El abogado llegó a su villa y bajó de su coche al mismo tiempo que veía bajar a Fiorela, ella no le dió tiempo ni de abrirle la puerta. La mansión De Luca era enorme y elegante. La jovén oriental seguía al hombre de traje hacia dentro de la villa. Por todas partes donde miraras había costosos cuadros y obras de arte compradas en subastas por miles o millones de dólares. — Vaya... Tú casa es... muy hermosa, ¿Vives con tus padres? — Preguntaba la ingenua chica. — Ya tengo veintisiete años, ¿Quién vive con sus padres a esa edad? Por supuesto que vivo solo. — ¡¿Solo?! — Si, solo, ¿Qué es lo que te sorprende tanto? ¿Piensas que me voy a aprovechar de ti y que te voy a hacer mía? Si es eso estás pensando de más. No voy a tocarte, no te pienses tan irresistible. — ¡Uuuuy... Tarado ordinario! ¡No me estoy creyendo nada, simplemente creo que no es apropiado que una señorita este con un hombre en una casa donde no hay nadie más! ¡Pero que engreído que eres! — Fiorela le aclaraba
Durante la cena Fiorela comió con algo de prisa, ella se había estado absteniendo de probar bocado, y ahora comía famélica del delicioso filete. La joven se bebió toda la copa de vino que se le había servido. Sonó un poco su vaso al dejarla de nuevo en el fino comedor. — ¿Desea más vino la señorita? — El mayordomo que estaba a poca distancia atendiendo a su señor preguntó. — Si por favor Eloy. El vino también está delicioso. — Respondió Fiorela con una sonrisa. Para Adriano no pasó desapercibida, cosa que no le agradó mucho ya que a él no le había dado ninguna todavía. Después de servirle la copa de vino de nuevo, el mayordomo entendió que debía dejar a la pareja solos. — Me retiro para darles privacidad. — Hizo una pequeña reverencia y desapareció rumbo a la cocina. — Entonces... ¿Dónde es que está exactamente tu hermana? — Ella... ella está en Dubai, en la mansión Casareal. Tenemos que ir a por ella Adriano, no está segura allá con mi padre y mi hermano. Seguro qu
En la mafia las cosas eran así, la venganza y las cuentas pendientes se cobraban con sangre, con la vida de por medio. — Voy a llevarle un poco de comida a Fiorela, tampoco es que la quiera matar de hambre antes de la boda. ¿Crees que el abogado acepte llevar mi caso? Parece muy arrogante y engreído. — Aunque lo sea Pietro. Son demasiados millones de dólares los que le estamos ofreciendo, tienen que tentarlo, ¿No lo crees así? — El señor Ribak le respondía a su hijo. — Claro, no hay quien se resista a decir que no a esa enorme cantidad de dinero, papá, estaría loco si lo rechazara. El jóven mafiosos subió las escaleras hasta la habitación en donde había dejado a su futura esposa. No llamó al entrar aunque le sorprendió que no estuviera cerrada con seguro la puerta. — Fiorela. Te traje agua y comida ¿Dónde estás? A simple vista en la habitación no se encontraba nadie, Prieto Ribak buscó entomces en el sanitario pero tampoco la encontró. — ¡Hija de...! ¡Te has atrevido
Los mafiosos estaban concentrados en su objetivo, sacar a la chica de la mansión. Los encapuchados no tardaron en dar con la habitación de la jóven, ella apenas los vió les arrojaba todo lo que tenía a la mano para evitar que la atraparan. — ¡Largo de aquí, no me voy a dejar atrapar! — ¡Cálmense, deje de arrojarnos cosas debe venir con nosotros, no oponga resistencia! — ¡Ni loca que estuviera para obedecerlos! ¡Primero muerta que dejar que me lleven! Los ruidos de los perfumes, cremas y demás cosas que eran arrojados a los hombres se escuchaban fuerte. Parecía que se estaba librando una guerra en la segunda planta. — ¡Suficiente, eres una gata salvaje pero le temo más a mi jefe, ese si me despelleja vivo si no te llevo con él, así que vámonos! — El fuerte hombre subió a sus hombros a la chica y salió con ella bajando las escaleras y pasando frente a su padre y a su hermano. Azucena no dejaba de gritar que la bajaran y la dejarán libre. Pegaba con sus puños la ancha es
