FLAS BACK — CEO Ivanov la nueva asistente que recursos humanos contrató ya está aquí. — La secretaria anunció. — Hazla pasar, espero que cumpla con el perfil del puesto, de lo contrario no se quedará. La secretaria salió y volvió con la chica. — Ella es la señorita Isabella Rossi, es una recién graduada de administración y negocios. La recomienda su socio el CEO Andrade. — Buenos días señor ivanov, espero poder estar al nivel del puesto que me asignaron. — La bella joven quiso salir al mundo a trabajar y adquirir experiencia antes de volver a casa para trabajar en la compañía de su millonario padre. La azul y gris mirada observaba a la hermosa mujercita de vivaces ojos azul violeta, su larga cabellera, su delicado y femenino cuerpo y atuendo. Ella estaba de pié frente a su escritorio, llamó demasiado la atención su elegante porte. — Yo también espero que esté al nivel, siéntese — Sergey sacó una tablet y se la entregó. — Está es la herramienta que usará para trabajar.
Grace se había quedado con un palmo de narices, el CEO Moret aunque le había contestado la llamada solo para decirle que no firmaría con ella. Colgó la llamada terminando las negociaciones con la compañía Smith. — ¡Demonios, demonios, arrrgh... no puede ser que me estén haciendo esto ese par de imbéciles! ¡¿Por qué!? ¿Por qué Ismael Rossi interfirió en el negocio que estaba por cerrar con estos CEOS? ¡Maldita sea! La vicepresidenta estaba furiosa, comenzó a destrozar la sala de juntas sin importarle nada. Sus subordinados estaban atemorizados, conocían el irritable carácter de su jefa, y que estuviera así no era nada bueno para ellos. Los asustados empleados vieron salir a la sensual pelinegra como alma que lleva el diablo, ella por supuesto que saldría a buscar a su cuñado. Le enseñaría que con ella no debía de meterse. Ismael, aprovechando que su suegro se encontraba en el hospital cuidando de su esposa, arribó a su lado compañía Rossi para ver unos pendientes importantes
Ismael estaba dejando muy claro a Grace, lo poderoso y superior que era y que ella no era nada en comparación con él. — ¡No soy una novata Ismael, soy una mujer muy capaz, siempre he sido la mejor de las dos hijas de mi padre, no vas a venir tu a arruinarme la carrera! — Entonces impidemelo, quiero ver qué puedas lograr vencerme, que te lleves a mis socios, que te robes a mis clientes, que intentes quitarme un proyecto importante o cualquier proyecto sencillo. Te reto a que lo hagas. — ¡Eres un engreído arrogante, no creas que te vas a salir con la tuya tan fácilmente! Yo que creí que te darías cuenta del error que cometiste en elegir a la idiota de mi hermana, pero ya veo que sigues empeñado en estar ahí. Después no te quejes de tu elección, conmigo lo habrías tenido todo, hubiese sido una excelente señora Rossi. — ¿Tú, una señora? No me hagas reír, ¿Quién en su sano juicio te querría como esposa si todos en el mundo empresarial saben de los hombres que te ligas en las reu
Isabella Rossi, salía de la mansión Ivanov, a altas horas de la madrugada. Su jefe le había pedido cocinar para él porque no comía de lo que los chefs que tenía a su servicio cocinaban y ella como siempre no se había podido negar En los dos años que llevaban de relación jamás había podido negarse a nada que le pidiera, él tenía en sus manos su voluntad, sabía que era solo su amante y que no podría aspirar a nada más, que Sergey Ivanov, nunca la iba a amar aunque quería pensar que si, y es que ella lo amaba con todo su corazón, ese hombre cruel y frío lo era todo para la hermosa Isabella El frío le helaba los huesos, Isabella trataba de mantenerse caliente en el taxi y cubrirse lo más posible con su abrigo, pero justo en ese momento un dolor en el vientre al que le siguió un sangrado que manchó su ropa la hicieron quejarse, al principio pensó que le había llegado el periodo pero algo no se sentía como siempre, sudaba frio mientras se llevaba las manos al abdomen tratando de calma
Por un momento Isabella, pensó que había escuchado mal, ella miraba al doctor sin poder creer lo que este decía, estaba tan aturdida que dejó de escuchar el ruido a su alrededor — ¿Bebés...? ¿Usted... está diciendo que son dos bebés lo que llevo en mi vientre? — Cada noticia era más impactante que la anterior, Isabella, estaba sola, sin su familia en la ciudad y siendo el padre de sus hijos un hombre tan frío y cruel, sentía que el mundo se le estaba viniendo encima, ella no pudo evitar dejar rodar sus lágrimas por sus mejillas, ante la mirada compasiva del especialista Isabella antes de conocer al CEO del que se enamoró, se imaginaba para ella una vida diferente, cumpliendo su sueño de ser chef, más ahora llevaba a sus hijos en el vientre y ni siquiera sabía cómo él tomaría la noticia, si querría o si odiaría a sus bebés — Por favor tome con calma lo que voy a decirle, recuerde que todo lo que usted sienta van a sentir los bebés, Y no queremos perderlos, ¿Cierto? — No...
