Las cosas cambiaron un poco para Adele. Nunca más volvió a verlo en la Universidad, al parecer la había dejado. Se metió de lleno en los estudios evitando salidas con sus compañeros o reuniones, se quedaba hasta tarde en la biblioteca y solo se concentró en preparar exámenes. Francis nunca supo lo que había sucedido con Jim, ella simplemente le dijo que no había funcionado cuando su padrino preguntó por él. No quería mentirle, pero si le decía la verdad se la diría toda y eso solo traería un nuevo problema y estaba harta de los problemas.Por un tiempo largo Lucas no volvió a aparecer, sin embargo, estaba segura de que en algún momento lo haría. Su impulsividad lo llevaba a hacer cosas imposibles. Solo rogaba que se casará rápido y se ocupara de Sara, creía que así la dejaría en paz. Su rutina se transformó en un hábito difícil de romper: levantarse temprano, desayunar ligero, salir a sus clases, estudiar, seguir estudiando y volver a cenar y dormir.Pero a pesar de eso, Adele no habí
Adele levantó una ceja y se fue. Se quedó ahí parado, sintiéndose un payaso. Francis sonrió satisfecho y se levantó para irse a la cama; la niña estaba demostrando coraje. Pero Lucas, además de sentirse un payaso, se estaba muriendo de celos y rabia. ¿Cómo hizo para engañarlo tan fácilmente? Era la costumbre: él le reclamaba, ella lo cuestionaba y él argumentaba que era su hermano para defenderse.Sara se paró a su lado y lo tomó del brazo, con un tono condescendiente le dijo:- Vamos, Lucas, Adele creció. No puedes pasarte la vida “cuidándola” -Se lo decía a propósito y con malicia.- Tiene razón, Sara - Le dijo Norma.Bien, si ella había salido así, él se quedaría a esperar que regresara. A ver qué cara ponía cuando lo encontrara. Hizo que arreglaran su cuarto para pasar la noche allí con Sara.- Sara, no quisiera decirte esto, pero… Debes cuidar a Lucas de Adele -Se habían sentado de nuevo afuera, solas.- ¿De Adele? - Fingió.- Es una buena niña, pero es como su madre -- ¿Qué qu
La forma en que se veía, la rabia en sus ojos, la voz enojada y esas respuestas desvergonzadas; todo hizo efecto sobre él. Le ardía el alma y el cuerpo. Subió también, pasó por su cuarto y se detuvo unos momentos antes de continuar. Sara dormía, pero no le importó. La despertó a besos y caricias apuradas, cargadas de ganas. A ella no podía tocarla, pero a su prometida sí. Solo debía cerrar los ojos e imaginarla.La situación había escalado, Adele estaba diferente. Se comportaba y hablaba diferente. Recordaba que cuando intentaba salir vestida como esa noche a él no le costaba nada cansarla hasta que se cambiaba de ropa; a veces hasta la hacía llorar de rabia y eso lo dejaba más satisfecho. Pero esta vez no pudo, no pudo detenerla. El juego había cambiado.Eso era resultado de su alejamiento, de andar sola por la vida, de aprender de otros. Como de ese desgraciado. “Me gustaba” ¡Perra! ¿Qué le podía haber hecho para que le gustara tanto el maldito? Si continuaba fuera de la casa, lejos
El primo de Sara se acercó a ellos.- Este es mi hijo, Gregory - Lo presentó.Que curiosa era la vida, sin saberlo, de alguna manera, los caminos se conectaban.- Mucho gusto - Le dijo el hombre y la miró unos momentos.- Hola - Le respondió.- Espera… tu eres la muchacha de la fiesta -- Me recordó, si soy yo… -- ¿Ya la conocías? Es la hija de Francis -- Si, del compromiso de Sara. Francis ¿Cómo está? -- Bien, Gregory ¿y tú? -- Bien -- Es hija de John Kenzie ¿recuerdas que te conté de él? -- Del soldado, pero… -- Es mi padrino - Le respondió ante la duda de su cara.- Es hija de John y ahijada de Francis -- Ya veo -- ¿Sabes Francis? Quiero que me muestres la colección de escopetas que mencionaste la última vez… -- ¡Claro! Ven conmigo, te van a encantar -Los dejaron solos, parados, sin saber que decir. Gregory portaba esa expresión de tristeza, pero a la vez su rostro se veía duro; estaba aburrido. Ese tipo de fiestas o reuniones no era lo suyo, pero debía cumplir con su pri
