90 OmnipresenteEl llanto del bebé rompió el silencio de la habitación como un eco que trajo consigo una oleada de alivio y emoción. Todos los presentes, ansiosos y expectantes, soltaron un suspiro de alivio al escuchar el sonido que confirmaba que todo había salido bien, que el bebé ya estaba aquí.—¡Es un varón! —anunció Santa con una amplia sonrisa, mientras sostenía al pequeño con cuidado y lo envolvía en una manta.En la cama, Adara, agotada, pero radiante alzó una mano débilmente.—Mamá, quiero verlo... —murmuró, su voz cargada de emoción y cansancio.Santa le pasó al bebé con ternura. Adara lo recibió en sus brazos, y al mirarlo, su respiración se detuvo por un momento. El pequeño tenía el cabello del color del chocolate con leche, un tono cálido y profundo que parecía capturar luz propia. Pero lo que más llamó la atención fueron sus ojos: uno de un morado intenso y el otro de un azul cristalino.—T-tiene... tiene un ojo como el mío —dijo Mason, su voz cargada de incredulidad m
91La luna llena brillaba en lo alto del cielo, iluminando la casa que ahora pertenecía a los tres. Adara no podía dejar de sonreír, su corazón latía con fuerza en el pecho mientras sus mates la rodeaban con su presencia imponente. Había soñado con este momento, pero la realidad superaba cualquier fantasía.Ares, así le habían puesto al niño se había quedado con Santa en la vieja casa, dándoles el espacio que necesitaban para celebrar su unión.—La casa es nuestra esta noche, y mañana te llevaremos a un buen lugar para nuestra luna de miel —susurró Alaric contra su oído, deslizando sus brazos alrededor de su cintura.Adara se estremeció cuando sus manos comenzaron a explorar su espalda hasta encontrar el cierre de su vestido. Mientras tanto, Mason, con una sonrisa de satisfacción, servía un par de copas con un vino especial que habían guardado para la ocasión.—Brindemos primero —dijo Mason, acercándose con las copas en mano.Adara tomó una de ellas, con la otra mano aferrándose a Ala
92OmnipresenteLos pasos resonaban en la oscuridad, cada vez más cerca, y un escalofrío recorrió la espalda de Santa. Sintió cómo se le erizaba la piel y apretó los puños con fuerza.—¿Quién está ahí? —repitió, esforzándose por mantener la calma.De pronto, varias sombras emergieron de entre la neblina con una velocidad aterradora. Se movían como espectros, deslizándose sin esfuerzo en la penumbra.Un vampiro de aspecto repulsivo se detuvo frente a ella y la observó con una sonrisa burlona.—Miren esto… Una loba madura —se mofó, con el brillo cruel de sus colmillos reflejando la tenue luz de la luna.Sin previo aviso, uno de ellos alzó la mano y le propinó una bofetada brutal a Santa. El golpe la lanzó al suelo, pero antes de que pudieran aprovechar su momentánea vulnerabilidad, su cuerpo cambió en un parpadeo. Su forma humana desapareció y en su lugar emergió su majestuosa loba, rugiendo con furia desatada.—¡Mátenla rápido y llevemos al mocoso! —ordenó el vampiro con voz áspera.El
93Los gritos se escuchaban desde todos los rincones del bosque. Lobos corriendo en sus formas humanas y animales, olfateando la tierra, peinando cada metro cuadrado de terreno con desesperación. El aire estaba cargado de adrenalina, miedo y furia contenida. La manada entera estaba en estado de emergencia.Pero dentro de la casa, el silencio era más denso. Tan denso que dolía.Adara bajó las escaleras lentamente, los dedos crispados alrededor de un sobre viejo que uno de los lobos más jóvenes había encontrado atado a una piedra cerca del río.Su nombre estaba escrito con una tinta roja casi negra, como si cada letra hubiera sido trazada con sangre.Mason y Alaric la esperaban al pie de las escaleras, ambos con el cuerpo tenso como cuerdas de violín. El caos rugía fuera, pero aquí… todo se reducía al siguiente latido de su corazón.Adara rompió el sello con manos temblorosas y desdobló la hoja cuidadosamente, como si tocara algo venenoso. El papel tenía un aroma sutil… a ceniza, a flor
