Capítulo 6
Mina Simon
Dragón mordí su labio inferior dejando ver claramente sus intenciones en cada una de sus facciones, su dedo índice viajó hacia su boca y mordió de este tan salvajemente como si esa fuese la única forma de calmar sus bajos instintos. Mis piernas hicieron fricción por un momento, mi pecho subía y bajaba cuando de un instante a otro la tensión dentro de esta habitación había cambiado drásticamente.
Sus brazos se marcaban de una forma sensual por debajo de la americana que hoy estaba usando, se notaba que tenía un cuerpo bien trabajado y no era para menos; había escuchado murmurar algunas cosas a las empleadas de esta mansión, al parecer Dragón era uno de los asesinos mejores pagados en Europa y su tasa de fracaso era nula, o eso creían hasta que falló en la misión de matarme.
—¿Podrías salir?
Pregunté afirmando la toalla sobre mi cuerpo.
—¿Por qué?
Ambos abrimos los ojos al tiempo, al parecer ninguno de los dos esperaba tal respuesta.
—Necesito cambiarme, señor Dragón.
—¿Señor Dragón?
El castaño se burló de mis palabras.
—¿Prefieres que te llame hijo de puta?
Su rostro se volvió serio, mis palabras no le causaron alguna gracia.
—Recuerda que no estás aquí de vacaciones…
Murmuró con un tono amenazante.
—Entonces déjame ir de aquí…
El silencio del lugar se rompió cuando las risas sonoras del Dragón irrumpieron en la hermosa y pequeña habitación, su dedo índice golpeó suavemente mi frente haciendo que mis piernas volvieran a perder el equilibro, logrando esta vez hacerme caer sentada sobre el suelo y dejándome ver una vista indebida de mi cuerpo.
Sus pestañas se sacudieron, el enorme hombre tragó en seco para luego apartar la mirada. —¡Eres un maldito pervertido! —Grité aterrada, —¡Te juro que, si me pones una mano encima, yo…! —El hombre agarró con brusquedad mi mano para luego colocarla sobre su entrepierna. Mis ojos se abrieron asustada.
—¿Lo sientes?
Mi cuerpo temblaba.
—¿Qué cosa?
Susurré con la voz quebrada.
—Mi polla.
Mi pecho se hundió.
—¿Qué?
—Exacto… —Dragón me soltó, —No me provocas nada, Mina, por eso mi m*****a polla sigue dormida, —maldito hijo de puta—. Aunque fueses la última mujer de este maldito planeta, jamás te follaría, las niñas privilegiadas como tú deben ser una molestia en la cama.
—¡No me conoces!
Grité ofendida.
—No necesito conocerte para saber que las niñas de familias ricas como tú, creen que son dueñas del mundo por portar un apellido poderoso, Ya tenías la vida planeada, ¿no? Te casarás con el hijo del presidente de Francia, heredarás la fortuna de tu familia… —hizo una pausa para alejarse de mí—, tendrás un par de hijos que se parecerán a tu marido y pasaras el resto de tu m*****a existencia como un jodido adorno dentro de esa enorme mansión que de seguro comprarán en la costa azul de Francia, pero por ahora vivirás en el palacio de Eliseo con la familia presidencial…
Mordí mi mejilla interna.
—Y tú pasarás el resto de tu vida colocando a tu hermano en peligro…
Dragón endureció su rostro, para luego dar un paso hacia adelante, —¡No te atrevas a hablar de mi familia! ¿Qué harás? ¿Le dirás a tu suegro que nos mate?
La mano derecha del castaño se hundió sobre mi hombro, —¡Tú mismo harás que los maten a todos! ¡Jeremié es un niño, pero ya vive esta vida de m****a por tu culpa!
—¡No sabes nada! —Su mano derecha rodeó agresivamente mi cuello, mi espalda chocó contra la puerta de un closet, logrando que cada vello de mi piel se erizara por completo; mi respiración se volvió agitada, a tal punto que me era casi imposible respirar con normalidad.
—No, no sé nada, pero no puedo tener misericordia por un hombre al cual contrataron para matarme y ahora me está usando como comodín… Dragón… —El castaño abrió sus ojos porque esta era la primera vez que lo llamaba por su nombre—, espero verte pronto muerto…
El asesino de mirada cristalina abrió los ojos para luego sonreír y desaparecer delante de mí, mis piernas se derrumbaron haciéndome caer de rodillas contra el suelo, sabía que necesitaba mantenerme alejada de aquel fatal desastre con mirada oscura y cuerpo lascivo que provocaría mi muerte en un abrir y cerrar de ojos.
