67. Té Blanco
67 Adara
Me gusta pasar tiempo con Sienna, es una mujer tan dulce e inteligente que siento que todo pasa volando.
Nos la pasamos hablando de la infancia suya con Alaric como hermano y eso solo hace que me enamoré más de él y querer darle a mi bebé muchos hermanos.
—No puedo creer que hiciera eso —fije sorprendida por las bromas que se gastaban Sienna y Alaric antes de que la tragedia tocara a su puerta.
—Era un hermano muy divertido y me apoyaba en todo, nos llevamos muchos años, pero es el mejor —lo dijo con voz soñadora.
—Lo es, y también un gran alfa —concluí.
—Lo es, aunque le tocó terminar de aprender por las malas —la culpa y la tristeza desolada de su mirada me perseguirán para siempre.
—Un paso a la vez, Sienna —le recuerdo— ustedes lo han hecho tan bien desde que tus padres no están.
Lágrimas llenan sus ojos y los míos también se ponen acuosos, pobre niña.
La manera en la sufre es dolorosamente triste.
—Cuéntame un sueño que tengas —me pide cambiando de tema no tan sutil.
—¿U