor.
Daniel era guapo, su cuerpo estaba bien trabajado, a él le gustaba hacer ejercicio y Marina amaba eso de él.
Daniel se enjuagó la cara y al abrir los ojos la descubrió mirándolo.
Él sonrió y en un rápido movimiento la metió en la ducha.
“¡Daniel!”.
El solo se carcajeó y empezó a quitarle la bata llenándola de besos por todo el cuello.
“Espera, ya es tarde”. Ella trataba de alejarlo, pero él siempre fue más fuerte y estaba deseosa de volver a tener se-xo con él.
La desnudo rápidamente y ella se abrazó a su cintura con sus piernas para tener una mejor posición, Daniel no perdió el tiempo y la allanó rápidamente mientras seguía besándola.
El agua seguía corriendo mientras se escuchaban los gemidos de ambos, Daniel no dejaba sus labios, amaba a la mujer y Marina también lo amaba más que a nadie.
Al terminar, él la ayudó a lavarse de nuevo, sonreía satisfecho por las pequeñas marcas que dejó en su pecho mientras ella hacía una mueca fingiendo estar enojada.
Daniel la secó con la toalla y besó sus labios por última vez para salir del baño, ella solo negó con la cabeza sonriendo, siempre fue muy apasionado y cariñoso.
Afuera del baño ellos conversaban mientras se alistaban cada quien para su trabajo.
“Después de las clases iré a ver al doctor”. Marina le explicó mientras se recogía su largo cabello de pie frente al peinador.
Daniel que se colocaba la camiseta frunció el ceño y se acercó a ella inspeccionándola. “¿Por qué? ¿Te sientes mal?”.
Marina sonrió y tomó la cara de Daniel con sus manos para que la mirara. “Solo es un malestar no te preocupes, creo que es por algo que comí”.
Daniel observó su rostro, le encantaba su sonrisa y sus ojos azules. “Dime a qué hora es la consulta, te veré en el hospital”. El estaba algo preocupado, rara vez Marina se enfermaba, era muy sana.
Marina negó. “Tienes trabajo pendiente, Beto me lo dijo ayer y será una consulta rápida, no te preocupes”. Ella beso sus labios rápidamente para salir de la habitación.
Daniel no estaba muy de acuerdo, pero al final aceptó. La arrastró a sus brazos no conforme con el pequeño beso que Marina le dio. Daniel beso intensamente a Marina y después le dijo. “Cualquier cosa me avisas, te llamaré cuando salgas del trabajo”.
Ella sonrió feliz al ver su cara de preocupación, Daniel arrugaba su entrecejo curioso. “Ok”.
Ambos desayunaron juntos, Marina recogió sus cosas mientras Daniel tomaba las llaves de la mesita de la entrada.
Caminaron juntos afuera de la casa, tenían un pequeño jardín con un barandal que delimita la casa, Daniel salió de la casa por el barandal y se acercó a un costado de la casa, sacó las llaves y abrió una gran cortina, dentro había autos que estaban en reparación y muchas herramientas para reparar autos.
Un chico joven se acercó. “Buenos días Marina, Daniel buenos días”.
Marina saludo amigablemente. “Buenos días Beto”.
Daniel asintió con Beto saludándolo, era trabajador en el taller mecánico, Daniel se encargaba del taller desde que el padre de Marina murió.
“Bueno chicos los dejo”. Marina se acercó a despedirse de Daniel besándolo en los labios.
Beto solo se giró para no ver como los tortolos se daban amor, camino hacia dentro del taller para empezar su trabajo.
Daniel acarició los hombros de Marina. “¿Segura que no quieres que vaya contigo?”.
Marina negó. “Puedo ir sola no te preocupes es solo un chequeo”.
Daniel suspiró quedándose algo inquieto. “Está bien, te llamaré más tarde”.
Ella camino hacia la parada de autobús, subió y se sentó para darle una última vista a su novio por la ventana, Daniel estaba a de pie mirándola partir en el autobús.
