La tranquilidad me duró muy poco. Desapareció de golpe cuando logré ver a lo lejos a Dante, éste se encontraba a pie de la playa a punto de ingresar al puente de madera que llevaba y conectaba a cada una de las villas.— ¡Carajo! — Ahora, ¿qué iba a hacer?, si me encontraba aquí seguramente esta vez sí me mataría. El pánico me invadió cuando me di cuenta de que no tenía a dónde huir o dónde esconderme, era el único acceso, por ahí se entraba y por ahí se salía, aquello solo estaba rodeado por un mar inmenso.— ¡Mierda, mierda, mierda! — no hacía más que dar vueltas como gallina descabezada, sin saber hacia dónde correr. Por muy loco que parezca, mi única opción era tirarme al agua. — Está oscuro— exclamé.No tenía tiempo que perder, Dante podía verme en cualquier momento, me acerqué a la barandilla que rodeaba el puente y me sujeté de ella, con un pequeño impulso pase una pierna y luego la otra, al verme a la deriva, mi valentía se esfumó y ya no parecía ser tan buena idea.La orilla
— ¡Tú! — gritó señalándome. Tenía el rostro rojo, parecía que en cualquier momento la cabeza le estallaría. No hice más que aferrarme a la toalla que rodeaba mi cuerpo y convertirme en un ovillo sobre el sofá. Se acercó a mí bufando furioso como un toro, puedo jurar que hasta le salía humo por la nariz. — ¿Qué le dijiste? — preguntó con los dientes apretados. Fingí demencia y no le respondí. El hombre perdió por completo la cabeza. Me agarró por el brazo tan fuerte que de un solo movimiento me puso de pie frente a él, tuve que pararme de puntitas. — ¡Suéltame, animal! — lo tomé por la muñeca con mi mano libre y de nada me sirvió… era mil veces más fuerte que yo, no aflojó su agarre ni un milímetro. — ¡Dante, Dante, suéltala! — Axel se acercó por su espalda y lo tomó por los hombros. — ¡Dime!, qué mierdas viniste hacer aquí? Hablaste con ella, ¿verdad?, ¿qué mierdas le dijiste esta vez? — exigió saber, zarandeándome como trapo. Esto ya era él colmo. Podía estar todo lo enojado q
Apenas y los rayos del sol comenzaron a iluminar el inmenso mar que rodean Las Maldivas, Axel me despertó, informándome que partiríamos en una hora.— ¿Nos vamos?, ¿quiénes? — quise saber.No hizo falta que hablara, lo entendí cuando me señaló a mí, luego él y por último hacia la estancia donde Dante se encontraba.— ¡Es demasiado! — me quejé mientras me dirigía hacia la puerta de la habitación.Estaba dispuesta a encarar a Dante y a hacerle saber que su comportamiento era excesivo, no tenía ningún derecho de retenerme junto a él a la fuerza y ningún sentido tampoco.Axel me detuvo antes de que pudiera dar un paso más allá de la puerta de la habitación. —Es mejor que no lo hagas, no cederá… — advirtió — te prometo q
La dichosa cena se llevó a cabo en uno de los salones del hotel donde nos hospedamos, el Shangri-La The Shard, London. Los enormes ventanales que envuelven este magnánimo hotel, brindan una vista magnífica de la ciudad.— ¡Bienvenido, Ridchet! — saludó con entusiasmo un hombre regordete y calvo, a Dante. Ese hombre se me hacía muy parecido a Buda.De Dante pasó a Axel, dejándome para el final. — ¿Y esta hermosura quién es? — quiso saber, mirándome con descanso. Era tan incómodo y molesto.Noté cómo Dante y Axel se miraban entre ellos, ni siquiera lograron ponerse de acuerdo en cómo presentarme, par de tontos.— Elle Blossom— dije con educación, extendiendo mi mano
POV DANTE— ¿Qué pasa?... no me digas… ¡Tu pelirroja! — dijo Axel mientras entraba a mi oficina, le divertía la manera en que Elle me sacaba de mis casillas, pero esta vez había ido más allá.— ¡Ni me la menciones! — pedí, dejando caer mi cabeza sobre el respaldo de la silla, traía tantas cosas en qué pensar, que me pesaba toneladas.— ¿Qué hizo esta vez? — inquirió con curiosidad, mientras tomaba asiento en uno de los sofás que adornaban mi oficina.Axel era la única persona en quien confiaba, nos conocimos en el internado al que mi padre me envió para que dejara de ser un estorbo en su vida. — Le ha estado enviando flores de mi parte a Ciara — las carcajadas de Axel se escucharon por toda la oficina. — No es gracioso — señalé.— ¡Lo siento!, pero es que de verdad esa chica es persistente.— Es una maldita piedra en el zapato — dije exasperado.— Una muy bonita…No lo diría en voz alta, pero tenía que admitir que Elle se había convertido en una mujer muy hermosa. Su cabello color fu
— ¡Lo siento! — me disculpé en cuanto Axel y Dante estuvieron lejos de nosotros.No debí presentar a Martin como mi esposo y mucho menos delante de Roger. No estaba bien mentir, pero tampoco quería darle más razones a Dante para que se burlara de mí… además, él dijo que no éramos amigos, entonces no le debía ninguna explicación sobre mi vida.— Es mejor que crean que estás fuera de su alcance. Con todo lo que ha pasado y la fama que tienen esos dos…, fue lo mejor — dijo Martin amablemente, aun así, se le notaba en la mirada que estaba preocupado, y no dejaba de mirar hacia donde Roger se había ido.— ¡Ve y habla con él! — lo animé — te necesita…Sí que estaba loca, ahora me preocupaba por la relación de mi exmarido con el hombre con el que me había engañado… me gustaría pensar que soy muy buena persona y que había logrado perdonarlos, pero mentiría descaradamente, porque aún siento resentimiento contra ellos.La soledad y la falta de amigos me habían llevado hasta ahí… a entablar un
— ¡Ya te dije que no, Martin! — dije por teléfono, mientras corría hacia la entrada del restaurante donde mi padre y mi hermano ya me esperaban.Ese día teníamos una reunión muy importante, mi papá estaba interesado en un nuevo equipamiento para las minas y en renovar los equipos de seguridad, según mi hermano, la persona que veríamos era una eminencia en ese tema.— Elle, debo dar la cara, responder ante tu padre por lo que hice — Martin estaba empeñado en hablar con mi padre, ¿qué se supone que le diría?... “Perdón por engañar a su hija”, ¡claro que no!— Martin, no es necesario, es mi familia y ya hablé con ellos, no me compliques más l
— ¡Elle! — ignoré por completo a quien me llamaba, me sentía sofocada, como si me encontrara atrapada en un espacio estrecho y oscuro… el aire comenzaba a terminarse y mis fuerzas junto con él.— ¡Espera, Elle! — volvieron a llamarme cuando estaba a punto de llegar a mi auto.— ¡¿Pueden dejarme en paz?! — chillé exasperada. Pedía solo un momento para estar a solas, necesitaba con urgencia descansar mi mente. — ¿Qué quieres? — pregunté molesta al darme cuenta de que era Dante quien me llamaba con insistencia — Si vienes a burlarte de mí, puedes regresar por donde viniste… — reanudé el andar hacia mi auto.