GINA.
— ¿Cómo? —le pregunto a mi amiga Jenny mientras salgo con la toalla alrededor de mi torso y el celular en altavoz. — ¡Sí! No fue un desastre, lo hice pagar por la gran mamada que le diste —bromea, y la ignoro secando mi cabello con otra toalla, sintiendo mis mejillas arder al recordar a Jhared—, pero la otra buena noticia es… — No quiero más trabajos, iré a buscar más opciones de empleo —la corto sin darle tiempo de animarme a tomar otro cliente. — ¡Oh, vamos! El hombre está dispuesto a pagar el doble por tus servicios —interviene chillando, emocionada. — No quiero involucrarme con otra persona, esto no es lo mío —le comento buscando mi ropa interior. — ¡Pero es el mismo hombre de ayer! Si funcionó, no terminar tu trabajo —bromea de nuevo. — ¿Cómo? —me detengo agarrando el celular, quitando el altavoz, sintiendo mi corazón acelerarse—. ¿Te llamó de nuevo Jhared? —le pregunto, sentándome en la cama, mordiendo mi labio inferior, nerviosa al recordar a aquel hombre sin camisa, y sus penetrantes ojos verdes. — ¿Jhared? —pregunta mi amiga— Ese no era el hombre que contrató… — Es una larga historia —la interrumpo—, no te imaginas lo que pasó —suelto una risilla nerviosa. — ¡Ooooh vamos! ¡Cuéntame! —grita emocionada mi amiga. — Está bien, está bien —me río—. Su amigo nos contrató para hacerle una sorpresa a Jhared, quien resulta ser el dueño de Rogers Visión. — ¿¡¡Queeeeee!!? —grita y aparto mi celular unos segundos— ¡Lo hiciste pagar, amiga! Así se hace: ¡El karma es una perra! Nos reímos, por la coincidencia, y luego, al cesar, continuamos hablando. — ¿Y qué tal es? — Es… el sueño de cualquier chica —respondo mordiendo mi labio inferior recordándolo—, pero tiene muchos problemas… —Gina, recuerda no involucrarte emocionalmente... —dice un poco preocupada— pero ¡Sí! Me volvió a llamar pidiendo los servicios de la misma chica de ayer. Deberías aprovecharte y pedirle empleo; aceptaré perderte como empleada. ¿Recordará mi nombre? ¿Me habrá reconocido ayer? — Entonces, confirmada para hoy en la noche a las ocho. — ¿¡Qué!? ¡No! —respondo rápido—, aún no me he decidido. — Gina, no te hagas la dura, sé que quieres verlo de nuevo, y más siendo un CEO multimillonario. — Solo déjame pensarlo —le comento, reconociendo dentro de mí que quiero volver a verlo y terminar lo que empezamos, así sea solo como su chica de placer. — Una hora. Piénsalo como si me debieras el favor por haberte ayudado, sabemos que no tienes deudas conmigo, pero es mejor pagar por adelantado —me persuade Jenny. —Sí, sí, lo pensaré —le cuelgo sin esperar que continúe hablando—, tengo que salir a dar un paseo. Ajusto mis auriculares colocando un poco de música, y comienzo a trotar alrededor del enorme parque, tratando de despejar mi mente de los acontecimientos de ayer, pero su rostro y el recuerdo de sus manos sobre mí me perturban, por lo cual me detengo colocando las manos en mis rodillas para tomar aire. — ¡Gina! Me llaman varias veces, y quito mis auriculares, volteando para ver al chico policía acercarse a mí junto con un cachorro de pelaje negro. — Hola —le sonrio cuando se detiene frente a mí acariciando la cabeza del perro, quien comienza a oler mis zapatillas. — Espero que no tengas algo ilícito en tus zapatos —bromea, haciendo que le sonría negando. — Quizás una que otra popo de perro en ellos, pero nada fuera de lo común —comento causando una pequeña risa de su parte. — ¿Vives por aquí cerca? —pregunta sacando su celular. — Eh… no —le miento, insegura de compartirle esta información— vivo a varios minutos de aquí. — Oh, pensé que sí… ¿Te gustaría ir a beber un café? —pregunta de nuevo, y me muevo incómoda haciendo que él lo note, al parecer— no estoy tratando de proponerte un día de sexo, solo que tengo curiosidad por saber de ti, y de la chica que causó desvelo a mi amigo. ¡Jhared, pensó en mí! — Entiendo —sonrio conteniendo mi grito de felicidad— seguro es tu instinto de policía y todo eso… — Entonces, ¿qué dices? —pregunta acariciando la cabeza del perro, que comienza a moverse intranquilo. — ¿Crees que tu amigo lo soportaría? —pregunto señalando al perro. — Averigüémoslo. Caminamos durante unos pequeños minutos por varias calles abarrotadas de personas, hasta llegar a una cafetería