68. Confundida y aturdida

Adara

Mi loba estaba angustiada, pero por alguna razón no podía despertarme.

«¿Estás bien?» le pregunté a mi loba quien se escondía y era difícil captar sus lamentos.

«¡Aroa!» grité con todas mis fuerzas.

Quería despertar, pero algo me lo impedía.

Comencé a sentirme angustiada.

«Aroa, el bebé» sollocé asustada en la oscuridad en la que me encontraba.

Intenté mucho, mucho volver a mis sentidos, empezó con pequeñas cosas como el tacto. Sentí en mis dedos una especie de alfombra rustica y raspaba mi mejilla por lo que estaba acostaba, luego el olfato; olía como a gasolina y grasa de carro si eso tenía sentido.

Intenté ver algo, pero o no podía abrir los ojos o todo estaba en total oscuridad y es cuando un frenazo me movió de golpe.

¡Estaba en un carro!

¡¡Me estaban secuestrando!!

Luego de unos minutos escuché gritos y gruñidos, empecé a temblar temiendo por mi bebé, no podía moverme bien. Seguramente estoy amarrada a solo la diosa sabe a qué y si alguien me atacaba iba a tener que transf
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