Arder
Aidan

El viento golpea mi rostro mientras corro sin detenerme. El bosque arde a mi alrededor, el fuego crepitando con fuerza descontrolada. No sé cuánto tiempo llevo corriendo, pero cada paso deja una estela de destrucción tras de mí.

Si quería pasar desapercibido, he empezado mal.

Las llamas devoran la maleza seca, las hojas crujen en un estallido de cenizas, el aire se vuelve sofocante con el humo denso que asciende en espirales oscuras hacia el cielo.

Estoy incendiando todo a mi paso.

Las sombras de los árboles proyectan figuras deformes bajo el resplandor anaranjado del fuego. Escucho el batir frenético de alas, el crujido de ramas quebrándose, el golpeteo de pezuñas contra el suelo. Los animales huyen despavoridos, el instinto de supervivencia guiándolos lejos de la amenaza en la que me he convertido y el fuego que llevo conmigo.

Siento el pulso desbocado en mis sienes. Mi respiración es errática.

Tengo que detenerme.

Las llamas que envuelven mi cuerpo chisporrotean, deslizá
Maye Lyn

Buenos días y feliz viernes. Quiero aclarar un detalle importante sobre Lois y su verdadero poder. El capítulo anterior de Aidan y este con los gemelos ocurren de manera simultánea, es decir, los tres ardieron al mismo tiempo. Algunas pueden pensar que Lois es débil porque no destaca en el combate cuerpo a cuerpo, pero su fortaleza no radica en la lucha directa. Su verdadera habilidad es potenciar el poder de los demás, llevándolos a su máximo nivel. No otorga habilidades nuevas ni transforma a sus compañeros, sino que despierta todo el potencial latente dentro de ellos, permitiéndoles alcanzar una fuerza que de otro modo no podrían explotar por sí mismos. Ella es el detonante. Lois no es una guerrera, ni su papel es el de una luchadora convencional. Eso no quita que aprenda y pueda defenderse con la práctica tal como Aidan le estaba enseñando.

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