Las luces decorativas que colgaban del techo de aquel bar comenzaban a dar vueltas sobre mí. Sentía la cabeza pesada y el estómago revuelto, seguramente los siete u ocho vasos de whisky y los tres shot de tequila que había bebido, comenzaban a tener efecto.Nunca había sido buena para beber, sin embargo, todo el mundo aseguraba que ahogar las penas en alcohol ayudaba, así que decidí comprobarlo. Llevaba en mi interior una gran pena que me consumía lentamente, decir que sentía dolor era poco, la decepción y la ira danzaban en mi interior revolviéndome las tripas, hacía días que apenas y probaba bocado.A decir verdad, desde que descubrí el engaño que era mi matrimonio e incluso mi vida entera, la comida no tenía sentido, de hecho nada en mi vida lo tenía, digo, ¿quién no pierde el apetito cuando se entera que su pareja la engaña? Si, esa era mi gran pena. Mi esposo me engañó, el hombre al que le había dedicado la mitad de mi vida me fue infiel, pero eso no era lo que más me molestaba,
— Me casaré contigo cuando tengamos 30 años — de todo lo que recordé de Dante esa frase se asentó en mi cabeza y se repetía una y otra vez.Al terminar ese año escolar, Dante se fue con su familia de vacaciones y no regresó jamás. El primer día de clases lo esperé en la entrada de la escuela hasta que las puertas del edificio se cerraron. Había escuchado a los vecinos hablar de que se habían mudado, pero cada día del verano yo daba varias vueltas por su casa con la esperanza de que hubiera regresado y nunca vi camiones de mudanza, así que ignoré todos aquellos comentarios.Jamás conocí a su familia. Siempre que hacíamos tarea juntos, que salíamos o jugábamos, lo hacíamos en mi casa, nunca me invitó a la suya, así que no sabía nada de él, fuimos compañeros por todo un año y nunca habló de ellos, al menos no a detalle.Triste y desconsolada me fui al salón de clases, había perdido a mi mejor amigo y junto con él, había desaparecido la promesa que me hizo. Por un momento lo odié, hasta c
La inconciencia en la que me encontraba dejó de ser una neblina espesa en la que descansaba mi mente. De pronto varios rostros aparecieron en ella, envueltos en una telaraña de situaciones que no tenían sentido. Por momentos pasaban frente a mí los momentos que compartí con Martin, mi ex esposo, luego imágenes del bar, rostros de hombres que jamás en mi vida había visto. De un momento a otro me transportaba hasta la secundaria, justo al momento en que Dante había prometido casarse conmigo.Me quedé clavada en el rostro de Dante, el cual pasó del tierno rostro de un chiquillo adolecente al de un hombre serio, con el ceño fruncido y la mandíbula tensa, di un sobresalto cuando la mirada de este hombre se clavó en mí, estaba molesto, podía sentirlo, me miraba con odio, tanto que logró darme un escalofrío —Elle— pronunció con voz fría, antes de poder responder, desperté.Una punzada de dolor atravesó mi cabeza apenas y abrí los ojos, ojalá nunca los hubiera abierto, no solo el dolor de cab
CAPÍTULO 4UN BUEN PLANEl rostro lleno de furia de Dante me paralizó, no hice más que ver cómo se marchaba sin mirar atrás. Me quedé ahí, de pie, mirando mi reflejo en el gran ventanal de aquella mansión. Definitivamente no había forma de que mi situación empeorara, tenía el cabello enmarañado, la ropa salpicada de vómito, el maquillaje corrido y el semblante lleno de preocupación. Había destruido la relación de alguien que solo tuvo la mala suerte de conocerme.Apenas y podía creer lo que pasó, ¿en qué maldito momento se me ocurrió embriagarme?, sólo yo tenía esas pésimas ideas. Se me vino a la mente una frase que mi padre repetía, — Siempre se puede estar peor— decía cada vez que me notaba afligida por algún problema. ¡Qué razón tiene!, yo creyendo que mi vida estaba arruinada por el divorcio y resulta que ahora cargaba en mi conciencia el sufrimiento de dos personas más.— Señorita — me llamó una mujer que salía de la casa — el joven Benji me ha pedido que le entregue esto — me te
