— ¡Lo siento! — me disculpé en cuanto Axel y Dante estuvieron lejos de nosotros.No debí presentar a Martin como mi esposo y mucho menos delante de Roger. No estaba bien mentir, pero tampoco quería darle más razones a Dante para que se burlara de mí… además, él dijo que no éramos amigos, entonces no le debía ninguna explicación sobre mi vida.— Es mejor que crean que estás fuera de su alcance. Con todo lo que ha pasado y la fama que tienen esos dos…, fue lo mejor — dijo Martin amablemente, aun así, se le notaba en la mirada que estaba preocupado, y no dejaba de mirar hacia donde Roger se había ido.— ¡Ve y habla con él! — lo animé — te necesita…Sí que estaba loca, ahora me preocupaba por la relación de mi exmarido con el hombre con el que me había engañado… me gustaría pensar que soy muy buena persona y que había logrado perdonarlos, pero mentiría descaradamente, porque aún siento resentimiento contra ellos.La soledad y la falta de amigos me habían llevado hasta ahí… a entablar un
— ¡Ya te dije que no, Martin! — dije por teléfono, mientras corría hacia la entrada del restaurante donde mi padre y mi hermano ya me esperaban.Ese día teníamos una reunión muy importante, mi papá estaba interesado en un nuevo equipamiento para las minas y en renovar los equipos de seguridad, según mi hermano, la persona que veríamos era una eminencia en ese tema.— Elle, debo dar la cara, responder ante tu padre por lo que hice — Martin estaba empeñado en hablar con mi padre, ¿qué se supone que le diría?... “Perdón por engañar a su hija”, ¡claro que no!— Martin, no es necesario, es mi familia y ya hablé con ellos, no me compliques más l
— ¡Elle! — ignoré por completo a quien me llamaba, me sentía sofocada, como si me encontrara atrapada en un espacio estrecho y oscuro… el aire comenzaba a terminarse y mis fuerzas junto con él.— ¡Espera, Elle! — volvieron a llamarme cuando estaba a punto de llegar a mi auto.— ¡¿Pueden dejarme en paz?! — chillé exasperada. Pedía solo un momento para estar a solas, necesitaba con urgencia descansar mi mente. — ¿Qué quieres? — pregunté molesta al darme cuenta de que era Dante quien me llamaba con insistencia — Si vienes a burlarte de mí, puedes regresar por donde viniste… — reanudé el andar hacia mi auto.
— ¿Exactamente por qué estamos en tu casa? — pregunté en cuanto se estacionó frente a la residencia de enorme fachada con acabados modernos, llamativos ventanales de cristal, un extenso jardín y de la que sobresalía una vistosa terraza.— Tenemos una charla pendiente — dijo al quitarse el cinturón — han pasado más de quince años, hay que ponernos al día —. La sonrisa de su cara se extendió aún más.Me aferré al cinturón con ambas manos, seguramente dando una imagen muy infantil, sin embargo, el hombre que estaba hoy frente a mí, era completamente opuesto al Dante que conocí durante los últimos días, éste sonreía, su mirada era alegre y brillante, seguía s
El tiempo en casa de Dante se pasó volando, nos pusimos al día con cada detalle de nuestras vidas. Apenas y podía creer que me encontrara ahí con él, en su propia casa, un espacio muy íntimo para él y que, por lo que me platicó, deduje que lo compartía con muy pocas personas en su vida.Este Dante que hoy se encontraba frente a mí, distaba mucho del Dante de hace un par de días, el que se apareció en mi oficina soltando insultos y reclamos por doquier, la mirada de este Dante no resplandecía de ira cada vez que me veía, al contrario, parecía estar contento de verme.— Es muy tarde — dijo mirando su reloj — ven, vamos a comer algo… — se puso de pie y se dirigió a la cocina. Abrió las puertas del refrigerador y comenzó a sacar recipiente tras recipiente.— ¿Qué se te antoja?,
— ¡Buen día, Elle! — Saludó mi hermano asomando la cabeza por la puerta de mi oficina.— ¡Hola, Troy!, pasa… — dije desde mi escritorio.— Te llamé ayer varias veces, no respondiste… — jugaba con sus dedos, estaba nervioso.Lo miré con una ceja alzada — ¿no te imaginas por qué? — lo ideal sería que se disculpara y no que me reprochara por dónde había estado.— Oye, Elle, sé que mi arrebato de ayer estuvo mal, pero eres mi hermana… no puedes pedirme que no te defienda de alimañas como Martín — habló aceleradamente.— Estuviste muy lejos de defenderme, Troy — señalé — Ma
Pese a las objeciones de mi hermano a que yo los acompañara a visitar las minas, mi padre siguió firme en su decisión. Aun y cuando le expliqué que la cercanía que tenía con Dante se debía a nuestra amistada de niños, Troy seguía con su absurda sospecha de que entre los dos había algo más.— Solo falta Troy, ya no ha de tardar… — les dije a Dante y Axel.Nos encontrábamos a punto de abordar el avión privado de Dante para viajar hasta Tucson y de ahí a Sonora, donde estaba una de nuestras minas.Mi hermano, que llevaba casi 20 minutos de retraso, comenzaba a preocuparme… sí, era sobreprotector y algo bruto, pero nunca impuntual.— ¡Oh!, ahí viene… — dije cuando lo vi caminar hacia nosotros, con una enorme sonrisa en su rostro.Se veía muy animado, demasiado dirí
Los labios de Dante se sentían suaves y tibios, no sé si fue mi imaginación o el alcohol haciendo de las suyas, pero por milésimas de segundo, creí que Dante me correspondería el beso, no obstante, con mucha amabilidad, si es que se puede decir así, me tomó por los hombros y me apartó de él.— No, Elle, no puedo… — exclamó apenas en un susurro, aun con su frente pegada a la mía.Cuando abrí mis ojos y su rostro desconcertado apareció frente a mí, deseé que la tierra me tragara, la sangre se me subió al rostro que comenzó a arderme como una brasa.— ¡Ay Dios mío! — chillé apartándome rápidamente él — ¡Dante, lo sie