Capítulo 1
Mina Simon
El sonido ligero del piano que suena con algo de insistencia dentro de este restaurante, mientras que un grupo de adinerados y poderosos hombres se encuentran sentados en la misma mesa que yo, me hacen asfixiarme un poco. Los pasos fuertes de los meseros que caminan de un lado hacia otro, logran taladrar con demasiada fuerza dentro de mi cabeza. Mis manos aprietan con violencia el borde del cuchillo con el cual estoy rebanando la carne del platillo que me acaban de poner en la mesa, cuando las náuseas, y unas ganas enormes de vomitar se apoderan de mi garganta.
Las risas falsas de papá junto al presidente de la República, me impulsan a mirar hacia otro lado para no estallar. Bastián, el hijo del mandatario de este país, toma mi mano sorpresivamente haciendo que brinque un poco por su toque repentino. Una ligera capa de sudor adorna mi rostro y no aguanto más.
Bebo de golpe la copa de vino que tenía a unos cuantos centímetros de mi puesto, ganándome la mirada llena de reproche de mis padres; mis manos descienden por mi dorso hasta llegar a mis muslos, y aprieto allí mismo con impetuosidad el borde de mi vestido. Mis dientes muerden mi mejilla interna para buscar la forma de aguantar todo esto, al menos por hoy.
—¿Fijamos la fecha del matrimonio? —Abro los ojos al oír declarar tal aberración al señor presidente, —creo que Mina es la mujer indicada para mi hijo mayor…—Papá junto a los padres de Bastián empiezan a reír—. Mina, escuché que darás el discurso para la ONU sobre la libertad de los derechos de las mujeres el día de mañana, ¿Es correcto?
Ernesto, mi padre, alza su mentón para que responda a la pregunta que me acababa de formular el hombre más poderoso de este país.
—Así es, señor…—Escupí entre susurros.
—Oh…Eres un ejemplo de libertad… pero…—Ernesto y yo lo miramos—recuerda que las mujeres no deben pensar tanto dentro de la política…—Humedecí mis labios buscando de alguna manera controlar mis pensamientos—, las mujeres de altos funcionarios solo deben sonreír tomadas de la mano y hacer obras de caridad, así que, creo que deberías dejar este tipo de cosas para chicas comunes…
—¿Chicas comunes? —repetí lo último que dijo.
—¿Podrías quitar esa expresión de molestia de tu rostro? —Farfulló el anciano hombre sonriendo y mostrando ampliamente sus dientes—, hay demasiados periodistas en este maldito lugar, —con algo de cuidado giré mi rostro dándome cuenta que muchas personas estaban al pendiente de nuestra mesa. —Solo te estoy diciendo que dejes tus estúpidos intereses por mujeres que se buscaron lo que tienen ahora…
Eché mi dorso hacia adelante dispuesta a responderle, pero en eso Bastián, su hijo me tomó de la mano y negó para que guardara silencio.
—Creo que es suficiente por hoy…—Declaró el sujeto a mi lado, terminando así el último bocado de su comida—, Mina debe estar muy agotada con todo esto, y lo estará mucho más con los preparativos de la boda, ¿Verdad?
Asentí ligeramente tomando así mis cosas para huir de aquí, este maldito vestido ceñido a mi cuerpo y lleno de diamantes me estaba ahogando y necesitaba correr lo más lejos posible de esta manada de lobos que lo único que deseaban era devorarme. Una mano suave tomó la mía y ni siquiera tuve que ser adivina para saber que era mi futuro impuesto esposo.
Al salir del restaurante tomada de la mano con el hijo del presidente, todos los periodistas arremetieron contra nosotros para tomarnos fotos y hacernos preguntas que no respondimos por orden de nuestros padres. Ambos caminamos hacia su coche y en una abrir y cerrar de ojos ya estábamos de camino hacia nuestro apartamento.
Desde hacía dos meses, Bastián y yo vivíamos juntos por mandato de su padre, los dos sabíamos que nuestra relación era una farsa para todos, pero necesitábamos del uno del otro para sobrevivir en nuestras familias. Ernesto deseaba subir de estatus en el gobierno para tener un poco más de poder, mientras que el presidente buscaba la forma de silenciar los constantes chismes de lo cual todo el mundo hablaba de su hijo mayor.
Bastián era el hijo de una amante, pero la esposa del gobernante lo crío como suyo, y aunque esto no era un secreto para el pueblo francés, sus padres necesitaban ocultar todas las especulaciones casándolo con una mujer digna para esta sociedad.
