La forma en que se veía, la rabia en sus ojos, la voz enojada y esas respuestas desvergonzadas; todo hizo efecto sobre él. Le ardía el alma y el cuerpo. Subió también, pasó por su cuarto y se detuvo unos momentos antes de continuar. Sara dormía, pero no le importó. La despertó a besos y caricias apuradas, cargadas de ganas. A ella no podía tocarla, pero a su prometida sí. Solo debía cerrar los ojos e imaginarla.La situación había escalado, Adele estaba diferente. Se comportaba y hablaba diferente. Recordaba que cuando intentaba salir vestida como esa noche a él no le costaba nada cansarla hasta que se cambiaba de ropa; a veces hasta la hacía llorar de rabia y eso lo dejaba más satisfecho. Pero esta vez no pudo, no pudo detenerla. El juego había cambiado.Eso era resultado de su alejamiento, de andar sola por la vida, de aprender de otros. Como de ese desgraciado. “Me gustaba” ¡Perra! ¿Qué le podía haber hecho para que le gustara tanto el maldito? Si continuaba fuera de la casa, lejos
El primo de Sara se acercó a ellos.- Este es mi hijo, Gregory - Lo presentó.Que curiosa era la vida, sin saberlo, de alguna manera, los caminos se conectaban.- Mucho gusto - Le dijo el hombre y la miró unos momentos.- Hola - Le respondió.- Espera… tu eres la muchacha de la fiesta -- Me recordó, si soy yo… -- ¿Ya la conocías? Es la hija de Francis -- Si, del compromiso de Sara. Francis ¿Cómo está? -- Bien, Gregory ¿y tú? -- Bien -- Es hija de John Kenzie ¿recuerdas que te conté de él? -- Del soldado, pero… -- Es mi padrino - Le respondió ante la duda de su cara.- Es hija de John y ahijada de Francis -- Ya veo -- ¿Sabes Francis? Quiero que me muestres la colección de escopetas que mencionaste la última vez… -- ¡Claro! Ven conmigo, te van a encantar -Los dejaron solos, parados, sin saber que decir. Gregory portaba esa expresión de tristeza, pero a la vez su rostro se veía duro; estaba aburrido. Ese tipo de fiestas o reuniones no era lo suyo, pero debía cumplir con su pri
La buscó un poco con los ojos antes de marcharse, pero no la vio. Esa relación de hermanos era extraña, él parecía más celoso que otra cosa y ella, no lo soportaba. Se preocupó un poco por Sara, además de ser un maleducado era un prepotente, algo violento al parecer. ¿Qué podía haberle visto su prima?Se despidió de su padre y se excusó con Francis antes de cruzar la puerta con la mujer aferrada a su brazo. Una cita sin compromisos, sin intenciones, sin nada; solo una compañía. Nunca formaba un lazo un ninguna y cuando sentía que la otra parte demostraba un poco más de interés, rápidamente y con cortesía daba por concluida la relación. No quería saber nada de volver a recibir una mujer en su vida.La impulsividad con la que había actuado en el pasado y sus consecuencias le dejaron una sensación de recelo. Lo más doloroso no fue el engaño, ni la mentira, ni siquiera que todo lo que había querido de él fuera su dinero; sino la revelación de que ese niño no era suyo. Se llenó de felicidad
De vuelta a su departamento, a sus cosas y a su rutina. Se sentía tranquila y segura otra vez. Se quitó los zapatos y fue desvistiéndose dejando la ropa en el camino hasta que alcanzó la ducha; un baño tibio era lo que necesitaba para sacarse de encima ese verano cansador. Había sido un enfrentamiento detrás del otro, Lucas no le había dado tregua. Pero se sintió satisfecha con la manera en que había decidido tomar las cosas.Le había marcado limites que sabía que no respetaría, pero eso no era lo que la alegraba. Sino el haber tenido el valor y la confianza para hacerlo. A lo mejor si tenía algo de su padre con ella. Ese era otro motivo para que se sintiera feliz: Robert le contó tantas cosas sobre él que le surgió la sensación de conocerlo un poco más. Su recuerdo se empañaba con los años, el de su madre también.Solo pudieron rescatar unas pocas cosas intactas de ese incendio. Algunas pertenencias, algunas fotografías. Y ella las atesoraba. Había tenido el marco sobre su mesa de no
