CAPÍTULO 5

GINA.

Caemos desnudos en su cama con la respiración acelerada, al terminar una segunda ronda de buen sexo. Nunca me había sentido tan satisfecha con alguien. Su manera de mirarme y tocarme me hacen sentir la mujer más deseada del planeta. 

Su mano se mueve encima de mi vientre, erizando mi piel, y continúa su camino hasta mi rostro, acariciando mi labio inferior con su pulgar. Lo miro lamiendo mis labios, deseosa de volver a probar los suyos, y él se da cuenta, pues me sonríe con picardía.

— Sé solo mía, Gina —vuelve a decir aquellas palabras en una súplica, y le sonrío como una tonta mordiendo mi labio inferior.

— Jhared—susurro su nombre, feliz de que sienta las mismas emociones que siento al verlo, pero las dudas golpean mi cabeza al recordar cómo nos conocimos —pero... 

— Te pagaré por cada noche que nos encontremos para darnos placer. —Me corta, y al escuchar sus palabras, es como si recibiera un balde de agua fría. 

¿Qué esperabas, Gina? ¿Qué te bajará la luna porque le abriste las piernas? 

Me regaño internamente, tratando de mantener una sonrisa en mi rostro, mientras él no deja de observarme con sus hermosos ojos verdes. 

— Yo... 

— Hablaré con la agencia, me encargaré de todo, no te preocupes. —Me guiña un ojo con picardía, jalándome repentinamente por la mano, tumbándome boca abajo en la cama, y colocándose encima de mí.

— Tengo que irme... —tartamudeo al ver su mirada penetrante que observa mi cuerpo con deseo.

— ¿Aceptarás? —pregunta apartándose, y me siento rápido decepcionada de mi decisión buscando dónde he dejado mi ropa.

Me levanto cubriendo mi desnudez con la sábana que ahora me parece tan delgada al sentir su mirada sobre mí, y es la primera vez que reacciono a lo que en realidad soy... Su p**a.

Camino escaleras abajo, inerte en mis pensamientos, encontrando mi ropa dispersa por su sala en la cual aún resuena el instrumental de una balada. 

—Gina…

Escucho su voz detrás de mí y agarro mi vestido del suelo, colocándome apresurada aún sin mirarlo, pues no creo poder seguir aguantando una sonrisa falsa en mi rostro.

No quiero seguir en esto.

Camino buscando mis zapatos de tacón y ropa interior, cuando él aprisiona mi antebrazo, haciendo que voltee asombrada, dejando nuestras miradas fijas como si estuviéramos en un duelo.

— Acepta, prometo tratarte mejor que cualquier hombre con el cual hayas estado —comenta, mirándome desesperado, causando cierta confusión en mí.

— Jhared…

Suelta mi mano decepcionada, y seguidamente suelta un suspiro, alejándose de mí y dándome la espalda.

— Le dejo la opción abierta —comenta de forma cortante—. En tal caso, llamaré a la agencia para que me recomiende otra chica.

Lo veo subir las escaleras sin mirarme ni una sola vez, y recojo mis pertenencias saliendo apresurada, al tratar de contener mis lágrimas, al sentir por primera vez que se siente vender mi cuerpo.

— Esto no se trata de emociones, no te confundas, Gina. —me reprocho saliendo de la mansión.

* * * * * * * * * * * * * * *

Mi amiga Jenny agarra uno de los esmaltes rojos pintando mis uñas de los pies, mientras vemos una serie en mi televisor del departamento.

— No te mentiré, es un jugoso contrato —dice mi amiga concentrada en mis pies—. Yo lo hubiera aceptado cuando lo propuso.

— Esta no es la vida que quiero, Jenny —comento apoyando mi cabeza en mi rodilla, causando que se mueva la cama, y mi amiga me pelee limpiando mi uña.

— Bueno, entonces otra aceptará el contrato —comenta cerrando el esmalte, y recojo mi otra pierna enredando mis manos alrededor de mis piernas, sintiendo la mirada asesina de mi amiga.

— Está bien, no me importa —comento agarrando mi celular viendo que aún tengo puesta su red social en mi celular, su foto de perfil cubre mi pantalla.

Es guapísimo.

— ¡Dame acá! —Mi amiga me arrebata el celular, y yo me levanto tratando de quitárselo.

— ¡Jenny! 

— Si no te importa, entonces, bloquea su red social, y no me mires con esa cara de perro faldero cuando te diga que tiene a otra chica en su cama —me señala con el celular, y aprovecho para quitarlo de sus manos.

— Ay, sí, ¿qué quieres? ¿Que siga yendo como una idiota, solo para ser follada y no recibir nada a cambio? —le comento molesta.

— Dinero, recibirás —bromea y le saco el dedo del medio, dándome la vuelta para buscar una vestimenta.

— Lo tendrás solo para ti —comenta—, no debería recomendar esto pero… Hasta se podría enamorar de ti…

— De una puta.

— ¡Oye! No lo veas así —Jenny me reprende, y se acerca junto a mí agarrando un vestido rojo de mi closet.

— Ve a su empresa y dile que aceptas —golpea el vestido contra mi pecho.

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