GINA. Escucho a lo lejos la voz de mi amiga conversando con Frederick mientras caminamos hacia la entrada de mi departamento y mis pensamientos siguen inertes pensando en él…Aun le importo, fui una idiota en creerle… Necesito saber qué está sucediendo… —Sueltame, Frederick —susurra mi amiga nerviosa captando mi atención—. ¿No ves cómo está…?—Cucciola, confía en mí… Mi amiga lo mira entrecerrando los ojos antes de girarse de nuevo hacia mí, y él suspira sacando un cigarrillo llevándolo a sus labios sin encenderlo.—Gina… —mi amiga toca mi brazo, haciendo que me percate de mi mano paralizada en la llave incrustada en la cerradura.—¡Jenny, gracias por acompañarme! —le digo tratando de disimular, pues quizás lleve mucho tiempo en la misma posición, y al mirar a Frederick puedo confirmarlo, pues sus ojos me observan con preocupación. —Vamos, fiore mio…Él coloca su mano en la cintura de mi amiga quien niega obstinada alejándose nuevamente de él.—No me iré, me quedaré junto con mi a
(BRAN) Agarro por la camiseta al imbecil acercando su rostro al mio, notando como abre sus ojos asustado sintiendo bajo mis dedos como comienza a temblar. — Entonces, me dirás ¿Quién te contrato? —le comento furioso— si le pasa algo a esa chica, créeme que no saldrás de esta... – Ellos me amenazaron... —dice asustado— no quiero que me asesinen. El comienza a sollozar, y suspiro soltando un poco el agarre bajo mi rostro por unos segundos para no golpearlo. — No te harán nada, tienes mi palabra. Pondré parte de mi equipo en protegerte, créeme —comento calmado para no asustar más al muchacho. — No confío en la policía, todos son unos mentirosos —gruñe en un susurro y me cruzo de brazos. — Bueno, quería que todo fuera por las buenas pero creo que te gustará pasar algunos días en prisión... —comienzo a caminar hacia la salida— solo no te duermas, no me hago responsable de lo que te suceda allá adentro. Agarro la perilla, y luego lo escucho como comienza a moverse intranquilo y su
*Este capítulo continente escenas para mayores de 18 años. Por favor leer con precaución* GINA.—Todo bien, Gina, estamos como en el inicio, pero en una situación diferente y con más personas... Respiro hondo deslizando mis manos sudadas por mi vestido, tratando de eliminar arrugas que me imagino debido a los nervios.¿Cómo responderá?Doy un paso dentro del edificio sintiendo que todos me observan, así que me apresuro un poco dirigiéndome a Joe, quien me saluda con una sonrisa radiante y ojos saltarines.—Hola, mi ama. —bromea y yo desvío la mirada a un lado por unos milisegundos, tratando de ocultar una pequeña sonrisa.—Hola, ¿puedo...? ¿Está...?—Sí, sí, en unos minutos llegará, pero puedes esperarlo arriba si deseas... Pero no me hago responsable de lo que encuentres —vuelve a bromear soltando una risilla, y lo ignoro caminando hacia el ascensor.—¡Suerte!—La necesitaré —susurro subiendo al ascensor, mirando mi reflejo en el espejo y llevando mis manos a mi vientre.Al llegar
JHAREDMe quedo paralizado frente a todos, sintiendo miles de pensamientos acumularse en mi cabeza, y dejando todo atrás, cruzando mi mirada por última vez con los ojos asustados de Gina, escapo del dolor como un cobarde. Mi celular repica sin cesar en mi bolsillo, pero solo me enfoco en escapar de esta mentira… No creo que esté viva… ella… Las puertas del ascensor se abren, y miro al frente sin enfocarme en nada. Uno de mis hombres se acerca mostrando su teléfono y yo levanto mi mano, impidiendo que continue.— Sr., tiene una llamada...— En este momento no —respondo cortante, pasando por su lado, sintiendo como comienzan a seguirme, causando que comience a sentirme como un gato acorralado por varios perros.—Sr., es urgente.— ¡No! —Me giro hacia ellos enojado, viendo como del ascensor sale Gina mirando a los lados desesperada.—. No quiero que me siga nadie. Me giro de nuevo, apresurando mis pasos hacia mi auto, subiendo y acelerando lejos de todos, pensando que es un buen mome