—¿Qué fecha crees que sea prudente casarnos?
Preguntó el rubio mirando su agenda en su tableta.
—Sabes que no quiero casarme…
Bastián sonrió suavemente.
—Sino nos casamos, tu familia…—Apreté entre mis dientes mi labio inferior—¿Sabes lo que sucederá con nosotros? —Asentí ligeramente—. Mi papá los podría desaparecer y nadie se daría cuenta de lo que sucedió con ustedes. Además, ¿Tu padre no quiere ser el nuevo fiscal general?
—¿Me estás chantajeando?
—Quizás…
Maldito.
—La próxima semana. —Farfullé mirando de nuevo hacia la ventana.
—Buena chica…
—Quiero bajarme aquí…—Intenté abrir la puerta del coche andando, pero Bastián agarró mi muñeca derecha cuando mis manos viajaron hacia el seguro de la puerta.
—¿Estás loca? ¡Te puedes matar si te bajas así!
Mis dientes castañean por un momento. —Estaría mucho mejor si muriera... —El chofer frenó rápidamente al oír la orden de mi prometido—, no sé si vuelva a casa hoy.
Mascullé cerrando la puerta de golpe, sin embargo, Bastián salió velozmente detrás de mí.
Mis manos rodearon mi pecho, el frio en Paris para esta temporada era casi insoportable.
—Te amo, Mina…
Me detuve al escuchar su declaración y no pude evitar reírme un poco.
—¿Tan desesperado estás por el poder que nuestros padres te darán, que ahora mientes de esta forma tan vil?
—Te he amado desde siempre…—mi sonrisa se fue borrando al ver la seriedad de su rostro—Te vi hace un par de años en la facultad de derecho, yo iba a dar una catedra sobre derecho civil, cuando estuve allí, el decano no dejaba de hablar sobre la jovencita con el mejor promedio de la historia de la universidad de Paris, fue allí donde te señaló desde lejos y luego volví a verte en la fiesta de caridad de los Simon…
—Mientes…
—Yo le dije a mi padre que quería conocerte, y como él necesitaba cubrir cualquier cosa maliciosa sobre mí…
—Habló con mi padre—terminé de decir por él.
—Al principio no aceptaste, pero luego tuve que hacer cosas para que lo hicieras…
Mi ceño se frunció salvajemente al oírlo declarar tales palabras. —¿Qué quieres decir con eso?
El rubio pasó su mano sobre su barba de pocos días, su mirada se había vuelto oscura, así que retrocedí un par de pasos al verle su intención de tocarme.
—Tu padre sabe que, si no aceptas casarte conmigo, toda su familia estará arruinada, y él moriría en extrañas circunstancias.
—¿Por qué yo? —Pregunté casi temblando y a punto de llorar.
—Digamos, que necesito este matrimonio porque hay algo de ti que me interesa mucho…
Mi respiración se cortó.
—¿Qué es?
—Tus acciones en químicos Simon. —sus manos agarraron con suavidad mis mejillas, mi estómago se encontraba tan revuelto que sentía que en cualquier momento podía vomitar. —Tengo en mente algo tan brillante, que de seguro ni mi padre podría escapar de eso…
—¿Y si digo que no?
—Te mataré sin importar cuanto te ame, pero, aun así, las acciones serán mías.
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Me niego a levantarme de mi cama, ni siquiera recordaba con exactitud a qué hora habíamos llegado anoche a casa; mi cabeza me dolía demasiado, así que con sumo cuidado me senté en el borde de la cama, fijando mis ojos hacia el sol que se colaba por el cristal de mi ventana.
Miré rápidamente mis zapatillas tiradas encima de ese tapete que mamá me compró en uno de sus viajes a África, mientras que las palabras de Bastián volvieron a taladrar mi cabeza: «—Te mataré sin importar cuanto te ame, pero, aun así, las acciones serán mías».
Sabía desde un principio que esta relación no era una buena idea, pero mis padres me insistieron tanto para que conociera al hijo mayor del presidente de esta república, que de cierto modo ya no pude decir que no. Mis pies tocaron el frío azulejo de mi cuarto y caminé lentamente hacia la entrada de mi baño, mi pecho se sentía doloroso y no era para menos. Estaba dentro de la boca del lobo y no podía huir de él sin salir antes lastimada de todo esto.
El agua caliente cubrió en su totalidad todo mi cuerpo, la sensación era tan placentera que tuve que sostenerme de las paredes del lugar para no caerme al recibir este poco de tranquilidad que mi alma estaba necesitando tanto. El sonido de la puerta de mi habitación siendo abierta me colocó alerta.
