El importante y elegante abogado, y el sofisticado magnate. Sostenían a sus amigos con toda su fuerza, Sergey e Ismael querian seguir peleando. Eran jóvenes y fuertes, todavía tenían energía para seguir dándose de puñetazos. — ¡Suéltame Dorian, este cabrón va a saber lo que es enfrentarse a un hombre de verdad. Le voy a hacer pagar cada lágrima de mi hermana al muy miserable! — !Mirate en un espejo, tienes la cara sangrando tanto como yo! ¡Tú me vas a pagar el haberme separado de mis hijos. Ahora ellos me dicen lo mucho que les hice falta y que quieren tener un papá y una familia! ¡No te metiste, tampoco te detuviste a pensar que a los que les estabas haciendo daño era a ellos! — ¡Si no te hubieras aparecido así de pronto en sus vidas ellos estarían muy bien con Isabella y la familia Rossi! ¡Mis sobrinos no extrañarían lo que no conocen, Pero tuviste que aparecer! — ¡Eres despreciable Ismael, todo niño merece tener un padre que lo cuide y que lo ame! ¿No sé cómo puedes vivir
Después de beberse algunos vasos del fino whisky, los cuñados por fin se calmaron, poco a poco la adrenalina fue bajando de a poco. Más sin embargo estaban ya bastante golpeados, pero había que hablar. — No confío en ti Sergey Ivanov, pero siendo el padre de los hijos de mi hermana ovbiaré tu cuestionable comportamiento y no me opondré más a qué figures en su vida. ¿Contentos? — Ismael preguntó a sus amigos. — Bueno, es un comienzo, por supuesto que sí estamos a favor, las direfencias entre adultos no deben interferir en la convivencia de los trillizos con Sergey. — Dorian estaba de acuerdo. — Bueno, una vez que ni Isabella ni yo evitemos que estés cerca de los niños, ¿Qué es lo que piensas hacer con respecto a ellos? — Quiero llevármelos a Rusia conmigo y comenzar su preparación cuánto antes. Todos aquí sabemos lo que implica ser el heredero de una familia como la nuestra. Deben tener la mejor escuela, clases extracurriculares, clases de defensa personal, maestros de idiom
Escuchar hablar a sus amigos como eran como padres, dejaba sin palabras a Ismael. Quizás como el no tenía en mente el tema de la paternidad, no lo había estudiado tanto ni con detenimiento. — Ustedes son unos malditos psicópatas, no sé como sus bellas esposas aceptaron casarse con ustedes, simplemente están de atar. — Exclamaba el CEO Rossi. — Estás exagerando, solo hacemos lo que debemos, ser padres permisivos solo perjudica la crianza de los hijos. Ahora vamos a una clínica, necesitan atención, parece que vienen de una fiesta de halloween con toda esa sangre. — Dorian sugería a los golpeados hombres. — Ahhh...Ahora qué lo dices ya me está comenzando a doler el rostro, también los labios y el abdomen. ¡Este salvaje tiene la mano pesada! — Renegó Ismael, del padre de sus sobrinos. — Tú no te quedas atrás, no te contuviste en nada, ¿Eh? Me diste con todo tu coraje. — Tal como te lo merecías, y hablando de eso, tú pagas la cuenta. — Ismael Rossi tomó su abrigo y se dirigió a
Los trillizos de la chef y del CEO ruso, estaban asomados por el balcón, su padre había vuelto y eso los alegraba mucho, no querían perderlo de nuevo. Así que salieron de su habitación para ir a su encuentro. Isabella ya estaba en la cocina preparando la cena, ella se ayudaba con la cocinera Pero le gustaba consentir a sus hijos con sus deliciosos platillos. El asistente Enrique que había pedido el despacho prestado a la dueña de la casa para trabajar, fue quien abrió la puerta para que el CEO entrara. — Pero que tardado es que te abran la puerta aquí. El asistente se le quedó viendo más de la cuenta a su jefe. Algo no andaba bien. — Pero... ¿Qué le sucedió, señor? Los niños venían bajando las escaleras lo más aprisa que podían. Cuando los regañó su padre. — No corran así, si caen se van a lastimar y será doloroso. — ¡Papá, ya llegaste! Creí... Creí que... Habías regresado a ver a la abuela Katerina y que no nos habías invitado. — El pequeño Alexandro no se callaba
