Cuando volvió por la tarde ya no estaba. Se sentía exhausta. Fue directo a la cocina a prepararse algo, porque siquiera había comido en todo el día, cuando llamaron a su puerta. Por unos segundos se asustó ¿era Lucas de nuevo? Miró por la mirilla, tratando de no hacer ningún ruido, pero no era él. Era la señora que le había rentado el lugar. Abrió con una sonrisa, pero la cara de la mujer no parecía tan amable como siempre. Ella la hizo pasar y entonces se lo dijo. - Mira, me pareciste una buena muchacha cuando firmamos el contrato del departamento, traías buenas referencias y tu padrino dio todas las garantías, pero me han llamado los vecinos desde este mediodía a decirme que armas un escándalo detrás del otro - - ¡Oh! Lo lamento tanto, no volverá a ocurrir. Mi hermano se pasó de copas anoche… - - No fue solo anoche - La interrumpió. Adele no sabía que decirle o como disculparse. - Lo siento mucho, pero no voy a renovarte el alquiler. Tendrás que buscar otro lugar para el
Clarence la apartó un poco y comenzó a explicarle. - Tengo un amigo que vive con su padre. Ya es un señor algo mayor, no tiene grandes problemas de salud, pero a veces no toma su medicación o come cosas que sabe le hacen mal. Hace rato que está buscando a alguien que se ocupe de vigilarlo. No sé si necesites trabajar, pero la oferta viene con vivienda incluida. Él trabaja mucho y a veces viaja, no quiere dejarlo sin supervisión. Le dije que aún no eres enfermera, pero no es un requisito. Tal vez hasta que consigas un nuevo lugar, te puede servir. Además, no tendrás problemas con tus estudios, podrás disponer del tiempo necesario… No lo sé… Piénsalo - - Muchas gracias, Profesora… Le pensaré y le avisaré mañana. No sabe cuánto se lo agradezco - - Para nada, niña. Es una familia muy amorosa y ambos son unos caballeros, sé que no tendrás problemas. Si te decides, avísame y volveré a llamarlo - - ¡Gracias! - Entre sus problemas, Adele tuvo una dulce sensación, gracias a su profesora.
Otra vez un nuevo comienzo, un nuevo intento. Le dolía un poco tener que darle excusas falsas a Francis, pero no podía causarle problemas. Algún día, cuando todo pasara podría decirle la verdad. A su padrino le molestó mucho que dejase su departamento, intentó convencerla de que él podía solucionar la situación, que no estaba seguro de que se mudara a una casa extraña, aunque Robert estuviese allí. Pero terminó aceptándolo, no podía obligarla a cambiar de parecer si eso era lo que ella quería. De a poco su niña empezaba a tomar más responsabilidad y a abrirse camino sola, eventualmente soltaría su mano para independizarse; pero si por él fuera la acompañaría por el resto de su vida. Se preguntó si John también la hubiese dejado volar por su cuenta. Aún recordaba esas tardes que pasaban juntos en su casa, mirándola corretear por el jardín; las miradas que Carmen le daba furtivamente, buscándolo. Él también la miraba, no podía evitarlo, y cada vez sentía ese peso de culpa. Regresaba j
La profesora Clarence había salido de una clase y se dirigía a su oficina. Esa mañana le había preguntado de Gregory sobre Adele y se encantó con la noticia de que estaba trabajando ya para él y Robert. Se sorprendió cuando su amigo le dijo que la conocían y de donde, pero la alivió saber que al menos no estaría con desconocidos. Cruzó el pasillo principal y vio a un hombre que no había visto nunca en el campus, iba de persona en persona preguntando algo. De pronto Lucas se cruzó con Hugo, por algún motivo le resultó familiar y se le acercó. - Tú estabas la otra noche con Adele - Le dijo sin más. Hugo primero se sorprendió y luego se le dibujó una sonrisa: el obsesivo. - Si y tú eres el hermano - - No soy el hermano ¿dónde está? - - ¿Quien? - - ¿Quién va a ser? ¡Adele! - Sus maneras no eran muy educadas. - No lo sé - Le mintió. - Si estabas con ella es porque algo tienen ¿eres el novio o qué? - Se le notaba la impaciencia en la voz. Hugo se río fuerte. - Mira, her