al aire libre. Nos sentamos realizando nuestros pedidos, mientras observo al perro acostarse bajo mi silla. — ¿Cómo se llama? —pregunto tratando de hacer conversación. Quizás él pueda contarme un poco más sobre Jhared… — Se llama Red, está siendo entrenado para la policía —comenta, mirándome fijamente como si estuviera evaluando. — Hasta los perros consiguen empleo más rápido que yo —bromeo nerviosa de que me esté observando. — Pero tú trabajas… —sonríe guiñando un ojo, y me sonrojo por la vergüenza. — Sí… —me muevo incómoda en mi asiento— creo que debo irme… —voy a levantarme, pero él me detiene hablando rápido. — ¡Espera! —me siento de nuevo observando, esperando que continúe—. Quisiera saber un poco más de ti. Me tenso, y lamo mis labios nerviosa, sintiendo que me he metido en un gran problema. — ¿Para qué quisiste invitarme un café? —pregunto a la defensiva, sintiéndome atrapada. — Me pareces una chica muy guapa, y creo que podríamos salir hoy en la noche y pasar un rato agradable, juntos —comenta sin reparo. — ¿Perdón? —me quedo muda, por unos segundos. — Quisiera… — Sí, sí entendí —lo detengo viendo cómo la chica deja las bebidas mirándonos tratando de disimular las ganas de saber qué sucede— solo que… mejor comunicate con la agencia —termino levantándome, sacando algo de dinero de mi chaqueta. — No, no me entendiste —se ríe nervioso, levantándose también—. Quiero conocerte como persona, podría ayudarte a salir de ese mundo… Agarro incómoda mi bebida, mostrando una sonrisa forzada. — Fue un gusto conocerte, pero no estoy interesada —le respondo alejándome, sin mirarlo, esperando que no me siga. Tiempo después, entro a mi departamento, suspirando, cansada. Camino directo a la ducha, desvistiéndome en el proceso. Me adentro, abriendo la llave del agua, dejando que recorra mi piel desnuda. Estiro mi mano agarrando el jabón, para comenzar a frotarlo por mi cuerpo. — Gina… Recuerdo su voz susurrar mi nombre, y muerdo mi labio inferior, deslizando el jabón por mis pechos, aumentando las ganas de ser tocada por él luego de haber quedado con las ganas. Mi celular comienza a repicar y me asomo por la cortina, viendo en la mesilla la llamada entrante de mi amiga Jenny, y muerdo mi labio inferior conteniendo una sonrisa al saber cuál será mi respuesta. JHARED. Suena el timbre, y me acerco ansioso a la puerta, abriéndola para ver a la misma mujer sexi de mis sueños de ayer. Pensé que era una ilusión, pero no, se encuentra frente a mí con su cabello negro suelto, un vestido rojo que le queda súper pegado marcando sus buenos atributos y unos tacones que hacen estilizar su figura. — Hola —dice nerviosa, mordiendo su labio inferior, mientras se acerca a mí observando mi cuerpo, notando que ella también me desea. — Creo que las cosas no terminaron como debieron —acorto la distancia entre nosotros, uniendo sus labios contra los míos, escuchando cómo deja escapar un gemido sorprendida, y sonrio satisfecho al saber que está lista para mí. Mald**a Laura, que hizo perder mi oportunidad de tenerla acostada sobre mi escritorio hace varios meses. Cierro la puerta apoyando su cuerpo contra ella, mientras levanto sus manos por encima de la cabeza, dejando rastro de besos por su cuello. — Te deseo, Gina. Subo su vestido, colocando mi mano por encima de su ropa interior, sintiendo lo mojada que se encuentra para mí. — Recuerdas mi nombre —jadea cuando introduzco mi mano dentro de su tanga, deslizando mis dedos por su entrada húmeda. — Pensé que habías sido un sueño… Comento mirándola a los ojos, notando cómo se sonroja, y abre sus labios al introducir mis dedos dentro de su apertura. — ¿Me deseas? —le pregunto moviendo mi dedo, el cual ella comienza a cabalgar soltando pequeños gemidos. —Sí —susurra con voz ahogada, y saco mi mano para deslizar sus bragas por sus piernas. — Yo te deseo mucho más. Me arrodillo frente a ella, enterrando mi cara entre sus piernas, saboreándola, causando que grite de placer y se aferre a mi cabello. — Se supone que debe ser al revés... —habla con la voz entrecortada, dejando escapar pequeños gemidos. —Aún tenemos una larga noche —le comento volviendo a degustar, haciendo que folle mi boca, y grite mi nombre hasta venirse. Me levanto desabotonando