CAPÍTULO 4

GINA.

— ¿Cómo? —le pregunto a mi amiga Jenny mientras salgo con la toalla alrededor de mi torso y el celular en altavoz.

— ¡Sí! No fue un desastre, lo hice pagar por la gran mamada que le diste —bromea, y la ignoro secando mi cabello con otra toalla, sintiendo mis mejillas arder al recordar a Jhared—, pero la otra buena noticia es… 

— No quiero más trabajos, iré a buscar más opciones de empleo —la corto sin darle tiempo de animarme a tomar otro cliente.

— ¡Oh, vamos! El hombre está dispuesto a pagar el doble por tus servicios —interviene chillando, emocionada.

— No quiero involucrarme con otra persona, esto no es lo mío —le comento buscando mi ropa interior.

— ¡Pero es el mismo hombre de ayer! Si funcionó, no terminar tu trabajo —bromea de nuevo.

— ¿Cómo? —me detengo agarrando el celular, quitando el altavoz, sintiendo mi corazón acelerarse—. ¿Te llamó de nuevo Jhared? —le pregunto, sentándome en la cama, mordiendo mi labio inferior, nerviosa al recordar a aquel hombre sin camisa, y sus penetrantes ojos verdes.

— ¿Jhared? —pregunta mi amiga— Ese no era el hombre que contrató…

— Es una larga historia —la interrumpo—, no te imaginas lo que pasó —suelto una risilla nerviosa.

— ¡Ooooh vamos! ¡Cuéntame! —grita emocionada mi amiga.

— Está bien, está bien —me río—. Su amigo nos contrató para hacerle una sorpresa a Jhared, quien resulta ser el dueño de Rogers Visión.

— ¿¡¡Queeeeee!!? —grita y aparto mi celular unos segundos— ¡Lo hiciste pagar, amiga! Así se hace: ¡El karma es una perra!

Nos reímos, por la coincidencia, y luego, al cesar, continuamos hablando.

— ¿Y qué tal es? 

— Es… el sueño de cualquier chica —respondo mordiendo mi labio inferior recordándolo—, pero tiene muchos problemas…

—Gina, recuerda no involucrarte emocionalmente... —dice un poco preocupada— pero ¡Sí! Me volvió a llamar pidiendo los servicios de la misma chica de ayer. Deberías aprovecharte y pedirle empleo; aceptaré perderte como empleada.

¿Recordará mi nombre? ¿Me habrá reconocido ayer?

— Entonces, confirmada para hoy en la noche a las ocho.

— ¿¡Qué!? ¡No! —respondo rápido—, aún no me he decidido.

— Gina, no te hagas la dura, sé que quieres verlo de nuevo, y más siendo un CEO multimillonario.

— Solo déjame pensarlo —le comento, reconociendo dentro de mí que quiero volver a verlo y terminar lo que empezamos, así sea solo como su chica de placer.

— Una hora. Piénsalo como si me debieras el favor por haberte ayudado, sabemos que no tienes deudas conmigo, pero es mejor pagar por adelantado —me persuade Jenny.

—Sí, sí, lo pensaré —le cuelgo sin esperar que continúe hablando—, tengo que salir a dar un paseo.

Ajusto mis auriculares colocando un poco de música, y comienzo a trotar alrededor del enorme parque, tratando de despejar mi mente de los acontecimientos de ayer, pero su rostro y el recuerdo de sus manos sobre mí me perturban, por lo cual me detengo colocando las manos en mis rodillas para tomar aire. 

— ¡Gina! 

Me llaman varias veces, y quito mis auriculares, volteando para ver al chico policía acercarse a mí junto con un cachorro de pelaje negro.

— Hola —le sonrio cuando se detiene frente a mí acariciando la cabeza del perro, quien comienza a oler mis zapatillas. 

— Espero que no tengas algo ilícito en tus zapatos —bromea, haciendo que le sonría negando.

— Quizás una que otra popo de perro en ellos, pero nada fuera de lo común —comento causando una pequeña risa de su parte.

— ¿Vives por aquí cerca? —pregunta sacando su celular. 

— Eh… no —le miento, insegura de compartirle esta información— vivo a varios minutos de aquí.

— Oh, pensé que sí… ¿Te gustaría ir a beber un café? —pregunta de nuevo, y me muevo incómoda haciendo que él lo note, al parecer— no estoy tratando de proponerte un día de sexo, solo que tengo curiosidad por saber de ti, y de la chica que causó desvelo a mi amigo.

¡Jhared, pensó en mí!

— Entiendo —sonrio conteniendo mi grito de felicidad— seguro es tu instinto de policía y todo eso…

— Entonces, ¿qué dices? —pregunta acariciando la cabeza del perro, que comienza a moverse intranquilo.

— ¿Crees que tu amigo lo soportaría? —pregunto señalando al perro.

— Averigüémoslo.

Caminamos durante unos pequeños minutos por varias calles abarrotadas de personas, hasta llegar a una cafetería al aire libre. Nos sentamos realizando nuestros pedidos, mientras observo al perro acostarse bajo mi silla.

— ¿Cómo se llama? —pregunto tratando de hacer conversación.