La observó unos momentos y luego se sentó a su lado, en silencio. ¿Cómo se suponía que le preguntase que era lo que le pasaba? Su padre le hacía pedidos muy difíciles. Gregory solo se limitaba a trabajar, ni siquiera lo motivaba lo mundano de la vida. A pesar de los años transcurridos llevaba esa herida aún abierta y para protegerla se había apartado un poco de todos y todo.Adele tampoco decía nada, pero no se sintió como esas veces anteriores en las que su magnetismo atraía la calma.- Entonces… ¿mi padre te está dando trabajo? - Le preguntó de repente.- ¿Robert? No, claro que no. Es un hombre muy dulce y se comporta bien -- Noté que ya no saltea su medicación… -- No puede hacerlo, lo acoso hasta que se la toma - Y sonrió un poco.“Así se ve mejor”, pensó Gregory.- Eso es bueno… -¿Qué más decirle? Podía dar un discurso de 20 minutos mientras presentaba un alegato y describir con lujo de detalles cada código en infracción, pero no podía hablar con ella más que eso. ¿Desde cuándo
Lucas había perdido el interés por todo; por los estudios, por el trabajo, hasta por la juerga. No entendía como no podía dar con ella. Hasta intentó hacer que su padre hablara.- No te diré dónde está ¿para qué quieres saberlo? Ocúpate de tu boda -Fue la respuesta que recibió; incluso se había metido a escondidas en la oficina de Francis y revuelto papeles y cajones para encontrar algo; su dirección, un teléfono, lo que fuese y nada. Ya habían pasado más de dos meses desde el cumpleaños de Adele, desde la última vez que la vio. ¿Con quién estaba? Porque estaba seguro de que se había ido con un hombre.Eso era lo que más lo torturaba, sino estaba con ese pelele del balcón entonces ¿con quién? Karl trataba de convencerlo de que era mejor dejarla en paz, la muchacha nunca lo vería como algo más que su hermano. “Lograrás que te odie, si es que no lo hace ya”. Y para sumarle a su miseria, Sara se le había pegado como una mosca. No le daba tregua para escaparse hasta la pequeña ciudad y b
Gregory presentía que algo pasaba entre ellos, las actitudes de Lucas, su lenguaje corporal hacía ella se lo habían dicho la noche de la reunión. No se comportaba como un hermano y Adele lo rechazaba con la mirada y los gestos de su cara. ¿Qué podía haberle hecho para que dejara la Universidad? Pensar que ese tipo iba a casarse con su prima le daba un mal sabor de boca. Robert se cansaba más rápido ahora, los años le pesaban. Le dijo a Adele que tomaría una corta siesta antes de la cena y subió, dejándola sola en la galería. Extrañaba la Universidad, extrañaba a Hugo, a Francis; pero de cierta manera comenzaba a resignarse, después de todo podría volver a estudiar en algún momento. No era una derrota, Lucas no le ganaría tan fácil. Estaba determinada a encontrar la manera de solucionar todo este embrollo, por ahora volvía a sentirse segura con Robert y Gregory. Colgó el teléfono después de hablar con Clarence y quiso seguir trabajando, pero se sentía inquieto. Había pensado en
Sara no solo estaba al tanto, estaba recibiendo los saludos y felicitaciones de Francis y Norma mientras Lucas deseaba morirse.- Menos mal que adelantaron la fecha de la boda… -- Si, fue una sorpresa… Un hermosa sorpresa - Respondió Sara.Lucas hizo un gesto con la boca, uno de desagrado. Lele lo miraba y sabía. Sabía que a su hermano no le entusiasmaba la idea de ser padre, mucho menos con su futura esposa. Pensaba seguido en Adele, ella lo solía llamar los domingos, pero no le hablaba de casi nada, solo le hacía preguntas sobre él, sus cosas, que hacía o como le iba en la escuela. Era raro, todo era raro.También culpaba a su hermano por haber roto la familia. Si no hubiese sido por su mal carácter y sus supuestos sentimientos, Adele estaría allí sentada con ellos. Podría encerrarse con ella en su habitación y contarle de la nueva alumna que estaba estudiando en su clase; de lo bonita que era, de cuanto le gustaba. Le preguntaría cómo hacer para hablarle, para invitarla a salir. E