Bruce
La miraba alejarse, sintiendo como mi mundo se estuviera cayendo. Mi compañera, ¿Cómo podía ser posible?, llevo tantos años vivo, jamás encontré a alguien de mi especie, que lo hubiese encontrado. Más no hay duda que esta hermosa pastorcilla, es mi compañera. Ella sin embargo se muestra molesta y reacia a estar cerca de mí, no sé cómo lograr acercarme, no puedo dejar que se vaya sin más. ¿Qué posibilidades tendría de volver a verla?
—Vaya, te la vas a comer con solo mirarla –dijo Keyla, una amiga de mi especie, que más que un vampiro, hoy parecía una bruja, voltee a verla. Hoy se veía hermosa con su disfraz de bruja, no pensé que le fuese esto de disfrazarse
—No, es lo que crees –dije desanimado, mientras volvía mi vista a la pista de baile, para ver a mi hermosa pastorcilla moverse de manera sugerente y sensual, de seguir así alguien se la comería esta noche, si supiera el riesgo en el que estaba en este local.
—¿No? Y ¿Cómo es? –dijo satíricamente Keyla
—Es mi compañera –dije y le miré para ver su reacción, sus ojos se ampliaron mucho
–¿Estás seguro? –dijo casi en grito. Asentí con desanimo –y ¿Por qué esa cara? Deberías estar feliz, en el tiempo que llevo muerta, nunca había conocido un vampiro emparejado. ¿Qué está mal?
—Al parecer no di una buena impresión, se alejó de mí lo más rápido que pudo, como si estuviese en riesgo de muerte
—¿Y no lo está? –dijo con ironía y una gran sonrisa Keyla
—No conmigo, ella no moriría conmigo. Al ser mi pareja, solo me podría alimentar de ella, ¿ves? No puede estar muerta para cumplir esa función.
—A ver explícamelo más despacio –dijo ella con interés
—Nunca he visto a un vampiro con su pareja; pero si he escuchado las reglas de tener una. La primera de ellas es que una vez que la reclame, como mía, no podre ingerir ninguna sangre que no sea la de ella, ella no morirá, mi sangre la mantendrá inmortal, pero humana, lo que la hace débil, si ella muriese luego de reclamarla, yo moriría de hambre porque igual no podría alimentarme de nadie. Ella sería un arma de doble filo, sería mi vida y mi muerte.
—Guao, eso no lo sabía. Ya veo porque estas así. ¿No sería mejor ignorarla y seguir adelante como si nunca la hubieses visto? –dijo Keyla
—¿Cómo podría? Hasta hace una hora, mi vida era aburrida, con solo su aroma, mi corazón se aceleró, comencé a sentir que volvía a la vida. Ella me hace desear más, quiero tenerla en mis brazos y mostrarle todo lo que por décadas he guardado. Solo olerla me trajo alegría, me saco de esta agonía que llamamos inmortalidad.
—Vaya amigo, sí que te dio mal –dijo mirándome con lastima, luego sus ojos se ampliaron –creo que tienes competencia.
Voltee a la pista, efectivamente tenia competencia. Mi pastorcilla bailaba con los ojos cerrados, mientras desde una esquina un lobo –porque hasta aquí llega su apestoso aroma a pulgas –la veía y se la comía con los ojos. Sin darme tiempo a reaccionar se acercó a ella, la tomó de la cintura y siguió bailando con ella, mi pastorcilla abrió los ojos con sorpresa. Al ver al lobo, le sonrió y siguió bailando en sus brazos. Comencé a gruñir como animal herido. El lobo tomo su rostro entre sus manos y la beso. Todo se volvió rojo para mí, perdí el control.
RyanEsta noche estaba ansioso, salí de la manada para ir al club, necesitaba distraerme. Al llegar, llegó hasta mí, un olor divino, un aroma a chocolate y caramelo, mi boca se hizo agua.Seguí el aroma hasta mitad de la pista de baile, allí estaba la mujer más hermosa que alguna vez había visto. Estaba disfrazada de pastorcilla, eso me generó mucha gracia, yo un lobo y ella disfrazada de pastorcilla, ¿dónde estarían las ovejas? Mis manos estaban ansiosas por tomarla, no había duda había encontrado a mi mate, mi corazón latía fuerte, podía sentir como mi lobo tomaba el control de mi racionalidad. En un momento la estaba tomando entre mis brazos, para luego besarla. Ese beso es lo mejor que me ha pasado, su sabor era tal cual su aroma a chocolate y caramelo. Me sentía como un niño en una caramelearía.Sin m
RyanMe sentía confundido, mi mate tiene dos posibles parejas. ¿Cómo podía pasar esto? Necesitaba hablar con alguien de confianza, no podía hablarlo con cualquiera, si llega a oídos de la manada, podría dañar la imagen de la futura Luna. Podría creer que es una mala influencia para la manada, eso no me conviene, hablaré con mi hermano quien también es el Beta de la manada. Puedo confiar en su discreción y buenos consejos. He estado tan metido en mis pensamientos que he llegado a la aldea sin darme cuenta. Estaciono en mi casa, mi hermano vive junto a su esposa en ella. Por ser el Beta debe estar en el mismo emplazamiento que el Alfa, por cualquier emergencia.Entro pensando en toda la situación, posibles soluciones. ¡Dios! Estoy muy confundido. Camino a mi despacho me encuentro con Serenity, ella es la esposa
