87La biblioteca era un refugio de paz para Adara, quien, muy embarazada y rodeada de una pila de libros, parecía más feliz que nunca. Con una mano en su vientre y la otra sosteniendo un libro de mitología antigua, se perdía en los relatos de tiempos remotos mientras comía sin pausa. Los alfas estaban muy ocupados últimamente, ocupándose de los asuntos de la manada, y para ella, esos momentos de tranquilidad eran un placer sagrado.De vez en cuando, su madre, Santa, asomaba la cabeza para vigilarla, asegurándose de que estuviera cómoda y cuidada. La felicidad de Adara era palpable, y Santa sentía que era su deber protegerla de cualquier sombra que intentara asomar en su vida. Especialmente ahora, con el bebé que estaba en camino.Pero no todos compartían esa felicidad. Cleo, en un rincón de la casa, observaba con amargura. Ella, quien había aspirado a ser la próxima Luna, ahora miraba cómo Adara ocupaba el lugar que siempre había deseado. Y para empeorar las cosas, Alaric, el alfa, pa
88—Queríamos que fuera un lugar especial para ti… y para el futuro de White Moon —añadió Mason, con un tono suave pero lleno de significado.La mezcla de ambas manadas había sido una tarea difícil, pero ahora, viendo cómo Adara parecía brillar de alegría, se sintieron seguros de que habían tomado la decisión correcta.Adara, sin poder contener su gratitud, se acercó para abrazar a Sienna primero, susurrándole un sincero "gracias" al oído. Luego se volvió hacia Alaric y Mason, abrazándolos con fuerza, sintiendo el apoyo y la calidez de ambos. En ese instante, se sintió verdaderamente en casa, rodeada de quienes amaba y en un lugar que era solo suyo.Sienna, con una sonrisa de satisfacción, observó la escena antes de despedirse.—Mi trabajo aquí está hecho —dijo, cruzando los brazos y mirando a los alfas—. La dejo en sus manos.Alaric le dio un fuerte abrazo de agradecimiento, y Adara también la abrazó una vez más, estrechándola como si no quisiera dejarla ir.Cuando Sienna se marchó,
89AdaraMe levanté de la enorme cama solitaria como cualquier día tranquilo ya que mis sexys lobos ya estaban trabajando arduamente desde el amanecer, senti el peso del embarazo en cada movimiento. Apenas logré acomodarme cuando mi madre entró con una bandeja de desayuno.—Tus mates dijeron que no te sentías bien —dijo con una risita, mientras colocaba la bandeja en la mesita de noche.—Claro, este niño no me deja dormir y no paro de ir al baño —me quejé, dejando caer la cabeza contra las almohadas.—Ya, ya… pero estamos casi en la meta final —respondió mi madre, divertida.—Mami, ya quiero que llegue —le dije con un suspiro, acariciando mi vientre.De repente, una punzada intensa me cortó la respiración. Me doblé en dos, ahogando un gemido mientras el dolor recorría todo mi cuerpo. Mi madre dejó todo de inmediato y se apresuró a mi lado, tomándome por los brazos.—¿Adara? ¿Qué pasa? —preguntó alarmada, sosteniéndome mientras yo trataba de respirar.—Mamá… —jadeé, cerrando lo
90 OmnipresenteEl llanto del bebé rompió el silencio de la habitación como un eco que trajo consigo una oleada de alivio y emoción. Todos los presentes, ansiosos y expectantes, soltaron un suspiro de alivio al escuchar el sonido que confirmaba que todo había salido bien, que el bebé ya estaba aquí.—¡Es un varón! —anunció Santa con una amplia sonrisa, mientras sostenía al pequeño con cuidado y lo envolvía en una manta.En la cama, Adara, agotada, pero radiante alzó una mano débilmente.—Mamá, quiero verlo... —murmuró, su voz cargada de emoción y cansancio.Santa le pasó al bebé con ternura. Adara lo recibió en sus brazos, y al mirarlo, su respiración se detuvo por un momento. El pequeño tenía el cabello del color del chocolate con leche, un tono cálido y profundo que parecía capturar luz propia. Pero lo que más llamó la atención fueron sus ojos: uno de un morado intenso y el otro de un azul cristalino.—T-tiene... tiene un ojo como el mío —dijo Mason, su voz cargada de incredulidad m