La mañana fue tranquila, Marina terminaba sus clases, recogió sus cosas para después despedirse de sus alumnos y compañeros, ella se iría directo al hospital.Al llegar tomó su turno y se sentó en una de las sillas del pasillo, observó a otras mujeres con sus vientres abultados y sonrió, minutos después el doctor la llamó para que entrara al consultorio.“Buenas tardes doctor”. Ella saludó al hombre mayor.El doctor sonrió amable. “Buenas tardes, me dice en su expediente que ha tenido malestares”.Ella afirmó. “Si. Náuseas y vómito, algunas comidas no las tolero, creo que estoy embarazada, pero quería confirmarlo”.El doctor la escuchó atento y le mando hacer las pruebas necesarias, mientras llegaban los resultados le hacía una serie de preguntas y le explicaba algunos detalles de sus exámenes, minutos después la enfermera entró entregando los exámenes.El doctor tomó los resultados y sonrió al leer. “Efectivamente Marina, tus sospechas son ciertas, estás embarazada”.Marina sonrió fe
Marina nerviosa y asustada jugaba con sus manos, de vez en cuando observaban la puerta del quirófano, pero no había señales de que el doctor saliera, tres horas después el doctor salió.Los tres se levantaron. “¿Cómo está?”. Marina angustia le preguntó al doctor.El doctor se quitó la mascarilla. “El daño en el cerebro fue severo, pero logramos retirar el coágulo, ahora es solo esperar a que él reaccione, debo advertirles que puede haber posibilidades de que no despierte en un tiempo o en un caso mas agresivo que quede vegetativo, esperaremos estas primeras 48 horas para saber si evoluciona, deben estar preparados”.Todo se quedó en silencio, Marina no podía creerlo, ¿Vegetativo?, no podía aceptarlo.Dinora agradeció al doctor al ver que Marina no reaccionaba y él se fue a seguir con su trabajo.Las horas pasaron y seguían en espera de que Daniel reaccionara, Marina no había probado bocado y Dinora estaba preocupada.Beto llegó con una botella de agua y un sándwich, entregándolo a Mar
Ella discutía con el hombre, cuando Dinora apareció por el pasillo y caminó rápido hacia el hombre que intimidaba a su amiga, la puso detrás de ella cubriéndola y como leona se puso a discutir con el hombre alto. “¡Oye amigo! Baja tu tono con mi amiga”.El hombre frunció el ceño al ver a la mujer, Dinora era una chica de veinte años alta de tez morena y ojos verdes claros, era muy bella su cabello era castaño, largo y rizado, vestía de forma juvenil, le gustaba usar collares, pulseras y aretes llamativos que la hacían ver muy joven.“Dile a tu amiga que se vaya y no moleste a mi jefe, deberían irse de aquí”. El hombre les advirtió a ambas.Dinora furiosa con el hombre altanero empezó a discutir. “¿No sabes cómo tratar a una dama? ¿Tu madre no te enseño? Este es un hospital público, no pueden tratar a mi amiga así, ella tiene derecho de estar aquí”.Dinora confundida observó la puerta y a los hombres dentro de la habitación, giro para ver a Marina. “¿Qué está pasando?”.Marina negó tri
Casi al terminar don José le preguntó a Daniel. “¿Cuántos años tienes?”.Daniel contestó. “Veinticuatro”.Don José sonrió, era muy joven y se notaban los deseos de aprender. ¿De dónde me dijiste que venías?Daniel miró al hombre mayor. “De USA”.“Tienes familia que dejaste allá?”.Daniel agacho su mirada a la caída y tomó un trozo para comer. “No”.Don José terminó el interrogatorio y al final le preguntó. “¿Cuándo puedes empezar?”.Daniel lo miró y le dijo. “Después de encontrar un lugar donde vivir, estaré puntual aquí”.Don José amablemente negó. “No tienes por qué buscar un lugar, aquí en la azotea tengo un cuarto libre, es solo darle limpieza y estará listo”.Daniel le dijo. “No quiero incomodarlos”.Don José miró a su hija y le explicó a Daniel. “Solo somos mi hija y yo, ella casi no está en casa, estudia y trabaja, no creo que para ella sea un problema”.Marina sonrió y le dijo confirmando la idea de su papá. “Puedes quedarte”.Al final Daniel asintió aceptando.Marina sonrió.
