Isabella miraba fijamente a los ojos a Sergey, él estaba haciendo justo lo mismo, se había perdido en el bello rostro de la hermosa chef. — ¿No vas a responder? ¡Lo sabía, ni siquiera tu tienes idea del por qué haces esto! Me tenías a tus pies y no me valoraste, ahora que estoy lejos de tu alcance me quieres de vuelta, ¿Pero sabes qué? Es muy tarde para eso, lo que una vez te dí jamás te lo voy a volver a entregar, no soy una mujer con la que puedas volver a jugar, quédate con tu fría forma de ser, con el poco amor que tienes para dar, yo no lo necesito. Isabella se puso de pie para irse, Pero justo en ese momento Sergey la tomó de la muñeca. — ¿Qué no es obvio? Desde que te fuiste he padecido como un condenado tu ausencia. Extraño tu cariño, esa forma de mirarme con tanto amor... extraño tu amor, me hace tanta falta como necesito respirar para vivir. Eso cambió. Isabella estaba sin palabras. Jamás esperó que algún día escucharía a ese frío CEO ruso declararle su amor. El s
Un coche de la familia Smith estaba ya esperando a la señorita de la familia. El CEO Rossi la llevó personalmente hasta ese auto. — Bueno... me iré a casa. Gracias por todo Ismael. — Ya te lo he dicho. No tienes nada que agradecer. Tienes que descansar, que pases una buena noche. — Igual tú. — Fueron solo unos segundos los que sus miradas se cruzaron. — Señorita Smith. Nos iremos cuando diga. — Está bien Albert, vámonos. Mientras el chófer avanzaba para salir de la pista, Ismael los veía alejarse. Lo que él pensaba nadie se lo podía imaginar.Griselda sentía que su corazón se quedaba en esa pista, en las manos de ese apuesto y extraordinario hombre que la había hecho mujer por primera vez. Cómo deseaba poder seguir a su lado, en su casa y en su cama. Al día siguiente el señor Smith entro a la habitación de Griselda. — ¿Pero qué fue lo que te pasó? ¡Mira nada más como tienes el tobillo, está vendado e hinchado! Debiste llamarme para ir a cuidarte y llevarte al mejor hospital,
Los ojitos del niño enfermo se aguaron, como todo pequeño quería poder tener el amor de sus padres, y también tenerlos a los dos juntos en casa. — Mamá, papá puede quedarse a cuidarnos mientras tú vas a trabajar al restaurante, puede ayudarnos con las tareas. Puede cambiar los bombillos cuando se fundan y contratar al jardinero, y... hacer lo que hacen los papás, regañar a los niños y ponerles límites para que no coman tantas golosinas. ¿Cierto papá? Di que si para que mamá te lleve con nosotros — El niño puso la manita en su boca para decirlo en un susurro a su padre. Ni en su más remoto sueño Sergey haría tales cosas como padre. Los amaría como nadie en el mundo pero lo primero que pensaba hacer era comenzar con su preparación, ellos no eran niños comunes y corrientes, eran los herederos de un billonario imperio. Y justo por eso es que debían ser educados de una manera diferente. — Papá, ¿Tú en qué trabajas? Escucha, no importa que no tengas dinero. El abuelo Isaías tiene m
Isabella estaba impresionada, había escuchado palabras de Sergey que nunca antes le había dicho, y ahora lo veía derramar una lágrima de dolor por perder a sus hijos y a ella después de haber sido tan estúpidamente egoísta. — Sergey.... — Susurró Isabella. Ella no pudo evitar dar unos pasos hasta el padre de sus hijos y limpiar su rostro con sus dedos. — No llores papá, Mamá, se buena y ya perdonalo. Yo también te perdono, yo... soy un niño muy bueno, ¿Cierto, mamá? — Alexandrito se dirigía a su madre, y al mismo tiempo corría a abrazar a su padre entre sollozos. Sergey lo cargó y lo acurrucó en su pecho. Era de sus hijos el que más se dejaba abrazar y él no perdía oportunidad de sentir su cálido cuerpecito y su cariño cerca de él. — Está bien, todo está bien, no te pongas así, un niño debe crecer feliz y entre sonrisas. Lo de mamá y papá es cosa de adultos. Lo vamos a solucionar, confía en papá. (....) El CEO Smith había dejado a Griselda en su habitación descansando l
