Derek estaba acostado boca arriba en la cama de una celda especial a donde lo habían llevado por ser una persona importante, aunque él hubiese preferido que lo dejasen encerrado con los demás para descargar toda su ira contra alguien. Mientras miraba el techo Derek intentaba reprimir los recuerdos de su pasado, aquellas memorias que él quería apartadas de su cabeza. No soportaba estar encerrado porque lo único que podía hacer era pensar o escuchar como sus demonios se apoderaban de su ser.Derek intentó hacer ejercicios, hasta había llegado a perder la cuenta de cuantas flexiones había hecho y aun así sentía que no habían sido suficientes para dejarlo lo exhausto, así que dormir tampoco era una opción en aquel momento y lo peor es que cuanto más su cabeza daba vueltas, más pensaba en Ava. Su esposa se había convertido en su tormento personal y todos los sentimientos que ella provocaba en él eran algo que no era capaz de reprimir. —AYAK. –Murmuró una voz tan bajo que Derek casi no la
Días después la pareja de recién casados tuvo que regresar a Griffin para pasar un fin de semana familiar con los Hoffman, algo que a Derek lo tenía bastante preocupado por el hecho de que evitaba compartir la habitación con Ava desde que se habían casado, pero en casa de sus suegros tendrían que dormir en la misma cama.Derek había pasado una semana entera intentando explicarle a Vera porque no podía llevar a su secretaria a una reunión familiar. Su amante estaba histérica preocupada por el mismo motivo que él, pero Derek ya había pensado en la forma de compartir habitación con su esposa sin tener que consumar su matrimonio o por lo menos eso era lo que esperaba.Después de pensar en como escapar de sus obligaciones Derek pasó a la parte más difícil, soporta a los Hoffman.Derek estaba sentado en una enorme mesa en el jardín donde estaban sirviendo la comida. Desde donde estaba podía ver a su suegro sonriente cerca de la barbacoa y a su lado estaban dos de los hermanos de su esposa,
Derek estaba de pie al lado de la ventana sujetando una jeringuilla en la mano que estaba preparada con una pequeña dosis de calmante. Ava estaba en la ducha y él se encontraba ansioso porque iban a pasar la noche juntos, y después de lo que había pasado en el lago no quería arriesgarse a tenerla despierta a su lado con ganas de guerra. Él puedo escuchar el exacto momento en el que Ava cerró el agua de la ducha, entonces se puso al lado de la puerta del baño para esperarla salir. —Derek creo que esta noche finalmente… ¡Auuch! — Jadeó Ava al sentir un pinchazo en su nuca. —Derek… —Murmuró antes de caer en los brazos de su esposo todavía envuelta en una toalla. Derek la cargó en sus brazos hasta la cama, la acomodó y después se sentó en una silla delante de ella para observarla. La piel de Ava brillaba todavía un poco húmeda y la pequeña toalla que escondía los detalles de su cuerpo, que eran un verdadero misterio para Derek, la convertían en su peor enemiga porque en aquel instante
—No sé cómo aguantas mantener un matrimonio con un hombre que pasa la mayor parte del tiempo huyendo de ti. —Rezongó Tobías, el mejor amigo de Ava, mientras hablaba por teléfono con ella. — ¿De verdad te estuvo evitando en casa de tus padres? —En el último día sí, después de lo que pasó… —De cómo le dejaste con las ganas. —Se río Toby. —Bueno, sí. Después de eso me estuvo evitando y el domingo tuvimos que regresar antes a casa porque supuestamente tenía problemas en la destilería, pero algo me dice que solo era una excusa para no tener que estar conmigo todo el tiempo. —Se quejó Ava mirando el hermoso vestido rojo que Derek había enviado para ella. Se acercaba una gala donde serían premiados los empresarios del año y su esposo quería verla con ese vestido puesto o eso era lo que había puesto en una nota que llegó con el vestido, porque Derek había viajado otra vez con su secretaria por trabajo y llevaba una semana fuera. —Y ahora te envía un vestido carísimo diseñado exclusivamen
