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CAPÍTULO 5 NO SOY LA MISMA DE ANTES

La hora de la verdad había llegado. Me encontraba frente a la entrada de la universidad donde se llevaría a cabo el evento en el que Ciara estaría presente como invitada especial. Para tratar de no desentonar, me enfundé en un elegante vestido color vino de manga larga, ceñido al cuerpo, que me llegaba debajo de la rodilla.

Si algo le debía a Martin era el enseñarme su buen estilo al vestir y un closet inmenso lleno de vestidos, faldas, bolsas, zapatos, blusas, pantalones, shorts, accesorios… de todo.  Aprendí mucho junto a él y justamente hoy estaba poniendo en práctica todo lo aprendido.

Esa noche llevaba un accesorio muy importante: la determinación. Sí, estaba decidida a cumplir con mi objetivo. Hablaría con Ciara, le explicaría todo y si la suerte me acompañaba, la convencería de seguir con el compromiso y casarse con Dante, creo que nada me haría más feliz que aquella unión.

El evento se llevó a cabo en el jardín central de la universidad, por un momento pensé que aquello me haría más difícil encontrar a Ciara, sin embargo, de inmediato localicé la zona donde se ubican los invitados especiales. Ésta estaba acordonada, frente a la larga e iluminada pasarela, además, las escasas sillas dentro tenían el nombre de cada uno de los invitados, entre ellos el de Ciara.

Lo que sí fue difícil, fue poder acercarme hasta el lugar. La zona estaba rodeada por un tumulto de personas, ya que al parecer, junto a Ciara estarían además algunas celebridades. Entre disculpas, malas caras y apretones, logré colocarme detrás de donde se sentaría.

Con algo de nervios pero decidida, aguardé a que ella arribara, mientras observaba como las celebridades invitadas fueron llegando, recibidas por aplausos y gritos de sus fans. De pronto, las luces se apagaron como señal de que el desfile estaba a punto de comenzar y Ciara nada que aparecía. Comenzaba a sentirme ansiosa, si no la encontraba ahí, no sabría dónde más buscar, mi única opción sería plantarme en su casa y para ser sincera, no deseaba volver a poner un pie en ese lugar.

Supe que no me iba a quedar de otra cuando vi que una mujer desconocida para mí, ocupaba el lugar destinado para Ciara. Me llevé la manos a la cabeza frustrada, disimuladamente me di un tirón de cabellos, jurando fervientemente no volver a tomar alcohol nunca más en la vida. Un par de shots y había causado todo un desastre.

El evento comenzó con la presentación de cada uno de los invitados especiales, estaba a punto de irme cuando escuché que la mujer que ocupó el lugar de Ciara fue presentada como su representante, si alguien debía saber dónde encontrarla sin necesidad de ir hasta su casa, debía ser ella.  Con suerte podría ayudarme a concertar una reunión, así que un poco menos optimista que cuando había entrado a aquel lugar, decidí quedarme y esperar el momento oportuno para acercarme.

El desfile duró poco más de dos horas pero a mí me pareció una eternidad, nunca me había interesado mucho el mundo de la moda y ahora menos. Suspiré de alivio cuando los diseñadores abandonaron la pasarela dando por terminado el evento. De inmediato fui tras la representante de Ciara, sin embargo, la mujer parecía tener prisa por irse, ya que salió disparada del lugar, literalmente corrí tras ella, sorteando el gentío.

Logré darle alcance en el estacionamiento, pero para mi desgracia, antes de que pudiera acercarme a ella, alguien me tomó por el brazo, tirando tan fuerte que por poco me hace caer al suelo.

— ¿Qué parte de, desaparece de mi vida, no entendiste? — la mirada fúrica de Dante apareció frente a mí, sus ojos color avellana ardían de ira — ¿Cómo te atreves a presentarte en este lugar?, ¿Acaso estás tonta?, ¿No eres consciente de todo el desastre que has causado? —.

Escupió cada palabra en mi cara, afianzando su agarre en el brazo provocando dolor.

