Capitulo XXIV

La mañana comienza con buena perspectiva, me encuentro abrazada al cuerpo tibio de Ignacio en la cama, no ha pasado gran cosa, pero dormir a su lado lo ha significado todo. El sol se cuela por la ventana, es una calurosa mañana de principio de diciembre.

Me levanto sin hacer ruido y tras un breve paso por el baño comienzo a preparar el desayuno para todos. Lourdes no tarda mucho en unirse a mí en la cocina. Comienza a cebar mate, mientras termino con las tostadas estilo francesas que estoy intentando no quemar.

Intercambiamos una breve y simple charla. No quiero pensar en el día que me espera. Debo volver al periódico, poner a Diego al tanto de todo. No puedo seguir evitando sus mails. Luego entregarle los reportes, esperando que se anime a publicarlos.

Cuando Nacho se suma al comedor, desayunamos con un ambiente agradable y distendido. La energía entre los tres es excelente, no hemos tenido ningún conflict

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