¡Si, si la compré!

— Vamos, acompáñame a saludar a unos invitados, dejemos que los hombres conversen. — Pidió la tía a Alina.

— No me tardaré, abuelo, Dorian, cuida de él mientras vuelvo. — Alina dejó a su querido abuelo al cuidado de su esposo.

Dorian con un movimiento discreto alertó a sus guardaespaldas que estaban camuflados entre los invitados para que cuidarán de su mujer.

— Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que visitaste la mansión Altamirano, Alina, ¿Has venido a preguntarle a tu abuelo que te va a dejar de herencia?

— ¡Por supuesto que no, yo no soy como ustedes que están a su alrededor como buitres hambrientos! He venido a su fiesta porque lo quiero sinceramente a diferencia de ustedes.

— ¿Cómo puedes decir que no queremos al abuelo? Si nos pasamos la vida cuidando de él. Eres una malagradecida, incluso no descansaste hasta arruinar el compromiso de tu prima con el joven amo Fernández, espero que hayas quedado satisfecha por arruinarle la vida a Sofía.

La mujer fingía
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