Los pequeños diablillos miraban a su madre y a su padre con complicidad. Pero Isabella era un hueso duro de roer. — Si Sergey no me quiso en el pasado porque no le parecía lo suficientemente buena para ser su esposa, yo no tengo la obligación de quererlo ahora. Ya no soy la misma mujer de antes. — Ahhh... papá, debes esforzarte más en conquistar a mamá, dale muchos besos, tómala de la mano, hazle masajes en los pies, eso le gusta mucho. — El pequeño Alexandro le daba ideas a su padre. — Tomaré en cuenta tus consejos, Alexandro, ahora vamos a cenar, estoy muy hambriento. — Vamos, vamos, mamá hizo estofado de carne y de postre panqueques de plátano, Hmmm... delicioso — Aleksey le tomó la mano a su padre para llevarlo al comedor y Alexandro le tomó la otra. Alexander solo se les quedó viendo y suspiró antes de también caminar. Después de sentar a los trillzos, Sergey, se volvió a Isabella. — Querida, ¿Necesitas que te ayude con algo? — Claro que no, Estás muy lastimado
Isabella pestañeaba con sus grandes y hermosos ojos azules en dirección del empijamado hombre, su aroma masculino la atraía como una polilla a la luz. — Mujer, ¿Dónde creías que iba a dormir, en el piso? Esta helando, ¿Me quieres matar de una neumonía? Incluso la cama está fría, si no nos damos calor mutuamente voy a morir de frío. — Sergey, eres un hombre ruso, estás acostumbrado al frío. ¿Por qué te estás quejando como niño pequeño? ¡Deberías estar en la habitación de los niños cuando te estás comportando como uno! El CEO ruso acortó la distancia y tomó los labios de la mujer, Isabella trataba de resistir y no ceder ante el calor que recorría todo su cuerpo, su corazón estaba latiendo a mil y sin darse cuenta ya estaba correspondiendo a los apasionados besos del hombre que seguía amando a pesar de que lo trataba de negar. — No soy un niño, soy un hombre... tú hombre... Sergey recorría las delicadas curvas del cuerpo de Isabella por arriba del pijama, pero en movimiento
Al día siguiente la asistente ojiverde no revisó su celular, su padre y ella salieron con rumbo a la clínica después de pasar por toda una osadía para bajar los escalones de la gran escalera que la mansión tenía. — Papá, gracias por acompañarme al doctor, sé lo ocupado que estás últimamente. — Eres mi princesa, estás lastimada, ¿Cómo no vendría a acompañarte? Por cierto querida, hoy tengo una cena con un CEO importante, me gustaría muchísimo que estuvieras presente. Grace también nos acompañará, sé que a veces es insoportable pero es importante para mí que esten en el comedor a las ocho de la noche. — Papá, pero... mírame, no estoy en condiciones de asistir a ningún evento o cena. Estoy herida, papá — La linda jóven se hacía consentir por su amado padre. Ellos tenían una relación muy unida y llena de cariño. (....) En la villa de Isabella, a ella se le había olvidado que la manija de la puerta de su habitación estaba dañada por tantos intentos de entrar de los trillizos,
Isabella y Sergey escucharon a su hijo y lo primero que pensaron es que habían sido atrapados con las manos en la masa... por segunda ocasión. — ¡¿Qué...? ¡Hay por dios, mi hermano está aquí! ¡Me va a encontrar contigo... y en esta situación tan bochornosa, carajo, carajo! ¡Sueltame, sueltame y sal de mi habitación, Si Isamel te encuentra en mi recámara y semidesnudo, yo...! ¿Qué hago ahora? No le he dicho que te quedaste en mi villa y que... Isabella se había olvidado de que estaba desnuda cuando Sergey la colocó cuidadosamente en la alfombra. No entendía por qué la mujercita estaba tan alterada y que cualquiera diría que se le había aparecido el diablo. — Me gustaría que te tranquilizaras, tampoco es como si te hubieses acostado con un delincuente o con un monstruo. Soy yo, Sergey, el padre de tus hijos, el hombre que te ama. Estás a salvo conmigo, Isabella, Es mejor que tú hermano se entere de que estamos juntos. — ¿Qué...? !Tú y yo no estamos juntos, solo... solo dormim