—¿Estás despierta, cariño?
Bastián.
—Puedes irte primero, no hay necesidad de que lleguemos juntos…—Declaré buscando la forma de echarlo de aquí, sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, el francés abrió la puerta del baño entrando como alma que lleva el diablo al pequeño cuarto.
Capítulo 2Mina Simon—¿Quieres que mi papá nos mate? —Abrí los ojos al verle deslizar la puerta de cristal de la división de la ducha en donde yo me encontraba. Rápidamente mis manos cubrieron mi desnudez, pero él solo se inmutó a barrerme con sus ojos cristalinos y llenos de maldad.—Nos encontramos allí, ¿Qué problema hay con eso? —Escupí, estiré mi mano para jalar la toalla y así cubrir mi desnudez—Ya tienes todo de mí; ¿Qué deseas más?Bastián tocó el puente de su nariz mientras sonreía, —Mi prometida dará un discurso hoy en la ONU, siendo está la voz de todas las mujeres de nuestro país, ¿Cómo no puedo estar allí, si será el mejor show de mi vida?Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo al escucharle hablar, mi cuerpo pasó velozmente por encima del suyo, buscando así el traje de tres piezas que mamá había elegido para mí en este día tan especial. Una de las maquilladoras de las mujeres más poderosas de Francia, viajó desde otra ciudad para atenderme, mis padres insistían que nada
Capítulo 3Mina SimonEn ese justo momento mi asistente apareció obligando al rubio a desaparecer delante de nosotras.—Ya todo se solucionó, señorita, el presidente obligó a todos a firmar un acuerdo de no publicación de lo sucedido en los medios de comunicación, ¿Está usted bien?Miré la silueta de aquel enorme hombre a lo lejos, sus ojos y los míos se encontraron por un momento, y tuve que apartar la mirada cuando una sensación extraña se apoderó de mi estómago.—Sí, pásame otro vestido, y hagamos esto lo más rápido posible.Bajé la cabeza apenas las puertas del auditorio de la ONU se abrieron dejándome ver a los altos mandos de este gobierno, los periodistas empezaron a sacarme fotografías a medida que iba caminando hacia el podio.Bastián, se encontraba sentado junto a nuestros padres y algunos ministros de Francia, mis pies me pesaban y quería salir corriendo, pero debía ser valiente porque sabía que esta no sería la primera ni la última vez que tendría que enfrentarme a Ramiro
Capítulo 4Mina SimonDe manera inesperada el vehículo se detuvo en un lugar incierto para mí, mis brazos fueron tomados por alguien, el cual me arrastró con tan poco cuidado, que terminé cayendo de rodillas sobre algunos granitos de tierra. Mis dientes apretaron con fuerza mi labio inferior para no pronunciar palabra alguna.En el mejor de los casos, lo mejor para mí sería guardar silencio y colaborar lo más que pueda para no ser agredida por ninguno de ellos y solo seguir la corriente hasta saber a ciencia cierta qué es lo que está sucediendo, y quien es esa persona que contrató a este grupo de mercenarios para matarme.Mis pies caminaron un par de pasos hasta que unos brazos fuertes y toscos me levantaron del suelo para así cargarme como si todo mi cuerpo fuese un costal de papas. Mi cabello rizado cubrió en su totalidad mi rostro; ni si quiera habían pasado algunos segundos cuando la calidez y el olor a madera seca dentro de un desconocido lugar llamaron mi atención.—Llévala al s
Capítulo 5Mina SimonÉl era el asesino que contrataron para matarme.¿Pero por qué se me hacía tan conocido?—Ella podía morir…—Respondió Jeremié en un hilo de voz.—¿Eso fue lo que ella te dijo? —el chaval asintió para luego ambos mirarme.—Cuando están es esa posición, dirán cualquier mentira para matarte, te dije, ya no eres un niño, eres un hombre y te necesito ahora más que nunca… ¿Si cometes un error y te pierdo? —las frentes de ambos se unieron, Dragón, rodeó suavemente la nuca de su menor hermano para mirarle así fijamente a los ojos, —no te involucres con la presa…—Porque si no, ella te matará…—Terminó de decir el chiquillo por él.El moreno junto a ellos me levantó de golpe, mi cabeza quería explotar—¿Qué quieres de mí?Hablé mirándolos con terror.—Jeremié, sal de aquí, Ignacio y yo tenemos cosas que hacer con la señorita…—el sonido de la puerta ser cerrada me colocó en alerta apenas el hermano menor del Dragón salió de la habitación, ambos hombres me rodearon como si fue
