La noche indicada, me vestí y arreglé. Estaba nerviosa, tenía desde mi adolescencia que no salía sola, siempre salgo con Hanna o mis padres. El ir sola me tenía estresada, nadie sabía a donde iba, ¿y si me pasaba algo malo? ¿Cómo me buscarían? En un momento me di cuenta que estaba saboteando y decidí arriesgarme. Conduzco emocionada hacia el sitio del club, realmente está lejos de la ciudad, casi una hora. Definitivamente este tiene que ser un sitio genial para que la gente venga tan lejos. Llego y la cola me quita el ánimo, pasare la noche en ella. Me acerco sin ánimo a la cola, prometiéndome que, si paso más de quince minutos aquí, me largo. De repente me tropiezo y casi caigo de boca.
Cuando siento unos brazos fuertes que me sujetan por la cintura, impidiendo mi caída. Luego me voltea, encontrándome con el rostro más perfecto que he visto en mi vida. Y he visto muchos por mi tiempo de modelo. Él sonrió con orgullo por su acción, lo que hace que, aunque mi cuerpo desee sus manos sobre mí; mi mente se cierre de lleno, otro idiota. ¡Dios! ¡Que sangre la mía para atraer a cada idiota! Logro soltarme con dificultad de sus brazos, me limpio intentando mantener lo más que puedo mi dignidad.
—Me encanta ese traje, pequeña –dice con autosuficiencia, sí, no hay duda: lo odio– deberías tener cuidado no sea que el lobo te quiera comer –y se comienza a carcajear. ¡genial! esto solo podría empeorar.
Cuando finalizo de limpiarme, le doy la espalda y vuelvo a mi cola, sin dirigirle la palabra. No tengo deseos de iniciar una conversación que este tipo piense que es coqueteo.
—¡Hey! Espera –grita, lo que sólo me enfurece mucho más. Mi rostro debe mostrar mi molesta, ya que se detiene, sopesa la situación y luego se acerca a mí –disculpa, si te molesté –dice con su tono de hombre divino –solo quería verificar que no te hubieses hecho daño
—Gracias –digo intentando controlar mi carácter –estoy bien, no necesitas verificarlo –e intento fallidamente sonreírle. Me mira sin saber qué hacer, lo que hace que mi mal humor disminuya. Se ve lindo, desubicado. Decide finalizar esta batalla de miradas y me dirijo a mi puesto en la fila. Cuando estoy por colocarme en ella, siento su mano tomar mi brazo, el toque me altera.
—Bueno, ya que logre de alguna forma alterarte –dice mientras me voltea, su mirada es hermosa, tiene ojos azul celeste, con pequeñas líneas atigradas. Y sus labios se ven apetecibles como fruta fresca. Suspiro sin darme cuenta y sus pupilas se ampliaron o eso pensé. Creo que me estoy perdiendo –¿qué te parece si te ayudo a entrar al lugar?
—Yo… no creo que sea…
—Mira tranquila, no te voy acosar. Solo quiero disculparme, por lo que sea que hice que te enojara. Aunque en realidad no lo quiero saber –finaliza y observa mi reacción, pienso que si no se me va a pegar como un lame suelas, nada pierdo.
—Ok, gracias
Sonríe con suficiencia, cosa que me recuerda por qué debo alejarme de él, lo más pronto posible. Me toma de la mano, sin esperar a que camine me lleva a la puerta del lugar. Voy con temor, a la espera de que nos nieguen la entrada. Sin embargo, me sorprendo, cuando el portero le sonríe a mi acompañante y le deja entrar.
Cuando entras al lugar, entiendes porque es una fiesta épica. Por fuera es un local; pero por dentro es un castillo, las paredes son de piedra. Puedo oler la humedad, las luces me impiden ver a detalle, la música electrónica esta al tope. Mi compañero me insta a continuar el camino, lo que me atemoriza, no tengo idea de a donde me lleva. Al fin mi compañero se detiene en la barra del sitio, le habla al oído al barman, él me mira con picardía y asiente. Ese acto me pone en alerta, debo despedirme de mi compañero. Suelto su mano y me doy la vuelta, cuando me toma de la mano nuevamente.
