El tiempo en casa de Dante se pasó volando, nos pusimos al día con cada detalle de nuestras vidas. Apenas y podía creer que me encontrara ahí con él, en su propia casa, un espacio muy íntimo para él y que, por lo que me platicó, deduje que lo compartía con muy pocas personas en su vida.
Este Dante que hoy se encontraba frente a mí, distaba mucho del Dante de hace un par de días, el que se apareció en mi oficina soltando insultos y reclamos por doquier, la mirada de este Dante no resplandecía de ira cada vez que me veía, al contrario, parecía estar contento de verme.
— Es muy tarde — dijo mirando su reloj — ven, vamos a comer algo… — se puso de pie y se dirigió a la cocina. Abrió las puertas del refrigerador y comenzó a sacar recipiente tras recipiente.
— ¿Qué se te antoja?,
— ¡Buen día, Elle! — Saludó mi hermano asomando la cabeza por la puerta de mi oficina.— ¡Hola, Troy!, pasa… — dije desde mi escritorio.— Te llamé ayer varias veces, no respondiste… — jugaba con sus dedos, estaba nervioso.Lo miré con una ceja alzada — ¿no te imaginas por qué? — lo ideal sería que se disculpara y no que me reprochara por dónde había estado.— Oye, Elle, sé que mi arrebato de ayer estuvo mal, pero eres mi hermana… no puedes pedirme que no te defienda de alimañas como Martín — habló aceleradamente.— Estuviste muy lejos de defenderme, Troy — señalé — Ma
Pese a las objeciones de mi hermano a que yo los acompañara a visitar las minas, mi padre siguió firme en su decisión. Aun y cuando le expliqué que la cercanía que tenía con Dante se debía a nuestra amistada de niños, Troy seguía con su absurda sospecha de que entre los dos había algo más.— Solo falta Troy, ya no ha de tardar… — les dije a Dante y Axel.Nos encontrábamos a punto de abordar el avión privado de Dante para viajar hasta Tucson y de ahí a Sonora, donde estaba una de nuestras minas.Mi hermano, que llevaba casi 20 minutos de retraso, comenzaba a preocuparme… sí, era sobreprotector y algo bruto, pero nunca impuntual.— ¡Oh!, ahí viene… — dije cuando lo vi caminar hacia nosotros, con una enorme sonrisa en su rostro.Se veía muy animado, demasiado dirí
Los labios de Dante se sentían suaves y tibios, no sé si fue mi imaginación o el alcohol haciendo de las suyas, pero por milésimas de segundo, creí que Dante me correspondería el beso, no obstante, con mucha amabilidad, si es que se puede decir así, me tomó por los hombros y me apartó de él.— No, Elle, no puedo… — exclamó apenas en un susurro, aun con su frente pegada a la mía.Cuando abrí mis ojos y su rostro desconcertado apareció frente a mí, deseé que la tierra me tragara, la sangre se me subió al rostro que comenzó a arderme como una brasa.— ¡Ay Dios mío! — chillé apartándome rápidamente él — ¡Dante, lo sie
POV DANTE¡Qué idiota!, me comporté como un patán con Elle. Creí que así podría eliminar la sensación de necesidad que sentía sobre ella… no había hora del día en que mi mente no la trajera a colación y eso me frustraba.La cara que puso cuando supo que venía a reunirme con Ciara me partió el corazón y aún así, no fui capaz de explicarle la verdad.Dejé caer mi cabeza en el respaldo del asiento y suspiré profundamente.— No dejes que se dé cuenta — dijo Benji desde el volante.— ¿De qué hablas? — pregunté.— De Ciara, si se da cuenta de lo que sientes por esa chica, olvídate del trato —.Me mofé, — Elle es solo una amiga —.— ¡Sí, claro! &m
La tarde caía, llevaba todo el día deambulando por ahí, matando el tiempo, hasta que Dante regresara… si es que lo hacía.Seguramente tras reconciliarse con Ciara ni se acordaría de mí, lo más seguro era que estuvieran por ahí, juntos, disfrutando de su reconciliación… pensar en eso me causaba un malestar casi insoportable.Después de comprar un par de atuendos en la tienda del hotel, me cambié y salí a caminar por la playa. El mar me encantaba, aunque siempre me causaba nostalgia, su inmensidad me abrumaba. Cuando me encontré frente a la infinidad del mar, no pude evitar preguntarme qué hacía yo en aquel lugar, con Dante, cuando él venía a declararle su amor a Ciara, era el último lugar del mundo en el que deseaba estar.¡Solo yo me meto en estos problemas!, todavía no me recuperaba de una cuando ya estaba en otra y no estaba segura de poder soportarlo.Lo que comenzaba a sentir por Dante era mucho más fuerte de lo que algún día llegué a sentir por Martin y estaba segura de que, bajo
No me di cuenta de en qué momento me quedé dormida. No paramos de hacer el amor hasta que nuestros cuerpos no respondieron más y caímos rendidos.Desperté sobre el pecho de Dante, él estaba profundamente dormido y aun así, rodeaba de manera fuerte mi cuerpo con sus brazos. Me detuve a observar su rostro que, aunque apacible, irradiaba fuerza. La línea de su mandíbula, su nariz puntiaguda, los pómulos bien marcados, sus espesas pestañas y unas cejas gruesas y pobladas.Apenas y podía creer que este hombre era el mismo chiquillo flacucho que me defendía en la secundaria, en aquel entonces no tenía tantos músculos como ahora, pero la fuerza y el temple le sobraban.Me había entregado a Dante, mi mejor amigo de secundaria. Lo disfruté, sin duda había sido la mejor experiencia de toda mi vida y no me arrepentía en lo absol
Lo siguientes dos días Dante y yo hicimos el amor en cada parte de aquel yate, apenas y paramos para comer, hasta ducharnos lo hicimos juntos. Jamás llegué a imaginarme que algo así pudiera ser posible, ni en mi luna de miel las cosas fueron así, Martin y yo nos la pasamos más tiempo haciendo actividades recreativas, paseando y conociendo el lugar, que en la habitación. Claro que ahora entiendo por qué fue así, él no me deseaba y Dante es una braza ardiente.Nunca creí que lo haría, pero agradecí infinitamente haber descubierto a Martin y haberme separado de él, si no lo hubiera hecho, me estaría perdiendo todo esto. Comenzaba a creer en eso de que las cosas siempre pasan por algo.¿A dónde me llevaría todo esto con Dante?, no lo sabía, pero estaba dispuesta a vivirlo y a disfrutarlo por lo que tuviera que durar, pero en el
POV DANTE—Te hemos perdido Ridchet — dijo Axel a mis espaldas en cuanto terminé la llamada con Elle, seguramente escuchó cuando le dije que la quería, algo insólito para él y para mí mismo también.Jamás le había dicho te quiero a una mujer que no fueran mi madre o mi abuela.Decírselo a Elle me salió tan natural, ni siquiera lo pensé, fue como un instinto.— Te dejo una semana a cargo y la empresa se derrumba, deberías preocuparte — dije ignorando su comentario.— ¡No, no, no! — exclamó al mismo tiempo que negaba con su dedo índice frente a mi cara — No te vas a escapar de esto Dante, no lo permitiré — aseguró — La empresa no se va a hundir más por cinco minutos que nos tomemos, así que habla, ¿qué fue lo que pasó con tu pelirroja?... ¡No, bueno!, eso es obvio, le metiste la lengua hasta la campanilla en el aeropuerto… — sonrió pícaramente — ¡vamos hermano!, quiero saber todos los detalles — demandó desparramándose en una de las sillas frente a mi escritorio.— Soy un caballero y lo