Mis manos rodearon mi pecho al escuchar como la puerta de aquella habitación que era más bien una prisión, volvió a abrirse de golpe, dejándome ver una vez más a ese maldito hijo de puta que me tenía entre sus manos. Dragón traía consigo una enorme caja de color negro y una sonrisa que me dio mala espina apenas lo vi pasar el umbral de la puerta.
—Quítate la ropa… —Pronunció con un tono de voz demasiado seductor para mí gusto—. Necesito que estés desnuda para esto…
¡Bastardo!
Mis ojos comenzaron a acumularse en lágrimas, el asesino dejó caer la caja sobre la cama, para acto seguido agarrar mi muñeca y levantarme rápidamente del piso, mi mirada cayó sobre sus zapatos, mientras mi cabeza quería explotar pensando en miles de escenarios dolorosos que me podrían suceder si llegase a ofender a este psicópata.
—¿No harás caso?
Preguntó usando un tono de voz suave y bajo.
—¿Qué me vas a hacer?
No dudé en investigar.
—Ya te dije que no eres mi tipo. —Se burló par a luego caminar hacia la caja negra y abrirla delante de mí. Un vestido, era un maldito vestido de una jodida marca de lujo. —Vez al baño y ponte esto… —Demandó, entre tanto lo veía sacar un par de tacones del closet de la habitación.
—Sal de la habitación.
Susurre rogándole al cielo que me dejara sola.
—¿Para qué? ¿Para qué escapes?
Mi sangre se heló al darme cuenta que he sido expuesta, como pude agarré las cosas y me encerré en aquel diminuto lugar, —¡Sí miras, te juro que te mató!
—¡Y yo ya te he dicho que las crías como tú no se me apetecen! —Abrí los ojos, al verlo asomarse para espiarme por una pequeña abertura de la puerta, —Está bien, necesitaba saber si no te escaparías.
—¡Asqueroso! ¡Cerdo!
Risas, lo único que escuché, fueron risas sonoras, llenas de burlas hacia mí.
El atuendo que Dragón había elegido para mí esta noche, cubría las partes indecorosas y necesarias de mi cuerpo, los tacones que decoraban mis pies, se sentían cómodos y no eran muy altos, mi cabello se hallaba recogido en una sencilla coleta que logré hacerme en un par de segundos, buscando así no tardarme más tiempo que el debido. Él ya se encontraba sentado sobre una de las sillas junto a la mesa que sostenía la comida, dejándome así una libre para mí.
Su mano derecha rodeaba con seguridad una copa de cristal en donde bebía plácidamente un vino de color rojizo, Dragón al darse cuenta de mi silenciosa intromisión, barrió una vez más mi cuerpo con sus ojos, una pequeña sonrisa ladina se le escapó, pero medio segundo después volvió a borrar cada facción de su rostro.
—Siéntese, por favor, señorita Simon…—La mano enorme y tosca del asesino, señaló el puesto libre con algo de ligereza, el puente de su nariz se hallaba algo arrugado por sentir el alcohol tomando el control de su basto cuerpo. —¿Seguirás allí de pie o de verdad si te vas a sentar?
Mis pies se movieron para ejecutar la orden del castaño, lo menos que quería ahora mismo era provocar una molestia que lo irritara y terminara quitándome la vida, sin darme la oportunidad de volver a ver a mis padres.
—Setenta años…—Escupí mirando mis manos apenas logré sentarme en la mesa.
—¿Setenta años? —repitió con voz bravía mis palabras, Dragón llevó el borde de su copa una vez más hacia sus labios para tragar el restante de líquido, —¿De qué m****a habla, señorita Simon?
¡Carajo! Los ojos azules del delincuente y los míos se unieron por una milésima de segundo, mis manos sujetaron mis rodillas cuando repentinamente mi corazón comenzó a bombear con demasiada insistencia; el tipo sonrió una vez más como si supiera que tenía el control de la situación.
—Intento de asesinato a una funcionaria del gobierno y privación de la libertad de la misma, la corte suprema de Francia, junto a la fiscalía… Son los años que te darán si te llegan a atrapar…—Una risita me obligó a mirarle—Sabes que te llevarás a todos contigo, ¿verdad?
—¿Me está amenazando, señorita Simon? —Mi espalda chocó contra el espaldar de la silla, mientras que Dragón, colocaba sus codos sobre la mesa. Sus manos llegaron hasta la altura de su mentón, tocando así suavemente su mandíbula—, ¿Qué te hace creer que tu padre, tu prometido o tu suegro me van a atrapar?
