Sergey fue sorprendido por su mujer, en un principio creyó que estaba soñando, hasta que pudo sentir mejor la calidez del interior de Isabella. La bella mujer se comenzó a mover lentamente, después aceleró los movimientos, en menos de nada ya tenía al CEO en dónde quería, tomándola de las caderas y atrayéndola hacia él. El movimiento estaba sincronizado en un vaivén, pronto Sergey besó todo el cuerpo de su mujer, la hizo gemir hasta llevarla a un explosivo orgasmo mientras gritaba su nombre. La había dejado totalmente satisfecha. Sergey siguió embistiendo a su bella Isabella, dejándose llevar por el deseo y la pasión que despertaba en el, se corrió hasta dejar la última gota de su semen en su vientre. Estaba seguro de que de no haber estado embarazada, la habría embarazado de nuevo esa mañana. (....) El fin de semana llegó. Los trillizos se habían levantado un poco más tarde, todo el equipo que trabajaba en el jardín no entraba para nada a la mansión, así que no se dieron
El CEO ayudó a limpiar las lágrimas del rostro de su amada Isabella. le dió un poco de agua a beber para que se calmara un poco. Después la dejó ir a saludar a sus amigas para que se le pasara lo sensible que se encontraba. Adriano De Luca había llegado con su prometida Fiorela, ella estaba por cumplir tres meses de embarazo y la cuidaba como a su mayor tesoro. — Adriano, relájate un poco, hay mucha seguridad aquí, la comida está hecha por chefs con estrellas Michelin, el pastel por repostería franceses al igual que los bocadillos. No le va a pasar nada a Fiorela. — ¿Se me nota tanto que estoy inquieto? Es que con él embarazo de mi mujer estoy un poco ansioso. Fiorela es... A ella le gusta retarme, y es algo rebelde. Le gusta comer cosas que no debería, y lo hace a mis espaldas. — Bueno pues... haya mucha comida hoy, esperemos que le apetezca lo más sano. — Respondió Sergey. Más justamente la vieron a la distancia comiéndose un delicioso y enorme algodón de azúcar. A Adr
Isabella Rossi, salía de la mansión Ivanov, a altas horas de la madrugada. Su jefe le había pedido cocinar para él porque no comía de lo que los chefs que tenía a su servicio cocinaban y ella como siempre no se había podido negar En los dos años que llevaban de relación jamás había podido negarse a nada que le pidiera, él tenía en sus manos su voluntad, sabía que era solo su amante y que no podría aspirar a nada más, que Sergey Ivanov, nunca la iba a amar aunque quería pensar que si, y es que ella lo amaba con todo su corazón, ese hombre cruel y frío lo era todo para la hermosa Isabella El frío le helaba los huesos, Isabella trataba de mantenerse caliente en el taxi y cubrirse lo más posible con su abrigo, pero justo en ese momento un dolor en el vientre al que le siguió un sangrado que manchó su ropa la hicieron quejarse, al principio pensó que le había llegado el periodo pero algo no se sentía como siempre, sudaba frio mientras se llevaba las manos al abdomen tratando de calma
Por un momento Isabella, pensó que había escuchado mal, ella miraba al doctor sin poder creer lo que este decía, estaba tan aturdida que dejó de escuchar el ruido a su alrededor — ¿Bebés...? ¿Usted... está diciendo que son dos bebés lo que llevo en mi vientre? — Cada noticia era más impactante que la anterior, Isabella, estaba sola, sin su familia en la ciudad y siendo el padre de sus hijos un hombre tan frío y cruel, sentía que el mundo se le estaba viniendo encima, ella no pudo evitar dejar rodar sus lágrimas por sus mejillas, ante la mirada compasiva del especialista Isabella antes de conocer al CEO del que se enamoró, se imaginaba para ella una vida diferente, cumpliendo su sueño de ser chef, más ahora llevaba a sus hijos en el vientre y ni siquiera sabía cómo él tomaría la noticia, si querría o si odiaría a sus bebés — Por favor tome con calma lo que voy a decirle, recuerde que todo lo que usted sienta van a sentir los bebés, Y no queremos perderlos, ¿Cierto? — No...