Dinora y Marina se fueron a la cafetería del hospital, Marina estaba triste, todo había cambiado tanto en solo unos días, recordaba el último día que estuvo con Daniel en casa, ella tenía el deseo de darle la sorpresa de que va a ser papá, pero necesitaba estar segura, aunque antes no habían hablado mucho de tener bebes, Daniel siempre dijo que los tendrían cuando se casaran, pero ya habían pasado dos años desde que vivían juntos.Dinora tomó la mano de su amiga. “Veremos cómo entrar ya lo veras”.Marina asintió, sabía que su amiga era muy buena en eso de las misiones imposibles.Tres días después, Marina seguía visitando a Daniel, pero las guaruras no lo dejaban entrar, siempre estaban de pie y solo cambiaban de turnos, pero nunca dejaban el lugar.Dinora también había visto eso, Marina estaba muy triste y tenía miedo de que le pasara algo a ella y a su nuevo sobrino. Marcó un número que busco en la agenda. “Hola”.Ella sonrió. “No te he visto en semanas…oye… necesito un favor”.Más
Una tarde Marina regresaba de su trabajo, al bajar del autobús se encontró de frente con su exnovio. Ella hizo una mueca y trato de pasar, por un lado.El chico la detuvo tomándola del brazo. “Marina”.Ella hizo una mueca al sentir su brazo apretado. “Déjame ir Rubén”.Él soltó un poco su agarre. “Hablemos Marina… Lo que paso fue solo una tontería”.Marina sonrió sarcástica y burlona. “El que te besaras con esa chica en la fiesta fue una tontería”.El trataba de explicarle. “Yo tenía algunas cervezas de más y estaba borracho”.Marina negó. “Y eso me lo vienes a decir después de seis meses, ¡ja! después de salir con la chica por toda la ciudad”.Rubén trató de hablar cariñosamente acercándose a ella. “Me di cuenta de mi error Marina, esa chica no es lo que yo creía”.Marina negó. “Tengo que ir a casa, mi papá me espera, será mejor que te vayas”.El volvió a detenerla tratando de convencerla.Desde donde estaban se podía ver el taller, Daniel y Beto miraban a los dos. “De nuevo ese tipo
Daniel negó sonriendo. “Era un gran hombre, se llamaba David, me entendía mejor que mi padre”.Marina atenta lo escuchaba, Daniel casi nunca hablaba de su familia. Era como un tabú, su rostro cambiaba cuando ella llego a preguntar algo, así que dejó de hacerlo para no incomodarlo.Daniel observaba una pareja con dos niños caminando.Daniel asintió. “Me gustaría tener hijos… podrían ser cuatro o cinco”.Marina abrió mucho sus ojos. “¿Cinco? ¿No crees que son muchos?”.Daniel negó. “Una familia grande esta bien, me los imagino a algunos corriendo a nuestro alrededor, tu y yo cargando a otros, sé que es difícil, pero sería genial tener cinco”.Marina algo indecisa lo escucho . Deseaba ser madre, pero no de tantos.Daniel preguntó. “¿Tú no quieres?”.Marina le explicó. “Si, pero cinco, se me hacen muchos, yo creo que solo máximo tres estaría bien”.Daniel sonrió besando su mejilla. “No importa cuantos, lo que quiero es que sea contigo…”Él suspiró. “Pero de eso falta mucho tiempo”.Ella
Una semana después… Marina hizo su maleta y bajó con ella para explicarle a Beto como llevar lo del taller, Dinora entró a la casa con su maleta también. Beto trató de comprender todo lo que Marina le decía, la abrazó y le deseo suerte saliendo de la casa a seguir trabajando. Dinora se acercó a Marina y le preguntó. “¿Estás segura de esto?”. Marina asintió. “Si él no me recuerda. Y no puedo decirle quien soy. Lo que me queda es enamorarlo de nuevo”. Dinora estaba feliz y abrumada por la gran determinación de Marina. “Amiga, estoy feliz de que luches por lo que quieres y estaré contigo en cada paso, pero recuerda que debes cuidarte, estás embarazada”. Marina afirmó. “Lo sé, tendré cuidado, además vas conmigo, con tu apoyo todo será mucho más fácil”. Dinora feliz hablo del viaje. “Claro no podía dejarte sola en esta aventura, además conoceré chicos guapos e iré a lugares que hace mucho no visitaba”. Marina le regalo una pequeña sonrisa, estaba decidida a recuperar a Daniel, era