mis pantalones, dejando salir mi miembro, el cual ella observa asombrada mordiendo su labio inferior. — Terminemos lo que empezamos. La volteo de rápido, inclinando su cuerpo contra la puerta, y me introduzco de golpe dentro de ella, haciendo que grite mi nombre llena de placer. La embisto con fuerza, escuchando sus gemidos, los cuales son música para mis oídos. — Sé solo mía… La embisto con fuerza, sintiendo su liberación, y más atrás de ella la sigo gruñendo satisfecho mientras la marco con mi esencia en su trasero.GINA.Caemos desnudos en su cama con la respiración acelerada, al terminar una segunda ronda de buen sexo. Nunca me había sentido tan satisfecha con alguien. Su manera de mirarme y tocarme me hacen sentir la mujer más deseada del planeta. Su mano se mueve encima de mi vientre, erizando mi piel, y continúa su camino hasta mi rostro, acariciando mi labio inferior con su pulgar. Lo miro lamiendo mis labios, deseosa de volver a probar los suyos, y él se da cuenta, pues me sonríe con picardía.— Sé solo mía, Gina —vuelve a decir aquellas palabras en una súplica, y le sonrío como una tonta mordiendo mi labio inferior.— Jhared—susurro su nombre, feliz de que sienta las mismas emociones que siento al verlo, pero las dudas golpean mi cabeza al recordar cómo nos conocimos —pero... — Te pagaré por cada noche que nos encontremos para darnos placer. —Me corta, y al escuchar sus palabras, es como si recibiera un balde de agua fría. ¿Qué esperabas, Gina? ¿Qué te bajará la luna porque le abriste
JHARED Al pasar unos pocos días, me reúno con mi amigo Bram en la cafetería. Un lugar que se ha vuelto tradición, y más aún cuando me he dado cuenta de que hablar con él me ayuda a no sentirme tan ansioso al no encontrar solución del caso de mi esposa.— Bien, está bien —deja de beber su café soltando un suspiro—, mis hombres están realizando la última búsqueda río abajo...— Está bien, ¿qué han encontrado? —le pregunto ansioso, apretando un poco el vaso en mi mano. — Nada. Mi superior quiere dar el caso por per...— Prometiste que la encontrarías —le espeto furioso golpeando el vaso contra la mesa.— Jhared—me reprende, y aprieto los dientes tratando de controlar mi molestia, que es más dirigida hacia mí que a él.— Lo siento, yo... —suspiro pasando las manos por mi cabello— necesito...— Lo sé, hermano —palmea mi hombro—, sabes que trataré de hacer todo lo posible para encontrarla...Asiento, cerrando mis ojos por unos segundos, recordando otro de aquellos días antes de que las pe
GINA.Mi pecho se hincha de alegría al verlo, y mi rostro babea al notar su pecho descubierto como todo un dios griego. Atraída por su asombroso físico, me acerco un paso hacia él sin importarme nadie más, hasta que sale de su oficina una despampanante rubia, limpiando su labial rojo corrido por su barbilla, mientras se acerca con pasos seductores, levantando con pereza su otra mano intentando ocultar sus grandes atributos que sostiene su pequeño sujetador.— Y una mierda —suelto molesta, arrepintiéndome de haber venido.Vuelvo furiosa entrando al ascensor presionando el botón del primer piso, y giro para ver su rostro, fruncir el ceño, y seguir mi mirada hacia la chica que coloca su mano en su hombro diciéndole algunas palabras que no logro escuchar, y cuando va a mirarme de nuevo, las puertas se cierran.— Te odio, Jhared Rogers —lo maldigo, frustrada, pasando las manos por mi cabello, y a los segundos, las puertas del ascensor se abren, y me encuentro de frente a Bram, quien me obs
Jhared. Al llegar frente al hospital, luego de ser avisado por mi amigo. Me apoyo contra el capo de mi auto, cruzando los brazos sobre mi pecho sin apartar la mirada de la entrada, esperando que salgan y poder aclarar algunas cosas con Gina al verla salir tan enojada de la empresa. Al pasar varios minutos, por el rabillo del ojo noto a alguien acercarse a mí, y al mirar por completo, noto cómo mi amigo Bram se acerca con sus manos levantadas como si estuviera a punto de arrestarle.— Bram, ¿dónde está...? —le pregunto mirando detrás de él, levantándome, yendo a su encuentro esperando que aparezca, pero nadie más le sigue.— Tranquilo, amigo —me palmea el hombro, y seguido coloca sus manos dentro del bolsillo de sus pantalones, mirando a un lado, transmitiendo su incomodidad—. Ella no quiere verte.— ¿Qué? —frunzo mi ceño confundido. — Pero… ¿por qué? ¿Por los guardias? Quizás me pasé un poco, pero necesitaba hablar con ella… sabes qué de las discusiones… —me detengo al notar hacia d
