Los niños bajaron limpios para comer, vieron que su padre ya se encontraba sentado en el comedor, cosa que les puso contentos, Sergey les daba seguridad y sentido de identidad. — Muero de hambre. — Aleksey se ponía la servilleta en las piernas como le había enseñado su madre, Alexander y Alexandro hacían lo mismo. — Les preparé pasta a la boloñesa, espero que les guste niños — El asistente ayudo a la mucama a servir. Al terminar la preparación en la que estaba tan concentrada, Isabella apareció con un plato de espagueti para ella y en la otra mano tenía una pechuga de pollo rellena con queso y jamón, de guarnición vegetales al vapor y ensalada de lechuga y tomates. — Esto es para ti Sergey. — Era verdad que la bella chef no quería al CEO ivanov cerca de ella, pero había defendido a sus hijos con fiereza, solo por eso no lo iba a dejar pasar hambre. — Gracias. — Cuando la bella chef cocinaba el CEO la observaba sonreír a la distancia, ella era tan adorable a sus ojos, a Ser
La noche llegó y la bella Isabella se despidió de sus hijos para salir al aeropuerto, ella no quiso que Sergey la llevara. Le costaba mucho dejar a los trillizos ya que no se había separado de ellos desde que nacieron pero iba en busca de cumplir uno de sus sueños y eso la confortaba un poco. — Sean buenos con el tío Apolo, yo volveré apenas termine la competencia, mamá los ama mucho. — La madre dió un beso en la frente a cada niño y salió apurada para que no vieran sus ojos a punto de llorar. Alexandro, Aleksey y Alexander, voltearon a ver a su padre, ahora estaban con su tío y con él, Sergey debía hacer algo para distraer a los niños y que no sintieran demasiado la ausencia de su madre, tres pares de ojos lo miraban fijamente. El CEO pensó que ya era tiempo de echar a andar su plan. — ¿Les gustaría conocer Rusia? ¿Qué tal si vamos a conocer a la abuela? — ¡Wow! ¿Tenemos otra abuela? ¿Cómo se llama, papá? — Aleksey se emocionó, su abuela Alba era muy consentidora con ellos
Al amanecer Isabella llegaba al romántico país francés, pronto se puso de camino al hotel donde sería la concentración de los participantes, ella trató de llamar en el camino a Apolo pero la operadora la enviaba al buzón. La madre no se quiso poner paranoica, llamaría más tarde para hablar con sus hijos, en la puerta del lujoso hotel cinco diamantes ya la esperaba el chef Montgomery. — ¡Hola bella, por fin estás aquí, dejame ayudarte con la maleta! ¿Cómo estuvo tu vuelo? — Los chefs se saludaron con un beso en la mejilla. — ¡El vuelo estuvo bien, no puedo esperar a que todo comience, está es una oportunidad única! — La bella Isabella sonreía bastante contenta, ella era una joven mujer muy hermosa, y eso no pasaba desapercibido por el chef Francés. — Si que lo es, ¿Qué te parece si dejas tu maleta en tu habitación y te doy un recorrido por el lugar en donde será todo el evento? Te aseguro que te va a sorprender ver todo lo que tendremos a disposición para cocinar. — Oliver no
Aleksey y Ares fueron un reto, querían desayunar golosinas y papitas fritas con gaseosa, más los padres no cedieron a sus peticiones, desayunaron sandwiches de pavo también como todos los demás, de postre les dieron una porción de uvas, fresas y plátanos. — Apolo, cuentame más sobre Ismael Rossi, resulta que mi cuñado me ha estado dando varios dolores de cabeza, se ha estado quedando con millonarios contratos que usualmente se quedaba la compañía Ivanov, el detalle es que Rusia, no es su zona, creo que lo ha hecho a propósito para perjudicarme. Mientras tanto en ese momento el CEO Ismael Rossi recibía una llamada de su hombre de confianza. — Señor, tenemos un problema. — ¿De que se trata Franco? Habla — Ese era el hombre que había dejado al cuidado de su hermana, más era en secreto que vigilaba de cerca. — Es el padre de los trillizos, Sergey Ivanov ha encontrado a la señorita Isabella y a sus hijos, ese hombre parece estar dispuesto a no dejarlos ir. — ¿Cómo se atreve e
