El hombre del ascensor nos invita a acompañarlo, insiste en que vayamos por un café. Algo en la forma en que lo pide despierta mi curiosidad y tras intercambiar una breve mirada con mi compañero, accedemos.
No dice mucho mientras salimos del edificio, solo nos susurra por un poco de paciencia, que pronto se aclarará todo. Decido seguir su consejo y me muerdo la lengua.
Nos alejamos unas tres cuadras de la municipalidad, hasta que llegamos a un pequeño café medio oculto entre grandes edificios. Un lugar que no dice nada, el sitio perfecto para tener una conversación que nadie debería oír.
De inmediato tomamos la mesa más alejada del resto, y terminamos en la más cercana a una enorme ventana que da a la acera.
—Siento tener que ser tan críptico, pero necesitaba alejarnos de allí.
—No se preocupe, señor… —dejo la pregunta al aire.
Nos toma dos días llegar hasta el Nido del Águila en Misiones, en la parte más alta de la provincia. Pero es un camino tranquilo, pasamos la noche en un hotel al paso y seguimos sin descanso prácticamente.El paisaje es majestuoso, te quita la respiración por completo. Las altas montañas bañadas de verde, el cielo azul que parece tan cercano y las cascadas dan un marco casi mágico al pequeño pueblo mercante.Ahora entiendo a la perfección el nombre, es muy alto, se siente la presión en los pulmones y los mareos no tardan en llegar. Es muy difícil respirar con la altura, pero poco a poco mi cuerpo se va acostumbrando.Buscamos un hotel donde hospedarnos, una habitación con una cama matrimonial, Falcón volvió a jugar la carta de la luna de miel. El lugar es bonito, sigue la temática de cuento de hadas. La posada es de estilo española, bañad
Siguiendo las indicaciones del joven cabo, terminamos cenando en el lugar que nos indicó. Y debo confesar que tenía razón. Sirven un delicioso pescado asado.El lugar está repleto de gente, algunos, claramente de paso y otros lugareños que hablan entre sí. Las conversaciones se pierden entre el murmullo del gentío.Pero nosotros estamos más interesados en escuchar al pequeño grupo de hombres que se asientan en la barra. Llevan chaquetas que los identifica como empleado de “Opera”.Llevan bebiendo un buen rato, mientras discuten de un partido de fútbol. Las cosas se acaloran rápidamente, haciendo que uno de ellos se retire dando tumbos y maldiciendo al resto.Con Falcón intercambiamos una mirada, dejamos unos billetes sobre la mesa y salimos rápidamente del lugar. No tardamos mucho en encontrar nuestro objetivo.El hombre se mete en un cal
—Estuve tan preocupada, no te imaginas. —advierto mientras nos alejamos del almacén.—No pasó nada. Nadie se fijó especialmente en mí. —me cuenta mientras revisa su teléfono.—Menos mal, en un momento se acercó un guardia, tuve que inventar algo, se lo creyó por suerte.—¿Estás segura?—Fui muy convincente, eres un pésimo esposo —digo entre risas —¿qué encontraste?—Unos documentos que parecen estar encriptados, habrá que estudiarlos con cuidado. También saqué unas fotos. No te van a gustar. —asegura con un gesto de disgusto.—¿De qué se trata?—Uno de los conteiner estaba vacío, pero el segundo…—Por favor Falcón, puedo soportarlo ¿qué?—Había cuatro jovencitas en él
Luego del desayuno, recogemos nuestras pocas pertenencias y emprendemos el viaje de regreso. La idea es no detenernos hasta llegar a Charjál para contarle todo a Elvira, de ahí a Buenos Aires.Ferreyra nos pidió que volvamos, necesita que comencemos a preparar el caso, somos dos de sus mejores testigos. Necesita prepararnos y dejar todo listo para cuando se sepa públicamente.Cargamos el auto y comenzamos el largo recorrido. Rápidamente vamos dejando el precioso pueblo atrás. Pero el paisaje nos acompaña por un largo tramo, haciendo que, por unos minutos, la vida parezca simple y sencilla.A mitad del recorrido intercambiamos lugares, me toca el mando del volante, mientras Falcón aprovecha para hacer algunos ejercicios para su mano que mejora día a día.—Eventualmente vamos a tener que realizar una verdadera luna de miel. —bromea.—Me conformo con unas maravillo
