Rem Company ingreso al Hotel, en la espera de poder hablar con el señor Garden acerca de los próximos negocios. Pero terminó llevándose una inquietante sorpresa al ingresar al Hotel; ya que fue testigo de una escena demasiado deprimente.
Más deprimente que la visita de su suegra a la casa, la cual iría esa noche a celebrar el cumpleaños junto a su hija, y de paso armarse de palabras, para dejar mal parado a su yerno. Un yerno que para ella era tan querido como el sol; cuanto más lejos mejor. Apartando un poco los sentimientos de su suegra por él, Rem Company caminó hasta donde se estaba manifestando aquel alboroto. Curiosamente también estaba participando su socio. Vio que Eliot solo intentaba solucionar el conflicto de la pareja, pero sin éxito. Para Company era absurdo que perdiera su tiempo en algo como eso. Y es que no era de su incumbencia, tal y como muchos de los huéspedes lo pensaban. Company esperó unos cuantos segundos, y luego salto. —Garden, ¿Qué pasa aquí? — ¡Ahhh! —Garden pegó un grito de muerte— Rem, ¡Que sorpresa! Una gran sorpresa. — ¿Qué sucede? ¿Y quiénes son estas personas? —…Ellos son huéspedes del Hotel. —Éramos huéspedes del Hotel—contestó la mujer. —Bueno, ¿Y se puede saber? ¿Por qué discuten?—preguntó Rem. La mujer estuvo a punto de decírselo, cuando de la nada se escuchó una voz que provenía desde lo más alto de las escaleras. La voz pertenecía a Joshua Borges (Padre de Sebastián). Su voz resonó por todo el vestíbulo y la recepción consiguiendo captar la atención de aquellos que no estaban metidos en el conflicto. Rem y Eliot lo vieron bajar a toda prisa por las escaleras arrastrando consigo aquel adolecente que había perdido su inocencia; cuya inocencia ya no era una sorpresa para su padre. El padre estaba que echaba humo por las orejas de lo furiosos que estaba con Enrico, y de las ganas que tenía de acogotar. Pero en lugar de eso, Joshua soltó al muchacho y se lanzó de lleno contra el rostro de Enrico, donde terminó pegándole con el puño cerrado. Una vez tirado en el suelo, el hombre aprovechó para darle una patada en el estómago y repetir las siguientes palabras— ¡Toma eso, pedófilo! ¡Gran puto, pedófilo!—Rem lo retuvo para que no siguiera golpeándolo; pero de todas formas el hombre siguió haciéndolo. Sus piernas eran largas, y aunque no estuviera tan cerca de él, de todas formas estas podían alcanzarlo y seguir pateando. Enrico con cada patada que recibía, podía oír el crujir de los huesos de las costillas. Fue doloroso… —Ya, ya, ya. ¿Por qué te desquitas así con él? — ¡Porque este hijo de puta, violo a mi hijo! Las palabras fueron de asombro. — ¡Cof! ¡Cof!—Enrico tocio, y luego respondió— ¡No lo viole! ¡Ambos nos dejamos llevar e hicimos el amor! ¡Nada más! — ¿Pero cómo fue, que este chico terminó en tu cama?—le preguntó Rem. —…Nos conocimos en el bar del Hotel. Tomamos unos tragos; luego él me acompañó a la habitación e hicimos el amor. Eso fue lo que pasó. Si no me creen…pregúntele. Porque eso fue lo que pasó. Todos lo miraron a Sebastián, y en un par de segundo, asintió con la cabeza. —Dios…—expresó Garden anonadado. A partir de entonces la gente comenzó a comentar por lo bajo. Muchos se cerraban con la idea de que Enrico había violado al muchacho. Y otros apoyaban los criterios del hombre; porque para ellos no hubo ningún acto de violación, sino más bien todo lo contrario. Ambos desearon tener relaciones; porque de lo contrario, pudieron haber puesto cualquier tipo de excusas, para evitar que aquel hecho se llevara a cabo. Y sin embargo no lo hicieron, por lo que ambos deben enfrentarse a las consecuencias, en lugar de echarle la culpa solo a uno. Sin lugar a dudas los puntos de vista eran muy diferentes. Tan diferentes que los huéspedes tenían un tipo de sensaciones mezcladas. Algunos sentían odio y desprecio por Enrico y el joven Sebastián. Mientras que a los otros, les daba pena y lastima ver que dos personas como ellos dos, estuvieran atravesando por este tipo de situación. De hecho Enrico sabía que más allá de lo que piense la gente. Ya sea que estén de acuerdo con él o no; lo mismo la Ley lo castigaría con años de cárcel, por haberse metido con un menor de edad. Literalmente esto era denunciable; ya que estaba escrito en el código penal. Y Joshua, fue uno de los primeros en amenazar con la denuncia. —Te vas a pudrir en la cárcel. Ya lo verás. —Cálmese por favor, esto tiene solución—dijo Rem—, De nada sirve alterarse de ese modo. Sé que es un golpe muy duro para usted; pero tratemos de resolver esto de la forma más pacífica. Se lo ruego. — ¿Cómo puede decir eso? Mi hijo fue violado. — ¡Que no lo viole! — ¡Usted cállese!