El hombre pone fin a la conversación por teléfono. El chico seguía caminando por el despacho apreciando cada cosa que captaron sus ojos. Todos los objetos eran muy llamativos, como también valiosos por naturaleza. Garden se limitó a observar. Le sonrió, y solo pudo recostarse en su sillón unos segundos para apreciar mejor la imagen del muchacho.

Le gustaba lo que veía.

No parecía ser un joven común y corriente. Su semblante y aquella figura tan inocente le recordaban a su hijo de 25 años de edad, que tras un terrible accidente murió a los pocos minutos de haber llegado al hospital. Lo que nunca se lamentó del accidente, fue ver el rostro de su hijo al recibir aquel diploma de la universidad. Se lo veía contento y entusiasmado, con un buen futuro por delante. Garden prefirió guardar aquella imagen de la graduación de su hijo, antes que atreverse a recordar el terrible estado de su cuerpo, cuando la policía lo sacó del coche.

Nick sintió la mirada de Elliot Garden.

—Lo siento. Es solo que…tiene cosas muy interesantes aquí.

—No te preocupes. Puedes mirar todo lo que quieras—le dijo el hombre, mientras se acomodaba en su sillón.

Nick le devolvió la sonrisa, y trató de ignorar la mirada pervertida de Eliot Garden poniendo sus ojos de nuevo en el cuadro de aquella mujer. Se sentía acosado. Tenía la sensación de que en cualquier momento el hombre se levantaría de su asiento y se acercaría a él para tocarlo.

—…Interesante cuadro.

— ¿Te gusta?

—Mucho.

— ¡Jmjmjm! Es mi esposa.

— ¿Su esposa? ¿La famosa cantante de ópera, es su esposa?

—…así es.

—...No…no me lo puedo creer—a partir de allí, la conversación dio un giro inesperado.

El joven había conseguido desviar aquella mirada pervertida de Eliot Garden, pero no sus pensamientos; seguían siendo los mismos. Más allá de sus pensamientos, a Eliot le pareció grato que un muchacho como Nick, se sintiera atraído por su esposa. Después de todo, su esposa era una de las mejores cantantes de ópera de la Ciudad.

Las personas se quedaban admiradas por el gran talento de su voz. A Eliot no le importaba que los fans acosaran a su mujer. No era un hombre celoso, y sabía perfectamente que ella solo tenía ojos para él. Las noches que hacían el amor, el cuerpo de ambos se acoplaba muy bien, y eso era lo que más le gustaba a Garden. Las satisfacciones que su mujer le daba en las noches de intimidad, lo hacían enamorarse cada vez más de ella.

Muchos pensarían que solamente esta con ella por sexo; pero Garden demostró que los pensamientos de la gente son simples basuras. No solo se trataba de sexo en la relación. Rachel tenía un gran sentido del humor. Ella era una persona con grandes conocimientos, una buena lógica, un buen razonamiento, y una inteligencia que la hacía única.

Sumado a su humildad y su gran talento para la ópera. Todo eso lo enamoraba. Estaba enloquecido por Rachel, y hasta la fecha, lo seguía estando. Pero curiosamente desde que Nick entró al Hotel, no sabía qué tipo de emociones o sensaciones son las que corrían por su interior.

Para Garden no fue fácil contenerse. Se levantó del asiento, se acercó hasta el muchacho. Nick estaba muy pendiente de la lectura. Había encontrado de casualidad el libro de Rachel, su cantante favorita de ópera. Ni en millones de años se hubiera imaginado ver publicado un libro de ella.

Y lamentaba no haberlo comprado.

Sin embargo, no fue consciente cuando Eliot se asomó a él, y lo apoyó con su cuerpo. Garden no demoró en tener una erección, y Nick tampoco demoró en sentirla. Se dio la vuelta con el libro en las manos. Miro aquel hombre a los ojos, y de una forma repentina Eliot lo beso en los labios. El chico no pudo evitar seguir aquel beso, y disfrutar aquel movimiento de lengua que hacía el hombre en interior de su boca. Los dos estaban extremadamente excitados. Tanto, que al recibir aquel beso profundo del señor Garden, no pudo evitar dejar caer el libro de sus manos.

—Qué lindo eres—dijo el hombre, en un momento de excitación, y continuó besándolo.

El chico estaba entrando a un clímax en que deseaba que este hombre lo follara contra la pared. Hacía de todo para conseguir aquello que su cuerpo tanto pedía. El hombre ya no aguanto más, y lo llevó contra la pared.

Este era su momento.

El momento de romper la barrera, sin medir las consecuencias.

—Te voy hacer el amor…

Garden lo dio vuelta y le bajó los pantalones. No obstante, él hizo lo mismo. Agarro su pene con una mano y lo fue acercando lentamente hacia el ano del muchacho. Luego busco la mejor forma de penetrar su interior. Tras uno que otro intento de meterlo, el chico finalmente desistió de la idea de hacer el amor con él, y termina quitándose de enmedio.

A su vez, se subió de nuevo los pantalones. Por otro lado, a Garden le sorprendió muchísimo la reacción inesperada que tuvo el chico. Es decir: Estaba seguro que Nick se dejaría follar, pero al parecer se equivocó.

En resumen: se arrepintió…

—Lo siento, pero esto no está bien.

—… ¿Por qué no? ¿Es por lo que…me demore en “Follarte”?

—No. Es que usted es un hombre casado—respondió el muchacho—. Está casado con una mujer extraordinaria a la cual yo admiro demasiado—el joven hizo una pausa y contestó—. Lo siento señor Garden, pero no puedo hacerlo. No está bien. Así que por favor deme las llaves, quiero ir a mi departamento.

—...Mi mujer no se va a enterar.

—…por favor deme las llaves.

—Te prometo que no te dolerá. Si quiere te preparo, y tapo tu boca para que nadie pueda oír tus gemidos cuando te esté follando, y cuando me corra dentro de ti.

—…Por favor, ¡Deme, las llaves! —exclamó el joven.

No demoró en dejar caer lágrimas de sus ojos. Se sentía avergonzado y apenado. Más por haberse dejado llevar por aquel beso profundo.

Y el cual un poco más, lo lleva a perder la virginidad.

Garden estaba furioso. Pero, aunque lo estaba, le entregó las llaves al muchacho. Dejó que se fuera, pero no sin antes ponerle una advertencia.

—La próxima vez…no te escaparas—dijo el hombre. Nick lo miró y sintió el peso de su odio en todo su cuerpo—. Vas a ser mío.

—…adiós señor Garden.