Durante la cena Fiorela comió con algo de prisa, ella se había estado absteniendo de probar bocado, y ahora comía famélica del delicioso filete. La joven se bebió toda la copa de vino que se le había servido. Sonó un poco su vaso al dejarla de nuevo en el fino comedor. — ¿Desea más vino la señorita? — El mayordomo que estaba a poca distancia atendiendo a su señor preguntó. — Si por favor Eloy. El vino también está delicioso. — Respondió Fiorela con una sonrisa. Para Adriano no pasó desapercibida, cosa que no le agradó mucho ya que a él no le había dado ninguna todavía. Después de servirle la copa de vino de nuevo, el mayordomo entendió que debía dejar a la pareja solos. — Me retiro para darles privacidad. — Hizo una pequeña reverencia y desapareció rumbo a la cocina. — Entonces... ¿Dónde es que está exactamente tu hermana? — Ella... ella está en Dubai, en la mansión Casareal. Tenemos que ir a por ella Adriano, no está segura allá con mi padre y mi hermano. Seguro qu
En la mafia las cosas eran así, la venganza y las cuentas pendientes se cobraban con sangre, con la vida de por medio. — Voy a llevarle un poco de comida a Fiorela, tampoco es que la quiera matar de hambre antes de la boda. ¿Crees que el abogado acepte llevar mi caso? Parece muy arrogante y engreído. — Aunque lo sea Pietro. Son demasiados millones de dólares los que le estamos ofreciendo, tienen que tentarlo, ¿No lo crees así? — El señor Ribak le respondía a su hijo. — Claro, no hay quien se resista a decir que no a esa enorme cantidad de dinero, papá, estaría loco si lo rechazara. El jóven mafiosos subió las escaleras hasta la habitación en donde había dejado a su futura esposa. No llamó al entrar aunque le sorprendió que no estuviera cerrada con seguro la puerta. — Fiorela. Te traje agua y comida ¿Dónde estás? A simple vista en la habitación no se encontraba nadie, Prieto Ribak buscó entomces en el sanitario pero tampoco la encontró. — ¡Hija de...! ¡Te has atrevi
Los mafiosos estaban concentrados en su objetivo, sacar a la chica de la mansión. Los encapuchados no tardaron en dar con la habitación de la jóven, ella apenas los vió les arrojaba todo lo que tenía a la mano para evitar que la atraparan. — ¡Largo de aquí, no me voy a dejar atrapar! — ¡Cálmense, deje de arrojarnos cosas debe venir con nosotros, no oponga resistencia! — ¡Ni loca que estuviera para obedecerlos! ¡Primero muerta que dejar que me lleven! Los ruidos de los perfumes, cremas y demás cosas que eran arrojados a los hombres se escuchaban fuerte. Parecía que se estaba librando una guerra en la segunda planta. — ¡Suficiente, eres una gata salvaje pero le temo más a mi jefe, ese si me despelleja vivo si no te llevo con él, así que vámonos! — El fuerte hombre subió a sus hombros a la chica y salió con ella bajando las escaleras y pasando frente a su padre y a su hermano. Azucena no dejaba de gritar que la bajaran y la dejarán libre. Pegaba con sus puños la ancha es
Hasta la pista del aeropuerto internacional, un pequeño grupo de hombres que seguían con él rostro cubierto, subían a la bella jóven a un avión privado. — Por favor déjenme ir. Primero que no voy a contar nada sobre esto. No me hagan daño, yo no he hecho nada malo. — Azucena se quebró al fin. ya era demasiado para soportar. — Tranquilizate, no vamos a hacerte nada, venimos a llevarte con tu hermana... Fiorela. Ella fue la que pidió que te sacarán de la mansión Casareal por tu seguridad. — ¿Fiorela? !Mi hermana no se olvidó de mí! ¿Dónde está ella? ¿Esos mafiosos la tratan bien? ¡Tiene que decirme! — No sé los detalles, solo te aclaré la situación para que no sigas muerta de miedo. Ponte cómoda y disfruta del vuelo. Pronto llegaremos a tu destino y podrás hablar de las cosas con tu hermana. La joven oriental asintió, ella pudo estar más tranquila, comió un sándwich y una soda antes de quedarse profundamente dormida. El rescate del que no sabía le había afectado bastante em