Llegando a una lujosa oficina, el CEO Rossi vestido en un traje azul y camisa azul claro que resaltaba impresionantemente el azul violeta de sus ojos. — Buenos días, anuncie por favor al senador Montana que el CEO Isamel Rossi está aquí. — Claro pase por aquí favor. Tengo la orden de hacerlo pasar apenas llegue — La secretaria tocó la puerta. — Adelante. — La imponente y grave voz de Dorian Montana se escucho. — Señor Montana, el CEO Rossi ha llegado. El hombre entró y el senador se puso de pié. — !Vaya, hasta que te apareces por aquí, que gusto verte Isamel! — Lo mismo digo Dorian. espero que te encuentres bien al igual que tu familia. — Lo están, Mi mujer está cada día más hermosa, mis trillizos, sobre todos los dos varones siempre me reciben con una travesura nueva, mi princesa es una niña adorable pero con mal carácter, ahhh... Tengo la vida que nunca espere pero que me hace inmensamente feliz. — Me alegro mucho por ti, te confieso que nunca esperé que te casa
Dorian había puesto al tanto de como los televidentes alentaban la pareja que podrían hacer Oliver Montgomery, el chef francés que fue su maestro en la escuela culinaria dónde Isabella se preparó. — !Ese chef aprovechado pretende ser pareja de mi hermana así como así! ¿Pero que se está creyendo? Si sus intenciones fueran buenas lo que habría hecho es venir a hablar conmigo o con mi padre. Ese cabrón me va a escuchar. — Bueno... En eso te doy toda la razón, La familia Rossi es de mucho respeto. Hay que poner atención a ese tipo, algo no me termina de gustar de él. — A CEOS tan inteligentes y experimentados no se les podía engañar tan fácilmente. — Carajo, no puedo descuidarme un momento de Isabella por qué de inmediato tratan de aprovecharse de su buen corazón. Ahhh... Suerte que tienes de ser hijo único, nunca tienes que preocuparte por una hermana y su bienestar. — No gracias. No me puedo imaginar en esas, juro que al primer imbécil que se le ocurriera lastimarla lo mató yo
Sergey sonrió de lado, eso es justo lo que él habría hecho, amenazar a su padre con ser su enemigo si no cuidaba de su madre diligentemente. Ese era un mundo privado que solamente ellos entendían. El pecho de Sergey se hinchó de dicha. Su hijo mayor también lo había perdonado. Eso quería decir que lo aceptaban como su padre, y que también lo quería. — ¡Ohhh... Yo también quiero que papá me cargue, Mamá quiero que me quiten esta aguja que tengo en la mano, ya no quiero estar en cama! — Aleksey hizo un puchero de berrinche. En ese momento el apuesto Apolo vestido ya en un elegante traje entró en ese momento a la habitación. El hombre puso ver qué su amigo cargaba a sus hijos, eso significaba que ellos lo aceptaban, lo que lo agregaba por el CEO ruso, ya había padecido mucho tiempo la ausencia de sus pequeños. Era momento de reconciliación. — Disculpen que interrumpa, Sergey, ¿Podemos hablar un momento afuera? Es importante. — Claro, enseguida voy. — El hombre dió un beso en
Sergey después de observar el mensaje, tuvo que hacerle una pregunta a Apolo que tal vez le sería difícil de responder, pero sentía que era necesario comenzar a aclarar todos los secretos y saber contra quién y contra qué había estado luchando todos estos años. — Necesito que me digas todo lo que sabes con respecto a Isabella y a mi búsqueda de ella y mis hijos. No soy estúpido, soy consciente del poder que tengo y mi familia, más sin embargo por más que contraté a los mejores detectives privados del mundo, que soborné gobiernos y viajé por todas partes para encontrarla, nunca pude acercarme. Tú lo sabes, ¿Cierto, Apolo? — Wow... Primero que nada quiero alegar en mi defensa que no tenía idea de que fuera mi querida amiga Isabella la mujer que te había abandonado con tus hijos en el vientre. También fue una sorpresa para mí, de haberlo sabido yo mismo te lo habría dicho. — Eso lo sé. Bendigo el día que me invitaste a la inauguración del restaurante que abriste con ella. Gracias a