Con esa gélida mirada azúl el CEO Ivanov, recorrió el amplio lugar hasta que dió con su objetivo y caminó en esa dirección, cuando Isabella, lo vió llegar se sorprendió muchísimo, ella apenas pudo pronunciar — Sergey.... Tú... ¿Qué haces aquí? — ¡Tú, enfermera, quiero que la cambien a la mejor habitación privada que tenga este hospital, de inmediato! — La imponente y dominante voz de Sergey Ivanov, hizo temblar a la mujer que revisaba la intravenosa de Isabella, ese hombre era realmente tan apuesto como aterrador El equipo de enfermería se apresuró de inmediato a cumplir las órdenes del hombre millonario, con mucho cuidado y con premura, trasladaron a Isabella, a una de las habitaciones más lujosas del hospital Ella pudo ver qué parecía un habitación de hotel cinco diamantes, el lujo estaba por todas partes, incluso tenia una pequeña cocina, sala de estar, televisión con cable, y teléfono, la única diferencia era que había equipos médicos en ella Después de dejar cómod
El CEO, se había quedado trabajando en el sofá cerca de la camilla en dónde estaba Isabella, ella se había dormido y vuelto a despertar, el hombre la observaba de vez en vez — Sergey... — Dime, ¿Necesitas algo? — Agua, quiero un poco de agua, estoy muy sedienta — Claro, dame un momento — El hombre hizo a un lado su laptop y su celular para buscarle una botella de agua a su asistente, Isabella, lo observaba sin poder creer que él estuviera haciendo eso por ella, siempre había sido al revés, era ella quien lo atendía, pero ahora... estaba ahí, no se había marchado, no la había abandonado, consideraba al bebé en su vientre, sus ojos se humedecieron pero evitó llorar, eso significaba que no estaba sola, ¿Cierto? — Aquí tienes. — Gracias... — Isabella estaba a punto de preguntarle si le gustaban los bebés cuando el médico entró con un aparato para revisar a los niños — Buenas noches, veo que está descansando, eso es muy bueno para que mejore pronto, voy a hacer un ultras
Después de haber tenido una noche de pasión bastante intensa, al día siguiente Isabella despertó y se encontró sola en la cama, no era nada extraño, se había convertido en algo habitual que despertara sola, el CEO siempre se marchaba dejándola sola y sumida en la tristeza. El alta ya estaba firmada, ese día la bella asistente ya se podía marchar, ella estaba haciendo su maleta cuando de pronto escuchó tocar a la puerta y fue a abrir, nunca se espero ver quien era el visitante — ¡Hermano...! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo supiste que...? — Era evidente la voz temblorosa de la jóven — ¿Se puede? — Preguntó el CEO Rossi, antes de entrar — ¿Qué estabas aquí? Igor me ha avisado, sabes bien que él no solamente es tu mayordomo, también es el hombre de confianza de nuestra familia — No debió decirte nada, mírame, estoy bien, ya el médico dijo que puedo irme a casa — Sabes bien que las cosas no son tan sencillas, no quieras encubrir a ese hombre. Cuando dijiste que te amaba, te creí y t