Seis largas, agotadoras y humillantes horas después, la tortura de servir café y rechazar invitaciones de parte de pervertidos turistas con una sonrisa, me habían dejado exhausta; lo único que quería era esconderme debajo de mis cobijas y dormir. Menos mal que mañana era mi día libre.
Subí las escaleras del porche delantero de la casa de mi abuela y abrí directamente la puerta. En nuestro pueblo nadie cerraba con llave porque el nivel de delincuencia era de menos cero.Justo igual a mi autoestima en estos momentos o mis ganas de vivir.-¡Ya llegué, abuela! – Dije tirando mi bolso cerca de la puerta y arrojando mis zapatos a alguna parte de la sala de estar.-¡Estoy en la cocina, pequeña!Suspiré y caminé hacia allí.Ella estaba muy feliz lavando los trastes y escuchando la radio. En cuanto me vio, apagó el aparato y me regaló su mejor sonrisa.-¡Tengo excelentes noticias!-¿Tienen algo que ver con el anuncio del periódico que está circulando por todo el pueblo? – Pregunté cruzándome de brazos y frunciendo el ceño.-Claro que si, mira en la mesa.- Dijo con una sonrisa encantada.Seguramente se estaba dando palmaditas en la espalda mentalmente por su excelente idea.Miré curiosa y vi la libreta que utilizaba para apuntar recados y recetas. Ahí habían anotados al menos diez números de teléfono y tuve que detenerme de tomar la cosa ofensiva y arrojarla por la ventana.-Abuela…-No digas más, estoy segura de que cualquiera de esos caballeros es el ideal para ti. Te he organizado las citas, tu solo tienes que lucir bonita mañana y…-No, abuela. – Dije firmemente.Hoy trazaba mi línea. Se acabó, no más sutilezas con mi abuela.– Te agradezco que pienses en… mi bienestar; pero dudo que saliendo con uno de los chicos del pueblo sea una forma de conseguirlo. Te he dicho por años que estoy bien y estaré bien incluso cuando partas de este mundo.Hubo unos segundos de tenso silencio en la cocina hasta que mi abuela suspiró.-Sé que estarás bien, solo no quiero que estés sola.-No lo estaré, adoptaré gatos, ¿Recuerdas? – Dije sin modificar mi tono. Tenía que entender que estaba hablando malditamente en serio.-Solo ve a una cita, estoy segura de que…-No, abuela. – Dije en tono firme. - No quiero salir con nadie del pueblo. Cancela todas las citas, por favor.-Pero… de acuerdo. – Dijo encogiendo sus hombros en derrota y mirando al piso en cuanto me crucé de brazos.Oh, no. Odiaba que estuviera triste.Cinco segundos. Eso fue todo lo que pude soportar verla en ese estado. ¿Qué podía hacer para que mi abuela parara con sus planes para conseguirme novio y que dejara atrás la idea de dejar mi autoestima por el suelo? ¿Qué…?Entonces se me ocurrió una brillante idea: Inventarme un hombre en mi vida.-Mira abuela, no quería decirte nada porque aún estamos en la etapa de conocernos, pero…- Dije cuidadosamente y me interrumpí a propósito para crear un ambiente de misterio adecuado.Lo había visto en una novela y estaba segura de que funcionaría.Eso la animó bastante y de nuevo me regaló una sonrisa enorme.-¡¿Quién es?! ¿Lo conozco? ¡Debiste haberme dicho antes! Tengo que llamar a todos estos hombres para cancelar y…. – Dejé de escucharla porque era adorable verla dando brinquitos en el apretado espacio.-Tranquila, abuela. – Dije sin evitar reír por su entusiasmo. Ojalá se me hubiera ocurrido lo del novio falso antes. – Cancela las citas mientras yo me cambio y regreso para cenar algo.Mientras subía las escaleras escuché a mi abuela comenzar a cancelar citas porque “apareció un buen candidato”. Negué con la cabeza y entré a mi cuarto para comenzar mi ritual de baño.Sé que le dije a mi abuela que solo me cambiaría, pero odiaba irme a dormir oliendo a grasa de la parrilla. Tomé la ducha más rápida de la historia y luego regresé fresca como una lechuga con mi abuela.