La preparación de los niños que eran herederos era muy diferente a la de un niño común, ellos tendrían sobre sus hombros la responsabilidad de manejar y hacer crecer el negocio que sus antepasados les dejaron. La enorme fortuna que tendrían en sus manos si no tenían un nivel de inteligencia, consciencia y honor, podría hacerles perder el piso. Se había sabido de herederos que se dedicaron a viajar por el mundo, a organizar fiestas excesivamente costosas para presumir su posición, pero al final de cuántas perdieron empresas, propiedades, coches, joyas y sobre todo el respeto que alguna vez tuvo su apellido, todo por no tener la capacidad de controlar su ambición y pereza. Por tenerlo todo sin haber trabajado para merecerlo. — Yo seré como papá cuando crezca, por eso voy a comenzar una preparación más intensa, quiero poder estar a su nivel cuando sea uno de los CEOS de la compañía Montana. — Darrien, el trillizo que más se le parecía en carácter a Dorian, a pesar de ser pequeño
La tos atacó al CEO Montana, sus tres hijos eran más que suficientes para él. Aunque tenía un ejército de niñeras para ellos había cosas que solamente los padres podían hacer con sus hijos. El hombre estaba lleno de trabajo, ¿Cómo podría darse el tiempo para cuidar de otro bebé recién llegado? — Dorian, ¿Estás bien? Respira cariño. — Alina palmeaba la espalda de su esposo. — Lo siento, no fue mi intención abrumarte. Supongo que con tanto trabajo y tres pequeños que cuidar te parezca imposible sacar tiempo para otro bebé. — No, cof. Cof. Cof. No he pensado en tener más hijos, temo que le siembre cuatrillizos a mi bella esposa, eso sería demasiado. — Eso sería muy improbable. En mi caso no imaginé que tendría una familia grande, supuse que solo tendría uno o dos hijos, ahora voy a tener el cuarto y no es tan malo. — Eso es porque tienes paciencia de santa al igual que mi mujer. Pero para Sergey y para mí que no se nos da tanto eso de ser pacientes, se nos dificulta un
Audrey llegaba también a la villa de su hermano, sus padres y ella se pusieron cómodos en el jardín, La mansión era bella en su totalidad. Dentro Fiorela entraba a la habitación de su prometido. — ¿Necesitas algo Adriano? Puedo traerte agua o algún bocadillo, solo pídelo. — Si necesito algo, entra al armario y saca una de mis pijamas, quiero que me ayudes a cambiarme, este pantalón me tiene incómodo. La jóven oriental vaciló un poco en hacer lo que se le pedía, más al final fue por una fina pijama y la trajo. — Adriano, ¿Creés que sea adecuado que sea yo quien te ayude a cambiarte? Tú padre está aquí, podemos hablarle y... — No, yo quiero que me ayudes tú, anda, desabrocharme el pantalón, me está ligando por este lado. — Fiorela estaba sonrojada, con manos inexpertas comenzó a desabrochar el botón del pantalón y a bajar el cierre. Ella trataba de no mirar pero no tenía mucho éxito. — Es bueno que vayas practicando para nuestra noche de bodas. Cómo yo estaré ocupado
Por la tarde noche los de Luca se marcharon a su mansión, Emma aunque estaba preocupada por su hijo, comprendió que debía darle espacio. Además su marido no iba a dejarla quedarse. El abogado padre no dormía por las noches si no estaba ella en su cama. — Anda cariño, despídete de tu hijo, ya está en cama, tomó su medicamento y podrá descansar muy bien. — Está bien, me voy tranquila porque sé que Fiorela está con él y lo cuida con mucho cariño. — La madre dió un beso en la mejilla a su hijo y tomó del brazo a su esposo. Apenas salieron de la habitación, Fiorela comentó. — Se aman mucho tus padres, ¿Cierto? ¿Creés que...? — ¿Si nosotros vamos a ser así? No veo porque no, yo me veo contigo en mi futuro y toda la vida, ¿Tú qué ves? — Yo... Me veo a tu lado aprendiendo cosas que no conozco, me veo teniendo a tus hijos, amándote, siendo compañeros de vida. El abogado sonrió. Le gustaba que su prometida pensara de esa forma. El se la podía imaginar embarazada de su bebé. —
