Llego a la puerta de mi habitación y su aroma inunda mis fosas, Lauren. Ella ha sido lo más cercano a una mate, desde hace dos años tenemos una relación. Cuando nos conocimos, nos caímos bien. Ella es una mujer fuerte, con carisma. Es líder, algo que una Luna debe tener. Su cuerpo es divino. Es una mujer alta, de contextura gruesa. Es un pecado mirarla, sus senos podrían alimentar a toda una manada. Es dura, no se amilana ante nada. Sabe defenderse.
En su momento era perfecta para mí. Ambos decidimos que no íbamos a permitir que la naturaleza controlara nuestros destinos. Sabíamos que no éramos la pareja escogida para el otro, por la naturaleza; pero nos gustamos, había química entre los dos. Y antes de esta noche llegue a creer que la amaba, soy con ella como sería con un mate, posesivo y sobreprotector. Nuestra relación es tan fuerte que la manada cree que ella es mi mat
KeniaSus besos son dulces, me transportan a lugares calientes y agradables. Sus manos recorren mi cuerpo, mientras su boca hace un camino de placer por todo mi cuerpo, no puedo creer que esté a punto de dejar que un extraño haga conmigo lo que desee. Tampoco creo poder negarme. Sus ojos azul cielo me miran con deseo ardiente, sus manos son grandes y fuertes, podría matarme con solo una mano. Es tan alto podría asegurar que mide dos metros, quizás más. Me sonríe dulcemente, esperando mi respuesta a su pregunta silente.Soy tan pequeña a su lado, que debo ponerme en puntillas para alcanzar su boca, aun así, solo llego a su barbilla, él sonríe travieso y baja un poco su rostro para darme acceso a sus labios. Me pierdo en ellos, mi cuerpo pide su tacto, algo que no tarda en llegar. Al estar en pijama es fácil el acceso. Toma
A las doce tal como prometió, aparece como un ángel en la puerta de mi oficina. Descolocándome nuevamente, el solo verle me enciende, algo que nunca me había pasado con nadie. No sé cómo seré capaz de controlarme, para no intentar violarlo. Me sonríe con picardía, casi como si supiera lo que pienso y enseguida me sonrojo.—¿Nos vamos? –pregunta desde la puerta. A lo que yo solo me resigno a intentar sobrevivir esta única hora y luego correr lo más lejos posible de él. Me levanto tomo mis cosas y me dirijo a la puerta donde lo rodeo ya que no se va quitar. Él espera a que pase y luego siento, como su brazo me toma con posesión por la cintura, haciéndome gemir involuntariamente. ¡Dios! Esto va ser duro.Caminamos dos cuadras de mi oficina, él me indica un pequeño local italiano. Me emociono, la comida italiana es mi favorita. Ent
RyanJamás una mujer había reaccionado así. Ella me confunde y descoloca. ¿No se supone que por ser mi mate debería reaccionar a mis besos?, vaya sé que le excito, lo pude oler mucho antes de entrar en su oficina. Un aroma que solo me puso como una puta asta de bandera. Cuando se levantó de la mesa y me dejo solo, deje que mi lobo actuara y la persiguiera, lo que solo me excito mucho más. Ese bese que nos dimos –porque, aunque esté molesta ella respondió a mí –Sus gemidos, ¡santa luna! La necesito en mi cama cuanto antes, sino creo que reventare.Llego a la aldea, confuso, excitado y muy cabreado. Lo primero que me encuentro es a Lauren, que como buena loba logra oler mi excitación; pero su rostro cambia a asco. Sintió el aroma de ella, ¡estúpido! Sale molesta a nuestro cuarto, la sig