-¿Ya has cancelado a todos, abuela? – Pregunté yendo directamente al refrigerador para hacerme un sándwich.-En eso estoy. - Dijo a mi espalda.- Ahora, cuéntamelo todo. ¿Cómo se llama? ¿Dónde se conocieron? ¿Por qué no me habías hablado del hombre?-Lo conocí en el café. No te había dicho nada porque el hombre no es de por aquí y no sabía qué tan serio era con nuestra relación.- Dije escupiendo mentiras tan rápido como se me ocurrían. – Tiene un buen trabajo y no tiene mucho tiempo libre.-Me encantaría conocerlo. ¿Por qué no lo traes a almorzar mañana?Mi sándwich se veía perfecto ya, así que volví al refrigerador por las sobras del Brownie que había hecho hace unos días.-Como te digo, es un hombre ocupado. - Dije escondiendo una sonrisa. – Lo invitaré pero no sé si…-¡Tonterías! Nadie está lo suficientemente ocupado como para no comer. Dile que lo esperamos mañana a la una y no aceptaré un no por respuesta. - Dijo caminando hacia la salida ante mi cara aturdida.-Pero… pero…-No se hable más. Ya estoy muy vieja como para seguir esperando al hombre; yo te diré si va en serio o no. Tu abuela sabe de estas cosas. - Dijo saliendo de la cocina.Escuché sus pasos subiendo las escaleras y luego cerrar su puerta.M****a.Rápidamente le mandé un mensaje a Megan contándole lo que sucedía. Por supuesto que iba a pedir refuerzos en esta situación.Su mensaje de respuesta llegó media hora después cuando ya había terminado de morderme las uñas de las manos.“Busca una agencia de acompañantes en internet y paga por un novio falso. Sé que estas ahorrando para tu pastelería, pero creo que es más importante tu salud mental. Ahora, no me molestes hasta mañana cuando vuelva abrir los ojos. Besos.”¿Agencia de acompañantes?Enseguida subí a mi habitación y abrí mi vieja computadora para buscar qué diablos era eso.Encontré al menos cuarenta sitios diferentes subastando chicos. Era como un mercado de carne para el mejor postor.Sádico, oscuro y perfecto.Con una enorme sonrisa, abrí el primer sitio que estaba más cercano a mi ubicación y miré el catálogo de hombres. Había al menos una docena de hombres que se rentaban ridículamente caros y, si iba a estar en esto a largo plazo, al menos debería poder costearlo; así que busqué algo dentro de un presupuesto razonable.Había uno del que no podía cargar su foto, estúpido internet, pero me gustó su perfil: Hombre tranquilo al que le gustaba la pesca, los paseos por la playa y las películas románticas.Lo pedí y lo cargué a mi tarjeta escribiéndole un mensaje urgente para que viniera mañana a las doce. Tenía que preparar nuestra historia de amor con él antes de que comiéramos con la abuela.El timbre del teléfono de la casa comenzó a sonar pero lo ignoré. Me dormí con una sonrisa en los labios pensando que la vida era hermosa.Lo que no sabía es que mi abuela había contestado esa llamada y organizado otra cita porque, después de todo, el hombre no era del pueblo. Justo como lo había pedido y solo por si acaso el hombre que salía conmigo no le agradaba; era su deber tener un plan b.A la mañana siguiente me levanté con muy buen humor; incluso canté un poco en el baño mientras me arreglaba para conocer a mi cita pagada. Me puse el vestido más bonito que tenía y una chaqueta ligera. -Voy a dar un paseo por el pueblo con mi novio, abuela. – Dije entrando a la cocina y dándole un suave beso en la mejilla. Evité por poco reírme ante la palabra “novio”. - Estaremos a tiempo para el almuerzo. -Asegúrate de que así sea. – Dijo espantándome con la cuchara de madera con la que estaba cocinando. -Lo esperaré en el porche, te veo en un rato. Salí y me senté en la vieja mecedora para esperar al chico. Ni siquiera había revisado su nombre de la emoción cuando anoche lo contraté.Sabia que la abuela estaría ocupada y que no espiaría ni nada por el estilo la llegada de nuestro invitado. Cuando cocinaba, se concentraba al máximo y eso me hacía reír. Ni siquiera notaba el teléfono sonando. Diez minutos después se estacionó un auto elegante y negro justo frente a mí. Yo sonr