Al norte del país, el CEO Ismael Rossi terminaba su importante reunión. El chófer lo llevaba al aeropuerto para que abordara su avión privado, era hora de regresar a la ciudad de nueva York. El hombre de mirada azul violeta dió un vistazo por la ventanilla antes de bajar, el lugar estaba muy concurrido, se ajustó el fino abrigo gris que lo ayudaba a cubrirse del frío, cuando de pronto un grupo de gente reunidos llamó su atención. — Estoy bien, solo me he doblado el tobillo pero no ha sido nada. — La voz de una mujer se escuchaba Acercándose un poco el apuesto CEO pudo ver de que se trataba, una de las hermanas Smith yacía sentada en el piso tocándose en dónde parecía dolerle, ella estaba mucho más hermosa que hace cuatro años cuando la vio salir de la mansión Smith. Sus cabellos rojizos caían sobre su espalda y algunos mechones cubrían su bello rostro. El hombre sin siquiera pensarlo se acercó a ayudar. — Señorita Smith, permítame ayudarla, ¿Se acuerda de mí? Soy Ismael, I
Los trillizos jugaban en sus celulares videojuegos que ya tenían descargados, todo iba bien hasta que uno de ellos fue a quejarse con su padre. — Papá Alexander no me quiere prestar su celular para jugar, dile que me lo preste solo un ratito. — Pedía el pequeño Alexandro. — Pero... Tú tienes tu propio celular, tienes el mismo juego, ¿Para que quieres el de tu hermano? No lo entiendo. — Por qué Alexander va muchos niveles más avanzado que yo, y están mucho más emocionantes. — Explicaba el niño. — Pasa los niveles por tí mismo Alexandro, no seas flojo. No te voy a prestar mi celular. — Le diré a mamá que eres muy egoísta Alexander. Debes compartir tus cosas con tus hermanos como mami dice, hum. — Alexandrito estaba muy molesto, se cruzó de brazos y infló los cachetes. — Ya va. Alexandro trae tu celular, yo te voy a ayudar a pasar los niveles. — ¿De verdad, papá? — Al niño se le iluminó la mirada. Padre e hijo se concentraron en el juego, el trillizo estaba de lo más cont
Griselda dejo de moverse al escuchar la imponente voz del CEO Rossi. ¿Si no le iba a hacer nada por qué la llevaba a su cama? — ¡No voy a quedarme aquí, se siente peligroso! — Bramó la jovén ojiverde. — No soy peligroso, es solo que es más fácil para mí cuidarte si estoy cerca, te pondré en la cama y bajaré a pedir algo para cenar. ¿Peligroso yo? — El hombre dejó escapar el aire mostrando su descontento. — ¡Auchh! — Griss se quejó al poner el pié sobre el colchón. Ismael se preocupó y preguntó apresurándose a revisar la hinchazón. — ¿Te sigue doliendo mucho? Déjame verte. Si, sigue bastante inflamado, ya deja de moverte tanto, solo vas a empeorar. Se buena y quédate quieta, enviaré tu hoja de incapacidad a tu seguro, ah, dame el número de tu jefe para avisarle de tu accidente. — ¿Qué..? — Qué me des el número de tu jefe directo... — Si te escuché no estoy sorda, lo que quiero decir es que... yo puedo llamarlo, no es necesario que tú lo hagas. — Pero quiero hacerl
Isabella Rossi, salía de la mansión Ivanov, a altas horas de la madrugada. Su jefe le había pedido cocinar para él porque no comía de lo que los chefs que tenía a su servicio cocinaban y ella como siempre no se había podido negar En los dos años que llevaban de relación jamás había podido negarse a nada que le pidiera, él tenía en sus manos su voluntad, sabía que era solo su amante y que no podría aspirar a nada más, que Sergey Ivanov, nunca la iba a amar aunque quería pensar que si, y es que ella lo amaba con todo su corazón, ese hombre cruel y frío lo era todo para la hermosa Isabella El frío le helaba los huesos, Isabella trataba de mantenerse caliente en el taxi y cubrirse lo más posible con su abrigo, pero justo en ese momento un dolor en el vientre al que le siguió un sangrado que manchó su ropa la hicieron quejarse, al principio pensó que le había llegado el periodo pero algo no se sentía como siempre, sudaba frio mientras se llevaba las manos al abdomen tratando de calma