A la mañana siguiente me levanté con muy buen humor; incluso canté un poco en el baño mientras me arreglaba para conocer a mi cita pagada.
Me puse el vestido más bonito que tenía y una chaqueta ligera.-Voy a dar un paseo por el pueblo con mi novio, abuela. – Dije entrando a la cocina y dándole un suave beso en la mejilla. Evité por poco reírme ante la palabra “novio”. - Estaremos a tiempo para el almuerzo.-Asegúrate de que así sea. – Dijo espantándome con la cuchara de madera con la que estaba cocinando.-Lo esperaré en el porche, te veo en un rato.Salí y me senté en la vieja mecedora para esperar al chico. Ni siquiera había revisado su nombre de la emoción cuando anoche lo contraté.Sabia que la abuela estaría ocupada y que no espiaría ni nada por el estilo la llegada de nuestro invitado. Cuando cocinaba, se concentraba al máximo y eso me hacía reír. Ni siquiera notaba el teléfono sonando.Diez minutos después se estacionó un auto elegante y negro justo frente a mí. Yo sonreí y me levanté para recibir al hombre, pero me paralicé cuando todo su cuerpo salió del vehículo.Dulce bebé Jesús, era enorme. Como… muy enorme.Con barba perfectamente delineada, grandes músculos en brazos y piernas. Casi se me caen las bragas cuando disparó una sonrisa llena de hoyuelos en mi dirección.Tendría unos treinta años y se estaba acercando a paso seguro hacia mí. Justo cuando estábamos a dos metros de distancia, el viento comenzó a soplar y él se detuvo abruptamente olfateando algo.Entonces se movió a velocidad de un rayo y estaba en mi cara. Casi me caigo de la impresión, pero él me sostuvo de la cintura.-Compañera. – Gruñó en mi cara.Mis mejillas se pusieron rojas y me enderecé rápidamente. Por supuesto que me gruñiría al soportar gran parte de mi peso.-Si, esa sería yo. – Dije intentando no morir de vergüenza por mi casi caída. – Has llegado justo a tiempo, quisiera caminar contigo y que repasemos nuestra historia de…Entonces me interrumpió con sus labios en los míos.Decir que estaba impactada sería decir poco. Debido a mi nula experiencia en besos, contesté tímidamente y pude escuchar un leve gruñido de su parte. Suponía que lo estaba haciendo bien entonces.Medio segundo después me encontraba apoyada en la pared a lado de la puerta y mis manos sostenían firmemente su cabello. Quien nos viera pensaría que éramos un par de adolescentes.Sus labios abrían los míos insistentemente y su lengua... ¡Oh, señor, su lengua! Hacía cosas deliciosas en la mía. Por instinto, mientras él me estrechaba aún más hacia su pecho, comencé a subir una de mis piernas en dirección a su cadera. Él adivinó mis intenciones y sus manos bajaron hasta mi trasero para estrujarlo y luego me levantó como si no pesara nada. Enredé mis piernas alrededor de su cintura rozando sin mucha delicadeza su muy obvia erección.Puede ser que me haya restregado como una gata en celo y gemido como si este fuera el viaje más salvaje de mi vida. Lo era.Nos separamos por aire mientras mi cerebro se reiniciaba. Me bajó lentamente por su cuerpo y comenzó a olisquear mi cuello; esperaba que le gustara mi perfume.Entonces recordé que este chico era un profesional y mi emoción bajó un poco, pero solo un poco.-Wow, esos han sido los mejores cincuenta dólares gastados de mi vida. – Murmuré jadeante.-¿Qué? – Dijo mirándome confundido.Yo le sonreí dulcemente.-Eres muy guapo, espero que estes disponible muy seguido. – Dije antes de tomar su mano y arrastrarlo lejos de la casa. – Como decía, tenemos que planear nuestra historia de amor para que mi abuela no sospeche nada.-¿Qué? – Volvió a repetir.Yo hice un gesto con mi otra mano.-Te contaré en el camino. ¿Ya has desayunado?-No.-Bien, necesito que tengas hambre porque mi abuela ha estado cocinando para un ejército. – Dije mientras nos alejábamos de la casa.-Uh, de acuerdo. – Dijo el hombre. Pobre, debía estar muy confundido. - ¿Cómo te llamas, compañera?-Stella. Lo siento, supongo que no te di muchos detalles ayer por la noche. – Dije sonrojándome un poco. – Gracias por haber venido con tan poco tiempo de anticipación.