Desperté de golpe con un grito atorado en la garganta.Miré a todos lados y me di cuenta de que me encontraba sentada en la vieja mecedora delante de mi casa. ¿Había soñado todo esto? ¿En qué momento me quedé dormida?Me tranquilicé sabiendo que nada del ataque de los animales del zoológico habían pasado realmente. No estaría respirando si todo eso hubiera sido real. Una lástima, señor delicioso imaginario besaba de maravilla.Miré la hora en mi celular y me di cuenta de que ya eran pasadas las dos de la tarde. Fruncí el ceño y miré hacia la calle desierta.-Joder, ahí van cincuenta dólares. - Murmuré levantándome.¿Qué le diría a la abuela?Abrí la puerta de la casa y me metí con un suspiro derrotado; el aire olía a comida recien hecha y me encogí un poco por dentro.Mi abuela se encontraba sentada en la mesa de la cocina mirando el periódico y me miró con una sonrisa cuando entré.-¿Ya ha llegado?-Uh... la verdad es que...Miró mis ojos con una mirada esperanzada y no tuve el coraz
Por la noche entré a mi vieja computadora para revisar el sitio por donde había comprado los servicios (no sexuales, tristemente. ) de mi novio ficticio. No veía una bandeja de entrada ni un sitio para dejar mensajes, así que supuse que su forma de comunicación fue enviar a un repartidor hasta la dirección que le mandé para darme esa nota. Bien, dijo que estaría aquí en otra ocasión así que le creería. Había sido un lindo detalle, después de todo; fácilmente gastó unos treinta dólares en él así que... si, aceptaría su disculpa. Cerré la computadora y me fui a dormir pensando en que no sabía cómo contactar al tipo sin volver a pagar otros cincuenta dólares. A la mañana siguiente bajé corriendo las escaleras ya que soñé de nuevo con mi fantasioso novio y sus carnosos labios. Caray, si seguía así necesitaría terapia. -Buenos día cariño, ya llegas tarde. - Dijo mi abuela sacando una cacerola del refrigerador. Mi enorme ramo de flores adornaba nuestra pequeña mesa de la cocina. -Lo s
Jeremiah.-Las flores han sido entregadas. - Dijo mi Beta entrando en mi oficina. - Mi compañera las entregó personalmente al hombre del correo local, espero que lo aprecies.Yo dejé la m****a de papeleo en el que me encontraba metido y sonreí. Sabía que poner un jardín lleno de flores detrás de la Casa de la Manada era una excelente idea a pesar de los ceños fruncidos que había recibido hacía treinta años.Era lo primero que hacía al despertar: Regar las flores. Todo con la esperanza de que a mi compañera le gustara la vista de ellas al abrir nuestra ventana.Darle solo un pedazo de lo que era suyo no lo consideraba suficiente, pero tendría que bastar por ahora. No podía creerlo. Después de casi cincuenta largos y solitarios años por fin había encontrado a mi compañera.Por supuesto, había barajeado la posibilidad de que fuera humana y era por eso que comencé con un fructífero negocio de maderas preciosas y venta de ganado de alta calidad con los humanos.No me molestaba que no fuera