—¡Val! —escucho gritar mi nombre a lo lejos —¡Valeria!—Aquí… —digo apenas audible.Intento abrir mis ojos, pero solo veo un manchón rojo. Siento un enorme dolor de cabeza, el costado derecho del pecho parece quemarme cuando intento respirar. Un líquido caliente me recorre la cara y tengo la boca bañada en sangre. Escupo para deshacerme del sabor.Pruebo moverme, pero es imposible. El metal me aplasta las piernas, no logro desabrochar el cinturón de seguridad. Con manos temblorosas limpio los restos de sangre de mi rostro y fijo la vista afuera, a tientas consigo distinguir figuras sin mucha forma.Algo se arrastra por el suelo, pero el ruido sordo de un estallido retumba en el ambiente, lastimándome los oídos, haciendo que la forma se detenga. Nuevos disparos hacen que me estremezca. Hay una conversación de fondo que no logro descifrar. Gritos, insult
Falcón no quiere contarme mucho mientras seguimos en el pequeño hospital de San Nicolás. Solo me dice que no me preocupe por ello, que Cobra no volverá a lastimarme.El recuerdo vuelve a mí en ese momento, su cuerpo abandonando la vida sobre la hierba en aquel desolado paisaje. El alivio me recorre entera. Me siento mal por alegrarme de su muerte, pero el hecho de saber que no puede volver a ponerme una mano encima me abruma.El viaje en ambulancia no es el mejor, pero estoy feliz de estar cerca de casa. Ignacio me comenta que le envió mensajes a Lourdes, pero aún no sabemos nada de ella. Estoy segura de que encontrará la forma de venir a verme. Conociendo a Lou, no aguantará quedarse lejos sabiendo lo ocurrido.El primero en visitarme en el hospital es Ferreyra, después de hablar a solas con Nacho, entra a la habitación en su compañía.—Me alegra sab
Cuando Falcón regresa a la habitación me encuentra hecha un mar de lágrimas. Soy un completo desastre tembloroso. De inmediato se da cuenta del aparato en mi mano y corre a abrazarme.Me dejo hacer, no tengo fuerzas para nada, no puedo parar de llorar.—¡Todo ha sido por mi culpa! —grito enfurecida—Ella debía estar a salvo, se suponía que estuviera a salvo, lejos de toda esta mierda…—No es tu culpa Val —intenta persuadirme.—Por supuesto que lo es. Lou no tiene nada que ver en todo esto y ahora está allí, en manos de esta manga de desgraciados…—Ya puse al tanto a Ferreyra, la búsqueda está en marcha. Vamos a encontrarla.—¿Cómo al Gitano? Por favor… sabes que nada de eso va a pasar.—Vamos a recuperar a Lourdes, todo va a estar bien. Y cuando vuelva, yo mismo la voy a
Cuando llegamos a casa me voy directo a la cama, estoy realmente dolorida y cansada. El sueño me vence, me duermo sin darme cuenta.Las voces a lo lejos me advierten que no estamos solos. Apenas puedo distinguir la discusión que se lleva a cabo en la sala. Me pongo de pie con dificultad y sujetándome de las paredes salgo del dormitorio.—No puede volver a hacerlo Falcón. Tenemos mucho en juego. —advierte Ferreyra enojado.—Lo sé, pero trata de entender… —explica Ignacio con calma.—¿Qué sucede? —pregunto uniéndome a ellos.—Valeria… —suspira el fiscal—¿por qué escapaste del hospital?—Necesitaba hacer algo.—Sí, Ignacio ya me puso al tanto. Estoy haciendo todo lo que está a mi alcance para encontrar a tu amiga, pero debes cooperar. Escapar no ayuda, no en este momento.