(BRAN) Agarro por la camiseta al imbecil acercando su rostro al mio, notando como abre sus ojos asustado sintiendo bajo mis dedos como comienza a temblar. — Entonces, me dirás ¿Quién te contrato? —le comento furioso— si le pasa algo a esa chica, créeme que no saldrás de esta... – Ellos me amenazaron... —dice asustado— no quiero que me asesinen. El comienza a sollozar, y suspiro soltando un poco el agarre bajo mi rostro por unos segundos para no golpearlo. — No te harán nada, tienes mi palabra. Pondré parte de mi equipo en protegerte, créeme —comento calmado para no asustar más al muchacho. — No confío en la policía, todos son unos mentirosos —gruñe en un susurro y me cruzo de brazos. — Bueno, quería que todo fuera por las buenas pero creo que te gustará pasar algunos días en prisión... —comienzo a caminar hacia la salida— solo no te duermas, no me hago responsable de lo que te suceda allá adentro. Agarro la perilla, y luego lo escucho como comienza a moverse intranquilo y su
JharedAgarro con fuerza mi cuero cabelludo, tratando de controlar el dolor que siento por los recuerdos que me invaden, que ni el alcohol puede borrar. Sollozo de repente desconsolado, tomando de golpe el contenido restante de mi botella de alcohol. Me levanto sintiendo mi cuerpo tambalearse, pero me apoyo de las paredes como puedo, arrastrándome a la habitación donde aún tengo todo desde aquel momento que las perdí. Ha pasado casi un año, pero el dolor aún no desaparece, es como si mi corazón estuviera rodeado de espinas.Me tumbo en la cama, boca abajo, dejando que el sueño me consuma, dando paso solo a pesadillas. — ¡No, Jhared! —me grita Julia, desesperada empacando algunas prendas, y trato de detenerla agarrando su muñeca.— Julia, no entiendo qué está pasando… solo conversemos —intervengo, y ella mira a un costado evitando mis ojos. — Ya no eres el mismo —suelta con fuerza su muñeca de mi agarre—, tú necesitas despejar la cabeza, al igual que yo —continúa empacando.— Pero e
GINA.Entro a mi departamento molesta, cerrando la puerta de golpe, yendo directo a la encimera de mi cocina, apoyando mis codos en ella, para ocultar mi rostro lleno de frustración al no poder conseguir un p*t* empleo que me ayude a seguir con mi independencia, y más aún cuando me encuentro en una ciudad alejada de mis familiares, acompañada solo por una amiga que me recibió hace un mes en su departamento, y ya han pasado dos meses desde que comencé a vivir sola prestando dinero a varias personas para poder solventar los gastos de comida.— ¿Qué hago? —susurro, y le marco a mi amiga Jenny, buscando ayuda de su parte.— Hola, mi chica —saluda animada con su voz un poco distorsionada por la música que se escucha de fondo—. ¿Celebramos hoy tu nuevo empleo? Camino hacia la nevera abriendo el refrigerador sacando mi pote de helado.— Malas noticias… —le respondo buscando un envase, y seguido de servir una porción grande de helado en una taza, coloco el celular en voz alta para poder come
GINA. Mi amiga chilla emocionada, y aparto el celular por unos segundos para luego colocarlo de nuevo. — Estoy nerviosa —le comento— yo no… — Tranquila, este cliente que te he asignado, lo conozco. Confiable y guapo —me anima, y me quedo callada pensando en todas las cosas malas que pueden pasar. — ¿Te has acostado…? —pregunto frunciendo el ceño al imaginar follarme a un chico que ha estado con mi amiga. — No, para mi desgracia —dice actuando un falso llanto— inténtalo un día, sal de apuros, no creo que el señor Martín quiera esperar más tiempo por el dinero del alquiler. Me quedo unos minutos en silencio, y luego suspiro asintiendo como una tonta, como si ella pudiera verme. — Está bien, ¿dónde está la dirección? — Uno de mis chicos te pasará buscando en unos cinco minutos. Él se encargará de ser transporte. —escucho la voz de mi amiga alegre por mi decisión. — Buen servicio —rio nerviosa, caminando hacia la puerta de la entrada, y justo en ese momento tocan el t