—¿Qué? —mi boca se entreabrió por su declaración—¡La ley en Francia es certera! ¿Crees que te dejarán ir luego de raptar a la futura nuera del presidente?
Capítulo 7Mina Simon—¿Es así? —Preguntó en una tonalidad burlona, tomando con sus manos el cubierto y cuchillo a un lado de su plato—, ¿Estás tan segura que saldrás de aquí con vida, señorita Simon? Si me sigues amenazando, no siguiendo mis órdenes y tocándome los malditos huevos…—su voz… Su voz sonaba calmada, pero sabía que, si decía algo más, esta falsa tranquilidad se convertiría en mi perdición. Mis hombros se aflojaron entre tanto empecé a respirar pausadamente para calmarme. No quería morir y menos en manos de un delincuente como el Dragón—vas a terminar muerta, ¿entendiste?Finalizó de hablar y solo asentí.—¿Qué quieres de mí?El cuchillo que reposaba al lado del plato de cristal, fue tomado rápidamente por las manos ásperas del asesino que intentó arrebatarme la vida, la carne jugosa y con un aroma exquisito, fue cortada por el filo del metal y devorada ante mis ojos por el vasto hombre.—Dame el nombre de la persona que quiso matarme, puedo perdonar muchas cosas, señorita
Capítulo 8Mina SimonEnvidia es lo que sentía de ese delincuente ahora mismo, porque yo jamás pude tener un hermano como Jeremié que necesitara protegerme, aunque notoriamente yo fuese más fuerte que él.—Es un poco difícil… Tu hermano ha cometido muchos delitos y lo más probable es que pase el resto de su vida en…—Un golpe seco repentino me dejó medio aturdida sobre el suelo de la habitación de Jeremié. Un grupo de hombres al mando del Dragón entraron apartando al chiquillo de mi lado, para luego dejarme ver el rostro enfurecido de su jefe.El chico de cabello castaño me miró asustado, intentó acercarse a su hermano mayor, pero Ignacio lo apartó velozmente.—Traigan a la mujer y encierren a Jeremié…Ambos negamos, pero un tipejo enorme me arrastró afuera de la habitación como si yo fuese un perro sarnoso. Dominica negó con la cabeza luego de verme pasar por encima de ella, entre tanto mis piernas eran arrastradas hacia la sala principal. Dragón se sentó sobre un enorme sofá de cuero
Capítulo 9Mina SimonMis pies volvieron a retroceder al verlo mirarme con odio, pero dejé de moverme al oír la voz de un pequeño niño, el cual corrió de la nada hacia el rubio hombre, Jeremié me miró mientras que su hermano mayor cargaba al diminuto ser.—Ya llegué, papá…—Vociferó el infante sobre los brazos del jefe de esta manada de delincuentes, pero eso no era todo, una niña como de diez años entró a la cocina junto a Dominica, la cual portaba sobre su cuello una cadena con un dije en forma de Vánagandr.¿Papá? ¡¿Dragón está casado?!Dios, mis manos cubrieron mi boca al no poder procesar todo esto.Mis piernas comenzaron a sentirse como gelatinas al ver la mirada penetrante de la hija mayor de aquel dominante hombre sobre mí, su pequeño hijo no dejaba de juguetear sobre los brazos de su padre, quizás intentando recuperar el tiempo que no estuvo con él. Jeremié intentó acercarse a la jovencita de cabello negro, pero esta lo rechazó de inmediato, como si la mera presencia de este p
Capítulo 10Mina Simon—Tu suegro dijo que sabías quien me quiso matar…—confesó repentinamente, pero negué aterrada.—¡No tengo idea! ¡No sé nada! yo… Yo soy a la que querían matar… ¡Querías matarme hace tres días! ¿Cómo me expondría de esta manera sabiendo que un asesino profesional como tú podría acabar con mi vida? Te lo dije ese día… Dragón, quiero vivir… ¡YO QUIERO VIVIR! —Grité con todas las energías que me quedaban, pero mi cuerpo se estaba agotando demasiado rápido.—Odio a las mujeres como tú…Mis ojos se abrieron de golpe—¿Cómo yo?—Por estar aquí no has podido ver las noticias, pero, mira…—Uno de sus hombres me colocó el periódico sobre mi regazo, mi cuerpo empezó a temblar al ver el encabezado de la primera página: Amante de la prometida de Bastián Moreau, Mina Simon, intentó matarla el día martes delante de todos los políticos dentro de la ONU, mientras la abogada daba su discurso a favor de las leyes sobre las mujeres menos favorecidas de nuestro país. Al parecer, la jov