Llegué exhausta a casa de la abuela al terminar mi turno. Un montón de personas había ido al Were café para admirar mi ramo o para preguntarme con quién diablos estaba saliendo.Ni siquiera yo lo sabía, así que solo sonreí y les dije que tenía un novio viviendo fuera del pueblo.No me creyeron. Fue así como una hora después supe que se habían extendido las apuestas sobre mi supuesto novio.Megan, siempre una visionaria, se encargó de sacar la vieja pizarra que poníamos en el café para las apuestas de tonterías locales. El último había sido hace un mes cuando todo el pueblo había venido para apostar por si la gata de la señora White había sido embarazada por el gato de su vecino, el señor Black. Años de enemistad, no solo por sus apellidos, habían hecho del nacimiento de esa camada un evento en el que las palomitas y el alcohol circularon y dejaron muy buenas ganancias y propinas.Incluso los gatitos salieron en primera plana del periódico local.El pueblo necesitaba emoción y, al par
Dormí feliz como un bebé y me di un baño mientras cantaba en la bañera.Me había levantado más temprano porque quería decorar mis muestras de pastel antes de ir al trabajo. La abuela no había regresado a casa cuando me fui a dormir, pero eso no me preocupaba. De vez en cuando le gustaba quedarse a dormir en casa de sus amigas de la iglesia después de horas de repasar los chismes más recientes del pueblo. Y ya que mi novio y sus flores eran algo digno de mencionar... si, no creía que regresara a casa hasta la tarde de hoy.Bajé las escaleras envuelta en una nube de felicidad. Al menos hasta que llegué a la cocina.Corrí hasta el teléfono en medio del pánico total. Los segundos que se tardaron en responder fueron eternos.-Departamento de policía del condado, el sheriff al habla. - Dijo la voz varonil al otro lado.No solo era el sheriff, también era algo así como nuestro alcalde. Nadie quería el puesto y alguien tenía que tenerlo.-¡Señor George! Soy Stella. - Dije comenzando a hiperv
Jeremiah.Si seguía dentro de esta oficina iba a romper algo. O quizá solo se rompería mi cordura.Me cansé de esperar que mi dulce y nueva abuelita política me llamará de regreso. Tampoco nadie contestó el teléfono cuando por fin la cosa dejaba de sonar "ocupado".A la mierda el papeleo. Yo necesitaba oír la dulce voz de mi pareja. O al menos pedirle su número personal para que no estuviera en mi oficina golpeando mi cabeza contra el escritorio.-Deja de hacer eso. - Dijo Oscar, mi Beta, entrando en la oficina. - Ya se han reunido todos los lobos con excepción de los que están de guardia. Te esperan en la sala de conferencias.-Bien. Vamos.Me levanté y puse una sonrisa siniestra en mi cara. Mis lobos no intentarían una rebelión con mis nuevas noticias. Y todos aquellos que pensaban en abandonar el barco se lo pensarían dos veces porque yo tendría un heredero para el domingo, estaba seguro.La Sala de conferencias estaba ubicada debajo de la Casa de la Manada. Construida por mis ance
Al viejo auto del señor George solo le habían pintado algunas palabras a los costados: Sheriff por un lado y Alcalde del otro.Suponía que se estacionaba en un sentido o en otro dependiendo de si venía a arrestar a alguien o a inaugurar una nueva calle. En mi caso, lo vi estacionar frente al pórtico de mi abuela con las palabras "Sheriff" en ese costado.-¿Dónde está tu abuela? - Preguntó con seriedad.-Dijo que iba a comprar algo en el pueblo vecino, no ha llegado a casa desde ayer. - Dije con voz temblorosa. Llevaba solo cinco minutos fuera escaneando los alrededores en busca del perro mutante. El motero no me daba miedo, para eso tenía mi gas pimienta en el bolsillo pero ¿Un perro mutante? No podría correr antes de que me mordiera y me pasara sus virus mutantes.Entonces me transformaría en un perro mutante y luego me pondría un disfraz para ir a salvar a los pueblos vecinos de...-¿Stella?-¿Si? - Pregunté saliendo de mi fantasía en donde escogía unas mallas y un tutú cómo disfra