GINA.— Bueno, y así fue como terminé de puta.Le suelto toda mi breve historia a Adam, el bartender, quien me observa asombrado mientras mi risa suena estruendosa, por el alcohol que está haciendo su asombroso efecto de la honestidad y la “personalidad oculta” frente a varias personas.— ¡Pero calma, calma! —levanto las manos, para aclarar algunos argumentos—. Solo he estado con uno, así que soy pésima hasta en este trabajo —vuelvo a reírme escuchando cómo mis nuevos amigos de tragos se ríen junto a mí.— Vamos, pero el tipo tiene mucha plata. Si no estuviera encabronada, le pediría empleo a tu amiga —comenta la chica rubia a mi costado junto a su pareja, un moreno superalto. — ¡No! —niego, bebiendo un trago de mi vaso—. No te lo recomiendo.— Pero, ¿te gustó o no? —se cruza de brazos, sintiendo la mirada de los demás a la espera de una respuesta.— Sí, él es... —muerdo mi labio recordando su cuerpo, y la forma de tocarme. — Ardiente —bromea su esposo.— Si lo es —asiento, colocand
GINA. Agarro su mano apretándola fuerte para perder el miedo, guiándolo hacia la entrada, viendo por unos segundos el rostro molesto de Jhared mientras tira el cigarrillo al suelo presionando con su zapato, y sonrío triunfal mordiendo mi labio inferior para ocultar mi alegría. Al adentrarnos en el ascensor, mi celular repica con un nuevo mensaje y lo deslizo para leerlo, emocionada por mi venganza, notando cómo Adam apoya su mano en mi cadera acariciándola con su pulgar. Mensaje: Espero que te diviertas, pero no creo que él sea tan bueno como yo. Cuidado, lo llamas por mi nombre ;). Molesta por su mensaje, tecleo rápido para responderle, pero Adam me quita el celular levantándolo en alto para que no logre alcanzarlo. —¡Oye! —lo miro frunciendo el ceño. — Mejor mándale una foto, así se arrepentirá de haberte rechazado —me entrega de nuevo el celular y lo tomo asintiendo dudosa, pues aún no he decidido si quiero acostarme con Adam o cómo se llame. Salimos del ascensor yendo directo
Jhared.Mi cuerpo se tambalea a causa del alcohol, deteniéndose en el borde de la piscina mientras sollozo al sentir esa terrible sensación de soledad. Mi mirada se queda inerte en la piscina imaginando a mi pequeña ahogarse sin nadie que la ayude, y desesperado comienzo a quitar mis zapatos para ir a su rescate.— Anguanta Lucy —gimo viendo cómo su cuerpo comienza a hundirse, y me lanzo en la piscina buscándola desesperado, sintiendo todo girar a mi alrededor— ¡Lucy! –grito sumergiéndome en el agua, sin poder encontrarla.Subo a la superficie tomando una gran bocanada de aire, sintiendo mi cuerpo débil a causa del alcohol, y debido a ello comienzo a sumergirme sin poder luchar contra la espesa masa de agua.Será lo mejor si muero…Cuando siento todo a punto de oscurecer, unos brazos me levantan, arrastrándome a la parte baja de la piscina, dejándome encima de las escaleras.— Jhared, despierta —alguien me da una palmada en la cara, y volteo viendo a una mujer de cabello negro corto,
— ¡Muchas gracias, señor! — Bueno, veamos cómo te va esta semana de prueba —estrecha mi mano dándole una palmada para luego caminar hacia la puerta mirando a los lados—. Oh, Annie, muéstrale a Gina las instalaciones y cómo trabajamos en el restaurante.El hombre se aparta a un lado, indicando que vaya con ella, y con mi enorme sonrisa por estar a punto de conseguir mi primer empleo, salgo encontrándome de frente con una asombrosa morena de enormes ojos verdes.— ¡Hola, soy Gina! —extiendo mi mano, la cual ella mira mostrando en su rostro una sonrisa forzada.—Annie. Vamos, no tengo mucho tiempo.Comienza a andar con pasos rápidos como si fuera adrede, y contengo las ganas de soltar unas cuantas reglas de cortesía, así que solo planto una sonrisa en mi rostro mientras la sigo por un asombroso pasillo de blancas paredes, el cual parece interminable, y no logro llegar hasta el final, pues nos detenemos frente a una enorme puerta negra.— No te pierdas. Entramos en una asombrosa cocina