Derek manejaba a toda velocidad y no tardó en darse cuenta de que su esposa no tenía apenas el talento de la audacia, sino que también era una buena conductora, ya que claramente había volado en la carretera con su Ferrari porque no quedaba ni rastro de ella en la carretera. Entonces llamó a Reich que sí podía saber dónde se había metido su esposa. –¡¿Señor?! –Contestó Reich a la llamada. –¡Reich mira el rastreador de mi Ferrari y dime ahora mismo donde está esa loca! –¡Sí señor! –Respondió Reich rápidamente. –Se está dirigiendo al centro de la ciudad señor. –¡¡Maldit* mestiza, ¿qué estará pensando en hacer?! –Gruñó con rabia porque de su esposa desobediente ya esperaba lo peor. –Seguramente volverle loco, jefe. –Bromeó Reich y Derek resopló con fastidio. –¡¡No estoy para bromas Reich, estoy cansado de esa mujer tan rebelde!! –Escupió Derek molesto. –¡¡Está estropeando todos mis planes con ese carácter que tiene!! –¡Pues jefe ahora mismo esa rebelde está en un club en el centro
Derek tenía la cara metida en el ordenador buscando en su trabajo la forma de escapar de los recuerdos de su noche de desenfreno con Ava, con la única mujer que había logrado volverle loco. Pensar en cualquier cosa que no fuera su esposa era la única salida que encontraba Derek para no buscarla y poseerla otra vez y trabajar era lo que mejor se le daba. Él había conseguido terminar el proyecto del nuevo centro de ayuda para la fundación de los Hoffman en Nueva York y después de lograr captar la atención de su querida suegra con aquella idea, también había logrado convencerla de apoyar a su tío Dennis en su campaña electoral. Derek estaba muy cerca de tener la total confianza de Alice y una vez que logrará ese objetivo solo quedaría dar el segundo paso en su plan de destruir a los Hoffman, pero después de haber probado el cuerpo de su esposa, de sentir aquellas curvas perfectas en sus manos, escucharla gemir mientras la penetraba y lo peor, sentir con ella una conexión que jamás habí
Derek observaba la ciudad por el ventanal de su oficina cuando escuchó la puerta abrirse y la voz de Vera ofreciendo amablemente una taza de café a su tío Edgar que había acabado de llegar, entonces giró un poco la cabeza para ver a Reich que estaba en una esquina con los brazos cruzados por si Derek llegaba a necesitarlo.–¡¿Cómo está mi querido sobrino?! –Preguntó Edgar entusiasmado y los labios de Derek se curvaron en una siniestra sonrisa, pero solo se limitó en darse la vuelta para mirarlo y encender el televisor. En las noticias enseñaban las imágenes de una cruz en llamas siendo apagada por dos agentes de la policía de Atlanta y hablaban sobre el Klan, acusándolos directamente del incendio que había provocado la muerte de varios inocentes.–Por lo visto no acompañas las noticias tío, pero hoy te daré una muy importante. Sé que fuiste tú quién dio la orden para que quemasen la parroquia. –Declaró y vio la reacción de sorpresa en el rostro de su tío, algo que él ya esperaba. –Te
–Me impresiona ver como tu presencia en este hospital ha servido para iluminar un poco la vida de estas personas. –Declaró Garret, el médico que era muy amigo de Ava y que no se resistía demostrar siempre que tenía oportunidad la enorme admiración que sentía por ella. – Eres una mujer maravillosa Ava, tu esposo no se imagina la suerte que tiene. –No exageres Garret, yo solo intento ayudar lo máximo que puedo, infelizmente me duele mucho lo que ha pasado. Llevaba poco tiempo ayudándolos, pero ya me había encariñado con ellos. –Contestó Ava con las mejillas sonrojadas. –Estas personas han sufrido demasiado y han perdido mucho, mi familia y yo buscaremos la manera de compensarlos, de darles una mejor vida. –Aseguró y lo vio sonreír mirándola. –Además, creo que también tuve suerte con Derek, ha estado muy pendiente de venir al hospital para informarse de todo y me ha dado la impresión de que le ha dado una atención especial a la hija de Joanna. –Tu esposo fue quién rescató a las gemelas