- Francis… Tenemos un nieto - le susurró Norma al oído.El niño había nacido hacía dos días; el pequeño hijo de Lucas.-Se llama Liam… Es hermoso y ambos están bien. Despierta y vayamos a conocerlo.La voz de Norma era suave y cálida, llena de emoción mientras le hablaba a Francis, esperando que en cualquier momento abriera los ojos y sonriera. Pero Adele no podía evitar sentir una mezcla de sentimientos encontrados, su corazón estaba dividido entre la felicidad por la propuesta de Gregory y la ansiedad por el estado de su padrino.Los médicos le habían sacado varios de los aparatos, ahora respiraba sin ayuda mecánica y los monitores lo mantenían controlado. Estaba bien, estable, pero se negaba a despertar. Durante todo ese tiempo, Norma y Lele no se movieron de la ciudad, se quedaron en casa de Robert. Él les insistía que ahí debían permanecer hasta que pudieran ver a Francis volver de su letargo.Adele iba sin falta a hablarle y contarle sobre todo.- Dijo que va a pedirte mi mano,
Sus ojos estaban vacíos, nublados. Se quitó la chaquetilla azul y debajo solo llevaba una camiseta sin mangas que dejaba ver cada detalle debajo. Lucas no entendía, pero el cuerpo le reaccionó enseguida.- Terminemos con esto - Le dijo con la voz hueca.- ¿Que? -- Si ¿no es esto lo que quieres? ¿Acostarte conmigo? Hazlo… Terminemos de una vez -¿Se estaba entregando? El cerebro se le llenó de agua, la tenía ahí toda para él.Se le fue encima con una velocidad increíble, la abrazó y pudo sentir su cuerpo contra el suyo, sus curvas, el aroma de su piel. Y la besó, como siempre había estado soñando. Pero no, no se sentía como en sus fantasías; tenía los labios fríos, muertos. Las manos se le fueron por debajo de la espalda, por sus brazos, por sus muslos.Pero cuando la miró a la cara, la expresión de Adele lo congeló. El ceño fruncido, una mueca desagradable en la boca, los ojos cerrados con fuerza y estaba inmóvil, callada. Cómo si todo eso le diera asco, como si estuviera oliendo alg
Ese fue el punto de inflexión para Lucas, le ganó la zozobra. Esa mujer desafiante que se había ofrecido a sus manos no era la Adele de la que él se había enamorado, no era la que miraba con la cabeza gacha y hablaba en un hilo de voz; ni aquella que le daba sonrisas brillantes cuando eran más jóvenes. El sueño, la fantasía, se había roto. Hecho pedazos.Ni siquiera había conocido a su hijo, no le importaba. No respondió las llamas de Sara ni las de Norma. Su esposa dio a luz sola, acompañada de sus padres, mientras el divagaba y se perdía en sí mismo tratando de encontrar la manera de llevarse a Adele. Y finalmente, ella lo había desarmado. Le quitó todo el poder, toda la arrogancia y la prepotencia; él, que solo tomaba había sido despojado de todo.Su obsesión lo había dejado desnudo, con el alma en carne viva, con el interior carcomido. Adele le demostró que era lo que sentía por él con sus ojos nulos, guardando las alas, convirtiéndose en nada entre sus brazos. Todas esas fantasía
Las mariposas comparten muchas características con los seres humanos. Su ciclo de vida es corto, pero cada etapa tiene un significado, un proceso que hay que apreciar porque pasa demasiado rápido.Su belleza está en lo simple, en la fragilidad de cada espíritu que combate con las fuerzas de la naturaleza y aun así encuentra la manera de sobrellevar las dificultades. Su libertad al revolotear, a simple vista, sin un patrón definido, es en realidad un continuo intento por perseverar en un camino elegido.Y finalmente, la transformación. El cambio constante que puede generar miedos e inseguridades; pero que se enfrentan para pasar al siguiente nivel.Todo eso era Adele y al fin, con sus alas traslucidas ajadas, la mariposa pudo posarse a descansar. Su vuelo a través de la tormenta había terminado: volvía a pertenecer. El camino que había escogido huyendo del miedo la llevó a cruzarse con Gregory, quien había abierto sus brazos para recibirla y darle un lugar seguro. Quien se había entreg