Con esa gélida mirada azúl el CEO Ivanov, recorrió el amplio lugar hasta que dió con su objetivo y caminó en esa dirección, cuando Isabella, lo vió llegar se sorprendió muchísimo, ella apenas pudo pronunciar — Sergey.... Tú... ¿Qué haces aquí? — ¡Tú, enfermera, quiero que la cambien a la mejor habitación privada que tenga este hospital, de inmediato! — La imponente y dominante voz de Sergey Ivanov, hizo temblar a la mujer que revisaba la intravenosa de Isabella, ese hombre era realmente tan apuesto como aterrador El equipo de enfermería se apresuró de inmediato a cumplir las órdenes del hombre millonario, con mucho cuidado y con premura, trasladaron a Isabella, a una de las habitaciones más lujosas del hospital Ella pudo ver qué parecía un habitación de hotel cinco diamantes, el lujo estaba por todas partes, incluso tenia una pequeña cocina, sala de estar, televisión con cable, y teléfono, la única diferencia era que había equipos médicos en ella Después de dejar cómod
El CEO, se había quedado trabajando en el sofá cerca de la camilla en dónde estaba Isabella, ella se había dormido y vuelto a despertar, el hombre la observaba de vez en vez — Sergey... — Dime, ¿Necesitas algo? — Agua, quiero un poco de agua, estoy muy sedienta — Claro, dame un momento — El hombre hizo a un lado su laptop y su celular para buscarle una botella de agua a su asistente, Isabella, lo observaba sin poder creer que él estuviera haciendo eso por ella, siempre había sido al revés, era ella quien lo atendía, pero ahora... estaba ahí, no se había marchado, no la había abandonado, consideraba al bebé en su vientre, sus ojos se humedecieron pero evitó llorar, eso significaba que no estaba sola, ¿Cierto? — Aquí tienes. — Gracias... — Isabella estaba a punto de preguntarle si le gustaban los bebés cuando el médico entró con un aparato para revisar a los niños — Buenas noches, veo que está descansando, eso es muy bueno para que mejore pronto, voy a hacer un ultras
Después de haber tenido una noche de pasión bastante intensa, al día siguiente Isabella despertó y se encontró sola en la cama, no era nada extraño, se había convertido en algo habitual que despertara sola, el CEO siempre se marchaba dejándola sola y sumida en la tristeza. El alta ya estaba firmada, ese día la bella asistente ya se podía marchar, ella estaba haciendo su maleta cuando de pronto escuchó tocar a la puerta y fue a abrir, nunca se espero ver quien era el visitante — ¡Hermano...! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo supiste que...? — Era evidente la voz temblorosa de la jóven — ¿Se puede? — Preguntó el CEO Rossi, antes de entrar — ¿Qué estabas aquí? Igor me ha avisado, sabes bien que él no solamente es tu mayordomo, también es el hombre de confianza de nuestra familia — No debió decirte nada, mírame, estoy bien, ya el médico dijo que puedo irme a casa — Sabes bien que las cosas no son tan sencillas, no quieras encubrir a ese hombre. Cuando dijiste que te amaba, te creí y t
Al siguiente día en la oficina, el ánimo de Isabella estaba muy decaído, pero se acariciaba el vientre y eso la confortaba un poco, sentir a sus bebés le daba fuerzas para seguir, más nada la habría preparado para lo que viviría ese día. — Isabella, ven para entregarte las facturas que se deben llevar al departamento de contaduría — El CEO la llamo por el interlocutor personal que tenían — Voy en seguida — La mujer embarazada se movía mas lento, su barriga estaba ya bastante grande, y en unos días le darían su incapacidad, solo tenía que esperar un poco más — Por favor lleva esto a firmar... Isabella, ¿Cómo va el embarazo? — El CEO, se detuvo a preguntar — Bien, un poco cansado pero los bebés están bien, llevaré esto a firmar y... Sergey, ¿Podemos hablar cuando vuelva? Hay algo importante que quiero decirte — Isabella quería decirle al CEO cuál era su verdadera identidad, Isabella era la menor de los hijos de la millonaria y poderosa familia Rossi, también sobre él acuerd