Declaración de amor.

El abogado se negaba a dar su brazo a torcer. Se haría el difícil un poco, después no quería que lo terminarán dejando por facilote.

— Digamos que... Me complace y aviva mi pasión rescatar una damisela en apuros.

La respuesta ambigua del hombre dejó un poco confundida a Fiorela. Pero ella decidió seguirle el juego.

— Entiendo, te confieso que a mí me vuelven loca los héroes, sobre todo los que son valientes y arriesgan su vida por una mujer en peligro. !Esos, esos son mis favoritos!

El entusiasmo de la jovén confundió a Adriano, ¿Es que ella estaba hablando en serio? Esa noche era su Fiorela, ¿Cierto? Su futura esposa no se podía dejar llevar por algo tan superficial y vano.

En el transcurso de la tarde la pareja se puso a ver una película que estaba de moda. Pero el abogado no dejaba de mirar a la chica de vez en vez. Solo que ella parecía estar concentrada en la televisión.

El abogado no se había dado cuenta de que Fiorela también buscaba algo en su expresión mientras
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