Capítulo 6Mina SimonDragón mordí su labio inferior dejando ver claramente sus intenciones en cada una de sus facciones, su dedo índice viajó hacia su boca y mordió de este tan salvajemente como si esa fuese la única forma de calmar sus bajos instintos. Mis piernas hicieron fricción por un momento, mi pecho subía y bajaba cuando de un instante a otro la tensión dentro de esta habitación había cambiado drásticamente.Sus brazos se marcaban de una forma sensual por debajo de la americana que hoy estaba usando, se notaba que tenía un cuerpo bien trabajado y no era para menos; había escuchado murmurar algunas cosas a las empleadas de esta mansión, al parecer Dragón era uno de los asesinos mejores pagados en Europa y su tasa de fracaso era nula, o eso creían hasta que falló en la misión de matarme.—¿Podrías salir?Pregunté afirmando la toalla sobre mi cuerpo.—¿Por qué?Ambos abrimos los ojos al tiempo, al parecer ninguno de los dos esperaba tal respuesta.—Necesito cambiarme, señor Drag
Capítulo 7Mina Simon—¿Es así? —Preguntó en una tonalidad burlona, tomando con sus manos el cubierto y cuchillo a un lado de su plato—, ¿Estás tan segura que saldrás de aquí con vida, señorita Simon? Si me sigues amenazando, no siguiendo mis órdenes y tocándome los malditos huevos…—su voz… Su voz sonaba calmada, pero sabía que, si decía algo más, esta falsa tranquilidad se convertiría en mi perdición. Mis hombros se aflojaron entre tanto empecé a respirar pausadamente para calmarme. No quería morir y menos en manos de un delincuente como el Dragón—vas a terminar muerta, ¿entendiste?Finalizó de hablar y solo asentí.—¿Qué quieres de mí?El cuchillo que reposaba al lado del plato de cristal, fue tomado rápidamente por las manos ásperas del asesino que intentó arrebatarme la vida, la carne jugosa y con un aroma exquisito, fue cortada por el filo del metal y devorada ante mis ojos por el vasto hombre.—Dame el nombre de la persona que quiso matarme, puedo perdonar muchas cosas, señorita
Capítulo 8Mina SimonEnvidia es lo que sentía de ese delincuente ahora mismo, porque yo jamás pude tener un hermano como Jeremié que necesitara protegerme, aunque notoriamente yo fuese más fuerte que él.—Es un poco difícil… Tu hermano ha cometido muchos delitos y lo más probable es que pase el resto de su vida en…—Un golpe seco repentino me dejó medio aturdida sobre el suelo de la habitación de Jeremié. Un grupo de hombres al mando del Dragón entraron apartando al chiquillo de mi lado, para luego dejarme ver el rostro enfurecido de su jefe.El chico de cabello castaño me miró asustado, intentó acercarse a su hermano mayor, pero Ignacio lo apartó velozmente.—Traigan a la mujer y encierren a Jeremié…Ambos negamos, pero un tipejo enorme me arrastró afuera de la habitación como si yo fuese un perro sarnoso. Dominica negó con la cabeza luego de verme pasar por encima de ella, entre tanto mis piernas eran arrastradas hacia la sala principal. Dragón se sentó sobre un enorme sofá de cuero
Capítulo 9Mina SimonMis pies volvieron a retroceder al verlo mirarme con odio, pero dejé de moverme al oír la voz de un pequeño niño, el cual corrió de la nada hacia el rubio hombre, Jeremié me miró mientras que su hermano mayor cargaba al diminuto ser.—Ya llegué, papá…—Vociferó el infante sobre los brazos del jefe de esta manada de delincuentes, pero eso no era todo, una niña como de diez años entró a la cocina junto a Dominica, la cual portaba sobre su cuello una cadena con un dije en forma de Vánagandr.¿Papá? ¡¿Dragón está casado?!Dios, mis manos cubrieron mi boca al no poder procesar todo esto.Mis piernas comenzaron a sentirse como gelatinas al ver la mirada penetrante de la hija mayor de aquel dominante hombre sobre mí, su pequeño hijo no dejaba de juguetear sobre los brazos de su padre, quizás intentando recuperar el tiempo que no estuvo con él. Jeremié intentó acercarse a la jovencita de cabello negro, pero esta lo rechazó de inmediato, como si la mera presencia de este p