BruceEstoy tan eufórico, el verla darle de cachetadas, alegro mi semana, que había comenzado muy mal. Esa chica es tan imponente, tiene un temple que jamás había visto en un humano. Me excita tanto que lo pusiera en su sitio. Pobre lobito, tuvo que irse con el rabo entre las piernas. ¡Ja! todavía me genera tanta gracia.Cuando la logré encontrar, el sólo verla en su compañía, me hizo pensar que la había perdido. Vi todo rojo. Quería matarlo, arrancarle su piel Pulgosa. Luego me calme, no podía dejar que la rabia me encegueciera. Esta vez no, la quiero en mi vida. Más bien la necesito.Desde el sábado que la hallé, paso todas las noches en su cuarto viéndola dormir, escuchándola gemir, por alguien que sé que no soy yo. Pero igual me pone duro. Estoy enfermo, llev&oa
Kenia¿Por qué me deje convencer? Pienso mientras escucho a este estúpido engreído. Desde que llegue al restaurante no habla más que de él y sus negocios. No he podido hablar, solo le importa él y nada más que él. Qué bueno que no le di mi dirección y que decidí venir por mi cuenta así tengo la libertad de irme en cualquier momento.Perdida en mis pensamientos, no me di cuenta cuando cambio de hablar de él, para hablar de nosotros. Sólo sentí su mano tomando la mía.—Estoy deseoso de ver ese cuerpo escultural. ¿Por qué no pedimos la cuenta y nos vamos? –Dijo con soberbia y descaro.—¿Disculpa? –Dije esperando haber escuchado mal.—No te hagas la estúpida, bien sabes que, desde la bo
RyanUna semana, tenía una semana lejos de mi mate, estaba enloqueciendo. Necesitaba verla, olerla, sentir su piel. Sin embargo, luego de los eventos con ella y Lauren, decidí guardar distancias. Necesitaba aclarar qué iba hacer, era claro que Lauren no iba quedarse tranquila. No quería darle razones para atacar a mi mate, menos siendo humana. Podía ser dañada de tantas formas. ¡Santa Luna!Tenía que planificar como traer a mi Luna, sin ponerla en más riesgos del que debía estar. Y lo más importante debía buscar la manera de contentarla, debía enamorarla. No entendía cómo podía ser inmune a mí, a mi química. Después de tantos besos debería estar a mis pies suplicando mi contacto. Así funcionaba con los mates que conozco. ¿Cómo puede ser posible?Yo no podía dormir, sudaba
BruceMe acerco a su edificio, estoy muy nervioso hacía mucho que no tenía una cita, menos con una humana. Solo deseo no cagarla. Mis manos sudan, me siento como si esta fuese mi única oportunidad. Llego a su puerta, toco y espero con impaciencia a la mujer de trajo vida a este cuerpo.Cuando abre la puerta, toda mi sangre se acelera, mis colmillos intentan salir. Es hermosa, esta vestida con un sencillo vestido de tirantes con flores. Su aroma hace que mi miembro cobre vida. ¿Cómo voy a poder controlarme?—Buenas noches, Kenia –Le digo, mientras beso su mejilla, esto la sonroja. Ese simple acto me hace querer llevarla a su sofá y hacerla mía.—Hola.Le indico el camino. Ella cierra la puerta y me sigue. La llevo a un sitio muy conocido para mí, es un pequeño restaurante, queda en un mirador de la ciudad
Kenia No puedo creerlo, estoy de camino a mi habitación en los brazos de un hombre que me exaspera, por su personalidad de engreído. Sin embargo, esta noche ha sido tan auténtico, se ha abierto para mí. Estuvo atento, me escucho sin comentarios sarcásticos, me hizo sentir toda una dama a su lado. Tenía mucho tiempo sin sentirme así; segura.Lo mejor fue cuando nos besamos o, mejor dicho, cuando yo me lancé a besarlo. Algo que NUNCA hice; pero él ha sido maravilloso está noche. Sus labios son exquisitos, siento como cada parte de mi cuerpo cobra vida. Él me besa como cuando saboreas un chocolate, con ternura. Suspiro, entre nuestros besos.Llegamos a mi habitación, mi corazón parece que va salir de mi pecho, me duelen los senos y siento mi humedad correr entre mis muslos. ¡Dios! es