GINA.— ¿Cómo? —le pregunto a mi amiga Jenny mientras salgo con la toalla alrededor de mi torso y el celular en altavoz.— ¡Sí! No fue un desastre, lo hice pagar por la gran mamada que le diste —bromea, y la ignoro secando mi cabello con otra toalla, sintiendo mis mejillas arder al recordar a Jhared—, pero la otra buena noticia es… — No quiero más trabajos, iré a buscar más opciones de empleo —la corto sin darle tiempo de animarme a tomar otro cliente.— ¡Oh, vamos! El hombre está dispuesto a pagar el doble por tus servicios —interviene chillando, emocionada.— No quiero involucrarme con otra persona, esto no es lo mío —le comento buscando mi ropa interior.— ¡Pero es el mismo hombre de ayer! Si funcionó, no terminar tu trabajo —bromea de nuevo.— ¿Cómo? —me detengo agarrando el celular, quitando el altavoz, sintiendo mi corazón acelerarse—. ¿Te llamó de nuevo Jhared? —le pregunto, sentándome en la cama, mordiendo mi labio inferior, nerviosa al recordar a aquel hombre sin camisa, y s
GINA.Caemos desnudos en su cama con la respiración acelerada, al terminar una segunda ronda de buen sexo. Nunca me había sentido tan satisfecha con alguien. Su manera de mirarme y tocarme me hacen sentir la mujer más deseada del planeta. Su mano se mueve encima de mi vientre, erizando mi piel, y continúa su camino hasta mi rostro, acariciando mi labio inferior con su pulgar. Lo miro lamiendo mis labios, deseosa de volver a probar los suyos, y él se da cuenta, pues me sonríe con picardía.— Sé solo mía, Gina —vuelve a decir aquellas palabras en una súplica, y le sonrío como una tonta mordiendo mi labio inferior.— Jhared—susurro su nombre, feliz de que sienta las mismas emociones que siento al verlo, pero las dudas golpean mi cabeza al recordar cómo nos conocimos —pero... — Te pagaré por cada noche que nos encontremos para darnos placer. —Me corta, y al escuchar sus palabras, es como si recibiera un balde de agua fría. ¿Qué esperabas, Gina? ¿Qué te bajará la luna porque le abriste
JHARED Al pasar unos pocos días, me reúno con mi amigo Bram en la cafetería. Un lugar que se ha vuelto tradición, y más aún cuando me he dado cuenta de que hablar con él me ayuda a no sentirme tan ansioso al no encontrar solución del caso de mi esposa.— Bien, está bien —deja de beber su café soltando un suspiro—, mis hombres están realizando la última búsqueda río abajo...— Está bien, ¿qué han encontrado? —le pregunto ansioso, apretando un poco el vaso en mi mano. — Nada. Mi superior quiere dar el caso por per...— Prometiste que la encontrarías —le espeto furioso golpeando el vaso contra la mesa.— Jhared—me reprende, y aprieto los dientes tratando de controlar mi molestia, que es más dirigida hacia mí que a él.— Lo siento, yo... —suspiro pasando las manos por mi cabello— necesito...— Lo sé, hermano —palmea mi hombro—, sabes que trataré de hacer todo lo posible para encontrarla...Asiento, cerrando mis ojos por unos segundos, recordando otro de aquellos días antes de que las pe
GINA.Mi pecho se hincha de alegría al verlo, y mi rostro babea al notar su pecho descubierto como todo un dios griego. Atraída por su asombroso físico, me acerco un paso hacia él sin importarme nadie más, hasta que sale de su oficina una despampanante rubia, limpiando su labial rojo corrido por su barbilla, mientras se acerca con pasos seductores, levantando con pereza su otra mano intentando ocultar sus grandes atributos que sostiene su pequeño sujetador.— Y una mierda —suelto molesta, arrepintiéndome de haber venido.Vuelvo furiosa entrando al ascensor presionando el botón del primer piso, y giro para ver su rostro, fruncir el ceño, y seguir mi mirada hacia la chica que coloca su mano en su hombro diciéndole algunas palabras que no logro escuchar, y cuando va a mirarme de nuevo, las puertas se cierran.— Te odio, Jhared Rogers —lo maldigo, frustrada, pasando las manos por mi cabello, y a los segundos, las puertas del ascensor se abren, y me encuentro de frente a Bram, quien me obs