Quizás él pueda contarme un poco más sobre Jhared…

— Se llama Red, está siendo entrenado para la policía —comenta, mirándome fijamente como si estuviera evaluando.

— Hasta los perros consiguen empleo más rápido que yo —bromeo nerviosa de que me esté observando.

— Pero tú trabajas… —sonríe guiñando un ojo, y me sonrojo por la vergüenza.

— Sí… —me muevo incómoda en mi asiento— creo que debo irme… —voy a levantarme, pero él me detiene hablando rápido.

— ¡Espera! —me siento de nuevo observando, esperando que continúe—. Quisiera saber un poco más de ti.

Me tenso, y lamo mis labios nerviosa, sintiendo que me he metido en un gran problema.

— ¿Para qué quisiste invitarme un café? —pregunto a la defensiva, sintiéndome atrapada.

— Me pareces una chica muy guapa, y creo que podríamos salir hoy en la noche y pasar un rato agradable, juntos —comenta sin reparo.

— ¿Perdón? —me quedo muda, por unos segundos.

— Quisiera…

— Sí, sí entendí —lo detengo viendo cómo la chica deja las bebidas mirándonos tratando de disimular las ganas de saber qué sucede— solo que… mejor comunicate con la agencia —termino levantándome, sacando algo de dinero de mi chaqueta.

— No, no me entendiste —se ríe nervioso, levantándose también—. Quiero conocerte como persona, podría ayudarte a salir de ese mundo…

Agarro incómoda mi bebida, mostrando una sonrisa forzada.

— Fue un gusto conocerte, pero no estoy interesada —le respondo alejándome, sin mirarlo, esperando que no me siga.

Tiempo después, entro a mi departamento, suspirando, cansada. Camino directo a la ducha, desvistiéndome en el proceso. Me adentro, abriendo la llave del agua, dejando que recorra mi piel desnuda. Estiro mi mano agarrando el jabón, para comenzar a frotarlo por mi cuerpo. 

— Gina… 

Recuerdo su voz susurrar mi nombre, y muerdo mi labio inferior, deslizando el jabón por mis pechos, aumentando las ganas de ser tocada por él luego de haber quedado con las ganas.

Mi celular comienza a repicar y me asomo por la cortina, viendo en la mesilla la llamada entrante de mi amiga Jenny, y muerdo mi labio inferior conteniendo una sonrisa al saber cuál será mi respuesta.

JHARED.

Suena el timbre, y me acerco ansioso a la puerta, abriéndola para ver a la misma mujer sexi de mis sueños de ayer. Pensé que era una ilusión, pero no, se encuentra frente a mí con su cabello negro suelto, un vestido rojo que le queda súper pegado marcando sus buenos atributos y unos tacones que hacen estilizar su figura.

— Hola —dice nerviosa, mordiendo su labio inferior, mientras se acerca a mí observando mi cuerpo, notando que ella también me desea.

— Creo que las cosas no terminaron como debieron —acorto la distancia entre nosotros, uniendo sus labios contra los míos, escuchando cómo deja escapar un gemido sorprendida, y sonrio satisfecho al saber que está lista para mí.

Mald**a Laura, que hizo perder mi oportunidad de tenerla acostada sobre mi escritorio hace varios meses.

Cierro la puerta apoyando su cuerpo contra ella, mientras levanto sus manos por encima de la cabeza, dejando rastro de besos por su cuello.

— Te deseo, Gina. 

Subo su vestido, colocando mi mano por encima de su ropa interior, sintiendo lo mojada que se encuentra para mí.

— Recuerdas mi nombre —jadea cuando introduzco mi mano dentro de su tanga, deslizando mis dedos por su entrada húmeda.

— Pensé que habías sido un sueño…

Comento mirándola a los ojos, notando cómo se sonroja, y abre sus labios al introducir mis dedos dentro de su apertura.

— ¿Me deseas? —le pregunto moviendo mi dedo, el cual ella comienza a cabalgar soltando pequeños gemidos. 

—Sí —susurra con voz ahogada, y saco mi mano para deslizar sus bragas por sus piernas.

— Yo te deseo mucho más.

Me arrodillo frente a ella, enterrando mi cara entre sus piernas, saboreándola, causando que grite de placer y se aferre a mi cabello.

— Se supone que debe ser al revés... —habla con la voz entrecortada, dejando escapar pequeños gemidos.

—Aún tenemos una larga noche —le comento volviendo a degustar, haciendo que folle mi boca, y grite mi nombre hasta venirse.

Me levanto desabotonando mis pantalones, dejando salir mi miembro, el cual ella observa asombrada mordiendo su labio inferior.

— Terminemos lo que empezamos. 

La volteo de rápido, inclinando su cuerpo contra la puerta, y me introduzco de golpe dentro de ella, haciendo que grite mi nombre llena de placer. La embisto con fuerza, escuchando sus gemidos, los cuales son música para mis oídos.

— Sé solo mía… 

La embisto con fuerza, sintiendo su liberación, y más atrás de ella la sigo gruñendo satisfecho mientras la marco con mi esencia en su trasero.

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