He de admitir que lograba intimidarme, pero no le iba a permitir que me tratara de aquella forma. Sí, yo me lo había buscado pero estaba intentando arreglar todo por él, más que por mí y su actitud no me ayudaba en nada.

— ¡Claro que soy consciente de todo! — le aseguré zafándome de su agarre. — Precisamente por eso estoy aquí, intento arreglar todo el desastre que causé —. Él sonrió burlonamente, sabía que no me creía — ¡No soy tonta Dante!, soy una mujer que enfrenta sus errores —  le grité a la cara.

— ¡Baja la voz! — ordenó fríamente, mirando a cada lado.

— ¡Ahora es tu turno de escucharme! — ignoré por completo sus órdenes. — Sé que lo que hice estuvo muy mal, te aseguro que lo voy a solucionar. No me importa cómo pero lo haré, te juro que… —.

Volvió a tomarme por el brazo y me llevó hasta su auto.

— Sube — pidió.

— ¿Qué?, ¡claro que no! — me negué rotundamente.

Para ser sincera hacía años que no sabía nada de él, qué tal y se había convertido en un hombre capaz de matar a alguien, digo, estaba segura, por la forma en que me miraba, que más de una vez había pensado en matarme con sus propias manos.

Clavó su mirada en mí mientras abría la puerta del auto y sin darme oportunidad de nada, me lanzó dentro cual trapo viejo. Era mucho más alto y fuerte que yo, obviamente no le costó gran esfuerzo manipularme a su antojo.

— Sigues siendo la misma mocosa imprudente — dijo al subirse al auto. Eso sí que me ofendió, no podía juzgarme solo por un error, obviamente ninguno de los dos era el mismo, pero eso tampoco significaba que fuera una mala persona.

— Estás muy equivocado — rebatí. — Lo pensé mucho antes de venir aquí — sólo Dios sabía lo que me había costado — y te puedo asegurar que no soy la misma que tu conociste y, obviamente, tú estás muy lejos de ser el Dante que yo conocí—.  Echó a andar el auto sin siquiera mirarme.

— Y en tu profundo análisis… — hizo un gesto con la mano señalando su cabeza — ¿Consideraste que en este lugar habría prensa?, ¿Tienes idea de lo que me costó que tu nombre no saliera publicado? — preguntó con sarcasmo.

Me molestó el tono que usaba al hablarme, pero debía admitir que tenía razón, nunca pensé en aquello.

— Si nos ven en los mismos lugares jamás cesarán los rumores — señaló.

— Sólo quería hablar con Ciara — confesé.

— ¿Para qué? — quiso saber, exasperado.

— ¡Para explicarle todo Dante!, arruiné su compromiso, es un malentendido… —.

— ¡Yo puedo solucionar mis problemas!, no necesito que interfieras. Lo único que estás consiguiendo es empeorarlas aún más —.

Sonaba tan arrogante que me daban ganas de sorrajarle un par de bofetadas.

— ¡Lo siento pero no puedo!, es obvio que a ti no te importaría el daño que puedas causarle a los demás, pero yo no podría vivir tranquila sabiendo que le arruiné la vida a alguien más — no quería verme como una santa, sin embargo era verdad, había sufrido en carne propia por las malas decisiones de alguien más, no le deseaba algo así ni a mi peor enemigo, mucho menos a alguien que en algún tiempo fue tan importante en mi vida como Dante.

— Entonces es para aliviar tu conciencia — se burló. Su mirada seguía fija en el camino.

— ¡Por supuesto que no! —me apresuré a decir — lo hago por la amistad que un día compartimos —. Aquellas palabras causaron efecto en él, porque frenó en seco y se dignó a mirarme.  Sentí que era mi oportunidad de ganarme un poco de su confianza, así que fui completamente sincera.

— Dante, fuimos compañeros de batalla, ¿recuerdas?, sufrimos juntos bullying escolar, nos protegimos el uno al otro, fuimos grandes amigos, no puedes negarlo. Después de todo eso, ¿crees que te dejaría solo con este problema? — seguía mirándome sin decir ni una palabra, me habría encantado saber que pensaba por su mente. — Desearía que nos hubiéramos encontrado bajo otras circunstancias. No busco justificarme, pero te juro que de haber estado en mis cinco sentidos, jamás habría hecho lo que hice —.