La buscó un poco con los ojos antes de marcharse, pero no la vio. Esa relación de hermanos era extraña, él parecía más celoso que otra cosa y ella, no lo soportaba. Se preocupó un poco por Sara, además de ser un maleducado era un prepotente, algo violento al parecer. ¿Qué podía haberle visto su prima?Se despidió de su padre y se excusó con Francis antes de cruzar la puerta con la mujer aferrada a su brazo. Una cita sin compromisos, sin intenciones, sin nada; solo una compañía. Nunca formaba un lazo un ninguna y cuando sentía que la otra parte demostraba un poco más de interés, rápidamente y con cortesía daba por concluida la relación. No quería saber nada de volver a recibir una mujer en su vida.La impulsividad con la que había actuado en el pasado y sus consecuencias le dejaron una sensación de recelo. Lo más doloroso no fue el engaño, ni la mentira, ni siquiera que todo lo que había querido de él fuera su dinero; sino la revelación de que ese niño no era suyo. Se llenó de felicidad
De vuelta a su departamento, a sus cosas y a su rutina. Se sentía tranquila y segura otra vez. Se quitó los zapatos y fue desvistiéndose dejando la ropa en el camino hasta que alcanzó la ducha; un baño tibio era lo que necesitaba para sacarse de encima ese verano cansador. Había sido un enfrentamiento detrás del otro, Lucas no le había dado tregua. Pero se sintió satisfecha con la manera en que había decidido tomar las cosas.Le había marcado limites que sabía que no respetaría, pero eso no era lo que la alegraba. Sino el haber tenido el valor y la confianza para hacerlo. A lo mejor si tenía algo de su padre con ella. Ese era otro motivo para que se sintiera feliz: Robert le contó tantas cosas sobre él que le surgió la sensación de conocerlo un poco más. Su recuerdo se empañaba con los años, el de su madre también.Solo pudieron rescatar unas pocas cosas intactas de ese incendio. Algunas pertenencias, algunas fotografías. Y ella las atesoraba. Había tenido el marco sobre su mesa de no
Y entonces llegó el cumpleaños de Adele, 19 años. Francis trató de convencerla de que regresara para festejarlo, pero ella no quería volver a enfrentarse con Lucas. Hubo un tiempo de relativa calma después del verano y no quería romperla. Le dio un poco de rabia tener que recurrir a esos métodos para conseguir algo de tranquilidad, pero sabía que poco a poco debería ir espaciando esas visitas a los Martin; hasta que su presencia no causara más revuelos. Tenía por momentos un sentimiento parecido al odio por su hermano. Él tomaba lo que quería, no le importaba quien quedara en el camino o las consecuencias de las cosas que hacía; y parecía que le iba sacando pedazos de su vida. ¿En qué momento había cambiado tanto? Ella recordaba ser pequeña y estar siempre cuidada por Lucas o Lele; que la llevaba a tomar helado de la mano a pesar de que ya era un adolescente o la ayudaba con las tareas del colegio. ¿Por qué no se había quedado así? Si Adele era feliz. Y ahora tenía que esquivarlo com
Al menos el escándalo había cesado. Pero a Adele le seguía doliendo.- ¡Vaya hermano tienes! Déjame ayudarte a levantarlo… ¡Apesta! ¿Por qué lloras? -- Lo siento… -Y se agachó para tomar una mano de Lucas, mientras Hugo tomaba la otra. Como pudieron lo acostaron sobre el sofá y el desgraciado hasta comenzó a roncar.- No te preocupes, no se va a morir… Ya cálmate -- Si mi padrino se entera de esto le va a dar un infarto - Y su voz estaba quebrada.- Es solo una borrachera… -- No, no lo es -Adele le contó, entonces, a Hugo todo lo que sucedía con Lucas, que no era su hermano de sangre, lo que le había dicho un año atrás y todas las dificultades que estaba provocándole. Parecía que estaba relatando una telenovela.- Es un acosador - Concluyó su amigo.- No, es un idiota -- Adele, por favor, lo que me describes no es un simple sentimiento romántico. Este tipo está loco -- Me preocupa mi padrino, no quiero que se entere -- Deberías decírselo, si es como dices no va a detenerse y t