Hasta la pista del aeropuerto internacional, un pequeño grupo de hombres que seguían con él rostro cubierto, subían a la bella jóven a un avión privado. — Por favor déjenme ir. Primero que no voy a contar nada sobre esto. No me hagan daño, yo no he hecho nada malo. — Azucena se quebró al fin. ya era demasiado para soportar. — Tranquilizate, no vamos a hacerte nada, venimos a llevarte con tu hermana... Fiorela. Ella fue la que pidió que te sacarán de la mansión Casareal por tu seguridad. — ¿Fiorela? !Mi hermana no se olvidó de mí! ¿Dónde está ella? ¿Esos mafiosos la tratan bien? ¡Tiene que decirme! — No sé los detalles, solo te aclaré la situación para que no sigas muerta de miedo. Ponte cómoda y disfruta del vuelo. Pronto llegaremos a tu destino y podrás hablar de las cosas con tu hermana. La joven oriental asintió, ella pudo estar más tranquila, comió un sándwich y una soda antes de quedarse profundamente dormida. El rescate del que no sabía le había afectado bastante em
La amenaza había sido lanzada. El mafioso no perdería más tiempo. No era difícil para él ubicar la mansión del abogado. Después de todo en la mafia se tenía tecnología de alto nivel, informantes y gente en el gobierno que tenían en su nómina. — Pietro, ¿A dónde vas? — El padre mafioso preguntaba al ver salir furioso a su hijo del despacho. — ¿A dónde más? Iré a buscar a Fiorela. Resultó que el abogado se enamoró de ella, ¿Y qué creés? ¡No me la quiere devolver! Ese imbécil acaba de firmar su sentencia de muerte. ¡Voy a darle el tiro de gracia yo mismo! — ¡Cálmate, no puedes matar al único abogado que puede sacarte del problema en donde estás metido por tus imprudencias! — ¿Pero que dices? !No es el único maldito abogado del mundo, papá! — No, pero es uno que nunca ha perdido un caso, incluso los que son imposibles de ganar. ¡Es tu única salida, Pietro! — Ese abogado me ha retado, ya es un puto cadaver, ya buscaremos otras opciones después. Ustedes vengan conmigo, vamos a
Los mafiosos sacaron sus armas de detrás de la cintura. Sus hombres ya estaban organizados y esperando en puntos estratégicos. Adriano terminó de subir las escaleras y bajó a Fiorela. — Entra a tu habitación y no salgas de ahí, nosotros nos haremos cargo de esos tipos. La joven oriental le saltó a los brazos al abogado para sorpresa de Adriano. No esperaba que ella misma se acercara a él. — ¡No, no vayas, no vayas, no quiero que te hagan daño, Pietro es capaz de matarte, y yo...! — ¿Tu qué? — Yo... Me voy a quedar sin esposo antes de siquiera habernos casado. — Fiorela abrazaba fuerte a Adriano, el hombre le había atraído desde aquella vez que lo vió en el aeropuerto y cruzaron miradas. El era tan varonil, tan apuesto y elegante, cómo pocos hombres había en el mundo. — Fiorela, no puedo esconderme en una habitación, mis primos vinieron a ayudarme pero el del asunto soy yo. Fuí yo quien se negó a regresarte a la mansión Ribak cuando Pietro me lo pidió. Ahora le haré
El ruso por ser mafioso pensaba que podría ganarle en una pelea al abogado. Volvió a reír pensando en que tenía la ventaja. — ¿Si eso es lo que quieres? Pero te advierto que vas a perder y voy a llevarme conmigo a Fiorela. El que pierda va a dejarla ir. — Pietro iba a darle la paliza de su vida a ese imbécil que se había atrevido a desafiarlo abiertamente. No podía matarlo ahora porque los Ferreti primero lo mataban a él y lo mandaban al infierno. Adriano se pasa el dedo pulgar por la barbilla rápidamente, se enfrentaría al ruso por la mujer que quería conservar a su lado. Se quitó el fino saco, se recogió las mangas de su camisa blanca, y entregó su pistola a su primo Alessandro. El mafioso ruso hace lo mismo, Pietro estaba acostumbrado a la violencia ruda. Esto no era nada nuevo para él. Ambos hombres se pusieron en posición de pelea, levantaron sus puños a la altura de sus pechos. Los hombres apenas tenían grasa en su cuerpo. Eran estilizados y con músculos gracias a sus