— ¿Por qué lo hiciste? —  preguntó indiferente. Yo hablándole con el corazón en la mano y él simplemente me ignoraba.

— Ya te lo dije, estaba borracha. No era consciente de lo que hacía, imagino que pudiste notarlo — respondí con molestia.

— ¿Por qué estabas borracha? —  achicó la mirada estudiando mi reacción.

— Eso no te incumbe — giré mi rostro hacia la ventanilla para evitar su mirada escudriñadora.

— ¿Tienes problemas con el alcohol? — preguntó como si nada.

— Claro que no — respondí con los dientes apretados.

— ¿Entonces? —  inquirió.

— Eso es algo que a ti no te incumbe —. No pensaba contarle absolutamente nada de mi vida después de cómo se estaba comportando conmigo. Además, seguramente ni le interesaba.

    ¿Y cómo es que piensas explicarle las cosas a Ciara? — quiso saber.

— Ese es mi problema. A decir verdad a ella es la única a la que le debo explicaciones, no a ti, tú sabes de sobra cómo es que surgió la dichosa promesa. Sólo si es necesario, le daré los detalles.

— Pues te deseo suerte, Ciara se fue del país el mismo día que rompió el compromiso, ni siquiera yo he podido averiguar a dónde — dijo mientras echaba a andar de nuevo el auto y dejaba salir un largo y pesado suspiro.

Estaba sufriendo, pese a toda esa fachada de hombre serio, imperturbable y fuerte, sufría, podía verlo. Para su desgracia lo conocía muy bien, siempre fue serio e introvertido, pero poseía un corazón noble. A pesar de su corta edad, se comportaba como todo un caballero, respetuoso, una vez que se ganaban su confiaban mostraba su lado alegre. ¿Cómo podía abandonarlo con su sufrimiento cuando yo fui quien lo causó?

Si en algo tenía razón Dante sobre mí, era que seguía siendo una terca y no me daría por vencida tan fácilmente, buscaría a Ciara hasta por debajo de las piedras.

— Haré lo que sea necesario para encontrarla, solo necesito que me escuche, ella tendrá la decisión final y tú… — lo señalé — tendrás que apoyar lo que yo diga— bufó incrédulo. — Te guste o  no, soy la única que te puede ayudar, en lugar de estar en mi contra deberías apoyarme— ahora sí soltó un par de fuertes carcajadas.

— Eso jamás pasará, no voy a permitir que arruines mi vida de nuevo, sigues siendo la misma ñoña que romantiza todo lo que sucede a su alrededor, pero ¡ésta es la vida real, Elle!

    ¡Eres muy cruel!— nada de lo que yo pudiera decir lo haría cambiar de actitud.

Detuvo el vehículo y me miró fijamente por unos instantes, lentamente comenzó a acercarse a mí.

¿Qué diantres? ¿Por qué se acerca tanto?, en mi mente se encendió un foco de alarma, mientras mi corazón latía desbocado y mi cuerpo no reaccionaba. ¿Intenta besarme?, ¿Pero, por qué lo haría? No, seguramente me abrazará para consolarme, me respondí a mí misma de manera optimista, creyendo que mis palabras si lo habían conmovido y extendí mis brazos hacia él, para recibir el abrazo que nos debíamos tras nuestro reencuentro después de tantos años.

Sin embargo, cuando su rostro estuvo a milímetros del mío, un clic rompió el silencio que reinó por segundos entre los dos.

    ¡Bájate! — ordenó mientras abría la puerta del carro.

— ¿Qué? — dije confundida y he de admitir que algo avergonzada también.

— ¡Sigues siendo una llorona, Elle! — señaló burlonamente.

— ¡Y tú te has convertido en todo un imbécil! — le respondí mientras bajaba del vehículo completamente indignada. Sorprendida me di cuenta que estaba frente a la puerta de mi edificio. — ¿Cómo supiste donde vivo? — pregunté inútilmente, Dante ya se había marchado.

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