Llego a la puerta de mi habitación y su aroma inunda mis fosas, Lauren. Ella ha sido lo más cercano a una mate, desde hace dos años tenemos una relación. Cuando nos conocimos, nos caímos bien. Ella es una mujer fuerte, con carisma. Es líder, algo que una Luna debe tener. Su cuerpo es divino. Es una mujer alta, de contextura gruesa. Es un pecado mirarla, sus senos podrían alimentar a toda una manada. Es dura, no se amilana ante nada. Sabe defenderse.En su momento era perfecta para mí. Ambos decidimos que no íbamos a permitir que la naturaleza controlara nuestros destinos. Sabíamos que no éramos la pareja escogida para el otro, por la naturaleza; pero nos gustamos, había química entre los dos. Y antes de esta noche llegue a creer que la amaba, soy con ella como sería con un mate, posesivo y sobreprotector. Nuestra relación es tan fuerte que la manada cree que ella es mi mat
KeniaSus besos son dulces, me transportan a lugares calientes y agradables. Sus manos recorren mi cuerpo, mientras su boca hace un camino de placer por todo mi cuerpo, no puedo creer que esté a punto de dejar que un extraño haga conmigo lo que desee. Tampoco creo poder negarme. Sus ojos azul cielo me miran con deseo ardiente, sus manos son grandes y fuertes, podría matarme con solo una mano. Es tan alto podría asegurar que mide dos metros, quizás más. Me sonríe dulcemente, esperando mi respuesta a su pregunta silente.Soy tan pequeña a su lado, que debo ponerme en puntillas para alcanzar su boca, aun así, solo llego a su barbilla, él sonríe travieso y baja un poco su rostro para darme acceso a sus labios. Me pierdo en ellos, mi cuerpo pide su tacto, algo que no tarda en llegar. Al estar en pijama es fácil el acceso. Toma
A las doce tal como prometió, aparece como un ángel en la puerta de mi oficina. Descolocándome nuevamente, el solo verle me enciende, algo que nunca me había pasado con nadie. No sé cómo seré capaz de controlarme, para no intentar violarlo. Me sonríe con picardía, casi como si supiera lo que pienso y enseguida me sonrojo.—¿Nos vamos? –pregunta desde la puerta. A lo que yo solo me resigno a intentar sobrevivir esta única hora y luego correr lo más lejos posible de él. Me levanto tomo mis cosas y me dirijo a la puerta donde lo rodeo ya que no se va quitar. Él espera a que pase y luego siento, como su brazo me toma con posesión por la cintura, haciéndome gemir involuntariamente. ¡Dios! Esto va ser duro.Caminamos dos cuadras de mi oficina, él me indica un pequeño local italiano. Me emociono, la comida italiana es mi favorita. Ent
RyanJamás una mujer había reaccionado así. Ella me confunde y descoloca. ¿No se supone que por ser mi mate debería reaccionar a mis besos?, vaya sé que le excito, lo pude oler mucho antes de entrar en su oficina. Un aroma que solo me puso como una puta asta de bandera. Cuando se levantó de la mesa y me dejo solo, deje que mi lobo actuara y la persiguiera, lo que solo me excito mucho más. Ese bese que nos dimos –porque, aunque esté molesta ella respondió a mí –Sus gemidos, ¡santa luna! La necesito en mi cama cuanto antes, sino creo que reventare.Llego a la aldea, confuso, excitado y muy cabreado. Lo primero que me encuentro es a Lauren, que como buena loba logra oler mi excitación; pero su rostro cambia a asco. Sintió el aroma de ella, ¡estúpido! Sale molesta a nuestro cuarto, la sig
BruceEstoy tan eufórico, el verla darle de cachetadas, alegro mi semana, que había comenzado muy mal. Esa chica es tan imponente, tiene un temple que jamás había visto en un humano. Me excita tanto que lo pusiera en su sitio. Pobre lobito, tuvo que irse con el rabo entre las piernas. ¡Ja! todavía me genera tanta gracia.Cuando la logré encontrar, el sólo verla en su compañía, me hizo pensar que la había perdido. Vi todo rojo. Quería matarlo, arrancarle su piel Pulgosa. Luego me calme, no podía dejar que la rabia me encegueciera. Esta vez no, la quiero en mi vida. Más bien la necesito.Desde el sábado que la hallé, paso todas las noches en su cuarto viéndola dormir, escuchándola gemir, por alguien que sé que no soy yo. Pero igual me pone duro. Estoy enfermo, llev&oa
Kenia¿Por qué me deje convencer? Pienso mientras escucho a este estúpido engreído. Desde que llegue al restaurante no habla más que de él y sus negocios. No he podido hablar, solo le importa él y nada más que él. Qué bueno que no le di mi dirección y que decidí venir por mi cuenta así tengo la libertad de irme en cualquier momento.Perdida en mis pensamientos, no me di cuenta cuando cambio de hablar de él, para hablar de nosotros. Sólo sentí su mano tomando la mía.—Estoy deseoso de ver ese cuerpo escultural. ¿Por qué no pedimos la cuenta y nos vamos? –Dijo con soberbia y descaro.—¿Disculpa? –Dije esperando haber escuchado mal.—No te hagas la estúpida, bien sabes que, desde la bo