La utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor.
Anatole France
Sussex 1824
— Este lugar me parece perfecto — dijo Theresa mientras entraba a una pintoresca casita.
— No lo sé… me parece algo modesta para ti — acotó su cuñada mientras observaba la casa.
Para ella el lugar era precioso, al entrar se encontraron con el vestíbulo, paseó su mirada por una escalera que llevaba al piso superior, donde se encontraban dos dormitorios, luego caminó hacia un pequeño despacho decorado con un escritorio de caoba y una estantería llena de libros, también tenía diminuto salón muy acogedor con su chimenea y un hermoso tapiz cerca de la ventana.
Subió las escaleras y entró a cada una de las habitaciones que olían a cerrado y a polvo, mas en ninguna de ellas se apreciaba ningún olor desagradable, necesitaban unos pequeños arreglos, pero por lo demás estaban perfectas.
— Tan solo tiene dos habitaciones… ¿Dónde dormirán los empleados? — Preguntó Danielle.
— Nada de empleados, creo que con una doncella me las arreglaré muy bien, hasta ahora es lo que puedo pagar con el sueldo que ganaré en la escuela.
— Qué testaruda eres… No tienes necesidad de vivir con estrechez, al menos deja que Andrew se haga cargos de esos gastos.
— No, por favor entiéndeme necesito hacer esto sola.
Danielle suspiró y continuó caminando por la casa con Theresa.
— Yo te entiendo, pero no creo que tu hermano lo acepte.
— Para eso te tengo a ti — dijo Theresa sonriendo — Sabes muy bien cómo convencerlo.
— En este caso particular, no creo que mi poder de persuasión sea muy eficaz.
— Mi querida cuñada, tu poder de persuasión sobre mi hermano es enorme, nunca
te niega nada y mucho menos ahora que estás embarazada… y si no… tengo un arma secreta.
— ¿Sí?… ¿Cuál es esa arma secreta?
— Mi hermoso Dominic.
— Ese pilluelo consigue lo que sea con su consentidor padre, pero aun así tengo mis dudas.
— Todo estará bien — afirmó Theresa categóricamente.
— Bueno, ya que al menos tendrás una doncella me gustaría recomendarte a la prima de Rita, es una chica muy eficiente y tan leal como mi doncella.
— Con esas excelentes referencias sería difícil no contratarla, porque si es al menos es la mitad de eficiente y leal como Rita, estaré encantada de recibirla como mi acompañante... Mañana mismo quiero traer mis cosas que tengo en Blackfort, luego iré a Londres por el resto.
— Oh Dios… Te voy a extrañar — dijo Danielle con lágrimas en los ojos.
Ella la abrazó.
— Yo también los voy a extrañar… Los quiero tanto, son lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.
— Prométeme que si necesitas algo — su cuñada se soltó del abrazo y la agarró por los brazos— no dudarás en buscarnos.
— Lo haré sin dudarlo… pero ahora tú prométeme que me ayudarás con Andrew, no quiero que se moleste conmigo.
— Te lo prometo… — Danielle se limpió las lágrimas — desde que estoy embarazada todo me da ganas de llorar… Rita dice que es normal.
— ¿Y con el embarazo de Dominic no fue igual?
— Lloré muchísimo, pero se lo atribuí al hecho que Andrew estaba lejos de mí... Pero ahora estoy feliz e igual lloro… En fin, mejor salgamos al jardín es lo que más me gustó de esta casita de muñeca.
— ¡Mi casita de muñeca! — Exclamó Theresa mientras sonreía — Muy graciosa...
Pero es cierto, el jardín es pequeño, pero está hermoso y muy bien cuidado.
Las dos mujeres salieron al exterior de la casa, el pequeño terreno se encontraba cubierto por césped, la cerca estaba formada por una hilera de setos muy bien podados, tenía un banco justo enfrente de una fuente de agua en forma de ángel, además poseía una gran variedad de flores; Danielle se sentó en el banco y Theresa hizo lo mismo.
— No he tenido la oportunidad de preguntarte algo... ¿Qué te pareció la escuela? — Preguntó Danielle con curiosidad.
— Me gustó mucho, creo que encajaré perfectamente en ese lugar, además hay muchos niños y bien sabes que son mi debilidad.
— ¿Y qué piensas de Michael?
Ella recordó a ese hombre y le dio cierto cosquilleo en el estómago, pero no le dio importancia.
— ¿Michael? — Preguntó, aunque ella sabía quien era, por alguna extraña razón su nombre no se borró de su memoria.