La hora de la verdad había llegado. Me encontraba frente a la entrada de la universidad donde se llevaría a cabo el evento en el que Ciara estaría presente como invitada especial. Para tratar de no desentonar, me enfundé en un elegante vestido color vino de manga larga, ceñido al cuerpo, que me llegaba debajo de la rodilla.Si algo le debía a Martin era el enseñarme su buen estilo al vestir y un closet inmenso lleno de vestidos, faldas, bolsas, zapatos, blusas, pantalones, shorts, accesorios… de todo. Aprendí mucho junto a él y justamente hoy estaba poniendo en práctica todo lo aprendido.Esa noche llevaba un accesorio muy importante: la determinación. Sí, estaba decidida a cumplir con mi objetivo. Hablaría con Ciara, le explicaría todo y si la suerte me acompañaba, la convencería de seguir con el compromiso y casarse con Dante, creo que nada me haría más feliz que aquella unión.El evento se llevó a cabo en el jardín central de la universidad, por un momento pensé que aquello me har
No estaba dispuesta a quedarme de brazos cruzados, ni tampoco a darme el lujo de perder el tiempo, ni siquiera entré a mi edificio, ahí de pie en la acera, analicé la situación, Dante había mencionado que Ciara desapareció y que incluso ni él sabía dónde encontrarla. Si para alguien con los recursos de Dante era difícil, sólo podía significar que para mí sería imposible, sin embargo, existía un punto que él no estaba considerando.Me subestimaba, estaba claro que Ciara estaba molesta con Dante, decepcionada, por lo tanto era lógico que ella se escondiera de él. Sabía que él la buscaría, era lo más lógico, pero a mí, a mí jamás me esperaría.Sólo tenía que encontrar cualquier indicio que me llevara a ella, pero ¿Dónde?Me jalé el cabello desesperada, estrujándome los sesos en busca de cualquier dato que me pudiera indicar por dónde comenzar a buscar. Repasé cada palabra que Dante me dijo, aunque la mayoría fueron insultos y burlas hacia mí, así que no me sirvió de mucho.Al recordar nu
— ¡Listo! — anunció Roger volviendo a la cocina con su teléfono en la mano. Martin y yo lo mirábamos expectantes, a la espera de saber qué información había obtenido con su llamada. — Ciara está en Las Maldivas. Planea irse a viajar por el mundo para reencontrarse con ella misma, lo cual significa que no volverá hasta que el escándalo haya sido olvidado —. — Debo viajar a Las Maldivas ahora — dije con firmeza. Conseguiría que Ciara me escuchara a como diera lugar. — ¿Estás segura, Elle? Lidiar con esa gente en un país completamente desconocido… y sola… no puedo permitir que te pongas en riesgo — dijo Martin. Yo bufé burlándome de él. — Si, bueno, por si lo olvidaste, tú no tienes ningún derecho de permitirme o no, lo que sea, Martín — ¿Quién demonios se creía? Pedí su ayuda, no su permiso. — Es un viaje demasiado caro — rechistó. Los pretextos nunca terminaban con él. — Puedo permitírmelo — rebatí. No poseía los millones, pero tenía un buen sueldo, además obten
CAPÍTULO 8 OTRA PROMESA Las Maldivas es un lugar precioso. Un escalofrío me recorrió la piel al observar los cientos de islas rodeadas por un azul turquesa de ensueño. Mi viaje no era por placer y tampoco tuve tiempo de llevar ropa ad hoc al lugar, así que mi outfit consistió en unos shorts de vestir color azul marino, una blusa blanca de olanes y tenis del mismo color. Hice una nota mental para volver a este lugar, era ideal para descansar, meditar y reencontrarse consigo mismo. Fui transportada hasta el hotel, el cual estaba ubicado en una de las tantas islas que conforman este paradisiaco lugar, en la barca típica de Maldivas: Dhoni. También se puede llegar en lancha rápida o hidroavión, sin embargo, quedé encantada con el paisaje, así que me di mis cinco minutos para deleitarme con el recorrido, después de todo ya había viajado hasta acá, así que no había nada de malo con que lo disfrutara un poco. Ciara se encontraba hospedada en el Hurawalhi Island Resort, uno de