—Espera –volteo, veo como tiene un brazalete de color rojo en la mano –debes llevar este brazalete mientras estés en el club.
—¿Por qué?
—Porque este es un club privado, esta noche estamos abiertos a todo el público; pero aquel que no es socio debe estar debidamente identificado. Hay áreas que no están disponibles para ti, además así el barman sabrá que debe cobrarte la bebida –le indico que entiendo, él de inmediato me coloca el brazalete –mi nombre es Bruce, por cierto –mientras lo dice me da una bebida –esta va por mi cuenta, disfruta la noche, pastorcilla.
Sonríe, suelta mi mano. Al hacerlo me doy cuenta que no quiero alejarme de él. Y es cuando más rápido lo hago, así que doy la vuelta y vuelvo a la pista, a mover mi cuerpo.
BruceLa miraba alejarse, sintiendo como mi mundo se estuviera cayendo. Mi compañera, ¿Cómo podía ser posible?, llevo tantos años vivo, jamás encontré a alguien de mi especie, que lo hubiese encontrado. Más no hay duda que esta hermosa pastorcilla, es mi compañera. Ella sin embargo se muestra molesta y reacia a estar cerca de mí, no sé cómo lograr acercarme, no puedo dejar que se vaya sin más. ¿Qué posibilidades tendría de volver a verla?—Vaya, te la vas a comer con solo mirarla –dijo Keyla, una amiga de mi especie, que más que un vampiro, hoy parecía una bruja, voltee a verla. Hoy se veía hermosa con su disfraz de bruja, no pensé que le fuese esto de disfrazarse—No, es lo que crees –dije desanimado, mientras volvía mi vista a la pista de baile, para ver a mi hermosa
RyanEsta noche estaba ansioso, salí de la manada para ir al club, necesitaba distraerme. Al llegar, llegó hasta mí, un olor divino, un aroma a chocolate y caramelo, mi boca se hizo agua.Seguí el aroma hasta mitad de la pista de baile, allí estaba la mujer más hermosa que alguna vez había visto. Estaba disfrazada de pastorcilla, eso me generó mucha gracia, yo un lobo y ella disfrazada de pastorcilla, ¿dónde estarían las ovejas? Mis manos estaban ansiosas por tomarla, no había duda había encontrado a mi mate, mi corazón latía fuerte, podía sentir como mi lobo tomaba el control de mi racionalidad. En un momento la estaba tomando entre mis brazos, para luego besarla. Ese beso es lo mejor que me ha pasado, su sabor era tal cual su aroma a chocolate y caramelo. Me sentía como un niño en una caramelearía.Sin m
RyanMe sentía confundido, mi mate tiene dos posibles parejas. ¿Cómo podía pasar esto? Necesitaba hablar con alguien de confianza, no podía hablarlo con cualquiera, si llega a oídos de la manada, podría dañar la imagen de la futura Luna. Podría creer que es una mala influencia para la manada, eso no me conviene, hablaré con mi hermano quien también es el Beta de la manada. Puedo confiar en su discreción y buenos consejos. He estado tan metido en mis pensamientos que he llegado a la aldea sin darme cuenta. Estaciono en mi casa, mi hermano vive junto a su esposa en ella. Por ser el Beta debe estar en el mismo emplazamiento que el Alfa, por cualquier emergencia.Entro pensando en toda la situación, posibles soluciones. ¡Dios! Estoy muy confundido. Camino a mi despacho me encuentro con Serenity, ella es la esposa
Llego a la puerta de mi habitación y su aroma inunda mis fosas, Lauren. Ella ha sido lo más cercano a una mate, desde hace dos años tenemos una relación. Cuando nos conocimos, nos caímos bien. Ella es una mujer fuerte, con carisma. Es líder, algo que una Luna debe tener. Su cuerpo es divino. Es una mujer alta, de contextura gruesa. Es un pecado mirarla, sus senos podrían alimentar a toda una manada. Es dura, no se amilana ante nada. Sabe defenderse.En su momento era perfecta para mí. Ambos decidimos que no íbamos a permitir que la naturaleza controlara nuestros destinos. Sabíamos que no éramos la pareja escogida para el otro, por la naturaleza; pero nos gustamos, había química entre los dos. Y antes de esta noche llegue a creer que la amaba, soy con ella como sería con un mate, posesivo y sobreprotector. Nuestra relación es tan fuerte que la manada cree que ella es mi mat