— No te has la tonta conmigo, sabes perfectamente de quien te estoy hablando.
— Ah... ¿El maestro de la escuela?
Danielle soltó un resoplido poco femenino.
Ella se hizo la desentendida.
— Me pareció un señor agradable.
— ¿Agradable solamente?
— Si solo eso.
— Aunque estaba un poco distraída, está mañana, la tensión entre ustedes me hizo despabilarme y pude darme cuenta de que fue algo más que agradable.
— ¿De qué hablas? — Preguntó.
Era cierto que cuando lo vio, algo se removió dentro de ella, nunca antes se había sentido así, aunque sus acercamientos a los hombres se limitaban a su esposo y él no le hacía sentir nada más que repulsión, tal vez era posible que al conocer a alguien tan apuesto y joven, ella sintiera cierto desasosiego, mas eso fue cosa del momento.
— Vi cómo se miraban.
Theresa se levantó del banco y le dio la espalda.
— Te equivocas, lo miraba como lo hago con otras personas. —Si lo había mirado un poco más de lo normal, mas no podía negar que era un hombre muy apuesto, cualquier mujer se quedaría obnubilada al verlo, pero eso no se lo diría a Danielle, para que no se hiciera una falsa expectativa.
— Si tú lo dices — dijo su cuñada con poco convencimiento.
— Soy una mujer casada, sería indecoroso posar mis ojos en otro hombre, yo soy una dama.
— Es una desgracia que estés atada a Lexinton de por vida.
— Es una cruz muy pesada la que me tocó llevar, pero ya lo he asimilado.
— Tiene que haber una salida.
— No hay nada que podamos hacer, el Barón tiene mucho poder y solo comprobando un adulterio y gastándome una fortuna que no tengo, podría hacer que el Parlamento me escuchara, pero quedaré expuesta al repudio y al exilio social, aunque ahora que voy a ser una mujer emancipada mi reputación sufrirá considerablemente, mas no me importa porque me siento libre y feliz.
— Es injusto que una mujer tan joven y hermosa como tú, no pueda volver a casarse ni tener una familia.
— Ya he tenido mucho tiempo para aceptar mi destino, y no me importa, con lo que tengo ahora me basta y estar lejos de ese hombre para mí es más que suficiente.
— Todos necesitamos del amor en nuestras vidas.
— Yo estoy bien así, no necesito de un hombre para ser feliz, estuve en un matrimonio y lo que viví no se lo deseo a ninguna mujer y realmente no deseo estar atada a un hombre nunca más.
— Eso lo dices porque no te has enamorado, pero cuando llega esa persona ideal a tu vida todo cambia y permanecer lejos de él se te hace imposible, y lo único que te da placer es ver a la persona amada, feliz, amar es una delicia, es una ternura ilimitada y es un fuego incansable que está dentro de ti.
— Me encantaría sentir eso alguna vez, pero no me hago falsas ilusiones, no todas tenemos la suerte de conocer el amor como tú lo has conocido, ese tipo de amor no se hizo para mí — su tono de voz estaba lleno de pesar. — Ya he aceptado mi realidad.
— Eso lo dices ahora por qué todavía estás herida y me imagino que debe ser normal en estos casos, pero el tiempo lo borra todo y tu corazón va a sanar... Y estoy completamente segura que Dios te va a dar la oportunidad de conocer al verdadero amor.
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— ¿Qué es eso tan urgente que tienes, que no pudiste esperar para reunirnos en Londres y exponernos aquí en Sussex? — Preguntó Michael al hombre que tenía al frente.
— Ha surgido algo nuevo.
— ¿Qué ha pasado Wadlow?
— Se ha descubierto que agentes españoles encubiertos se encuentran en Londres y están pagando mucho dinero para obtener todo tipo de información sobre nuestra flota naval y estamos casi seguro que hay miembros de la nobleza involucrados.
— ¿Tienes algunos nombres de los sospechosos?
— El Conde de Rochford, el Vizconde Bromwell y el Barón de Lexinton.
— ¿El Barón de Lexinton?
— Sí, es el más peligroso de todos, porque es muy ambicioso, tiene una casa de juegos que solo es una fachada para ocultar sus sucios negocios.
— Ayer contraté a su esposa para que diera clase en la escuela.
— ¿Y qué hace la esposa del Barón pidiendo empleo, si el marido tiene mucho dinero? —Preguntó el hombre sorprendido.
— Es posible que no tengan muy buenas relaciones— contestó Michael.