91La luna llena brillaba en lo alto del cielo, iluminando la casa que ahora pertenecía a los tres. Adara no podía dejar de sonreír, su corazón latía con fuerza en el pecho mientras sus mates la rodeaban con su presencia imponente. Había soñado con este momento, pero la realidad superaba cualquier fantasía.Ares, así le habían puesto al niño se había quedado con Santa en la vieja casa, dándoles el espacio que necesitaban para celebrar su unión.—La casa es nuestra esta noche, y mañana te llevaremos a un buen lugar para nuestra luna de miel —susurró Alaric contra su oído, deslizando sus brazos alrededor de su cintura.Adara se estremeció cuando sus manos comenzaron a explorar su espalda hasta encontrar el cierre de su vestido. Mientras tanto, Mason, con una sonrisa de satisfacción, servía un par de copas con un vino especial que habían guardado para la ocasión.—Brindemos primero —dijo Mason, acercándose con las copas en mano.Adara tomó una de ellas, con la otra mano aferrándose a Ala
—No es tu mate es mía —rugió el lobo encolerizado.—¡Por favor basta! —suplicó la desdichada omega en el suelo con lágrimas corriendo por sus mejillas.—¡No! No aguanto más. Debes elegir a uno de los dos —exigió uno de los alfas.Adara—¡Adara! —me llama mi madre —estas afuera, ya casi sale la luna ¿acaso escuchaste lo que te dije? —me pregunta en regaño— por la diosa, niña presta atención.—Ya entendí, madre. Debemos comenzar a plantar las semillas, mañana me quedo en casa encerrada— hablé resignada.Trabajo muy duro en la manada Luna Dorada, específicamente con el aseo de la casa grande, a veces trabajo en los cultivos y en donde haga falta para que mi madre y yo no tengamos ninguna carencia, no vivimos como ricos, pero para ser omegas no nos va tan mal, casi nunca me cruzo con el alfa y el círculo importante de este, y no creo que vayan a dejar que una loba como yo se acerque a él, hace unos treinta años trajeron a algunos sobrevivientes de la manada White Moon a Luna Dorada.Manad
2 MasonDos días antes—Sabes que debes casarte, es tiempo —dice mi padre y alfa de la manada—. Ya estas en la edad de hacerte cargo de la manada.—Tú encontraste a mamá, es una buena Luna y tú un buen alfa —preferí adularlo antes de que sigamos por este camino— tú puedes tumbar esas reglas.—Que astuto, eso no funciona conmigo —dijo mi padre señalándome— elige a Daniela, es la hija de mi Beta, si tu madre la entrena será una buena Luna.—No cuentes con eso, Ulises —dijo mi madre dejando de lado su libro.Mi madre era una empedernida de los libros y cuando se acabaron los de la manada mandó al equipo de búsqueda a comprar más libros.—¿Por qué no? Eres una excelente Luna, puedes darle consejos a la muchacha— le responde mi padre frunciendo el ceño, tratando de parecer intimidante.—Esa muchacha no será una buena Luna, pronto te darás cuenta del error que quieres que tu hijo cometa y espero que no sea después de que nuestro hijo la marque— sentencia mi madre.—Voy a caminar— decreté y
Narrador OmnipresenteAlaric estaba confundido por lo que su amigo decía y la manera en la que veía a su compañera como si le perteneciera, se sacudió la confusión de su cabeza y se levanta del suelo, con pasos lentos y metódicos; se acerca de nuevo a su mejor amigo y su compañera.Por su parte Mason estaba eufórico e igual de confundido que su mejor amigo, pero no tanto como su compañera.—Estas mal, suelta a mi compañera —le dijo Alaric en advertencia.Adara veía de primera mano el enfrentamiento de dos grandes lobos alfas y su corazón se aceleró aún más, podía sentir la conexión con ambos lobos igual de fuertes cada una.«¡Por la diosa! ¿Qué estaba pasando? Esto no me puede estar pasando» se dijo la pequeña lobita un poco asustada de sentir dos conexiones.—No puede ser tu compañera, debe de haber un error —niega Mason con la cabeza, enojado con su mejor amigo.«No puede ser posible, Aroa dime algo ¿Aroa?» piensa Adara.—P-por favor, déjenme ir —suplicó Adara abrumada por todo lo q