-No, bella. Gracias a ti por aparecer por fin en mi vida. – Dijo acariciando con su pulgar la mano que no me había soltado.Solté una risita nerviosa y seguí conduciéndolo hasta un parque cercano en el que no había gente tan temprano y podíamos hablar tranquilamente.Lo llevé hasta una banca y le dije que nos sentáramos.-¿Cuál es tu nombre? – Pregunté curiosa.-Jeremiah Black Wolf. – Dijo inflando un poco el pecho.Joder, era demasiado atractivo. ¿Notaría que estaba babeando un poco?-Jeremiah, me temo que estoy envuelta en un aprieto. – Dije con un suspiro resignado.Él se tensó y comenzó a gruñir. Vaya, al tipo le encantaba eso.-¿Qué es, bella? ¿A quién debo eliminar?Yo solté una gran carcajada.-Oh, chico… no tienes que matar a nadie. – Dije cuando me tranquilicé. – Es solo que mi abuela es una persona especial y es por eso que estamos juntos en esto.-Le agradeceré en cuanto la vea. – Dijo mortalmente serio.-Imagino que si. – Dije con una pequeña sonrisa. Él tenía trabajo gracias eso. - Escucha, se le ha metido la idea de que tiene que conseguirme un hombre y es por eso que te he contratado. Le he mentido y me temo que se me ha escapado de las manos.Parpadeó antes de mirarme curiosamente.-Cuéntame todo, bella. – Dijo tomando suavemente mis manos.Lo miré a los ojos y no pude evitar suspirar. Demonios, era bueno. Y estaba muy bueno.-Verás, le dije que estaba saliendo con alguien y…-¿Estás saliendo con alguien?- Dijo con tono mortal. Sus manos repentinamente comenzaron a apretar las mías.-Me duele. – Dije suavemente viendo nuestras manos. Enseguida comenzó a acariciarlas nuevamente. – Si… uhm… yo no estoy saliendo con nadie. – Dije y la tensión de sus hombros se esfumó. – Es por eso que me puse en contacto con tu agencia y aquí estamos.-¿Mi agencia? – Preguntó confundido.Quizá así no era como se les decía a los sitios sospechosos de internet en donde los hombres se rentaban.¿Subasta? ¿Lugar en donde te compran en un sitio que no parecía muy legal?-El lugar en donde tienes tu perfil en línea para que pueda solicitar tus servicios. Debo decir, que ha sido un alivio que estuvieras disponible hoy; no habría sabido qué hacer si no te hubiera contratado. – Dije con una sonrisa suave.-Solo para confirmar. – Dijo con voz tranquila. – ¿Me estás diciendo que contrataste los servicios de un hombre para que se hiciera pasar por tu pareja?-Básicamente. – Dije asintiendo.-Bien. No tienes que mentirle a tu abuela. – Dijo levantándose y dando media vuelta rumbo a su coche.Joder. Dentro de todos los escenarios que pasaban por mi cabeza, creo que nunca se me ocurrió que el hombre no quisiera participar en mi loca vida ni aunque se lo pidiera como parte de su trabajo.-¡Espera! ¿Es por el dinero? Ciertamente me quedaría un poco en mi límite de presupuesto pero… - Dije sacando mi pequeña cartera de mi bolso. Me dolía tocar el dinero de mis ahorros pero medidas desesperadas requieren capital. No tenía tiempo para conseguir a otro hombre si éste me decía que no.Se detuvo abruptamente y yo choqué con su espalda. Perdí el equilibrio y terminé en el piso mostrándole el color de mis bragas.Mis mejillas se calentaron y enseguida me bajé el vestido antes de comenzar a levantarme. Él me ofreció una mano pero la rechacé, mi dignidad no podía con esta situación.-¿Estás bien, bella? ¿Estás…?Algunos gruñidos, rugidos y cosas que me hicieron abrir los ojos con horror interrumpieron su pregunta.Detrás de él, salidos de algún circo o zoológico se encontraban dos enormes osos y tres pumas que se acercaban peligrosamente.Grité, obviamente, pero cuando mi hombre rentado volteó y se transformó en un lobo, me quedé muda.Mis ojos se abrieron por segunda vez con horror cuando el lobo se lanzó directamente hacia el oso más grande. Me levanté lentamente con mucho cuidado de no llamar la atención de los animales, pero no tuve suerte porque uno de los enormes felinos captó el movimiento y comenzó a rugir en mi dirección.Chillé de nuevo muerta de miedo e intenté correr solo para terminar en el suelo de nuevo porque