— Entonces ella nos puede resultar de mucha ayuda, es un medio excelente para conocer todos los movimientos de ese traidor.
— Si es posible que ella sea de mucha ayuda.
— Por ahora sigue manteniéndote bajo perfil, que nadie sospeche de ti.— Llevo tres años en esta misión y créeme que nadie sospecha de mí, para todos yo soy Michael Asthon, hijo del vicario del pueblo y maestro de escuela.
— Cuando atrapemos a los españoles y a estos traidores, podrás volver a tu vida.
— Eso mismo dijiste hace tres años.
— Joder, tú tienes la culpa por ser el mejor.
"Yo no busco, yo encuentro"Pablo Picasso— Esta será mi última misión, deseo retirarme, quiero recuperar mi vida.— Estamos en cuenta de eso y respetamos tu decisión... ¿Volverás a América o tomarás el lugar que te corresponde aquí?— Pienso regresarme a las colonias, allí está mi lugar.— Tu sitio está en Londres, aunque no lo quieras admitir, es tiempo que pases la página y recuperes todo lo que es tuyo.— No me interesa, mi primo está haciendo un buen trabajo.— ¿Él sabe que estás aquí?— No, él cree que ando en alguna parte del mundo, no quiero involucrarlo en nada de esto.Wadlow fijó la vista en su reloj y dijo:— Es hora de irme, debo regresar cuanto antes a Londres... Asthon no pierdas tiempo con la Baronesa, tienes que hacer que confíe en ti y nos revele todo lo que sabe.— Trabajaré en ello.Theresa se levantó muy temprano en la mañana, tomó su equipaje y bajó las escaleras de la enorme mansión de los condes de Headfort donde su familia estaba pasando unas pequeñas vacacion
El primer beso no se da con la boca, sino con la mirada"Tristan Bernard"Michael caminó hacia el pueblo, no tenía otra opción, tenía que actuar normal para no llamar la atención del sujeto, cuando estuvo a cierta distancia pudo darse cuenta de que ya no lo estaban siguiendo. Meditó unos minutos... si no iban detrás de él entonces era a la baronesa a quien estaban vigilando, pensó Michael, para constatar su teoría decidió devolverse por otro camino hasta la casa de Theresa, cuando llegó se ocultó entre las sombras de los árboles que daba justo delante de la casa no podía correr el riesgo que alguien lo viera, se quedó allí esperando que el bandido mostrara su escondite.Al cabo de unos minutos el hombre ajeno a que alguien lo vigilaba, salió de su escondite al ver que las mujeres no saldrían nuevamente de la casa, se relajó y prendió un cigarrillo, Michael Aprovechó esa oportunidad para acercarse sigilosamente y en cuestión de segundos tomó al sujeto del cuello y sacó un puñal que lle
Todo deseo estancado es un veneno.André MauroisLos pensamientos de ella giraban en un torbellino de sensaciones.Theresa estaba aturdida.Michael no dijo nada, ni a favor ni en contra, su mirada se encontraba fija en su boca. Ella intentó retirar la mano, pero él no la soltaba, en cambio, le retuvo la mano entre las suyas. Theresa se ruborizó. En realidad, su contacto le estaba ocasionando reacciones extrañas. El corazón se le subió a la boca, un momento después se le puso a latir como loco.Él la ayudó a levantarse y la distancia entre ellos era muy corta. Therera contuvo el deseo de echarse a temblar, más consciente de él de lo que había estado nunca de un hombre. Los aromas sutiles de sándalo, almidón y hombre, se esparcieron a través de sus sentidos. Estaba consciente de su tórax poderoso, la barba empezando a asomarse y oscureciendo su mandíbula, y el sonido de su respiración. Cada pulgada de la piel le hormigueaba en respuesta a él.Nerviosa se separó de él porque su contacto
Después de haber finiquitado todos los detalles de la misión, Michael tomó el camino hacia Bedforshire, trató de posponer ese momento por tanto tiempo, más de ocho años alejado de su pasado, ahora no podía escabullirse.Woburn Abby se presentaba imponente ante él, era una de las mansiones aristócratas más lujosas de Inglaterra, El rey Enrique VIII dio a John Russell la propiedad, que se convirtió en la sede del Ducado de Bedford, cabeza de la familia Russell, familia a la que él pertenecía.El carruaje donde Michael se trasladaba se paró frente a la puerta principal, se bajó del vehículo, los lacayos que estaban en la entrada lo guiaron hacia el vestíbulo sin saber de quién se trataba, el mayordomo quedó sorprendido al verlo, pero ocultó rápidamente su expresión.— Su excelencia, bienvenido — Se inclinó haciendo una reverencia.— Gordon — Le saludó Michael con la cabeza y le entregó su abrigo, guantes y sombrero.Los criados que estaba alrededor realizando sus quehaceres diarios, al e