Y entonces llegó el cumpleaños de Adele, 19 años. Francis trató de convencerla de que regresara para festejarlo, pero ella no quería volver a enfrentarse con Lucas. Hubo un tiempo de relativa calma después del verano y no quería romperla. Le dio un poco de rabia tener que recurrir a esos métodos para conseguir algo de tranquilidad, pero sabía que poco a poco debería ir espaciando esas visitas a los Martin; hasta que su presencia no causara más revuelos. Tenía por momentos un sentimiento parecido al odio por su hermano. Él tomaba lo que quería, no le importaba quien quedara en el camino o las consecuencias de las cosas que hacía; y parecía que le iba sacando pedazos de su vida. ¿En qué momento había cambiado tanto? Ella recordaba ser pequeña y estar siempre cuidada por Lucas o Lele; que la llevaba a tomar helado de la mano a pesar de que ya era un adolescente o la ayudaba con las tareas del colegio. ¿Por qué no se había quedado así? Si Adele era feliz. Y ahora tenía que esquivarlo com
Al menos el escándalo había cesado. Pero a Adele le seguía doliendo.- ¡Vaya hermano tienes! Déjame ayudarte a levantarlo… ¡Apesta! ¿Por qué lloras? -- Lo siento… -Y se agachó para tomar una mano de Lucas, mientras Hugo tomaba la otra. Como pudieron lo acostaron sobre el sofá y el desgraciado hasta comenzó a roncar.- No te preocupes, no se va a morir… Ya cálmate -- Si mi padrino se entera de esto le va a dar un infarto - Y su voz estaba quebrada.- Es solo una borrachera… -- No, no lo es -Adele le contó, entonces, a Hugo todo lo que sucedía con Lucas, que no era su hermano de sangre, lo que le había dicho un año atrás y todas las dificultades que estaba provocándole. Parecía que estaba relatando una telenovela.- Es un acosador - Concluyó su amigo.- No, es un idiota -- Adele, por favor, lo que me describes no es un simple sentimiento romántico. Este tipo está loco -- Me preocupa mi padrino, no quiero que se entere -- Deberías decírselo, si es como dices no va a detenerse y t
Cuando volvió por la tarde ya no estaba. Se sentía exhausta. Fue directo a la cocina a prepararse algo, porque siquiera había comido en todo el día, cuando llamaron a su puerta. Por unos segundos se asustó ¿era Lucas de nuevo? Miró por la mirilla, tratando de no hacer ningún ruido, pero no era él. Era la señora que le había rentado el lugar. Abrió con una sonrisa, pero la cara de la mujer no parecía tan amable como siempre. Ella la hizo pasar y entonces se lo dijo. - Mira, me pareciste una buena muchacha cuando firmamos el contrato del departamento, traías buenas referencias y tu padrino dio todas las garantías, pero me han llamado los vecinos desde este mediodía a decirme que armas un escándalo detrás del otro - - ¡Oh! Lo lamento tanto, no volverá a ocurrir. Mi hermano se pasó de copas anoche… - - No fue solo anoche - La interrumpió. Adele no sabía que decirle o como disculparse. - Lo siento mucho, pero no voy a renovarte el alquiler. Tendrás que buscar otro lugar para el
Clarence la apartó un poco y comenzó a explicarle. - Tengo un amigo que vive con su padre. Ya es un señor algo mayor, no tiene grandes problemas de salud, pero a veces no toma su medicación o come cosas que sabe le hacen mal. Hace rato que está buscando a alguien que se ocupe de vigilarlo. No sé si necesites trabajar, pero la oferta viene con vivienda incluida. Él trabaja mucho y a veces viaja, no quiere dejarlo sin supervisión. Le dije que aún no eres enfermera, pero no es un requisito. Tal vez hasta que consigas un nuevo lugar, te puede servir. Además, no tendrás problemas con tus estudios, podrás disponer del tiempo necesario… No lo sé… Piénsalo - - Muchas gracias, Profesora… Le pensaré y le avisaré mañana. No sabe cuánto se lo agradezco - - Para nada, niña. Es una familia muy amorosa y ambos son unos caballeros, sé que no tendrás problemas. Si te decides, avísame y volveré a llamarlo - - ¡Gracias! - Entre sus problemas, Adele tuvo una dulce sensación, gracias a su profesora.