“Tiene forma de mariposa”, le dijo el médico con una sonrisa. Una mariposa marcada a fuego en la pierna de una pequeña niña de 8 años.Adele le devolvió la sonrisa, una sonrisa hueca, vacía o demasiado llena de dolor. Esa mariposa sería el recuerdo perenne de cómo habían muerto sus padres. Un tatuaje que le recordaría su soledad.Era demasiado soportar para alguien tan joven y, sin embargo, ella permanecía tomada de la mano de su futuro padre con mucha fuerza; aguantándose las ganas de llorar.- Hoy volverás a tener una familia, Adele. No como la que tenías y nunca la reemplazará, pero no estarás sola. -El tono dulce de ese hombre alto y serio la calmaba de cierta manera. Lo conocía desde que nació, era su padrino y lo amaba con todo su pequeño corazoncito, pero no era su padre. De todas maneras, Adele, a sus tiernos años tuvo que aprender que a veces la vida podía ser dura y sombría. Se cuadró de hombros y cruzó la puerta de esa casa enorme para formar parte de una nueva familia: la
La cara de Francis se transformó por completo cuando esos ojos llorosos lo miraron. La abrazó por instinto, queriendo contenerla.- ¡¿Qué pasó?! - Gritó.Lucas caminaba de un lado al otro como un animal enjaulado, tomándose la cabeza, no podía entender cómo era que Adele no sentía lo mismo. Estaba enajenado, furioso.- ¡¿Qué hiciste Lucas?! - Otro grito.Detuvo su ir y venir y miró a su padre a la cara.- ¡Quiero casarme con ella! - Le dijo moviendo las manos en el aire.Detrás de Francis el sollozo de Norma se escuchó como un lamento.- ¡Estás demente! ¡Es tu hermana! -- ¡No lo es! -Intentó moverse en su dirección, pero Adele lo detuvo, bajó la mirada y vio la cabeza de la jovencita y un movimiento desesperado: “No”. Le suplicaba que no le hiciera nada a Lucas.- ¡Sabía que esto iba a pasar tarde o temprano! - Exclamó Norma, su voz ya no era un lamento, sino una acusación.- ¡¿Que iba a pasar mamá?! ¡Me enamoré! -- ¡Estás loco! -- No lo estoy… -Lucas se sentía agotado ¿tan difíc
Lucas condujo hasta el bar donde sus amigos y compañeros solían reunirse los fines de semana, el bar desde donde a veces se llevaba consigo a alguna chica para pasar la noche. Pero esa vez, no era la fiesta lo que lo atrajo, sino el alcohol. Se sentó en la barra y comenzó a pedir un tequila detrás del otro. Bebió solo, maldiciendo, hasta que su amigo Karl lo vio y se le acercó.- ¿Qué te pasa amigo? -- Me rechazó ¿puedes creerlo? - Lo miró incrédulo, como si fuese algo imposible.- ¡Dios mío! ¿Una mujer te rechazó? ¡Santo cielo! Ahora tienes que contarme todo -- Le dije que se casara conmigo, que la amo… Es tan hermosa ¡¿Cómo puede ser tan hermosa?! - Y le dio un golpe con la palma a la barra.- Pero no, ella y su estúpida moralidad y sus excusas… Casi la tuve ¡Mierda! -- ¡WOW amigo! Nunca te vi así por una mujer, debe ser una muñeca para que estés en este estado ¿quién es? -- ¿Muñeca? No… Es ella… -- ¿Quien? -- ¿Quién va a ser?… Adele -- ¿Adele? ¿Tu Adele? -- Si… Mi Adele --
Adele había decidido que era mejor irse a estudiar lejos, quería ser enfermera. Un sueño sencillo a pesar de haber crecido rodeada de privilegios en la casa de los Martin, pero, al fin y al cabo, ella era una muchacha sencilla.Francis se enojó, tal como había pensado, pero no tuvo más remedio que aceptarlo. Todavía le quedaba su casa de la infancia y si quería podía rentarla para sacar algún beneficio. Pero Adele no quiso, le dijo que trabajaría a lo cual Francis, con su ternura característica, le aseguró que no sería necesario.- Te voy a extrañar… -- Yo también -- Lamento tanto todo lo que ocurrió… Lamento no haberme dado cuenta a tiempo -- No es tu culpa, padrino… Yo tampoco me di cuenta -- Tu padre confió en mí y siento que lo defraudé -- Papá estaría muy contento de todo lo que me has dado, de cómo me has cuidado, lo sé -- Estaría muy orgulloso de ti… Yo lo estoy -Norma no pensaba lo mismo, la veía tan igual a su madre que temía por su hijo, por el destino que tendría si