"Prohibir algo es despertar el deseo"Michel de Montaigne— Ya sabes lo que tienes que hacer con eso Crosby — dijo Lexinton señalando el cuerpo de David.— Si milord — contestó el hombre con débil voz.El Barón caminó hacia una pequeña mesa donde se encontraba una botella de whisky, la cual agarró y sirvió el líquido ambarino en un vaso, se sentó en la silla detrás de enorme escritorio color caoba, subió los pies.— Así que la insulsa de Theresa está con un hombre — hablaba más para él que para su fiel servidor — Por ahora no voy a hacer nada, voy a terminar los negocios que tengo pendiente, que me van a generar mucho dinero —Tomó un trago del vaso — pero luego buscaré a esa maldita perra... le he dado mucha rienda suelta... Ya va siendo el tiempo que regrese a su casa a cumplir con sus deberes de esposa ¿No crees Crosby?— Estoy completamente de acuerdo con usted... Puedo enviar a alguien que le averigüe quien es ese hombre.— No, yo personalmente me encargaré de ese asunto. No quier
El administrador estaba de pie ante el escritorio de la biblioteca de Michael. Llevaba tres días en la mansión, durante ese tiempo no tuvo descanso, había tenido una serie de reuniones con arrendatarios, banqueros y abogados.— Su Excelencia es necesario que usted se haga cargo de sus propiedades —Dijo el administrador.— Eso es imposible, tengo asuntos pendientes que no puedo abandonar.— Señoría, permítame que le recuerde que usted es el Séptimo Duque de Bedford y no puede eludir sus responsabilidades. —Dijo el hombre señalando una pila de papeles que estaban en el escritorio en espera de su firma ducal.Michael se paró de la silla, caminó alrededor de la habitación.— Usted se hará cargo de todo hasta que yo solucione mis otros asuntos pendientes.— Su Excelencia, yo puedo hacerme cargo, pero debe usted comprender que hay cosas que solo un aristócrata tiene hacer.Michael miró al hombre con irritación.— Señor Keene si usted no desea el trabajo me lo dice inmediatamente para buscar
_ No _ dijo la doncella negando con la cabeza _ ya yo estoy muy vieja para eso._ Vieja _ Theresa se sonrió _ Si tan solo tienes veintidós años._ Donde yo nací ya las mujeres de mi edad son unas ancianas _ dijo en tono jocoso._ Tonterías el lunes te vas a ir conmigo para la escuela, para que inicie tus clases de lectura._ ¡Milady que vergüenza! ¿Se imagina?... todos mis compañeros serán niños_ Estás muy equivocada, hay personas de tu edad que están en tu misma condición y van a la escuela para aprender._ ¿Van personas de mi edad? _ Preguntó con curiosidad._ Si y ya verás que te va a gustar y en muy poco tiempo no solo aprenderás a leer sino muchas cosas más.Sentada en el tocador de su dormitorio esa tarde, Theresa estaba completamente vestida para su salida de esa noche, solo le faltaba arreglar su cabello, por eso dejó que Jenny, le sujetara la abundante melena en un elegante recogido a la moda, dejando que algunas hebras cortas se rizaran en un favorecedor desorden en sus sie
Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre de labios de una mujer.Antonio MachadoEl primer acto concluyó y la actriz hizo una reverencia para agradecer aplausos recibidos. El escenario quedó vacío.Un camarero apareció, con una botella de champaña y dos copas que rebosaban, arregladas en una bandeja, le entregó una a Theresa y otra a su acompañante._ ¿Nos podemos permitir un capricho como este? _ le preguntó ella a Michael en un susurro._ Por ser esta una noche especial, creo que nos lo permitiremos.Luego que el lacayo se retirara, ella bebió un poco de su copa, la champaña burbujeaba deliciosamente mientras iba bajando por su garganta y notó su calidez en el estómago._ Este palco es muy lujoso… ¿No habrá algún problema por estar aquí? _ preguntó Theresa mirándolo a los ojos._ No habrá ningún problema _ respondió él un poco tenso_ ¿Sabe a quién le pertenece? Tal vez lo conozca._ No creo, escuché decir que el dueño está fuera de Londres y muy alejado de la vida