—gritó Joshua, y le dio otra golpiza. Enrico que no había terminado de pararse, que cayó de nuevo al suelo, y todo gracias al puñetazo que le dio Joshua en su rostro -- .Insisto: Este tipo tiene que ir preso, y pagar por lo que hizo. ¿Que no entiende que le desgració la vida a mi hijo? —Si lo entiendo. Pero llámese… Sebastián que estuvo atento a todo lo que sucedía, dejó a un lado su miedo y decidió hablar. Tenía que ser valiente al confesarle a su padre las razones por las que el dejó que este hombre le quite la virginidad. Si no lo hacía, Enrico iba terminar en la cárcel, cumpliendo con una condena que para el adolecente, resultaba injusta. Injusta porque en parte, él también tenía la culpa de lo sucedido. —Vas a ver cuándo te caigan mis abogados. —Papá. —Ahora no Sebastián. Yo mismo me voy a encargar de hundirlo en la cárcel. Ya verás que juntos saldremos de esto. —Papá, escucha por favor. Yo amo a Enrico. Nuevamente el silencio reinó en el vestíbulo y en la recepción. — ¿Qué dijiste? ¡Acaso te has vuelto loco! —No papá. Yo lo amo. Perdóname, pero…no pude evitar dejarme llevar. Y quisiera volver hacerlo. Porque lo hace de una forma…muy rica. Te juro papá, estoy enamorado de él. —Vaya. Quién lo diría…—comentó Elena. — ¡Ya cállate! ¡No sabes lo que dices! —Pero papá, es la verdad… —No. No, no, no. Tú no estás bien. ¿Cómo puedes decir que te gusta lo que te hace? Tú estás enfermo ¡Enfermo! —No. No es así. No estoy enfermo—expresó Sebastián, entre lágrimas. —Si lo estas. Rem y Garden se miraron entre ellos, y decidieron ponerle un fin a esto. Comenzando por tranquilizar a Joshua, y consolar al joven Sebastián. De eso se encargaría Rem, quien además tomó la decisión de trasladar a Sebastián, Joshua, y Enrico, al despacho de Eliot para que pudieran hablar más tranquilos, y lejos de todo. En cuanto a Elena, aprovechó la distracción de la gente y de todos los involucrados en este lío, para subir hasta la habitación y empacar todas sus pertenencias en una maleta. Por otro lado, Garden llamó desde su teléfono celular, a uno de sus abogados y a la policía para que vinieran al Hotel. Este día prometía ser el más largo de todos, y el que más líos traía consigo.La idea de vivir solo, se le ocurrió a él.Esa mañana, bien temprano, Nick llamó a una agencia de transporte para que le enviaran un camión de mudanza. El camión llegó a la media hora de haber cortado la llamada. Su madre para entonces ya había empacado la mitad de su ropa dentro de una maleta, mientras que Nick se había encargado de empacar el resto. Cuando todo estuvo listo, el muchacho salió de la casa en compañía de su madre. La misma iba por detrás de él, intentando contener sus lágrimas. Le dolía ver a su hijo crecer y alejarse de aquel lugar, que desde su nacimiento se convirtió en su hogar.Una vez que estuvo cargado el camión con sus pertenencias, el muchacho finalmente se despidió de su madre con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. Se subió a su auto, lo puso en marcha y emprendió el viaje hacia el lugar, que, a partir de ese día, sería su nuevo hogar. Durante su trayecto hacia el Hotel, recibió una llamada telefónica.La llamada era de su madre.Quería saber si había
Aquel auto rojo se estacionó en el cordón de la vereda, y de él se bajó un joven. Ese joven era Nick, quien estaba entusiasmado por el comienzo de una nueva vida. Hace mucho que esperaba eso, y al fin lo consiguió.Los empleados de la compañía de mudanza, le hicieron el favor de bajar todas sus pertenencias. Claro que antes de que eso pasara, Nick tuvo que hablar con el dueño del hotel, y pedirle la llave de la habitación para que los personales de mudanza pudieran entrar en ella a dejar sus pertenencias.—Ahora vengo.Entró al hotel y pidió hablar con el señor Garden en recepción; pero el señor Garden no se encontraba en esos momentos, por lo que salió afuera y les pidió a los empleados de la compañía de mudanza, que tuvieran un poco más de paciencia, debido a que el señor Garden se encontraba en el sótano en compañía de otra persona, reparando algunos desperfectos que tenía una de las calderas.Los hombres lo aceptaron sin reproche, y se pusieron hablar entre ellos dejando de lado a