Capítulo 11Mina SimonDragón mató a mi padre… Dragón mató a papá… Sentía como toda la sangre de mi cuerpo comenzaba a hervir con tanta violencia, obligándome a golpear la puerta de aquella estúpida habitación hasta provocar que los ojos de Jeremié se llenarán de miedo. Mi estómago me dolía a tan punto que la bilis subió hasta mi garganta y salió disparada en un líquido amargo entre mis labios. Mis ojos se colocaron en blanco, mientras tanto mis pulmones dejaron de funcionar. —¡Necesito irme de aquí ahora! —Busqué con desespero mis zapatos debajo de la cama, —tienes que ayudarme a irme de aquí… Jeremié…—Las manos del chiquillo comenzaron a temblar, —¡Abre esa maldita puerta! Grité tan fuerte obligando al hermano menor de Dragón volver en sí, —¡¿Qué pasa?!—Cuestionó el joven de mirada cristalina, sus mejillas estaban rojizas quizás por el susto del momento, —¡Vas a hacer que mi hermano me mate! —Dicho esto me arrebató el móvil de la mano. —Joder, Mina, confíe en ti y… —Mi papá mur
Capítulo 12Mina SimonCon algo de cuidado rodé el rostro para encontrarme así a Jeremié tomando mi comida para dármela en la boca. Dragón se hallaba a unos cuantos puestos mirándonos penetrante, pero en silencio, observaba de manera fugaz a su hermano menor, pero a mí, a mí me miraba con odio y quizás también con asco.—¿Qué mierda creen que están haciendo? —Vociferó el rubio hombre, dejando caer su servilleta de tela sobre la mesa con agresividad y enojo.—Dándole de comer, ¿no ves?Me removí de mi asiento al ver como el par de hermanos se miraron con insistencia y quizás buscando la forma de iniciar una nueva pelea.—Mina, retírate de la mesa y vuelve a tu habitación…—Mordí mi labio inferior para así disponerme a sentarme, pero Jeremié me sentó de nuevo de un solo golpe.—Si tanto te molesta, ¿Por qué no te vas tú? —mi respiración se cortó drásticamente al escuchar la respuesta del castaño—, de todos modos, esta también es mi casa, si Mina es inocente, ¿Por qué la sigues tratando c
Capítulo 13Mina Simons Pude escuchar una vez más sus pisadas, mis parpados se cerraron porque sabía que evitar que esto sucediera era casi imposible, una de sus manos tocó mis piernas, pero luego de eso todo fue silencio. Un sonido sordo y un grito desgarrador me obligaron a levantar la cabeza. Un grupo de hombres vestidos de negro, tomaron por la espalda a esos asquerosos tipos y los degollaron delante de mí rápidamente, haciendo que la sangre de estos, cayeran sobre mi cuerpo. Mi respiración empezó entre cortarse, mi mandíbula había caído en teoría hacia el suelo, al ver como entre la multitud, un enorme hombre que conocía a la perfección salió dando la última estocada al sujeto que se atrevió a tocarme.Dragón llevaba una venda sobre su cabeza quizás por el golpe que le había propinado hacia un día. Sus ojeras estaban tan marcadas como si no hubiese dormido en todo este tiempo y ni hablar de la expresión oscura de su rostro. Sus enormes brazos me levantaron del suelo mientras que
Capítulo 14Mina Simons El hombre que contrataron para matarme, frunció con violencia el entrecejo para luego apartarse con brusquedad de aquel sofá viejo en donde se hallaba hasta hacia algunos segundos leyendo un libro mientras buscaba la manera de ignorarme.—¡¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera?! —Su grito fue tan agudo que los tímpanos de mis oídos habían empezado a dolerme, —sigue siendo una niña a pesar de tener casi treinta años, señorita Simon, además, ¿Quién le ha dicho a usted que un hombre como yo pondría los ojos en una mocosa como usted?Mi rostro estaba rojo por la furia.—¡De todos modos! ¿Quién podría enamorarse de un viejo como usted? —usé el mismo tono de voz tosco que él.Dragón azotó la puerta de mi habitación apenas salió sin ni siquiera mirar hacia atrás, mientras que yo me cubría con las sabanas con tanta velocidad, quizás intentando olvidar todas las palabras que ese mal hombre me había dicho antes de marcharse de aquí.¿Sinvergüenza yo? ¡Sinvergüenza é