KeniaSus besos son dulces, me transportan a lugares calientes y agradables. Sus manos recorren mi cuerpo, mientras su boca hace un camino de placer por todo mi cuerpo, no puedo creer que esté a punto de dejar que un extraño haga conmigo lo que desee. Tampoco creo poder negarme. Sus ojos azul cielo me miran con deseo ardiente, sus manos son grandes y fuertes, podría matarme con solo una mano. Es tan alto podría asegurar que mide dos metros, quizás más. Me sonríe dulcemente, esperando mi respuesta a su pregunta silente.Soy tan pequeña a su lado, que debo ponerme en puntillas para alcanzar su boca, aun así, solo llego a su barbilla, él sonríe travieso y baja un poco su rostro para darme acceso a sus labios. Me pierdo en ellos, mi cuerpo pide su tacto, algo que no tarda en llegar. Al estar en pijama es fácil el acceso. Toma
A las doce tal como prometió, aparece como un ángel en la puerta de mi oficina. Descolocándome nuevamente, el solo verle me enciende, algo que nunca me había pasado con nadie. No sé cómo seré capaz de controlarme, para no intentar violarlo. Me sonríe con picardía, casi como si supiera lo que pienso y enseguida me sonrojo.—¿Nos vamos? –pregunta desde la puerta. A lo que yo solo me resigno a intentar sobrevivir esta única hora y luego correr lo más lejos posible de él. Me levanto tomo mis cosas y me dirijo a la puerta donde lo rodeo ya que no se va quitar. Él espera a que pase y luego siento, como su brazo me toma con posesión por la cintura, haciéndome gemir involuntariamente. ¡Dios! Esto va ser duro.Caminamos dos cuadras de mi oficina, él me indica un pequeño local italiano. Me emociono, la comida italiana es mi favorita. Ent
RyanJamás una mujer había reaccionado así. Ella me confunde y descoloca. ¿No se supone que por ser mi mate debería reaccionar a mis besos?, vaya sé que le excito, lo pude oler mucho antes de entrar en su oficina. Un aroma que solo me puso como una puta asta de bandera. Cuando se levantó de la mesa y me dejo solo, deje que mi lobo actuara y la persiguiera, lo que solo me excito mucho más. Ese bese que nos dimos –porque, aunque esté molesta ella respondió a mí –Sus gemidos, ¡santa luna! La necesito en mi cama cuanto antes, sino creo que reventare.Llego a la aldea, confuso, excitado y muy cabreado. Lo primero que me encuentro es a Lauren, que como buena loba logra oler mi excitación; pero su rostro cambia a asco. Sintió el aroma de ella, ¡estúpido! Sale molesta a nuestro cuarto, la sig
BruceEstoy tan eufórico, el verla darle de cachetadas, alegro mi semana, que había comenzado muy mal. Esa chica es tan imponente, tiene un temple que jamás había visto en un humano. Me excita tanto que lo pusiera en su sitio. Pobre lobito, tuvo que irse con el rabo entre las piernas. ¡Ja! todavía me genera tanta gracia.Cuando la logré encontrar, el sólo verla en su compañía, me hizo pensar que la había perdido. Vi todo rojo. Quería matarlo, arrancarle su piel Pulgosa. Luego me calme, no podía dejar que la rabia me encegueciera. Esta vez no, la quiero en mi vida. Más bien la necesito.Desde el sábado que la hallé, paso todas las noches en su cuarto viéndola dormir, escuchándola gemir, por alguien que sé que no soy yo. Pero igual me pone duro. Estoy enfermo, llev&oa