JHARED Me quedo inerte viendo a mi amigo postrado en la cama en estado de coma. Su cabeza y partes del cuerpo están vendados, y se puede notar que fue un gran golpe que pudo haberle costado la vida. No contesté su llamada; volví a fallarle a alguien que me importaba. Aprieto mis puños con fuerza, presionándolos encima de mis rodillas. Cierro mis ojos, sintiendo que mi cabeza pronto va a estallar con tantos pensamientos que se acumulan dentro de mí. Unas horas atrás… La lluvia comienza a caer con fuerza sobre mí y esta ilusión de la persona que alguna vez amé y que ahora me atormenta. Miro fijamente sus ojos tratando de entender qué está sucediendo, y de repente sus labios tocan los míos y doy un traspié asombrado. —¿Eres tú en realidad? —levanto mi mano hacia su rostro, y ella coloca la suya sobre la mía sonriendo incómoda. —Soy quien dicen que extrañas… pero yo no te recuerdo —responde, y se aleja tomando mi mano entre las suyas. —No entiendo… yo… —Miro a mi alrededor conf
JharedAgarro con fuerza mi cuero cabelludo, tratando de controlar el dolor que siento por los recuerdos que me invaden, que ni el alcohol puede borrar. Sollozo de repente desconsolado, tomando de golpe el contenido restante de mi botella de alcohol. Me levanto sintiendo mi cuerpo tambalearse, pero me apoyo de las paredes como puedo, arrastrándome a la habitación donde aún tengo todo desde aquel momento que las perdí. Ha pasado casi un año, pero el dolor aún no desaparece, es como si mi corazón estuviera rodeado de espinas.Me tumbo en la cama, boca abajo, dejando que el sueño me consuma, dando paso solo a pesadillas. — ¡No, Jhared! —me grita Julia, desesperada empacando algunas prendas, y trato de detenerla agarrando su muñeca.— Julia, no entiendo qué está pasando… solo conversemos —intervengo, y ella mira a un costado evitando mis ojos. — Ya no eres el mismo —suelta con fuerza su muñeca de mi agarre—, tú necesitas despejar la cabeza, al igual que yo —continúa empacando.— Pero e
GINA.Entro a mi departamento molesta, cerrando la puerta de golpe, yendo directo a la encimera de mi cocina, apoyando mis codos en ella, para ocultar mi rostro lleno de frustración al no poder conseguir un p*t* empleo que me ayude a seguir con mi independencia, y más aún cuando me encuentro en una ciudad alejada de mis familiares, acompañada solo por una amiga que me recibió hace un mes en su departamento, y ya han pasado dos meses desde que comencé a vivir sola prestando dinero a varias personas para poder solventar los gastos de comida.— ¿Qué hago? —susurro, y le marco a mi amiga Jenny, buscando ayuda de su parte.— Hola, mi chica —saluda animada con su voz un poco distorsionada por la música que se escucha de fondo—. ¿Celebramos hoy tu nuevo empleo? Camino hacia la nevera abriendo el refrigerador sacando mi pote de helado.— Malas noticias… —le respondo buscando un envase, y seguido de servir una porción grande de helado en una taza, coloco el celular en voz alta para poder come
GINA. Mi amiga chilla emocionada, y aparto el celular por unos segundos para luego colocarlo de nuevo. — Estoy nerviosa —le comento— yo no… — Tranquila, este cliente que te he asignado, lo conozco. Confiable y guapo —me anima, y me quedo callada pensando en todas las cosas malas que pueden pasar. — ¿Te has acostado…? —pregunto frunciendo el ceño al imaginar follarme a un chico que ha estado con mi amiga. — No, para mi desgracia —dice actuando un falso llanto— inténtalo un día, sal de apuros, no creo que el señor Martín quiera esperar más tiempo por el dinero del alquiler. Me quedo unos minutos en silencio, y luego suspiro asintiendo como una tonta, como si ella pudiera verme. — Está bien, ¿dónde está la dirección? — Uno de mis chicos te pasará buscando en unos cinco minutos. Él se encargará de ser transporte. —escucho la voz de mi amiga alegre por mi decisión. — Buen servicio —rio nerviosa, caminando hacia la puerta de la entrada, y justo en ese momento tocan el t