Isabella Rossi, salía de la mansión Ivanov, a altas horas de la madrugada. Su jefe le había pedido cocinar para él porque no comía de lo que los chefs que tenía a su servicio cocinaban y ella como siempre no se había podido negar En los dos años que llevaban de relación jamás había podido negarse a nada que le pidiera, él tenía en sus manos su voluntad, sabía que era solo su amante y que no podría aspirar a nada más, que Sergey Ivanov, nunca la iba a amar aunque quería pensar que si, y es que ella lo amaba con todo su corazón, ese hombre cruel y frío lo era todo para la hermosa Isabella El frío le helaba los huesos, Isabella trataba de mantenerse caliente en el taxi y cubrirse lo más posible con su abrigo, pero justo en ese momento un dolor en el vientre al que le siguió un sangrado que manchó su ropa la hicieron quejarse, al principio pensó que le había llegado el periodo pero algo no se sentía como siempre, sudaba frio mientras se llevaba las manos al abdomen tratando de calma
Por un momento Isabella, pensó que había escuchado mal, ella miraba al doctor sin poder creer lo que este decía, estaba tan aturdida que dejó de escuchar el ruido a su alrededor — ¿Bebés...? ¿Usted... está diciendo que son dos bebés lo que llevo en mi vientre? — Cada noticia era más impactante que la anterior, Isabella, estaba sola, sin su familia en la ciudad y siendo el padre de sus hijos un hombre tan frío y cruel, sentía que el mundo se le estaba viniendo encima, ella no pudo evitar dejar rodar sus lágrimas por sus mejillas, ante la mirada compasiva del especialista Isabella antes de conocer al CEO del que se enamoró, se imaginaba para ella una vida diferente, cumpliendo su sueño de ser chef, más ahora llevaba a sus hijos en el vientre y ni siquiera sabía cómo él tomaría la noticia, si querría o si odiaría a sus bebés — Por favor tome con calma lo que voy a decirle, recuerde que todo lo que usted sienta van a sentir los bebés, Y no queremos perderlos, ¿Cierto? — No...
Con esa gélida mirada azúl el CEO Ivanov, recorrió el amplio lugar hasta que dió con su objetivo y caminó en esa dirección, cuando Isabella, lo vió llegar se sorprendió muchísimo, ella apenas pudo pronunciar — Sergey.... Tú... ¿Qué haces aquí? — ¡Tú, enfermera, quiero que la cambien a la mejor habitación privada que tenga este hospital, de inmediato! — La imponente y dominante voz de Sergey Ivanov, hizo temblar a la mujer que revisaba la intravenosa de Isabella, ese hombre era realmente tan apuesto como aterrador El equipo de enfermería se apresuró de inmediato a cumplir las órdenes del hombre millonario, con mucho cuidado y con premura, trasladaron a Isabella, a una de las habitaciones más lujosas del hospital Ella pudo ver qué parecía un habitación de hotel cinco diamantes, el lujo estaba por todas partes, incluso tenia una pequeña cocina, sala de estar, televisión con cable, y teléfono, la única diferencia era que había equipos médicos en ella Después de dejar cómod
El CEO, se había quedado trabajando en el sofá cerca de la camilla en dónde estaba Isabella, ella se había dormido y vuelto a despertar, el hombre la observaba de vez en vez — Sergey... — Dime, ¿Necesitas algo? — Agua, quiero un poco de agua, estoy muy sedienta — Claro, dame un momento — El hombre hizo a un lado su laptop y su celular para buscarle una botella de agua a su asistente, Isabella, lo observaba sin poder creer que él estuviera haciendo eso por ella, siempre había sido al revés, era ella quien lo atendía, pero ahora... estaba ahí, no se había marchado, no la había abandonado, consideraba al bebé en su vientre, sus ojos se humedecieron pero evitó llorar, eso significaba que no estaba sola, ¿Cierto? — Aquí tienes. — Gracias... — Isabella estaba a punto de preguntarle si le gustaban los bebés cuando el médico entró con un aparato para revisar a los niños — Buenas noches, veo que está descansando, eso es muy bueno para que mejore pronto, voy a hacer un ultras