alguna estúpida grieta en el camino decidió que debía retener mi pie. Me giré solo para ver al felino lanzarse sobre mí; después, todo se volvió negro.Desperté de golpe con un grito atorado en la garganta.Miré a todos lados y me di cuenta de que me encontraba sentada en la vieja mecedora delante de mi casa. ¿Había soñado todo esto? ¿En qué momento me quedé dormida?Me tranquilicé sabiendo que nada del ataque de los animales del zoológico habían pasado realmente. No estaría respirando si todo eso hubiera sido real. Una lástima, señor delicioso imaginario besaba de maravilla.Miré la hora en mi celular y me di cuenta de que ya eran pasadas las dos de la tarde. Fruncí el ceño y miré hacia la calle desierta.-Joder, ahí van cincuenta dólares. - Murmuré levantándome.¿Qué le diría a la abuela?Abrí la puerta de la casa y me metí con un suspiro derrotado; el aire olía a comida recien hecha y me encogí un poco por dentro.Mi abuela se encontraba sentada en la mesa de la cocina mirando el periódico y me miró con una sonrisa cuando entré.-¿Ya ha llegado?-Uh... la verdad es que...Miró mis ojos con una mirada esperanzada y no tuve el coraz
Por la noche entré a mi vieja computadora para revisar el sitio por donde había comprado los servicios (no sexuales, tristemente. ) de mi novio ficticio. No veía una bandeja de entrada ni un sitio para dejar mensajes, así que supuse que su forma de comunicación fue enviar a un repartidor hasta la dirección que le mandé para darme esa nota. Bien, dijo que estaría aquí en otra ocasión así que le creería. Había sido un lindo detalle, después de todo; fácilmente gastó unos treinta dólares en él así que... si, aceptaría su disculpa. Cerré la computadora y me fui a dormir pensando en que no sabía cómo contactar al tipo sin volver a pagar otros cincuenta dólares. A la mañana siguiente bajé corriendo las escaleras ya que soñé de nuevo con mi fantasioso novio y sus carnosos labios. Caray, si seguía así necesitaría terapia. -Buenos día cariño, ya llegas tarde. - Dijo mi abuela sacando una cacerola del refrigerador. Mi enorme ramo de flores adornaba nuestra pequeña mesa de la cocina. -Lo s
Jeremiah.-Las flores han sido entregadas. - Dijo mi Beta entrando en mi oficina. - Mi compañera las entregó personalmente al hombre del correo local, espero que lo aprecies.Yo dejé la m****a de papeleo en el que me encontraba metido y sonreí. Sabía que poner un jardín lleno de flores detrás de la Casa de la Manada era una excelente idea a pesar de los ceños fruncidos que había recibido hacía treinta años.Era lo primero que hacía al despertar: Regar las flores. Todo con la esperanza de que a mi compañera le gustara la vista de ellas al abrir nuestra ventana.Darle solo un pedazo de lo que era suyo no lo consideraba suficiente, pero tendría que bastar por ahora. No podía creerlo. Después de casi cincuenta largos y solitarios años por fin había encontrado a mi compañera.Por supuesto, había barajeado la posibilidad de que fuera humana y era por eso que comencé con un fructífero negocio de maderas preciosas y venta de ganado de alta calidad con los humanos.No me molestaba que no fuera
Llegué exhausta a casa de la abuela al terminar mi turno. Un montón de personas había ido al Were café para admirar mi ramo o para preguntarme con quién diablos estaba saliendo.Ni siquiera yo lo sabía, así que solo sonreí y les dije que tenía un novio viviendo fuera del pueblo.No me creyeron. Fue así como una hora después supe que se habían extendido las apuestas sobre mi supuesto novio.Megan, siempre una visionaria, se encargó de sacar la vieja pizarra que poníamos en el café para las apuestas de tonterías locales. El último había sido hace un mes cuando todo el pueblo había venido para apostar por si la gata de la señora White había sido embarazada por el gato de su vecino, el señor Black. Años de enemistad, no solo por sus apellidos, habían hecho del nacimiento de esa camada un evento en el que las palomitas y el alcohol circularon y dejaron muy buenas ganancias y propinas.Incluso los gatitos salieron en primera plana del periódico local.El pueblo necesitaba emoción y, al par