—No es tu mate es mía —rugió el lobo encolerizado.—¡Por favor basta! —suplicó la desdichada omega en el suelo con lágrimas corriendo por sus mejillas.—¡No! No aguanto más. Debes elegir a uno de los dos —exigió uno de los alfas.Adara—¡Adara! —me llama mi madre —estas afuera, ya casi sale la luna ¿acaso escuchaste lo que te dije? —me pregunta en regaño— por la diosa, niña presta atención.—Ya entendí, madre. Debemos comenzar a plantar las semillas, mañana me quedo en casa encerrada— hablé resignada.Trabajo muy duro en la manada Luna Dorada, específicamente con el aseo de la casa grande, a veces trabajo en los cultivos y en donde haga falta para que mi madre y yo no tengamos ninguna carencia, no vivimos como ricos, pero para ser omegas no nos va tan mal, casi nunca me cruzo con el alfa y el círculo importante de este, y no creo que vayan a dejar que una loba como yo se acerque a él, hace unos treinta años trajeron a algunos sobrevivientes de la manada White Moon a Luna Dorada.Manad
2 MasonDos días antes—Sabes que debes casarte, es tiempo —dice mi padre y alfa de la manada—. Ya estas en la edad de hacerte cargo de la manada.—Tú encontraste a mamá, es una buena Luna y tú un buen alfa —preferí adularlo antes de que sigamos por este camino— tú puedes tumbar esas reglas.—Que astuto, eso no funciona conmigo —dijo mi padre señalándome— elige a Daniela, es la hija de mi Beta, si tu madre la entrena será una buena Luna.—No cuentes con eso, Ulises —dijo mi madre dejando de lado su libro.Mi madre era una empedernida de los libros y cuando se acabaron los de la manada mandó al equipo de búsqueda a comprar más libros.—¿Por qué no? Eres una excelente Luna, puedes darle consejos a la muchacha— le responde mi padre frunciendo el ceño, tratando de parecer intimidante.—Esa muchacha no será una buena Luna, pronto te darás cuenta del error que quieres que tu hijo cometa y espero que no sea después de que nuestro hijo la marque— sentencia mi madre.—Voy a caminar— decreté y
Narrador OmnipresenteAlaric estaba confundido por lo que su amigo decía y la manera en la que veía a su compañera como si le perteneciera, se sacudió la confusión de su cabeza y se levanta del suelo, con pasos lentos y metódicos; se acerca de nuevo a su mejor amigo y su compañera.Por su parte Mason estaba eufórico e igual de confundido que su mejor amigo, pero no tanto como su compañera.—Estas mal, suelta a mi compañera —le dijo Alaric en advertencia.Adara veía de primera mano el enfrentamiento de dos grandes lobos alfas y su corazón se aceleró aún más, podía sentir la conexión con ambos lobos igual de fuertes cada una.«¡Por la diosa! ¿Qué estaba pasando? Esto no me puede estar pasando» se dijo la pequeña lobita un poco asustada de sentir dos conexiones.—No puede ser tu compañera, debe de haber un error —niega Mason con la cabeza, enojado con su mejor amigo.«No puede ser posible, Aroa dime algo ¿Aroa?» piensa Adara.—P-por favor, déjenme ir —suplicó Adara abrumada por todo lo q
4 Alaric Es tan hermosa…En cuanto mi beta me dio la información fui tras ella, me volvería loco si no la volviera a ver, no me importa que ella pueda tener dos mates, mientras uno de ellos sea yo lo demás no me importa y ahora que sé cómo es y a qué huele mi pareja no la dejaré ir.«Gracias a la Diosa» dijo mi lobo en un gemido asustado por su mate.—Lamento haberte asustado, Adara —le dije viendo el miedo en sus ojos— nada más lejos de mi intención, pequeña.Antes de conocer a Adara podía sentir la locura de la luna persiguiéndome en cada luna llena, no solo nos volvemos más amargados cuando no tenemos a nuestra pareja destinada, también nos ponemos más agresivos, hasta que un día nos convertimos en lobos irracionales y no podemos volver a ser humanos otra vez y es por eso que nos sacrifican o peor aún, nos hacen elegir una pareja al azar con el que tengas más felling para poder marcarla.Adara era pequeña, cuando mucho me llegaba al pecho, se veía tan inocente y frágil que n