Griselda estaba dormida en su cama, ella vestía una bata transparente color rosa con acabados afelpados, lucía realmente linda. La bella pelirroja no tenía maquillaje a excepción de un labial para prevenir los labios resecos. Ella solía usarlo por las noches para que no se le agrietaran. Grace sintió un enorme odio al verla ahí tan tranquila, creía fervientemente que su hermana no se merecía esa vida, la vida que deseaba para ella misma. La malvada mujer sacó de entre sus ropas una daga de plata que había sacado de la mansión Smith, sabía que con ese afilado objeto daría muerte a su odiada hermana de una vez por todas, está vez no se permitiría fallar.(...)De regreso a su mansión, Ismael sentía el pecho oprimido, tendría que volver a comenzar con la búsqueda de su malvada cuñada y encontrarla cuánto antes. No podría estar tranquilo hasta sacarla de las calles y así poder garantizar la seguridad de su esposa.El CEO decidió llamar a la seguridad de su villa, solo para confirmar
Grace estaba muy descontenta, había visto el guardarropa que Ismael le había comprado a su hermana, era digno de una reina, y que decir de todas las joyas valiosas que había en el tocador, tan finas y costosas que podría vivir diez vidas en la opulencia si las vendiera. Todo eso consideraba que debía ser suyo. — Suelta a Griselda, Grace, ella está embarazada, hasta una hiena cuida de su familia, ¿Acaso no tienes entrañas? — ¡Lo único que siento por Griselda es odio, la detesto por ese cabello rojizo que todos los hombres aman y que me robaron la atención de un futuro buen marido. Ella siempre resaltaba a pesar de que yo soy una Smith legitima! El CEO sabía que se le estaba acabando el tiempo, esa psicópata no iba a soltar a su esposa por más que se lo pidieran. — Ismael... pase lo que pase quiero que sepas que te amo muchísimo... y que he sido muy feliz a tu lado. No te culpes por esto, quizás era nuestro destino no pasar el resto de nuestras vidas juntos. — Griselda estab
A pesar de haber recibido cuatro impactos de bala, Grace seguía luchando por su vida en el quirófano. Los médicos se movían lo más rápido que podían para detener el sangrado que se había convertido en hemorragia. — Pongan dos unidades de sangre, la paciente se está vaciando, dense prisa, el señor Rossi ha pedido que le salven la vida a la mujer a costa de lo que sea. Los médicos sacaban las balas y cauterizaban las heridas, pero seguían batallando con la perdida de sangre. Todavía no lograban ponerla fuera de peligro aunque seguirían intentando estabilizarla. El CEO salió un momento para hacer una llamada. En la mansión Smith el padre de las dos hermanas escuchaba timbrar su celular, cuando leyó el remitente supo que no se trataría de nada bueno, su yerno no lo llamaría a esa hora solo por qué sí. — Ismael, ¿Qué sucede? ¿Mi Griselda se encuentra bien, y el bebé? No me ocultes nada por favor. — Señor Smith, ocurrió una terrible situación, Grace logró meterse a mi villa
Después de cortar la llamada con su mejor amigo, el CEO Montana quien ya estaba en pijama, subió a su habitación en dónde su esposa leía un libro esperando a que llegara para apagar las luces. Le gustaba sentirlo a su lado y dormir acurrucada a su pecho todas las noches a menos que estuviera de viaje de negocios. — Sigues despierta, ¿Eh? — El hombre se acercó a darle un suave beso a su hermosa mujer. Alina era muy, muy, bella y con un porte de reina. — Sabes que me gusta sentirte a mi lado cuando duermo. Hoy te demoraste mucho en el despacho. ¿Sucede algo? — Preguntaba la señora Montana. — Los niños me entretuvieron más de lo que esperaba, terminé de leerles el cuento y los tres seguían despiertos, como están de vacaciones no pude amenazarlos con que debían levantarse temprano, les tuve que decir que el que no duerme lo suficiente se vuelve tonto con el tiempo porque él cerebro no descansa lo suficiente. — Oh... eso es muy cruel, son solo niños Dorian. A veces eres demasiad