Dormí feliz como un bebé y me di un baño mientras cantaba en la bañera.Me había levantado más temprano porque quería decorar mis muestras de pastel antes de ir al trabajo. La abuela no había regresado a casa cuando me fui a dormir, pero eso no me preocupaba. De vez en cuando le gustaba quedarse a dormir en casa de sus amigas de la iglesia después de horas de repasar los chismes más recientes del pueblo. Y ya que mi novio y sus flores eran algo digno de mencionar... si, no creía que regresara a casa hasta la tarde de hoy.Bajé las escaleras envuelta en una nube de felicidad. Al menos hasta que llegué a la cocina.Corrí hasta el teléfono en medio del pánico total. Los segundos que se tardaron en responder fueron eternos.-Departamento de policía del condado, el sheriff al habla. - Dijo la voz varonil al otro lado.No solo era el sheriff, también era algo así como nuestro alcalde. Nadie quería el puesto y alguien tenía que tenerlo.-¡Señor George! Soy Stella. - Dije comenzando a hiperv
Jeremiah.Si seguía dentro de esta oficina iba a romper algo. O quizá solo se rompería mi cordura.Me cansé de esperar que mi dulce y nueva abuelita política me llamará de regreso. Tampoco nadie contestó el teléfono cuando por fin la cosa dejaba de sonar "ocupado".A la mierda el papeleo. Yo necesitaba oír la dulce voz de mi pareja. O al menos pedirle su número personal para que no estuviera en mi oficina golpeando mi cabeza contra el escritorio.-Deja de hacer eso. - Dijo Oscar, mi Beta, entrando en la oficina. - Ya se han reunido todos los lobos con excepción de los que están de guardia. Te esperan en la sala de conferencias.-Bien. Vamos.Me levanté y puse una sonrisa siniestra en mi cara. Mis lobos no intentarían una rebelión con mis nuevas noticias. Y todos aquellos que pensaban en abandonar el barco se lo pensarían dos veces porque yo tendría un heredero para el domingo, estaba seguro.La Sala de conferencias estaba ubicada debajo de la Casa de la Manada. Construida por mis ance
Al viejo auto del señor George solo le habían pintado algunas palabras a los costados: Sheriff por un lado y Alcalde del otro.Suponía que se estacionaba en un sentido o en otro dependiendo de si venía a arrestar a alguien o a inaugurar una nueva calle. En mi caso, lo vi estacionar frente al pórtico de mi abuela con las palabras "Sheriff" en ese costado.-¿Dónde está tu abuela? - Preguntó con seriedad.-Dijo que iba a comprar algo en el pueblo vecino, no ha llegado a casa desde ayer. - Dije con voz temblorosa. Llevaba solo cinco minutos fuera escaneando los alrededores en busca del perro mutante. El motero no me daba miedo, para eso tenía mi gas pimienta en el bolsillo pero ¿Un perro mutante? No podría correr antes de que me mordiera y me pasara sus virus mutantes.Entonces me transformaría en un perro mutante y luego me pondría un disfraz para ir a salvar a los pueblos vecinos de...-¿Stella?-¿Si? - Pregunté saliendo de mi fantasía en donde escogía unas mallas y un tutú cómo disfra
-¿Te gusta más el rancho Thompson o ese lugar a dos pueblos que tiene un lago artificial? Los dos tienen patos. - Preguntó mi abuela medio distraída al otro lado del teléfono.Yo miré la pared de la sala de estar de Megan con incredulidad.Mi amiga pensaba que lo mejor era esperar a que la abuela me llamará en algún momento de la tarde a quedarme escondida en su auto estacionado al otro lado de la acera en donde podía vigilar mi casa. Como una espía secreta.Claro que a los espías no les daban autos que habían visto mejores días hace cincuenta años y que resaltaban como un punto rojo cereza sobre el paisaje verde y gris. Como sea, la idea de Megan era más atractiva porque al menos tenía televisión por cable y al guapo Tom Welling en sus días juveniles de gloria, así que en la nota que dejé en la puerta le dije a la abuela que llamara. A mí número no, obviamente ya que seguía perdido en acción, sino al número de la casa de Megan. Le dejé muy bien especificado que no debía entrar y que