Por fin, el señor Garden estaba libre para seguir con las tareas del hotel, cuando la recepcionista le dijo que un joven lo estaba buscando. El preguntó quién era aquel joven, a lo que ella respondió que era Nick. Garden miró a su alrededor en un intento por localizarlo, pero dentro del Hotel no encontró a nadie con las características similares a las del joven.Salió afuera. Allí se encontró con él. Garden se acercó, lo saludó y de pronto un vínculo de amistad se formó entre los dos. Los dos transmitían una sensación de energía, comodidad y confianza. Era lo que Nick necesitaba. Tener alguien en quien apoyarse, y que le proporcione toda la ayuda posible. Y qué mejor que el señor Garden para hacerlo.—Me alegra verte por aquí.—Gracias señor Garden.—De nada. Claro que debo confesar, que ahora que te veo, me recuerdas a mi cuando tenía tu edad. En otras palabras: yo también tomé la decisión de independizarme. Lo hice en la primera oportunidad que tuve.— ¿En serio?—Por supuesto. Lo q
El hombre pone fin a la conversación por teléfono. El chico seguía caminando por el despacho apreciando cada cosa que captaron sus ojos. Todos los objetos eran muy llamativos, como también valiosos por naturaleza. Garden se limitó a observar. Le sonrió, y solo pudo recostarse en su sillón unos segundos para apreciar mejor la imagen del muchacho.Le gustaba lo que veía.No parecía ser un joven común y corriente. Su semblante y aquella figura tan inocente le recordaban a su hijo de 25 años de edad, que tras un terrible accidente murió a los pocos minutos de haber llegado al hospital. Lo que nunca se lamentó del accidente, fue ver el rostro de su hijo al recibir aquel diploma de la universidad. Se lo veía contento y entusiasmado, con un buen futuro por delante. Garden prefirió guardar aquella imagen de la graduación de su hijo, antes que atreverse a recordar el terrible estado de su cuerpo, cuando la policía lo sacó del coche.Nick sintió la mirada de Elliot Garden.—Lo siento. Es solo q
Los hombres ya habían terminado de trasladar todos los muebles al departamento. Nick les entregó el dinero y les agradeció por el excelente trabajo que habían hecho. Los acompañó hasta la salida del Hotel, y cuando el camión se puso en marcha comenzó a alejarse de aquel sitio. El joven se dio la vuelta y miró hacia una de las ventanas del despacho del señor Garden. El hombre estaba allí parado, observando atentamente cada uno de los movimientos del muchacho.Su enojo o enfado no habían cesado aún. Como tampoco estaba arrepentido de haberle advertido a Nick, que no lo dejaría en paz hasta hacerlo suyo. Nick se sintió incómodo ante la atenta mirada de Elliot Garden. Tanto que prefirió entrar al Hotel y cambiar su rumbo hacia el departamento. Todavía quedaban muchas cosas por hacer. Entre ellas, llamar a su madre. No espero más y continúo subiendo las escaleras percatándose de que el señor Garden, no apareciese y lo sorprendiese por detrás. Deseaba que al menos no lo intentara.Del otro
Elena bajó por las escaleras principales del Hotel, como alma que lleva el Diablo. Enrico la siguió hasta que pudo agarrarla del brazo. Al cabo de unos segundos los dos estuvieron discutiendo en la recepción. Enrico hacía hasta lo imposible por convencerla de que no se fuera. Pero sus esfuerzos parecían inútiles. Nada de lo que dijera o hiciera, podía hacer que Elena cambie de opinión, ni siquiera la atenta mirada de los demás huéspedes del Hotel.Una vez firmada la solicitud de pago, la mujer se retiró de la recepción con el único propósito de ir a la habitación y sacar sus pertenencias.Enrico la detuvo, y nuevamente comenzó la discusión entre ambos.—Elena te lo ruego. No me dejes.—Que fácil decirlo. ¿O es que acaso te has olvidado, de que me metiste los cuernos con un chiquillo?Las personas del Hotel quedaron sorprendidos, y boquiabiertos por lo que estaban escuchando.—No. Nada que ver.— ¡¿Cómo que “Nada que ver”?! ¡Te vi en la cama con él!— ¡Ya te expliqué que fue una confus
Rem Company ingreso al Hotel, en la espera de poder hablar con el señor Garden acerca de los próximos negocios. Pero terminó llevándose una inquietante sorpresa al ingresar al Hotel; ya que fue testigo de una escena demasiado deprimente.Más deprimente que la visita de su suegra a la casa, la cual iría esa noche a celebrar el cumpleaños junto a su hija, y de paso armarse de palabras, para dejar mal parado a su yerno. Un yerno que para ella era tan querido como el sol; cuanto más lejos mejor.Apartando un poco los sentimientos de su suegra por él, Rem Company caminó hasta donde se estaba manifestando aquel alboroto.Curiosamente también estaba participando su socio. Vio que Eliot solo intentaba solucionar el conflicto de la pareja, pero sin éxito. Para Company era absurdo que perdiera su tiempo en algo como eso. Y es que no era de su incumbencia, tal y como muchos de los huéspedes lo pensaban.Company esperó unos cuantos segundos, y luego salto.—Garden, ¿Qué pasa aquí?— ¡Ahhh! —Garde